Jack Harkness tenía la teoría que un día que empezaba extremadamente bien, no podía terminar del mismo modo, sino más bien justo al revés. Por ello, estaba seguro, que aquel día en concreto, aquel martes que había comenzando besando a Ianto en los labios para despertarlo de forma cariñosa, iba a terminar siendo un completo desastre.
"Buenos días." Le había dicho a Ianto al oído al ver que comenzaba a desperezarse como un pequeño hámster. "Nunca te había visto despertarte tan tarde ningún día."
"Ni que todas las noche hiciéramos eso ¿Dónde lo has aprendido por cierto? Tengo buena memoria y estoy completamente seguro que hace dos noches no me hiciste eso con la boca." Jack se tumbó boca abajo junto a él y volvió a besarle. "Ya veo, Jack Harkness y sus secretos."
"Espero que no pretendas conocerlo absolutamente todo sobre mi, joven Jones."
Ianto así lo deseaba con toda su alma, que algún día Jack cambiara su forma de ser y de actuar y que le permitiera penetrar en su inescrutable caparazón, que alejaba sus sentimientos del resto del mundo. Pero por el momento, eso no iba a ocurrir y el joven agente no tenía esperanzas de que pasara pronto.
"Hoy estoy especialmente agotado y por un día, no me importaría que nos quedáramos en la cama hasta el mediodía."
"Eso suena demasiado a lo que haríamos su fuéramos la pareja perfecta y estuviéramos celebrando nuestro décimo aniversario. No gracias, creo que paso; además creo que el término pareja me da alergia o algo parecido. Vamos, vístete que se va a hacer tarde para empezar a trabajar."
Así como si nada, de la forma más natural posible par Jack, el capitán acababa de quitarle cualquier esperanza de ser algo más que el amante del momento. Cualquier cosa entre ellos que saliera de aquella cama, estaba muy lejana de convertirlo en pareja de Jack o simplemente en alguien que conociera bien al capitán.
Jack se levantó de la cama completamente desnudo, el crío de aquella mañana de febrero parecía no afectarlo lo más mínimo. Sonrió cuando Ianto no le estaba mirando; Sabía que su joven amante tenía la mirada puesta en su cuerpo, que ambos sabían muy bien, que era perfecto.
Ianto no volvió a comentar aquella conversación, sabía que no tenía nada que hacer para convencer al capitán de tener una relación más íntima a nivel emocional de la que había conseguido. Le gustara o no, eso era todo lo que Jack podía o quería ofrecerle.
"Esta noche me apetece salir de cacería. Dijo Jack al atardecer, mientras se preparaba ya para marcharse.
"Espera que voy contigo."
"No, Ianto, hoy no, prefiero estar sólo y pensar." Definitivamente, no eran nada parecido a una pareja.
Ianto lo voy coger su weably y su gabardina y despedirse de él con un guiño, que en otro momento sería terriblemente sexy, pero que ahora para Ianto no era nada más que eso, un guiño, como si de la aventura de noche que no se iba a volver a repetir se tratara.
"A veces parece que no conoces a Jack." Gwen estsaba a punto de marcharse, pero parecía que ver la relación de sus dos amigos desde fuera, le daba otra perspectiva mucho más amplia. "Te quiere y eso para él es un problema. Tal vez le de miedo el compromiso o haya perdido a muchos seres queridos; pero está asustado y teme dar el siguiente paso contigo."
"no estaría tan seguro de eso. Si me quedo aquí esta noche a esperarlo, estoy seguro que aparecerá con alguien a quien va a tirarse y te puedo asegurar que no me apetece en absoluto pasar por algo tan bochornoso. Lo hace siempre conmigo después de una cacería y hoy quiere estar sólo, sin mi."
- o -
Tal y como Jack había temido, la noche terminó por estropearse. Había salido sólo, como había dicho, para pensar y como había dicho Gwen, Jack tenía un problema; se estaba enamorando de Ianto. ¿Cómo podía permitirse enamorarse de alguien que al final sufriría por su culpa? Había perdido a demasiada gente por ser quien era, por no ser más cuidadoso y pensar que el amor significaba para todos lo mismo que para él; por poner a sus seres queridos en peligro, muchas veces sin darse cuenta, tan sólo porque sus enemigos querían hacerle daño a él.
Pero al final, todos los que habían estado a su lado, en un sentido mucho más estrecho que el simple sexo, habían terminado por morir jóvenes o de una forma bastante horrible.
No podía hacerle algo así a Ianto, no cuando le apreciaba tanto, cuando se estaba dando cuenta que estaba comenzando a sentir algo tan grande por él, que lo primero que pensaba cuando se trataba de su joven amante, no era el sexo de la noche anterior o el que tendrían a la noche siguiente, si no si Ianto era feliz a su lado. Realmente estaba comenzado a enamorarse y eso significaba un peligro para Ianto, que este no conocía todavía.
Así, buscando a un weevil con el que aplacar su conciencia y sus interminables remordimientos, que se le había escapado dos días antes; se topó con los restos de un horrible crimen. Dos jóvenes descuartizados y con el rostro totalmente irreconocible. Supuso que tenía un caso entre manos, pero no había imaginado que el asesino, con la ropa manchada de sangre y muy poco propia del siglo XXI y una enorme espada en la cama, se le plantaría delante.
"Así que aburrías y decidiste matar a esos dos pobres desgraciados."
El hombre, algo más bajo que Jack, pero mucho más corpulento, debido a la enorme armadura que llevaba, sonrió, mostrando una hilera de dientes ennegrecidos y que no debían saber lo que era la limpieza bucal.
"El hechicero me mandó aquí APRA que hiciera el sacrificio que me pidió, ahora me convertiaría en el hombre más poderoso del reino y Uther y su hijo Arthur, pronto morirán bajo mi espada."
"Amigo, no se de que manicomio te has escapado, pero te recomiendo que sueltes esa espada antes de hacerte daño o que yo me vea obligado a hacértelo a ti."
Jack se preguntó si le había dado la indicación contraria, pues en lugar de hacerle caso, el terrible guerrero, levan´to su arma y dando un feroz gritó al aire, se lanzó contra el capitán.
Antes de poder atacarle, tuvo que evitar que le cercenara la cabeza, no era la primera vez que moría decapitado, pero aún así, seguía siendo muy poco placentera la sensación de perder la cabeza.
Una luz brilló a la espalada de Jack, pero al verla, el hombre detuvo su ataque y la miró como si se hubiera quedado extasiado. Jack no tuvo que pensar mucho para llegar a la conclusión de que alguien había abierto la brecha y estaba seguro que su equipo no había sido, no después de lo que había ocurrido la última vez que lo habían intentado.
"Por fin puedo regresar a casa." El guerrero que parecía haber perdido todo su interés en Jack, se dirigió a la brecha, dispuesto a desaparecer en el otro lado.
"Perdona si te llevo la contraria, pero aquí todavía tienes que pagar por los dos crímenes que has cometido esta noche."
"Ya te he dicho que han sido un sacrificio necesario."
"Pues yo no estoy tan seguro de eso."
El capitán siguió al guerrero y trató de detenerlo antes de que cruzara la brecha. Su contrincante cada vez de peor humor, trató de golpearle para quitárselo de en medio, pero la armadura le hacía especialmente pesado y lento como para poder evitar que Jack siguiera ahí.
Jack intuyó sus movimientos, por lo que pudo parar los golpes y darle un par de puñetazos en el rostro, pues en otro lado ni los hubiera sentido por la armadura.
"Si quieres irte, antes tienes que pagar por los dos jóvenes a los que has matado y mutilado." El capitán le golpeó en la cara otra vez y le empujo alejándolo de la brecha todo lo que pudo.
"Si te pones en mi camino tendré que matarte."
"no creas que eso va a ser un gran problema para mi." Aquello dejó desconcertado al hombre, pero no por mucho tiempo.
Gruñó con fuerza como si de una bestia salvaje y rodeada por los cazadores se tratara y todo lo rápidamente que le permitía la armadura, se lanzó hacía la brecha. Con o sin el permiso del capitán, estaba decidido a cruzar.
Jack se puso delante, pero cuando más seguro estaba de que lo iba a de detener, la brecha se convirtió en un remolino y sin que el capitán pudiera hacer nada, los arrastró a los dos al interior, directos al otro lado.
- o -
"Merlin ¿Dónde demonios has puesto mi escudo?" Preguntó Arthur con un tono de pocos amigos. "A veces pienso que no tengo peor enemigo que tu."
El joven hechicero, penetró corriendo en los aposentos del príncipe. "Lo siento. Estuve limpiándolo anoche y me quedé dormido con él."
"Si le contara a mi padre todo lo que haces y lo que no haces también, estarías despedido hace mucho tiempo, si no algo peor." Arthur sonrió al ver como cambiaba de improviso la expresión de su sirviente y amigo. "Tranquilo, no lo haré, no creo que fuera a encontrar alguien como tu."
Merlin terminó de ajustar la cota de malla sobre Arthur y colocando el escudo en su sitio, se quedó petrificado al escuchar aquello.
"Ni que yo tuviera nada de especial." Merlin deseaba tener algo especial para su amigo, que lo viera no sólo como el sirviente fiel, si no como el compañero que el hechicero quería ser.
"Me caes bien y aunque un poco torpe, sabes hacer las cosas, por no habar de las veces que me has encubierto y de las broncas que te has tenido que comer por mi. Otros no hubieran aguantado tanto." Si Arthur supiera el verdadero motivo por el que Merlin hacía todo aquello, a lo mejor era él mismo el que lo despedía sin pensarlo dos veces.
"Para mi es un honor hacerlo."
"Vamos Merlin, nos conocemos hace suficiente tiempo como par saber que querrías estar en un millón de sitios antes que aquí."
Merlin no dijo nada, pues si le contaba la verdad, tenía que decir que al principio, eso había sido cierto, pero ahora, sus sentimientos eran muy distintos, pese a que a lo mejor no fueran los correctos y sobretodo no fueran recíprocos.
Un ruido llamó repentinamente la atención de los dos. Como si de un trueno en medio de la habitación se tratara, una luz siguió al quejido y una ventana luminosa apreció en mitad de la nada.
Los dos jóvenes se miraron, preguntándose mutuamente con la mirada si tenían idea de lo que era aquello, pero ninguno de los había visto nada similar en su vida.
"Aunque tu me haces dudar, a veces creo que mi padre tiene razón en cuanto a que la magia es mala y debe ser erradicada." Dijo Arthur. Su espíritu de guerrero le obligó a ponerse delante de Merlin, aunque este hubiera deseado que fuera por otro motivo.
"No se quien ha hecho esto, pero aquí se ha usado una magia muy peligrosa y creo que de las peores." Contestó Merlin, sin dejar de mirar a la luz.
"No sabía que supieras tanto de magia. Espero no tener que preocuparme a estas alturas."
Merlin no pudo contestar, pues dos figuras que parecían enfrascadas en una batalla persona, aparecieron en la luz. Tan rápido como había aparecido, la luz escupió a lodos extraños y a continuación se cerró.
Los recién llegaso cayeron sobre Arthur y Merlin. El primero recibió a un tipo alto, pero con una extraña vestimenta que poco tenía que ver con aquella época, aunque lo que más destacaba de él era su gabardina azul.
Lamentablemente para Merlin, sobre él cayó el hombre de la armadura que al no haberle visto, no pudo frenar y cayó con todo su peso sobre el joven hechicero, lanzándolo contra l cama, donde se hizo una brecha en la cabeza.
"Espero que uno de los dos tenga una buena explicación sobre como han llegado a los aposentos de Arthur Pendragon."
El hombre de la armadura que no había prestado atención a Merlin, a pesar de haberlo aplastado, se levantó más rápidamente de lo que nadie hubiera creído posible
"El hechicero tenía razón y me ha traído directamente hasta el príncipe."
"Con que tu eres uno de los tipos que viene a matarte, pues espero que tengas más suerte que todos los que lo han intentado antes que tu." Arthur buscó su espada, pero había salido disparada al chocar contra el otro extraño.
"Eso tengo que corregirlo, porque yo voy a ser quien te mate y nadie va a poder evitarlo." El guerrero desenvainó y con una sonrisa triunfal caminó hacia Arthur.
De repente se escuchó el disparo y durante unos segundos, Jack espero ver al hombre derrumbarse muerto, pero en lugar de eso, fue Arthur el que cayó al suelo. No lo había visto, no se había dado cuenta de la bala rebotando en la armadura del hombre y alcanzando al joven príncipe.
"Os dije que nada podría impedirlo."
Tras decir aquello, la brecha volvió a abrirse, pero esta ve justo detrás de donde estaba Merlin.
"Ahora volveré a casa y esperaré a que Uther se derrumbe por la muerte de su único hijo y heredero."
"Lo siento, pero creo que este es mi pasaje." Le rectificó Jack, con la esperanza de que la brecha le devolviera a casa. Con dos rápidos movimientos, se cargó a Arthur al hombro y agarrando a Merlin, lo arrastró por la brecha.
Ningún médico de la época podría salvar al príncipe de una herida de bala y en cuanto al muchacho, temía que al ser un sirviente era el primer acusado de la muerte del mismísimo Arthur Pendragon, al que Jack esperaba no haber matado.
