Disclaimer: Digimon no me pertenece y escribo sin fines de lucro.
I. Ayudante de Santa
A Sora le encantaba la Navidad, era de esas personas que tenían una cuenta regresiva para dicha fecha en su celular. Desde que tenía 12 años comenzó a trabajar en el centro comercial, disfrazándose de duende y ayudando a los niños que desesperados hacían fila para tomarse una foto con Santa. Le emocionaba ver a los pequeños tan felices, tan inocentes. Se le llenaba de felicidad su corazón al ver a las parejas jóvenes llevando por primera vez a su infante con el señor gordo vestido de rojo, quien era en realidad un amigo de su padre que gustaba de disfrazarse por la misma razón que ella: ver el espíritu de las fiestas en primer plano y ser parte de este.
A sus 17 años seguía disfrazándose con la misma euforia del primer año, a pesar de llenarse de tristeza al recordar que este sería su último año participando como ayudante de Santa. Recordó cuando el amigo de su padre la invitó a trabajar con él durante las fiestas, alabando su distintivo color de cabello, el cual aseguraba le daría un toque especial a su personaje.
Se colocó su sombrero puntiagudo y terminó de ponerse rubor, antes de salir a afrontar el 24 de Diciembre, el día más ocupado para Santa Claus y sus fieles ayudantes. Sora se sorprendió al ver entre la gente a un compañero de su preparatoria. No hablaban mucho, pero de lo poco que lo conocía estaba segura que no era el tipo de personas a los que les gustaría estar en una fila de más de 2 horas para tomarse una fotografía con un señor disfrazado de rojo. Sus ojos carmesí se abrieron de par en par al ver a un lado de su compañero, llamado Yamato, a un pequeño niño. No tendría más de 5 años y tenía los ojos más celestes que Sora había visto en su vida. El parecido con Yamato era irrefutable, ella no tenía idea que tuviera un hermano.
Yamato no estaba contento con estar en el centro comercial, detestaba los lugares tan abarrotados de gente, parecía que las personas se multiplicaban como Gremlins, salían de todas partes y juró que se volvería loco. Su hermano, Takeru, no ayudaba a que conservara lo poco que le quedaba de paciencia, había estado brincando las dos horas que llevaban de fila para tomarse foto con un personaje ficticio, aunque eso no podía decírselo a Takeru. No podía creer que siguiera brincando, ¿qué no se cansaba?
— ¡Mira hermano!— Avisó con entusiasmo el pequeño— ¡La ayudante de Santa está mirándonos!
Yamato miró hacia donde Takeru apuntaba, su rostro se tornó rojo al ver que la chica que iba en el salón adyacente al suyo estaba mirándolos. Habían intercambiado unas cuantas palabras antes, muchas menos de las que le gustaría, sin duda. ¿Qué hacía ahí?
—Yama...—Al escuchar su nombre agitó la cabeza. Se solía perder muy fácil en sus pensamientos—Ya es nuestro turno—Los ojos de Takeru brillaban con emoción, notó apenado que Sora reprimía una risita, quién sabe cuánto tiempo llevaba perdido en su mente.
Sora tomó la diminuta mano de Takeru y lo llevó con Santa, el pequeño no tardó en declarar todos sus deseos de Navidad, para sorpresa de la pelirroja ninguno de esos deseos eran juguetes.
—Quiero que mi hermano encuentre a alguien que lo haga sonreír— Alcanzó a escuchar Takenouchi, quien volteó su vista hacia Yamato. El rubio estaba recargado en la estatua gigante del Cascanueces y ella no pudo evitar acercarse a él.
—No sabía que tenías un hermano—Sonrió apenada.
—Si bueno... Es mi medio hermano—Sintió extraño estar contando ese tipo de detalles a alguien que apenas conocía, pero más extraño era que ella no había dejado de sonreír.
—Hermano a fin de cuentas. Es lindo que lo hayas acompañado con Santa, se notaba que no te estabas divirtiendo mucho en la fila—Yamato no pudo evitar sonreír discretamente. Ella se había fijado en él.
— ¡Listo hermano! Santa ha escuchado todos mis deseos—Takeru se acomodó rápidamente a un costado del rubio mayor— ¿Crees que me los cumpla, ayudante de Santa?—Los ojos de Takeru destellaban esperanza, nadie en su sano juicio podría negarle nada a un angelito como el que Sora tenía frente a sus ojos.
—Oh, ten seguro que lo hará.
Antes de partir, Yamato sacó un pequeño papel de su bolso, y se lo entregó a la pelirroja. Ella se sorprendió y se sintió ruborizar inmediatamente.
—Tocaremos hoy—La pelirroja recordaba que Yamato tenía una banda, había visto de vez en cuando los anuncios de sus conciertos pegados en los pasillos de la escuela. Lamentablemente no había podido verlos, aún—. Espero no tengas planes.
Los rubios desaparecieron entre las personas en un abrir y cerrar de ojos, mientras Sora afirmaba para sí misma. Ahí estaría.
Notas
Después de las insistencias de mis queridas del Topic Sorato del Proyecto 1-8, aquí está este pequeño drabble viendo la luz. Iré publicando al menos uno por semana hasta que sea Navidad, mejor conocida como la Sorato Season.
El prompt decía lo siguiente: Character A works as a Santa's helper. Character B has a small sibling/child. Espero haberlo hecho bien.
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¡Nos leemos!
