Así empieza todo

Era un hermoso día de primavera en Tokio, Kagome se preparaba para el viaje a través del pozo. Metió con suma concentración lo que necesitaba, que se resumía en lo de siempre; Un botiquín completo (con tiritas de animales cogidas especialmente para Shippo), chucherías y otras porquerías azucaradas y llenas hasta el tubo de calorías vacías (que no las cogería si no fuera porque se pasa todo el día caminando por la tierra del antiguo de Edo, pero sobretodo era para no tener que escuchar a cierto hanyou protestar como un niño de 5 años), obviamente, muda limpia, 2 pares de encendedores y símiles, y un blog de notas por si las moscas.

Decidió que no se llevaría sus libros de texto después del desastre de la semana pasada con sus ejercicios de matemáticas (fueron robados por demonio menor de clase mapache que pensaba que era alguna clase de extraño encantamiento... Tuvo que repetir esa misma noche los 75 ejercicios, que curiosamente, eran para mañana).

Agitó su cabeza para expulsar ese espantoso y traumatizante recuerdo, aunque un involuntario escalofrío recorrió su espina dorsal.

Aseguro el cierre de la mochila, y con un fuerte tirón la coloco encima de sus delgados hombros. Bajo las escaleras con extremo cuidado, ya que no quería decorar el suelo de rojo o presumir de una buena factura del dentista, se despidió de cada uno de sus familiares, aun quedándose un poco sorprendida de que su madre le dejara correr tales aventuras, y se dispuso a saltar al pozo para aterrizar en la era feudal llamada Edo.

Época de Inuyasha

Mientras tanto, Inuyasha esperaba al lado del pozo de Los Huesos, con los ojos cerrados y atento a cualquier ruido extraño, ya era una costumbre hacerlo esperar a Kagome, para luego buscar la perla de Shikon para intentar completarla, Naraku se interpondrá, empezara la lucha, se sacaran espadas, garras, palabrotas, extorsiones...

Pura rutina, pero kami-sama ¡Qué rutina!. Aun que toda emoción tiene su fin.

Dejo escapar de sus labios un largo y cansado suspiro, uno de pura derrota, ¿Qué aria después de eso? Nunca había tenido grandes expectativas para el futuro, y para su desgracia todavía no las tenía, sabía de antemano que Miroku y Sango se casarían, tendrían una gran camada de cachorros y reconstruirían la aldea de los cazadores de demonios. Shippo se iría con ellos y practicaría para los exámenes de kitsune, la anciana Kaede no viviría para siempre y cuando muera nada le atara al pueblo ya que solo es una molestia para sus gentes, y Kagome... volvería a su época, olvidándose del triste y asqueroso hanyou que no hace otra cosa más que enfadarla.

Sí, tenía un prospero futuro.

Bumn! Salio de sus pensamientos como si quemaran, se asomo al pozo para ver una Kagome sentada sobre sus rodillas limpiándose la falda, mientras en silencio se quejaba del dolor de trasero y "de los malditos saltos temporales".

La miko miro al hanyou, pidiendo con la mirada una ayuda silenciosa. Con un brazo de hierro saco a la chica del agujero terroso, depositándola con cuidado en el pasto.

-Has tardado- Fue lo primero en lo que objeto con las orejas crispadas, una pendiente a ella, otra rotando como una antena parabólica por posibles peligros venideros.

-Por lo menos di hola antes...-suspiro -Olvida lo, tarde más porque las farmacias estaban cerradas, era imposible comprar los medicamentos y vendas en otro sitio.

-Pero al menos podrías haber avisado- Espetaba el malhumorado hanyou.

-¡Ya!, como si usted no me habría detenido diciendo "Ya que estas aquí busquemos los trozos de la perla, que curiosamente, fue usted quien la rompió y ahorra debe cargar con ese peso y responsabilidad"- Contesto enfadada, puesta de puntillas golpeando el duro pecho del hanyou con un dedo inquisidor.

-¡Por supuesto, porque es tu culpa!

Eso ya fueron palabras mayores, lentamente, la miko cogió aire hasta llenar los pulmones al máximo, abrió los ojos con un destello característico que por desgracia Inuyasha conocía muy bien.

"!Mierda, estoy muerto!"

-¡Sit!- Acabo estampado como un sello en el suelo, y sin ningún aparente carencia de culpa se fue dejando al hanyou tirado.

Por el fragor de la pelea ninguno avisto la pequeña figura escondida entre los matorrales que rodeaban al pozo.

-"Creo que esto sera interesante"-Y con el mismo misterio desapareció de la escena.