"¿Qué infierno es peor, el que se vive o el qué se desea?"

Afuera llovía.

El aterciopelado cielo azul se veía recubierto de densas nubes grisáceas que se revolvían perezosas, enlutando la aparente infinitud de la noche. Sin estrellas, ni luna iluminando con su nacarado resplandor. Sólo lluvia incesante, cayendo como fugaces estelas plateadas, hilillos que no parecían ni caer ni subir del cielo se sucedían en un cortinaje soplado por el viento que rugía pavorosas sonatas; silbaba, gemía, bramaba, ondeaba a su gusto a la lluvia removiéndola cual llama intermitente, inflamándose y volviendo a arremeter contra el paisaje.

Oyó el golpeteo colérico de las gotas atropellándose contra el vidrio una y otra vez, hasta que su efímera vitalidad quedaba reducida a un desliz melancólico que gozaba de la vana lentitud de una lágrima al bordear una mejilla.

L observaba en silenciosa meditación permitiendo, sin tomar conciencia de ello, que sus intrascendentes y poco productivas reflexiones eclipsaran de manera momentánea el asunto que hacía meses ocupaba perentoria urgencia en su mente. Las inclemencias del clima traían a su mente recuerdos de Londres, salvadas las diferencias con los imponentes edificios de moderna infraestructura que se alzaban en un naciente país como lo era Japón, ya alejado de las características principales de los monumentos que caracterizaban a los países del viejo continente.

El tiempo se presentaba lúgubre y evocador, desde el olor inherente a la lluvia, mezclado de manera tan íntima con el aire helado que, aún cuando los ventanales permanecían herméticamente cerrados, casi lo podía sentir penetrar sólido en sus fosas nasales; pasando por la repetida banda sonora zumbando en sus oídos como el eco de la lluvia que chapoteaba contra el suelo. Oyó aumentar su intensidad in crecendo hasta que la música mental se detuvo y sus oídos aguzaron sus sentidos de forma casi dolorosa, a la recelosa espera de que ese mutismo al que se había sumido por completo fuera guillotinado por el brutal filo más soberbiamente certero. La tensión se hizo insostenible y los segundos se volvieron eternidades extendidas en cada fibra de su cuerpo, que enmudecía intuitivamente hasta su respiración, anticipándose. La expectación acumulada en su pecho inflamado, al borde de la explosión, estuvo a punto de hacerlo sucumbir y entonces, el recuerdo reverberó con toda la potencia capaz de ser captada y volver a ser reproducida por la mente de un ser humano, de forma tal que alienó todas las sensaciones exteriores, convirtiéndose en presente una vez más.

"RyuuzakiRyuuzaki"

-¿Estás bien…?

Otra vez. Era como si desapareciera y volviera a desaparecer. Se sentía abrumado, confuso.

- Ryuuzaki… ¿Me estás escuchando?

El sereno tono de Light acariciaba un leve vestigio de urgencia e impaciencia que no pudo camuflar con la suavidad de su voz.

Levemente sobresaltado, L apartó la vista del amplio ventanal para clavarla en Light Yagami. Lo miró con una confusión que no se hizo muy evidente, en silencio, incapaz de procesar tan sencilla pregunta.

¿De qué demonios estás hablando? Yo… puedo oírte… aún cuando estás en silencio…

-Perdóname, Yagami-kun- respondió algo turbado a causa del reciente sopor- ¿Serías tan amable de repetirme lo que me estabas diciendo? Me distraje por unos instantes…

Dicho esto se apartó de la ventana. Con paso lento se dirigió al sillón y tomó asiento frente a Light, acuclillándose sobre el mullido asiento flexionando las rodillas contra su pecho.

-No necesitas excusarte, estás en tu pleno derecho a tener un momento de distracción, bien sabemos que trabajas arduamente-sonrió quedamente, con el recato que denotaba la amabilidad y la cortesía a la que ya lo tenía acostumbrado. Cada gesto de Yagami era calculadamente mesurado, por demás correcto. Tenía la compostura y la etiqueta de un jovencito salido de Eton. A pesar de eso L no se dejaba engañar, en esas instancias menos que nunca.

-…Disculpa mi insistencia, pero no puedo negar que estoy algo preocupado, hacia un buen rato que estaba hablándote ¿en verdad te encuentras bien?- reiteró el joven con un dejo de preocupación que reforzaba sus palabras.

-Efectivamente, Light-kun, no hay motivo de preocupación.- respondió, sirviendo seis terrones de azúcar al café que acababan de traerle.

-Muchas gracias, Watari-

El anciano asintió con un ligero movimiento que compuso con solemne lentitud. Light esperó incomodo o quizás impaciente, a juzgar por la fugaz mirada que le lanzó, a que el anciano despareciera por la puerta para continuar con la conversación.

-… Es bueno saberlo. No es extraño que te zambullas en tus cavilaciones… es sólo que jamás te había visto tan absorto en ellas y supuse que hay de un motivo de preocupación mayor al que deberías referirme, no en vano soy tu compañero en esto- se apresuró a aclarar, como para dejar constancia de que no sólo la vulgar curiosidad movía su repentino interés.

-El epicentro de mis preocupaciones no ha variado mucho del tema que nos ha ocupado en estos últimos meses - bufó con cansancio, aunque procuro mantener su tono mesurado ¿A que demonios quería llegar al formular una pregunta tan básica?- con la captura de Higuchi teníamos no solo al tercer Kira, si no la posibilidad de desenmascarar al primero. Tú fuiste liberado de toda culpa debido a que toda evidencia parcial contra ti fue descartada dada la contundente información de la Death Note, tu comprobable claustro y sucesiva custodia de la que fui participe y vigilante de primera mano, no han hecho más que reivindicar tu inocencia. Kira continua libre, y resulta más que obvio que la sorpresiva y oportuna muerte de Higuchi es obra de él.

El suave tintineo de la cuchara golpeando un costado de la humeante taza interrumpió la explicación del detective con una precisión decisiva y por demás calculada, porque de haber continuado con esa verborragia mordaz probablemente las reticencias de su argumento habrían terminado por hacer pulsión en el joven castaño. Dadas las circunstancias y su actual estado anímico no le atraía en demasía la idea de una contienda física por lo cual se abstuvo de decir que pese a la coartada perfecta que absolvía a Yagami, había algo que no terminaba por encajar, y ese algo era apoyado por esa pertinaz insistencia suya que lo exhortaba a no desoír sus instintos.

-…Por ende, Light-kun, convengamos en que la tesitura de este incidente no hace más que regresarnos al punto de partida.

L introdujo a su boca la cuchara repleta de almíbar que había paleado desde el fondo de la taza mientras Light lo observaba sumido en un silencio meditabundo, a la espera de algún nuevo comentario. Intuía que L se reservaba alguna de sus incisivas acotaciones y esperaba que algún gesto o señal lo delatara. Y si no fuera así se la quitaría por la fuerza, hurgando en las profundidades de los ojos azabaches. L lo imitó sin reparos, dándole a entender que no había razones, ni secretos por los cuales debía esquivar esa escrutadora inspección. Observó directamente las negras pupilas del joven para no comenzar a reparar en los pequeños detalles que conformaban al rostro de Light Yagami, y no verse obligado a analizar cada una de sus facciones por separado, para ver como cada uno de ellos gozaba de una perfección casi pasmosa, formando un conjunto que no podía dejar indiferente a nadie. Así se detuvo solo en sus ojos, miel fundida con cobre; brillando con una determinación tan maravillosa como significativa que no tardo en hacerle evocar reminiscencias de un pasado no muy remoto, de sueños que se le antojaban pesadillas y pesadillas que se disfrazaban de sueños, invocados con una claridad inasible, que se debilitaba con el tiempo y se volvía cada vez más difusa, sin dejar de atraerlo con una fuerza irresistible, como la fuerza de la gravedad que hace que la tierra reclame todo lo que cae y con el peligroso riesgo de no dejarlo regresar.

"RyuuzakiRyuuzaki
RyuuzakiRyuuzaki"

Sus ojos se tornaron opacos, vacíos. Vidrios umbrosos que reflejaban la ausencia de la conciencia misma.

-Comprendo- asintió Light, captando la atención del detective y despertándolo por segunda vez de su letargo. Su cara se mostraba inerte, incapaz de mostrar emoción alguna que pudiera llegar a sugerir si advertía lo que en verdad había que comprender – Como siempre las preocupaciones de L están siempre ligadas al caso, ¿correcto?

Sin lugar a dudas una pregunta interesante. Su intención, sin margen de error, sin dudas residía en corroborar sus suposiciones y reforzar el argumento expuesto por L en base a una clara y concisa interpelación que este terminaría por reafirmar o refutar directamente. No pensó la respuesta más de un momento y la acompaño con una expresión inocente, rozando la ingenuidad burlona, aunque sin perder la firmeza de su mirada.

-Por supuesto, ¿Por qué no habría de ser así?- aquel laconismo cargado de intención no le paso desapercibido a su interlocutor. La cortante respuesta hizo que Light mantuviera el silencio por un instante. Pensaba con una rapidez que no tardó en romper su silencio.

-Tienes toda la razón- concedió con una amplia sonrisa, por demás forzada, fue incapaz de dejar de pensar el detective, ya que las circunstancias no ameritaban un gesto así. Era innegable que su mutismo a primera instancia revelaba el primer síntoma de nervios y resentimiento que no fue capaz de cubrir y había utilizado ese dócil artilugio para no quedar en evidencia.

-Aunque… todavía guardo la suposición de que no nos hemos dicho todo.

L fue incapaz de no sentirse admirado ante la capacidad de Light de retomar el tema con el ingenio y maestría de quien navega aguas conocidas, sin lugar a dudas usaba las palabras a su gusto, con una facilidad envidiable para algunos, haciendo usanza de su clara inteligencia para armar sus enunciados con sumo cuidado e insinuaciones muy sutiles, pero tan extremadamente sugerentes que L no podía dejarlas pasar por alto.

-¿En lo referente al caso?- sugirió dilatando el sentido de la conversación una vez más, en busca de dinamitar la paciencia del castaño haciéndose pasar por desentendido.

Light soltó un breve suspiro seguido de una risita corta.

-Al caso, claro. Si no fuera por él no nos encontraríamos en esta situación- sonrió a medias. L lo miró por el rabillo del ojo, atisbando un deje de victoria en su semblante.

-Esta situación- repitió con la mirada taciturna vuelta al techo, se sentía perder- sin lugar a dudas, está llegando a su fin- completó con una ambigüedad que el castaño comprendió a la perfección.

Déjame en paz.

L se incorporó y se detuvo nuevamente frente a la ventana, con las manos enfundadas en los bolsillos.

Aunque no era su turno de dudar, de escoger cuidadosamente el próximo movimiento de sus piezas, Light se abstuvo de actuar precipitadamente. Era un juego de fortaleza mental, y esperaba que fuera L quien explotara, sin necesidad de encender la mecha con sus manos. No habría necesidad de hacerlo porque la tensión entre ellos era una bomba de tiempo.

¿Quién hablará primero?

Las miradas de ambos jóvenes se cruzaron en un mismo momento y fueron tan vanas como paradójicamente significativas, fugaces como el rayo que ilumino el cielo en ese momento.

Nadie. Ninguno. Al menos no por el momento.

L lo tenía muy en claro. Ambos estaban en la misma situación, en un punto equidistante, indefinido y que mientras mantuviera el silencio no todo estaba perdido. El tiempo borra y hace olvidar, pero aún así…

El recuerdo…

"RyuuzakiRyuuzaki
RyuuzakiRyuuzaki
Ryuu---------------
Shhhhhhhhhhhhhhhh "