Hola a todos! esta vez no vengo con ningún capitulo de "Una Ilusión Inocente", vengo con una locura increíble que he soñado esta noche. No acostumbro soñar con DC, habré soñado con la serie como much veces en mi vida xD pero... ¡Ha sido increíble y muy real! he soñado lo que pasará en el cumpleaños de Ran y me he puesto a escribirlo todo para no olvidarlo xD
Esto no quiere decir que abandone el mi fic ni mucho menos, esto será un mini-fic que iré publicando a la par que el otro y no constará ni de 10 capitulos. Os dejo con una "pequeña introducción" de lo que vendrá, ya os digo que no lo podréis ni imaginar xD
Cruces en el calendario
Justamente ese día, se había olvidado de la tarea que llevaba haciendo desde casi un año. A veces le parecía una tontería eso de llevar la cuenta de los días y meses que quedaban hasta su día especial, pero no por eso dejaba de marcar cruces en los días que iban pasando con ilusión.
Ese curioso día, ni más ni menos que el día antes de su tan esperado diecisiete cumpleaños, se había levantado con tantas prisas para ir al colegio que había olvidado por completo tachar el último día de espera. Tenía un trabajo que entregar y exponer, pues el verano estaba llegando y se le acumulaba el trabajo. Se presentaba un día totalmente ocupado.
—Oye, Ran —Su amiga y compañera de clase, Sonoko Suzuki, la trajo de vuelta al mundo. — ¿Qué te pasa?, estás embobada.
—¿Eh?... Nada —Respondió aturdida. —Me olvidé de hacer una cosa importante.
—Me imaginaba que estarías pensando en tu cumpleaños —Continuó en voz baja, pues el profesor podría escucharla. —¡Yo estoy emocionada!
—Sí... Es cierto, muchas gracias por todo Sonoko —Agradeció. —Si no fuese por ti no habríamos podido reservar ese restaurante.
—¡No hay de qué! —dijo emocionada. —¡He estado preparando esto desde hace mucho tiempo!
Ran sonrió a su amiga mientras la observaba dando pequeños botes en su asiento. Gracias a la influencia del apellido Suzuki, había conseguido reservar una de las salas del restaurante Kisumu, él más famoso de la zona por su particular forma de servir la comida.
—¿Has escogido el menú? —Preguntó preocupada. —Que no sea muy caro...
—¡Ya está todo arreglado!, déjalo de mi mano.
—¡Mouri y Suzuki!, ¡Silencio! —El profesor se había dado cuenta de la conversación de las chicas.
—¡Lo sentimos! —Dijeron al unisono con vergüenza.
Se mantuvieron en silencio el resto del día hasta que tocó la exposición, donde Ran hizo gala de su trabajado discurso y Sonoko aprobaba por los pelos. Respiraron ambas aliviadas cuando se quitaron ese peso de encima.
—¡Que suerte he tenido! —La castaña de pelo corto acompañaba a su amiga a clases de karate mientras expresaba su felicidad.
—Me alegro mucho por ti, pero la próxima vez esfuérzate más —Le recriminó Ran.
—¿Me puedo quedar a verte hoy? —Preguntó. —Cuando os veo entrenar me siento cerca de mi Makoto.
Ran asintió mientras se dirigía al vestuario a cambiarse. La frase de su amiga le había hecho acordarse de Shinichi, a pesar de que se había prometido a si misma no pensar en él hasta después de su cumpleaños. ¿Qué haría esta vez?, no se había hecho ilusiones de verlo por que sabía que no aparecería, el tiempo la había obligado a acostumbrarse.
—"Me conformo con que me llame" —Pensó. —"No es necesario ningún regalo"
Pero pensar en Shinichi, la transportaba directamente hasta cierto tema que ella quería evitar incluso más: La declaración en Londres.
Aquella felicidad permanente que se instaló en su corazón cuando el detective se declaró, pronto se vio truncada por la realidad. No solo lo había obligado a declararse, si no que también se había callado sin responderle ni negativa ni afirmativamente. A todo aquello, había que añadir de nuevo el inexorable paso del tiempo, el cual había convertido aquel bonito momento en un sueño a recordar.
En resumen, no tenía para nada claro los sentimientos de Shinichi en ese momento. Y si todavía seguía sintiendo algo por ella, debía estar cabreado por no haberle respondido. ¿Qué podía hacer ahora?
—"Tengo que decírselo... aunque él ya no me quiera, debo soltar esto que me está matando por dentro"
Colocó bien su cinturón negro y apretó un poco más la coleta, estaba lista de ambas maneras para entrar en acción.
Nada más salir saludó a Sonoko, la cual estaba sentada en las gradas, y fue a reunirse con los demás.
—¡Vamos Ran! —Gritaba la castaña. —¡Acaba con todos!
La susodicha intentaba ignorar los gritos de su amiga, pues la distraía bastante y en el karate la concentración era indispensable. Esperó a que su contrincante mostrase un punto débil y atacó de inmediato.
—¡Bien hecho! —Se seguía escuchando.
—¡Sonoko no tienes remedio! —Le respondió sonriendo mientras se limpiaba el sudor de la frente.
Las clases de karate continuaron sin más interrupciones y tras darse una ducha, Ran estaba como nueva.
—¡Date prisa! —Sonoko la esperaba en la entrada —¡Sera-Chan nos está esperando!
—¿Sera? —Preguntó extrañada. —¿No estaba enferma?
—Sí pero ha hecho un esfuerzo para levantarse y venir hasta aquí, pues no ha podido recoger la invitación para mañana.
—¡Podíamos haber ido hasta allí! —No quería que su nueva amiga empeorase por su culpa.
—¡Ya es tarde, ahí viene! —Sonoko señaló la acera de enfrente, por donde venían corriendo una chica de aspecto masculino y un niño de gafas.
—¡Ya estamos aquí! —Dijo ella intentando recuperar las fuerzas. —¿Hemos tardado mucho?
—¡Justo a tiempo! —Le respondió Sonoko mientras sacaba la invitación de su cartera del instituto.
—¿Conan-Kun? —Ran, por su parte, se había agachado para observar al pequeño. —¿Qué haces aquí?
—Estaba con Ayumi y los demás y me encontré con Sera-neechan por el camino —Explicó.
Ella asintió feliz intentando disimular su sonrojo, realmente lo que decía el niño no era del todo cierto, ella había ido a buscarlo intencionadamente a pesar del resfriado que había cogido. La escusa de la invitación le había venido de perlas para poder pasar más tiempo cerca de ese chico del que había estado enamorada tantos años: Shinichi Kudo.
—Hemos tomado un helado, ¿A que sí, Conan-Kun? —Exclamó abranzándolo.
—S-Sí... —Respondió intentando liberarse.
Su inesperada aparición había arruinado por completo su plan. Mañana era el cumpleaños de Ran y necesitaba darle su regalo de alguna forma. Tras el rechazo de Haibara de darle un antídoto, había tenido que buscar otra solución.
—¡Muchas gracias por la invitación, Chicas! —Les agradeció. —Mañana nos vemos allí.
La detective se alejó despidiéndose con la mano mostrando la misma alegría con la que había aparecido.
—Será mejor que nos vayamos a casa, ¿Eh Conan-Kun? —Le preguntó al pequeño.
Le tendió la mando gentilmente y el pequeño se la cogió con timidez. Estaba entre la espada y la pared y el reloj contaba las pocas horas que quedaban para el cumpleaños de la chica. Tenía el regalo comprado desde hace tiempo, pero esperaba que Haibara fuese lo suficientemente amable como para darle un antídoto de varias horas. Por lo visto, se equivocó.
—Uh... —Suspiró recordando lo sucedido aquella mañana.
"—Oye Haibara —intentaba llamar la atención de su compañera de mesa.
—Ya sé lo que quieres Kudo —Aseguró mientras pasaba las paginas del libro de lengua. —Ni lo sueñes.
—¡Venga ya, Haibara! —Insistiría todo lo necesario.
—Has estado en todos sus cumpleaños —Aseguró. —Por que no estés en uno no pasará nada."
Apretó los puños de la rabia que le producía a veces la científica. ¿Qué sabría ella acerca de eso?, había estado siempre sí, pero a su manera... No podía negar que era excesivamente despistado para ese tipo de celebraciones y habían sido muchas las veces que se había olvidado de regalarle algo a su amiga.
—"Pero a ella nunca le ha importado" —Pensó levantando la vista y observando su hermosa cara sonriente. —"Mientras lo pasásemos juntos"
Recordó lo que venía después, los regalos a deshora, las disculpas insistentes... y ella todo lo encajaba con su mejor sonrisa. No podía fallarle una vez más, y menos ahora que sabía lo que sentía por él.
—"Bueno... Ahora ella también sabe que yo..." —Sus mejillas adquirieron rápidamente un tono rosado.
—He estado pensando en hacer curry para cenar, ¿Qué te parece? —Le preguntó haciéndolo reaccionar.
—¡Me parece perfecto, Ran-neechan!
No tardaron en llegar a la agencia donde Kogoro los esperaba hambriento.
—¡Ya era hora!, ¿Dónde estabais? —Preguntó. —¡Hazme la cena, Ran!
Su hija lo miró molesta mientras depositaba sus cosas de clase en su habitación.
—Si tanta hambre tienes hazte de comer tú —Le respondió cabreada. —Además, mañana te vas a poner las botas en el restaurante.
—¡Lo sé! —Exclamó imaginándoselo. —¡Y lo mejor son las camareras jovencitas de las que me hablo Sonoko!
Conan y Ran se miraron resignados, ni su padre ni su amiga tenían remedio.
—Voy a preparar curry —Dijo dirigiéndose a la cocina.
Conan se sentó en el sofá de mientras y buscó en su mochila disimuladamente el regalo que había comprado para Ran y que guardaba allí desde aquel día. Estaba envuelto por un bonito papel de color rojo, en el fondo, cubierto por sus libros de clase.
No había elegido ese color por casualidad, lo tenía planeado desde hacía mucho tiempo ya que recordaba las palabras que en su día ella le había dicho:
—"Cuando un hombre y una mujer están destinados a estar juntos, sus meñiques están conectados por un hilo rojo..."
Cerró la mochila y fue corriendo a su habitación para poder guardar el regalo en el fondo de uno de sus cajones, ocultándolo así de la mano larga de Kogoro.
—¡Conan-Kun!, si te estás cambiando date prisa, ya casi está la cena.
—¡Ya voy! —Exclamó mientras lo cerraba rápidamente y se quitaba la camiseta.
Se cambió cuanto antes y salió de la habitación justo al mismo tiempo que Ran servía la cena.
—Que rápido lo has hecho Ran —Kogoro ya estaba en la mesa clavando el tenedor.
—Por que ya imaginaba que llegaría tarde, lo tenía todo preparado —Comentó mientras servía un buen plato de curry a Conan.
—¡Esa es mi hija!
Cenaron escuchando un concierto de Yoko Okino que Kogoro tenía gravado mientras devoraban aquellos platos de comida.
—¡Estaba riquísimo Ran-neechan!
—Sí... Parece que a Papá también le ha gustado.. —Comentó riéndose.
Se había quedado dormido encima del plato, roncando sonoramente.
—Ya le quito yo el plato...
Conan tiró con fuerza de él para retirarlo, pero Kogoro ni se inmutó.
—Hay que ver que sueño más profundo tiene...
Ambos se rieron a carcajadas y amontonaron los tres platos con sus tres vasos para llevarlos a lavar.
—Vete a dormir, ya me encargo de lo que queda.
El pequeño detective asintió y la dejó a solas mientras acababa de secar los platos.
Había sido un día increíblemente agotador y deseaba más que nunca irse a la cama y poder descansar. Se cambió lo más rápido que pudo y se acercó a su escritorio, donde su calendario la esperaba impasible. Aquel ocho reluciente le pedía a gritos ser tachado.
—"Mañana... Nueve de Junio..." —Pensó mientras tachaba el ocho. —"Mi cumpleaños."
No sabía que sucedería, no sabía si Shinichi aparecería o no, si la llamaría o no... Pero lo que sí tenía claro, era que sería un día que no olvidaría jamás.
