Resumen: Gabriel Agreste decide por fin confiar en su hijo, y le cuenta toda la verdad sobre sus planes para los Miraculous que está intentando conseguir. Chat Noir traiciona a Ladybug, uniéndose a Hawkmoth, y se vuelve el enemigo número uno de París. Mientras tanto, Adrien se interesa en conocer mejor a Marinette, y se da cuenta de que no es el único.

Nota Aclaratoria:

1) Los personajes no me pertenecen, salvo algún OC que de pronto aparezca. Créditos a Thomas Astruc y compañía

2) Contiene spoilers de la segunda temporada

SOBRE LOS TECHOS DE PARÍS

CAPÍTULO 1

Oficina de Gabriel Agreste

Tres años después de la aparición de Hawkmoth en París

Gabriel Agreste entrecerró los ojos al escuchar que llamaban a la puerta y dejó escapar un suspiro resignado. Sabía lo que tenía que hacer, pero eso no lo hacía más fácil. Sabía que iba a ser extremadamente difícil, y que seguramente su hijo no iba a entender en un principio, pero tenía que intentarlo. Se lo debía a Emilie. Y se lo debía a Adrien.

Extendió su brazo para accionar el botón del intercom para llamar a su asistente. Nathalie era la única persona en el mundo que conocía su secreto, al menos hasta ese momento. Las cosas estaban a punto de cambiar.

-Nathalie- dijo finalmente con voz segura, aunque en su interior no lo estaba tanto. No que lo fuera a admitir en voz alta.

-¿Sí, monsieur Agreste?- dijo la voz de su asistente por el intercom.

-Hazlo pasar-

-De inmediato, monsieur- dijo Nathalie.

Gabriel quitó el dedo del botón del intercom, y se cruzó de brazos mientras esperaba que Nathalie siguiera sus indicaciones. No era casualidad que hubiera visto a su hijo hablando con su mochila en varias ocasiones, o que lo viera usar un anillo en el mismo dedo que cierto superhéroe de París. Que desapareciera de tanto en tanto. Que se hubiera mostrado tan incómodo cuando le pidió disfrazarse del superhéroe para el video musical de Clara Rossignol.

No, todavía no estaba completamente seguro, pero eran demasiadas coincidencias como para pasarlas por alto.

La puerta de la oficina se abrió, y por ella apareció su hijo, apenado y visiblemente incomodo de haber sido llamado a la oficina de su padre. Sus cabellos dorados estaban cubriendo su frente y una parte de sus ojos, y a Gabriel le recordó por un momento a Emilie. El chico se veía fatigado, como si aún estuviera intentando recuperar el aliento.

"Por supuesto", pensó el hombre mientras levantaba las cejas "seguramente es porque acaba de regresar de vencer el akuma que lancé, y tuvo que apresurarse de regreso porque lo llamé"

-Père- dijo Adrien, dudoso al ver que su padre lo miraba fijamente. Normalmente en sus visitas a la oficina de su padre era completamente ignorado por él. Esto era diferente- Nathalie me dijo que… que querías hablar conmigo-

-Sí, así es, hay un asunto urgente que tengo que discutir contigo, mon fils- dijo el hombre, señalando la silla que estaba frente a su escritorio- toma asiento, por favor-

Adrien obedeció, aunque sin quitarle la vista de encima a su padre con una expresión interrogante. Al ver que su hijo estaba sentado por fin, Gabriel volvió a accionar el intercom.

-Nathalie, que nadie nos moleste- dijo el hombre en un tono serio, aún sin quitar su fría mirada de su hijo- por ninguna razón- añadió.

-Entendido, monsieur Agreste- dijo Nathalie.

Los ojos de Gabriel seguían fijos en su hijo. El chico se irguió en su asiento, preocupado e interesado en partes iguales por lo que su padre tenía que decir. Gabriel se quitó las gafas, las limpió con una tela y se las volvió a colocar antes de volver a mirar a Adrien y comenzar a hablar.

-Bien, quería hablar contigo, hijo, porque creo que es hora de que seamos sinceros uno con el otro- dijo Gabriel Agreste- ¿recuerdas que te dije, hace un par de años, que no debíamos guardar secretos entre nosotros dos?-

-Sí-

-¿Y que debíamos confiar uno en el otro?-

-Sí, père- dijo el chico, preguntándose a donde iría con eso.

-Entonces comenzaré haciéndote una pregunta muy importante- dijo el hombre, mirándolo con ojos fríos a través de sus gafas. Adrien tragó saliva. Esa mirada le causaba escalofríos, e instintivamente se hundió levemente en la silla- ¿qué estarías dispuesto a hacer para recuperar a tu madre?-

Adrien se quedó helado. ¿Recuperar a su madre? ¿Es que acaso su padre estaba dispuesto a revelarle por fin que era lo que había pasado con Emilie Agreste? El chico se irguió de nuevo sobre la silla, mirando a su padre con atención mientras éste esperaba una respuesta.

-Haría… haría lo que fuera necesario para recuperar a maman, père- dijo Adrien finalmente.

-Y si tuvieras que hacer algo que hiciera sentir mal a alguna persona, incluso a alguno de tus amigos, ¿aún así lo harías?- preguntó Gabriel.

Adrien miró a su padre, alzando las cejas, sin saber a qué iban esas preguntas. ¿A donde quería llegar su padre? Se puso a pensar en ello. Su maman, regresando a casa, volviéndolo a abrazar. Volver a ser una familia. Volver a ver sonreír a su padre, ser cálido y cariñoso con él, como lo había sido antes de que Emilie Agreste desapareciera. Ser acompañado a sus actividades no por Nathalie, sino por su propia madre, como todos sus demás compañeros del colegio. ¡Por supuesto que daría lo que fuera por ello!

-Haría todo lo que fuera necesario para recuperarla, père- dijo Adrien en un tono seguro- absolutamente todo-

Gabriel Agreste asintió, y suavizó su mirada. El chico sintió una leve calidez en su corazón al ver esa expresión en su padre.

-Hay algo que puedes hacer para ayudarme a encontrarla y traerla de regreso, Adrien- dijo su padre- pero requiere de un gran sacrificio de tu parte, y quizá contrariar a algunos de tus amigos más cercanos. Y requiere que me digas todos tus secretos. Porque sé que hay un secreto que aún no has compartido conmigo-

Adrien miró a su padre boquiabierto, e instintivamente se llevó la mano al costado.

"Por supuesto, ahí debe de estar escondido", pensó el hombre.

-De acuerdo, père- dijo Adrien.

-Bien- dijo Gabriel, ajustándose las gafas- primero que nada, hay algo que tienes que ver. Tienes que prometer que no te vas a asustar. Y por supuesto, que guardarás el secreto-

-Por supuesto- dijo su hijo.

-Tu palabra- dijo Gabriel gravemente.

-Mi palabra- dijo Adrien.

Su padre asintió, y abrió la solapa de su saco.

-Puedes salir, Nooro- dijo Gabriel.

Adrien palideció mortalmente al ver al pequeño kwami de color morado, salir de bajo la solapa de su padre y flotar junto a él. Un kwami morado con alas de mariposa. Gabriel pudo notar que todo color desapareció de la piel de su hijo al verlo con verdadero terror. El chico se levantó de su asiento y dio un paso atrás, horrorizado.

-Es… es…-

-Por favor, Adrien, no seas tan dramático- dijo Gabriel, volviendo a endurecer su mirada- me diste tu palabra-

-Pero père… tú eres… tú eres Hawkmoth- dijo el chico, sin darse cuenta que su cuerpo completo estaba aún temblando violentamente.

-Así es- dijo Gabriel Agreste, como si estuvieran charlando de algo tan trivial como el clima o la cena de esa noche- y tú eres Chat Noir-

Adrien dio otro paso atrás, su espalda chocando contra la puerta, buscando a tientas el pomo para abrirla, pero ésta era metálica y estaba cerrada.

-Por favor, hijo, siéntate y escúchame- dijo Gabriel, señalando la silla de la que Adrien se había levantado- lo prometiste-

-No- dijo Adrien, todo su cuerpo temblando violentamente, su piel carente de cualquier color-no… no puede ser-

-¿Quieres escucharme?- dijo el hombre, alzando levemente la voz- te quiero explicar porqué soy Hawkmoth, y que es lo que estoy intentando hacer-

Adrien lo miró aún con una expresión asustada y sospechosa. Miraba alternadamente a su padre y su camisa, como si estuviera pensando en

-¿Porqué no tomas asiento y escuchas?- dijo Gabriel.

El chico aún lo miraba con algo de miedo. Si hubiera sido cualquier otra persona, Adrien se hubiera transformado en ese momento, destruido la puerta con sus poderes y corrido a buscar a Ladybug para decirle que había descubierto a Hawkmoth. Pero era su padre. ¡Su padre era el villano que había estado aterrorizando la ciudad todo ese tiempo!

Pero, al mismo tiempo, era su padre. Y había sido sincero con él. Además, le había dicho algo sobre su madre. ¿Porqué había hablado de ella? Dudoso, Adrien caminó lentamente al asiento que había estado ocupando y se sentó de nuevo.

-Te escucho- dijo el chico seriamente.

-No sé si ya lo sepas- dijo Gabriel, cruzando los brazos- pero cuando una persona controla al mismo tiempo los Miraculous de Ladybug y Chat Noir, puede cambiar la realidad y borrar el pasado. Pedir un deseo- añadió al ver la expresión confundida de su hijo.

Adrien sacudió la cabeza. Nunca había escuchado eso. Quizá era una de las cosas que el guardián de los Miraculous había omitido decir.

-Quiero los Miraculous para pedir un deseo- dijo Gabriel- para así recuperar a tu madre-

-Puedes… ¿puedes pedir que maman regrese?- dijo Adrien, boquiabierto.

-Así es- dijo Gabriel- es lo que he estado intentando hacer todo este tiempo, recuperar a tu madre-

Adrien parpadeó, boquiabierto. Su mirada se suavizó. Su padre había hecho todo aquello por su maman. De hecho, ahora que lo pensaba, Adrien habría hecho lo mismo para recuperarla, ¿no?

-Pero… ¡has estado creando supervillanos!- dijo el chico, sacudiendo la cabeza y recordando las duras batallas que él y Ladybug habían peleado juntos- has lastimado gente. ¿Porqué…?-

-Dijiste que harías cualquier cosa por tu madre- dijo Gabriel Agreste, frunciendo el entrecejo- yo haría cualquier cosa por ella también-

Adrien miró a su padre. Estaba tan diferente. Tan cambiado. No era su padre frío de siempre. Parecía que realmente estaba siendo sincero con él sobre su madre. El chico suspiró sonoramente.

-Únete a mí, Adrien, por favor. Te necesito- dijo su padre, extendiendo su mano hacia él- traeremos a tu madre de vuelta-

-Pero…- dijo el chico, cerrando los ojos y apretándolos con fuerza- no puedo, père… no puedo dejar que sigas lastimando gente-

Gabriel entrecerró los ojos, no en una expresión preocupada, sino en una decepcionada.

-Necesito tu ayuda, hijo- dijo el hombre- sin ti no puedo hacer esto. Y si no quieres que nadie más sea lastimado, podemos hacer un trato- añadió, mirando de reojo a Adrien que estaba jugando nerviosamente con su anillo- si me ayudas en esto, tienes mi palabra que no volveré a usar los poderes de mi Miraculous para lastimar a nadie. Solo necesito que me ayudes a conseguir los aretes de Ladybug-

Adrien había estado a punto de aceptar, pero al mencionar a Ladybug, el chico sacudió la cabeza.

-No- dijo Adrien, volviendo a apretar los ojos mientras que sacudía la cabeza- no puedo traicionar a Ladybug-

Gabriel suspiró frustrado.

-¿No me habías dicho que harías cualquier cosa?- dijo su padre- tu madre te necesita, hijo. Yo te necesito-

Adrien miró a su padre con una expresión sorprendida. Nunca lo había visto así. Nunca le había dicho que lo necesitaba. Era la primera vez que no era el habitual padre omnipotente. Se veía débil, derrotado, pidiéndole desesperadamente su ayuda. Y lo hacía todo por su esposa. Por la maman de Adrien.

-Père…- dijo Adrien, suavizando su postura- tienes que prometerme que no vas a volver a lastimar a nadie, y…-

-¡No te atrevas, chico!- lo interrumpió de pronto Plagg, saliendo de su escondite y flotando frente a los ojos de su elegido con una expresión llena de pánico por lo que había escuchado hasta ese momento, y por el hecho de que Adrien estaba considerando hacer lo que su padre le estaba pidiendo- ¡no lo hagas! Todo deseo que se haga con los Miraculous de la Creación y la Destrucción tiene un precio que se debe de pagar. Y además está Ladybug… ¡la amas, chico! ¡Y va a estar tan decepcionada de ti si la traicionas de esta manera!-

Adrien volvió a dudar, y Gabriel entrecerró los ojos. Había estado a punto de convencerlo. ¿Qué se creía el kwami negro hablando así?

-Nosotros somos los amos de los kwamis- dijo Gabriel fríamente- no sé porqué permites que el tuyo te hable así- se aclaró la garganta- yo sí estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para recuperar a tu madre, el amor de mi vida. ¿Y tú estás dispuesto?-

El chico miró alternadamente a su padre y al kwami. Gabriel Agreste le rogaba con la mirada que lo ayudara, mientras que Plagg sacudía la cabeza con una expresión preocupada.

-Esta bien, père, te ayudaré a conseguir los aretes de Ladybug- dijo Adrien finalmente- con la condición de que no lastimes a nadie, empezando por mis amigos-

-Por supuesto que no- dijo Gabriel- tienes mi palabra que no usaré el poder de mi Miraculous para lastimar a nadie-

-Especialmente a Ladybug- dijo el chico, y Gabriel asintió.

-Especialmente a ella- añadió su padre.

-No, chico, no puedes- dijo Plagg con una expresión de horror. No podía creer lo que estaba pasando. Al principio pensó que iba a tener que prepararse para transformar a Adrien, para ayudarlo a defenderse de Hawkmoth. Ni en sus más oscuras pesadillas se le habría ocurrido que se uniría a él.

-¡Silencio, Plagg!- dijo Adrien, haciéndolo a un lado con una mano.

-Adrien, por favor escúchame. El maestro te dijo que…- comenzó el kwami negro.

-Dije que silencio- dijo Adrien con un tono serio, sorprendiendo a Plagg. Su elegido jamás le había hablado de esa manera- mi padre tiene razón. Soy tu amo, tienes que obedecerme-

Plagg parpadeó, boquiabierto. ¿Era su imaginación o el chico le había… ordenado que se callara? Iba a decir algo más, pero al abrir la boca, ningún sonido salió de ella. Entristecido, Plagg se dejó caer sobre el hombro de su elegido, sus orejas caídas y su cabeza agachada.

Cuando Adrien terminó de darle sus condiciones a su padre, el chico salió de la oficina, con un cabizbajo Plagg flotando detrás de él, siguiéndolo en silencio. Una vez que se quedó solo, Nooro se volvió a Gabriel.

-Amo, ¿está seguro de ésto?-

-No me gusta tener que mentirle a mi hijo, sobre todo con algo tan importante como la chica que ama- dijo Gabriel, cabizbajo- pero es la única opción que tengo. Necesito recuperar a Emilie-

x-x-x

Calles de París

Esa noche

El nuevo akuma estaba aterrorizando las calles de París, y Ladybug ya estaba preparada para pelear tan pronto como sonó la alerta. En esa ocasión la chica lo venció rápida y fácilmente, y estaba en proceso de purificar el akuma cuando Chat Noir llegó a su lado.

-Llegas tarde, chaton- dijo Ladybug, aún dándole la espalda mientras que liberaba la mariposa blanca, pero sin dejar de sonreír- ¿tardaste tanto porque tenías cita en el veterinario?-

Chat Noir no le respondió. El silencio de su compañero hizo que la chica se extrañara y se volviera hacia él, aún con las manos sobre las caderas. Alzó las cejas.

-¿Chat Noir?- dijo la chica, acercándose a él al verlo tan callado y cabizbajo- ¿te encuentras bien?-

El chico levantó la mirada y posó sus ojos en los de ella con una expresión sombría. Ladybug entrecerró los ojos, preocupada, y dio otro paso más hacia él.

-¿Chaton?- insistió ella.

-Lo lamento, ma lady, realmente lo lamento mucho- dijo el chico, apenas atreviéndose a mirarla a los ojos por unos segundos, antes de volver a desviarla- pero… necesito que me des tu Miraculous-

Ladybug lo miró, ladeando la cabeza.

-Chat Noir, sabes que esa broma no es graciosa- dijo Ladybug, encogiéndose de hombros- ¿te encuentras bien? No pareces tú mismo-

-No es una broma, Ladybug- dijo el chico- yo… realmente necesito tu Miraculous. Es para una buena causa, lo juro. Sé que suena descabellado, pero necesito que me lo prestes. Necesito que confíes en mi. Prometo devolverlo-

La chica se llevó las manos a los oídos y dio un paso atrás.

-¡No!- dijo ella- ¡por supuesto que no! ¿Qué puede ser tan importante?-

Chat Noir abrió la boca, a punto de decirle todo. Que quería traer a su madre de regreso. Pero no podía. El destino de Emilie Agreste, la esposa del famoso diseñador, era del dominio público en París; si se lo decía a Ladybug, ésta sabría de inmediato su identidad secreta. No, no podía decirle porqué.

-Yo… tienes que confiar en mí, ma lady- dijo el chico, mirando a su compañera de equipo con una expresión suplicante- no lo usaré para mal, tienes mi palabra-

-No, no puedo, Chat Noir, y lo sabes bien- dijo ella, cruzándose de brazos y sacudiendo la cabeza una vez que se dio cuenta de que estaba a una distancia bastante razonable del chico- nuestro Miraculous no debe ser usado para nada que no sea…-

-¡Ladybug!- dijo el héroe, sus ojos verdes brillando de ira, haciendo que la chica diera otro paso atrás- ¿qué no confías en mí? ¡Todas las veces que yo he confiado ciegamente en ti, protegiéndote! ¿Y no vas a hacer esto por mí?-

Ladybug estaba alarmada. En su mente, tanto Tikki como su propio instinto le gritaba que corriera, que se alejara de su compañero. La kwami había sentido algo extraño en Plagg desde que vio que Chat Noir se acercó a él.

-Chat, es diferente- dijo ella- yo nunca te he pedido tu Miraculous. Y no podemos. El maestro Fu dijo que era peligroso que una sola persona controlara ambos Miraculous al mismo tiempo-

-¡No me importa!- dijo Chat Noir, caminando hacia ella- ¡necesito tu Miraculous!-

Ladybug dio un salto, refugiándose en la parte alta de una chimenea cercana.

-¿Que significa esto, Chat Noir?- dijo la chica, mirando horrorizada a su compañero. ¿Qué le pasaba al chico? Ya no era gracioso, y comenzaba a sentir el pánico formándose en su mente. ¿Acaso un akuma lo estaba afectando? No, no podía ser, lo había vencido, y Hawkmoth no era tan rápido como para hacer otro akuma en tan poco tiempo.

Chat Noir estaba furioso. La mirada de horror de su compañera no ayudaba en nada para mantener la calma. Empuñó ambas manos y levantó su brazo derecho para invocar su poder de Cataclismo.

-Que necesito tu Miraculous, Ladybug- dijo el chico entre dientes, amenazándola con su mano derecha, de la cual surgían burbujas negras, indicando que su poder de Destrucción se encontraba listo para ser usado- Hawkmoth y yo… ambos lo necesitamos. Si no me lo das voluntariamente, tendré que tomarlo por la fuerza-

Ladybug palideció. ¿Chat Noir estaba trabajando para Hawkmoth? No, no podía ser. Tenía que haber una explicación coherente para lo que estaba sucediendo. Quizá su compañero había sido akumatizado, o estaba siendo controlado por algún akuma, como ya había sucedido en el pasado.

-Chat Noir, ¿fuiste akumatizado?- preguntó la chica, empuñando el yoyo mientras veía las burbujas negras flotando de su mano derecha. No, los ojos de Chat eran normales, solo estaban llenos de tristeza.

-No, ma lady- dijo Chat Noir entre dientes, aún amenazándola con su mano derecha- Hawkmoth me encontró y me explicó sus motivos. Y temo que tiene razón. Estuvimos mal en pelear contra él-

Ladybug sacudió la cabeza repetidamente. Esto no podía estar pasando. Su Chat Noir, su compañero, su mejor amigo, se había vuelto aliado de Hawkmoth, el villano que había controlado a media ciudad para robarles sus Miraculous, que había puesto en riesgo a muchas personas. ¡No podía creerlo!

Al ver que la chica no estaba dispuesta a ceder, Chat Noir se lanzó contra ella, con la intención de usar el cataclismo en el techo del edificio a los pies de ella para atraparla, pero Ladybug fue más rápida. Lanzó el yoyo hacia él, golpeándolo en el pecho y tirándolo del edificio, haciéndolo caer en un enorme contenedor de basura, la cual suavizó su caída.

Cuando Chat Noir se levantó y usó su bastón para regresar al techo donde había dejado a Ladybug, ésta ya había desaparecido.

-Merde!-

El chico se sacudió el traje, y se echó a correr de regreso a la mansión Agreste. ¿Había manejado bien la situación? ¿O quizá hubiera podido decir algo diferente para que la chica lo ayudara? No lo sabía, pero una cosa era cierta: a partir de esa noche, él y Ladybug se habían vuelto enemigos.

x-x-x

Habitación de Marinette, casa de la familia Dupain-Cheng

Minutos después

-Detransformación- dijo Ladybug al entrar a su habitación por la trampilla del balcón.

Marinette se dejó caer sobre la cama y se ovilló sobre su lado derecho. Se abrazó a sí misma y no pudo evitar comenzar a sollozar al recordar la conversación que acababa de tener con su compañero. Chat Noir, su chaton, su mejor amigo, la había traicionado, uniéndose a Hawkmoth, y ahora él también estaría cazándola para robarle su Miraculous.

Tikki estaba agotadísima, pero en vez de buscar algo de comer, flotó hacia ella y abrazó su mejilla.

-Oh, Marinette, no llores- dijo la kwami, aunque ella misma estaba devastada al pensar que Plagg ahora estaba siendo forzado a trabajar para el mal- estoy segura de que pronto encontraremos una manera de recuperar a Chat Noir-

-Chat… Chat… me traicionó…- dijo Marinette entre sollozos- yo… yo lo quería, Tikki… ¡era mi amigo! ¿Cómo pudo…?-

Tikki no sabía que decir. No sabía que había pasado con Chat Noir, y no se explicaba cómo Plagg había permitido eso. ¿Su compañero kwami había cometido algún error?¿Había dejado a Adrien sin supervisión cuando esto había ocurrido? No, no podía ser. Plagg podía parecer irresponsable, pero no lo era. Además, una parte de ella sabía que el chico era importante para Plagg. No se explicaba como alguien con tan buen corazón como Adrien hubiera podido unirse a Hawkmoth.

-Marinette, no sé que fue lo que pasó- dijo Tikki, sacudiendo la cabeza- nunca pensé que pudiera pasar eso, menos después de que el maestro Fu habló con Chat Noir y…-

-¡El maestro Fu!- dijo la chica, sentándose de golpe sobre su cama y limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano- Tikki, ¡tenemos que ir con el maestro Fu y advertirle!-

-Pero Marinette, no puedes transformarte de nuevo- dijo la kwami, sacudiendo la cabeza- no sabes si Chat Noir te estaba siguiendo-

-Tendremos que correr el riesgo- dijo Marinette, lo más segura posible- tenemos que advertirle. Si llegara… si Chat Noir llegara a atacarlo para llegar a mí… o para robarle los otros Miraculous… -

-Piénsalo bien- dijo Tikki- Chat Noir no sabe donde vive el maestro Fu. Y si hay algo que Plagg jamás hará es llevarlo con el guardián. Es una de las pocas órdenes que un kwami no puede obedecer de un elegido: revelar los secretos del Guardián. El maestro Fu estará a salvo-

Marinette asintió, pensando aún que tenía que advertir al maestro Fu de alguna manera. Sacó su teléfono celular y buscó el número que el guardián le había dado. Rápidamente compuso un mensaje, informándole brevemente lo que había ocurrido.

Chat Noir acaba de unirse a Hawkmoth, maestro. Usted y los otros Miraculous están en peligro. Tikki y yo estamos bien.

Marinette envió el mensaje, y esperó pacientemente la respuesta, mientras acunaba las manos para abrazar a Tikki. Podía notar que la kwami estaba tan asustada como ella. Por fin, la respuesta del maestro Fu regresó.

Gracias por la advertencia, Marinette. Estaré escondido. No me podrás encontrar, pero no estarás sola, te estaré vigilando. No temas, estoy seguro de que al final Chat Noir regresará a tu lado.

La chica releyó el mensaje un par de veces junto a Tikki, y se cubrió la cara con las manos. No sabía porqué, pero tenía la impresión de que la pesadilla apenas estaba comenzando.

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Habitación de Adrien, mansión Agreste

Al mismo tiempo

Tras informar a su padre que había fallado en su misión, Chat Noir se retiró a su habitación y se detransformó. Plagg se dejó caer, fatigado, sobre la cama, pero se negó a siquiera mirar a Adrien o el trozo de queso que el chico le estaba ofreciendo.

-Bueno, eso no fue tan bien como esperaba- dijo Adrien, poniendo el trozo de Camembert en la mesita de noche. No estaba contento. Quería el Miraculous de Ladybug y terminar con ese asunto esa misma noche, cuando la chica estaba desprevenida, pero no pudo hacerlo. No podía atacarla por la espalda. Tenía que explicarle primero sus motivos. Al menos se lo debía.

Adrien levantó la mirada, y vio que Plagg seguía obstinadamente dando la espalda a él y al Camembert. El kwami temblaba, seguramente estaba frío y hambriento, pero se negaba a alimentarse.

-Come- dijo Adrien- es temprano, y aún puedo salir a intentar encontrar a Ladybug-

Plagg seguía negándose a mirarlo, o a alimentarse.

-Plagg, necesito que comas- dijo Adrien, y al ver que el kwami seguía negándose a moverse, a pesar de su constante temblor y evidente debilidad, el chico suspiró- no quiero hacer esto, pero es por tu propio bien. Plagg, te ordeno que comas y recargues tu energía-

El kwami negro se volvió hacia él con una expresión herida que casi rompió el corazón de Adrien, si éste no estuviera ya roto con la expresión decepcionada y asustada que Ladybug le dirigió esa noche, pero no tuvo otra opción más que obedecer y flotar hacia el Camembert.

-A sus órdenes, amo- dijo Plagg sin disimular la amargura en su voz, antes de volverse hacia el Camembert y empezar a comerlo.

Adrien se sintió, si era posible, peor que antes. Ladybug estaba decepcionada de él, y ahora Plagg. Pero casi de inmediato sacudió la cabeza. Tendría que soportar el odio de su bugginette, de sus amigos y de todo París, pero recuperaría a su madre.

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CONTINUARÁ…

¡Hola a todos! Espero que les haya gustado esta introducción. En esta historia Chat Noir se unió a Hawkmoth, y va a convertirse en el peor enemigo de Ladybug. También va a aparecer Luka, quien va a ser la competencia de Adrien para intentar ganar el corazón de Marinette. Muchas gracias a todos por pasarse por aquí, espero que nos sigamos leyendo pronto. Abrazos a todos.

Abby L.