Diana Cavendish… ¿qué era Diana Cavendish para ella?

Una persona claro está, podría aventurarse y decir que una amiga, una a la cual valoraba mucho y apreciaba con todo su ser. Diana para Akko era muchas cosas, desde su rival a su amiga, incluso llegando a pensar en algo más, algo que mantenía en lo más recóndito de su mente para no tener que afrontar las consecuencias. Algo como un amor platónico, quizás.

Regresando al presente, desde el acontecimiento con el misil mágico y la apertura del Gran Triskellion, las cosas en Luna Nova respecto a Akko habían mejorado enormemente, esto no quería decir que se hubiera vuelto famosa, para nada, solo que ahora las brujas de la academia la trataban con mayor amabilidad, las idas a la oficina de la directora habían decrecido en un veinte por ciento y aún más importante, lograba pasar más tiempo con Diana.

Oh Diana, a veces no dejaba de pensar en ella sin importar cuanto tratara, todo en ella era magnifico, su forma de ser, sus habilidades, sus ojos…

Perdida en sus pensamientos, Akko no notó cuando la profesora Finnelan se encontraba a peligrosos centímetros suyos de distancia para después dejarle caer un libro al lado suyo, quitándole todo sueño alguno.

¡Ehh! – gritó Akko conmocionada por la acción. En eso alzó la mirada para ver directo a los ojos a su profesora menos preferida, y ocasionalmente, protagonista de sus pesadillas. Antes de que pudiera decir palabra alguna la profesora con una fiera mirada la calló de cualquier comentario.

Señorita Kagari, acaso no entiende usted que se encuentra en horas de clase, me temo que esto lleva ocurriendo en cada lección, una vez más y me veré obligada a hablar con la directora – si claro, obligada. Pensó Akko. – ¿Entendido? –

¡S-si! – respondió con un movimiento afirmativo de cabeza.

Antes de que la profesora logrará retomar su clase, la campana había sonado dando inicio a su receso.

Recuerden leer los capítulos finales del libro, más adelante habrá un examen sobre el tema.-

Todas las presentes se encontraban saliendo del salón de clase a velocidad apremiante, después de todo, la clase de la profesora Finnelan no era exactamente una de las más amadas. Sin excepción alguna, todos se encontraban a fuera o eso creía Akko cuando al pararse de su silla se encontró con la mirada de una enojada Diana Cavendish. No era su mirada favorita pero desde luego podía decir que Diana se veía linda en todos los aspectos incluso cuando amenazaba con su vida.

De nuevo en trance, Diana no espero ni un minuto para sacar a Akko de su ensoñación con un leve toque en el hombro.

Akko, ¡Akko! – espetó la heredera Cavendish – ¿siquiera estas prestando atención? – dijo eso último en tono consternado.

Akko quien aún seguía viendo a Diana en los ojos se limitó a agachar la cabeza en vergüenza. No lo gustaba hacer preocupar a la gente y mucho menos por cosas que ni ella entendía. – perdón, solo no me siento bien últimamente.- dijo con cuidado para después retirarse, sin ver a la chica que la mantenía alejada de la tierra por última vez.

No sabía dónde esconderse, a este ritmo sería descubierta por una de sus amigas y realmente era lo último que quería. Quería ayuda, sí, pero entre las pociones de Sucy y las bromas de Amanda, terminaría aún más confundida si eso era posible. Sin fijarse por donde caminaba chocó con cierta persona de cabello rojo.

Sobándose la cabeza, Akko alzó la mirada para ver a una Chariot sensei ofreciéndole la mano para ayudarla a levantarse. – ¿te encuentras bien? – a lo que Akko respondió con un leve signo de afirmación. Agarrando la mano de la profesora se levantó del suelo. – de hecho, hay algo que quisiera hablar con usted.-

Akko, siempre metiéndose en problemas. Pensaba Diana mientras caminaba por los pasillos rumbó a la biblioteca. Desde su aventura salvando al mundo, ella y la chica japonesa se habían vuelto muy cercanas, más de lo que le gustaría admitir. Quien diría que aquella chica tan descuidada, egoísta e inmadura se convertiría en una chica admirable, persistente y aún más importante, una bruja. Claro no le correspondía a ella decir esas cosas, si bien había estado pendiente de ella desde hace tiempo, eso no la convertía en alguien importante. Solo en alguien quien se preocupaba profundamente por el estado de su amiga, justo por eso estaba más que decidida a ayudar a Akko con su problema. Solo tenía que descubrir cuál era.

Recordando lo que cargaba en manos, Diana continuaba con la búsqueda de la dueña de esa libreta. Solo Akko era tan descuidada como para dejar sus pertenencias en clase, pensó Diana.

En ese instante vio como la chica a quien buscaba, chocaba con la profesora Chariot. Quiso acercarse a ver como estaba pero eso sería muy intrusivo de su parte por lo que optó por esperar a que estuviera sola y regresarle la libreta, claro que sus planes se arruinaron cuando ambas mujeres se retiraron del área. ¿Ahora qué hago?, pensaba viendo a la libreta en sus manos.

El diseño era bastante predecible, era una libreta negra la cual contenía stickers de Shiny Chariot, Alcor y el Shiny Rod. Sin darse cuenta se encontraba sonriendo al respecto, tan Akko, se dijo a sí misma. Por un momento la curiosidad le ganó, con sumo cuidado y vigilando que nadie se encontrara cerca, Diana abrió la libreta para ver los apuntes de Akko. Su sorpresa no fue ninguna cuando en cambio se encontró con dibujos en cada página, una que otra página contenía notas sobre el tema, lo cual la alivió a cierto grado, en eso se detuvo en cierta parte que captó su atención, un corazón, más bien varios. Justo en ese momento cayó en cuenta de que no debía estar haciendo eso. Con apuro cerró la libreta, había cambiado de planes, simplemente le dejaría la libreta a Lotte para que se la regresara más tarde.

Akko se encontraba con su profesora favorita en toda la academia hablando en su estudio. No hacía mucho habían llegado y más importante, aún no habían tocado el tema.

Dime Akko, ¿qué es lo que querías contarme? – preguntó Chariot con cuidado

B-bueno, sucede que últimamente me he sentido un poco rara sensei.- confesó Akko mientras su mirada se encontraba adherida al suelo.

Chariot quién conocía gran cantidad de aspectos de su querida alumna, no pudo evitar entristecerse al ver la actitud con la que esta se encontraba. No era la Akko alegre que todos conocían, era una apagada, la cual se notaba cargaba con peso en sus hombros.

¿Extraña cómo? – preguntó al respecto – sabes que puedes confiar en mi Akko, si bien no tengo todas las respuestas trataré de ayudarte todo lo pueda y más. –dijo eso último con cariño en sus palabras.

Sensei…no se ha sentido alguna vez, ¿distraída? Ultimadamente me la paso pensando en cosas que me mantienen ocupada, no me dejan dormir y aun así, no puedo dejar de pensar en ella.

Al notar el descuido de su alumna en la última frase, prefirió no decir nada para no incomodarla. Después de todo ya comenzaba a entender que pasaba por la cabecita de la joven y en cierto modo le recordaba a sus tiempos de preparatoria. Ella también había tenido los mismos problemas por lo que la entendía a la perfección.

Es normal sentirse distraído, sobre todo cuando tenemos algo más interesante pasando por nuestras mentes. Asumo que las clases de la profesora Finnelan no son tan entretenidas a comparación con la señorita Cavendish.

Si de hecho yo- en eso Akko cayó en cuenta de su error. – N-no entiendo a qué se refiere- dijo con un nerviosismo notable en su voz.

No tienes de que preocuparte Akko, es completamente normal sentirse atraído por una persona, sobre todo a tu edad.

¡Diana no me atrae! Es más ni siquiera me interesa que esté haciendo en estos momentos o como se encuentra, no había pensado en ella en todo el día hasta que usted la mencionó Sensei. – dijo Akko elevando su voz en ciertas partes mientras miraba a todas partes menos a su profesora.

Chariot quien notaba el evidente nerviosismo de su alumna prefirió no insistir en el tema, en cambio le ofreció una taza de té a Akko para calmar su estado lo cual esta aceptó con ganas.

Mientras ambas se encontraban bebiendo de su té, Akko ya más relajada, aprovechó el momento para consultarle algo a la profesora.

¿Sensei, puedo hacerle una última pregunta? –

Claro que sí, estoy aquí para ayudarte. –

Qué piensa usted de que – comenzó a decir Akko mientras fijaba su mirada en el suelo, un sonrojo comenzaba a adornar sus mejillas. – de que, me guste una chica. –dijo finalmente sin alzar la cabeza.

Un poco sorprendida por la pregunta, Chariot se quedó pensando un minuto como responderle de la mejor forma. Entendía su preocupación respecto al tema y por eso quería ayudarla.

Bueno, es verdad que en el mundo no mágico temas como relacionarse con personas del mismo género no son bien vistos. – aguardó un momento para ver la reacción de Akko quien se movía incómodamente en su silla. – aun así, muchas brujas tienden a tener por pareja mujeres, es muy común por lo que no creo que debas preocuparte. – respondió quintándole un poco de tensión al asunto. – no importa que ames, sino a quien ames.

Como si le hubiesen dicho que mañana mismo habría una presentación de Shiny Chariot, Akko se levantó de su silla con ánimo renovado. Era ciertamente sorprendente la cualidad que tenía a la hora de recuperarse. Con un ágil movimiento abrazó a su profesora agradeciéndole una y otra vez de sus consejos. Sin esperar un minuto más salió de su estudio gritando algo de querer ver a Diana.

Jóvenes –pensó Chariot quien no podía evitar recordar sus propios problemas cuando tenía su edad. Sin duda Croix no se la había dejado para nada fácil.