Amnesia.

Capitulo 1: Fue un pequeño accidente.

La amnesia es un trastorno del funcionamiento de la memoria durante el cual el individuo es incapaz de conservar o de recuperar recuerdos e información de su vida almacenada en su memoria con anterioridad; pérdida total o fraccional de la memoria.

El invierno había llegado.

Todo el mundo salía a las calles vestidos con sacos enormes, guantes y gorros que los protegieran del frio. Las montañas, bosques, techos y patios de casas y de castillos estaban decorados por capas de nieve que caía en copos del cielo nublado. Niños pasaban corriendo por todos lados lanzándose bolas de nieve y también en los patios de algunas casas se veían muñecos den nieve con la clásica nariz de zanahoria. Los adultos simplemente andaban por ahí trabajando o cuidando a sus hijos, pero ese día no parecía que a cada rato el Rey Helado llegaba y se robaba a las princesas del reino, era uno de esos días en los que uno creía que todo era en absoluto perfecto.

Ese mismo día Finn –un muchacho de ya dieciocho años- y Jake fueron llamados por parte de la Dulce Princesa para que la ayudaran en otro de sus favores reales. Y como era previsto, el joven héroe y su perro mágico aceptaron ir y ahora se les veía caminando en dirección al castillo hundiendo sus pies en la nieve con cada paso que daban. Generalmente en los días de invierno las praderas desaparecían bajo la capa blanca y debido a eso a los héroes se les hacía más difícil poder ir más allá del patio de su casa, pero ahora habían tomado precauciones y optaron por atarse unas raquetas de tenis en los pies convirtiéndolos en zapatos para la nieve para caminar sin problemas.

-Hermanito, hace mucho frio aquí afuera ¿Y si mejor le decimos a la Dulce Princesa que podemos dejarlo para otro día?- Comento Jake.

-Te dije que te pusieras un saco, pero no existe persona más terca que tu, Jake- Y era cierto, antes de salir Finn le había dicho a su hermano que se pusiera un saco para protegerlo del frio porque lo único que llevaba era una bufanda roja, pero Jake insistió en que su pelaje lo protegería y ahora se estaba congelando hasta los huesos.

-No me cambie la conversación, jovencito.

-Si tú eres el que se está quejando. Además mira, ya llegamos.

Para cuando Jake miro al frente, él y Finn ya se encontraban atravesando el puente que conducía a la entrada y salida de uno de los reinos más importantes de la Tierra de Ooo custodiado por decenas de Guardias Banana, la mayoría armados con lanzas bastante largas. Siendo de día la puerta de protección estaba abierta y Finn y Jake pasaron por debajo de esta encontrándose con el animado escenario de las tierras de la Dulce Princesa. No faltaba mucho para que llegara la Navidad a Ooo y todo el mundo corría de un lado a otro comprando y buscando regalos, las casas estaban decoradas con luces navideñas, los patios, casas y calles cubiertos de nieve por montones y las clásicas guerras de bolas de nieve entre niños que jugaban alegremente por ahí.

Finn sonrió al ver todo eso.

Desde que acabaron con el Lich hace algunos años el continente no tenía de tantas cosas de que preocuparse, solo algunos que afirmaban que regresaría en algún momento se preocupaban por cualquier cosa, pero la mayoría de esos eran habitantes locos que no tenían nada que hacer con su vida. Pasaron a través de todo el Dulce Reino quedando frente al portón de caramelo y, antes de que Finn tocara como era debidamente hacerlo, Jake se le adelanto golpeando desesperado el portón que parecía estar hecho de chocolate bien duro.

-¡Mentita, ábrenos, mi cola se está congelando aquí afuera!- Gritaba Jake sin dejar de golpear.

Un momento después de que Jake se detuviera la entrada del castillo se abrió lentamente y se vio como un ojo se asomaba por el pequeño hueco que se había formado con la pequeña separación y al ver a Finn y a Jake el portón se abrió más revelando a una menta gigante vestida con un traje azul; era Mentita. El siempre fiel mayordomo de la Dulce Princesa les pidió a los chicos que pasaran y Jake no dudo en entrar disparado al palacio de la princesa cubriendo su boca con sus manos echando aire caliente para luego frotárselas y unos dos segundos después sobarse los brazos, temblando como si le hubieran echado un balde de agua frio. Mientras tanto, Mentita le indicaba a Finn que la Dulce Princesa estaba trabajando en su laboratorio y que quería verlo urgentemente. El chico y el perro –dejando salir humo helado de su boca- entendieron las órdenes del señor Mentita y caminaron por unos cuantos pasillos hasta llegar a su destino.

-Dulce Princesa- Llamo Finn asomando su cabeza al interior del laboratorio.

-¿Eh?... ¡Oh! Pasen, Finn y Jake, los estaba esperando desde hace rato- Dijo la soberana mientras en su mano sostenía un frasco que usaba para sus experimentos en el que estaba revolviendo un liquido verde claro. Finn cerró la puerta cuando los dos entraron y se voltearon a ver a la princesa.

-¿En qué podemos ayudarla? Mentita dijo que era muy importante.

-Sí, princesa, usted nada más diga quién es y nosotros nos encargamos del resto- Comento Jake agrandando sus puños.

-Gracias, Jake, pero esta vez no necesito que recurran a la violencia, muchachos.

-¿¡Que!?- Exclamo el can- ¿O sea que casi muero congelado por nada? Yo creí que íbamos a patearle el trasero a algún mafioso, o por lo menos al Rey Helado.

-Podremos darle sus pataditas al Rey Helado cuando terminemos la misión de la princesa… A propósito, ¿qué tenemos que hacer?

-Chicos, necesito que me hagan el grandísimos, el más grande favor que pueda pedirles en mi vida. Quiero que busquen la Rosa Azul.

-¿Rosa Azul?- Dijo Finn- Eh oído hablar de las rosas rojas, pero jamás escuche de una rosa azul. Es más, ni siquiera sabía que existían.

-Eso es porque es una flor es difícil de encontrar, Finn. Crece precisamente en esta época del año y es el ultimo ingrediente que me falta para completar esto- Les dijo, enseñándoles el frasco de color verde.

-¿Y eso que es?- Pregunto Jake.

-Muchachos, ¿recuerdan lo que sucedió con Goliad? Cuando les dije que yo no viviría para siempre y necesitaría alguien que cuidara de buena manera a todos mis súbditos.

-Si- Dijeron los chicos al mismo tiempo.

-Ah, pues en las últimas semanas eh estado investigando sobre inmortalidad y eh encontrado que puede ser conseguida por magia o alguna fórmula, o te puede ser implantada por medio de algo que contenga la fórmula que se necesita.

-Como la mordida de un vampiro- Comento Jake.

-¡Exacto! Hoy en día los vampiros son boletos a la vida eterna, pasajes a la inmortalidad. Pero para no tener que soportar ser mordida por uno me di cuenta de que podía crear mi propia "mordida de vampiro", pero sin la necesidad de ser uno. Ya sabemos que los vampiros son seres inmortales que pueden convertir a cualquier otro ser en uno de ellos y darles la vida eterna. Me llama mucho la atención como y me tome un tiempo también para investigar un poco; resulta que cuando se implantan los colmillos en la sangre se desprende un tipo de veneno que detiene los glóbulos rojos en las venas dándole un aspecto medio muerto al individuo. Siendo más directos, como la sangre es bombeada por el corazón y el corazón funciona por medio del cerebro mi teoría sobre la inmortalidad por medio de la mordida de un vampiro se debe una infección en el cerebro.

-¿Infección?- Dijo Finn.

-Causada por el veneno. La sangre corre por todo nuestro cuerpo y llega también al cerebro, entonces al ser infectada por el veneno del vampiro de algún modo el cerebro resulta afectado de una manera que desconozco y ahí empieza el proceso de inmortalización.

-Me duele la cabeza- Dijo el perro sobándose las sienes de la cabeza con los dedos a causa de la larga explicación científica.

-Aguántenme las carnes. O sea que ese frasquito que tiene ahí contiene la… "inmortalidad"- Bonnibel asintió- ¡ALGREBRAICO! ¡Yo quiero, yo quiero, yo quiero!- Dijo el humano acercándose emocionado al frasco lleno de químicos.

-¡Espera, Finn!- Lo detuvo, poniéndole una mano en el rostro y alejando el objeto- ¿Qué no me entendiste? Aun no está completo. Necesito la Rosa Azul para que esto funcione, de lo contrario si nos lo tomamos así no se qué pasaría.

-Bueno, pues dígame en donde está y Jake y yo iremos a buscarla.

-¿¡Perdón!?- Exclamo el perro mirando a su hermano cruzado de brazos.

-¿Qué paso? ¿No quieres ir, Jake?- El perro negó- Pero tú siempre vas de aventura conmigo. Si es por lo del otro día en mi defensa quiero decir que nunca pensé que el chocolate se derramaría sobre tu violín.

-No es eso.

-¿Entonces?

-Es que voy a congelar mis orejitas haya afuera.

-¡Oh, que la canción! Pues ahorita vamos por un saco. Dulce Princesa, denos las indicaciones, que yo también quiero vida eterna- Se aventuro el humano, en quien se notaba a leguas la decisión por ser inmortal.

-Según tengo entendido la planta crece en relieves altos fríos. Es fácil de localizar, solo busca una rosa que sea azul y me la traes.

-¡Oh, sí! Inmortalidad, cuidado que voy por ti- El humano sin más salió disparado a la salida gritando emocionado por los pasillos del castillo siendo perseguido por su canino hermano, que con trabajo podía moverse a causa del frio.

Finn salió corriendo del castillo emocionado por la misión que estaba por cumplir y tanta era esa emoción que ni de Jake se había acordado después de que salió del castillo. Había días en los que él pensaba que, siendo un humano, su tiempo de vida tarde o temprano se agotaría y con él se extinguiría por completo toda la raza humana, pero ahora que Bonnibel acababa de inventar un método para la vida eterna sin la necesidad de convertirse en vampiro o en cualquier otra criatura sobrenatural de Ooo. Finn de sobra sabía que, viviendo para siempre, podría estar al lado de Jake durante la eternidad, y llegaría a sus ochenta años, a los noventa, cien, doscientos, quinientos ¡y mil años!, y aun así seguiría viéndose como un muchacho aventurero de dieciocho. Permanecería joven por siempre y su hermano también porque estaba seguro de que Jake también querría acompañarlo y pues era obvio que la Dulce Princesa también lo sería, ella invento la formula después de todo.

El chico de verdad no podía contener su emoción, y el solo pensar en todo lo que podría hacer, los lugares que podría conocer, los tesoros y aventuras que podría descubrir le daban más vuelo al muchacho para encontrar la llamada Rosa Azul.

-¡Finn! ¡Hermanito, detente, por favor! ¡Soy de patas cortas, Finn!- Escucho gritar a alguien. Se volteo y miro a Jake corriendo a todo lo que podía soltando aire frio de su boca. Incluso había olvidado el frio que hacía.

-Oh, Jake. Lo siento, es que me emocione de más- Se disculpo, agachándose a la altura del perro amarillo.

-De eso me di cuenta ¿Qué no me ibas a acompañar por un saco? Porque en serio me siento como una paleta helada aquí afuera.

-Vamos, pues. Pero hay que hacerlo rápido que no está esperando la eternidad. Y oye, hablando de eternidad, ¿Por qué no vamos por Marcy a ver si nos quiere acompañar? Esta es su época favorita del año y debe de estar aburrida encerrada en su casa.

-Okey, pero por piedad, vamos por un saco a la casa.

-Te lo dije.

-¡Cállate!

A toda prisa los chicos se fueron al Fuerte del Árbol y Jake entro corriendo subiendo a su habitación buscando algo que lo protegiera del frio de invierno. Dentro, la casa también estaba decorada con unas cuantas decoraciones navideñas, el clásico árbol entre ellas, las paredes con tres calcetines con los nombres de las tres personas que vivían ahí. Beemo no estaba porque había ido a uno de sus partidos de futbol que no se habían cancelado a pesar de la época del año y los chicos se veían obligados a tener que dejar la casa sola cuando se iban de aventura.

Dejando eso de lado Finn se quedo pensativo un rato. Era invierno, la época más fría, el cielo siempre estaba nublado y las noches llegaban más pronto que en otros días, pero lo que el muchacho no comprendía era porque a Marceline no se le veía tan frecuentemente por ahí. Ella generalmente no dudaba en salir cuando no había sol, sobre todo en invierno, además el joven tenía rato que no la veía ni salían en una de sus aventuras nocturnas, como era normal en ellos. Bueno, al parecer no había sido tan mala idea invitar a la Reina de los Vampiros a su nueva misión.

-Ahora sí. Estoy listo- Indico el perro mágico ahora cubierto por un suerte verde con rojo, el mismo que uso cuando descubrieron los secretos del Rey Helado en unas cintas de video.

-Ya era hora. Ahora vamos por Marceline, ¿sí? Apuesto a que se muere por…

Justo en el instante en que puso un pie fuera del Fuerte del Árbol algo ataco a Finn de la nada optando porque el chico terminara en el suelo con fragmentos de nieve por toda su cara. Jake estaba por preguntarle a Finn que había pasado, pero de la nada fue atacado por una decena de bolas de nieve que, a pesar de que el can se protegió con las manos, lo convirtieron en un perro de nieve. El humano se inclino en el suelo y entonces volvió a ser atacado por otra bola de nieve que esta vez impacto en el costado de la cabeza. Bien pudo escuchar unas carcajadas a lo lejos, pero por más que busco al "bromista" no veía nada más que una pradera cubierta por nieve, nieve, nieve y más nieve.

-¿Qué… demonios fue eso?- Pregunto Jake asomando su cabeza por encima de la nieve que lo tenía enterrado.

-No lo sé… ¿Extraterrestres, tal vez?- Y entonces recibió otro impacto en la nuca- ¡Hey, quien quiera que esté haciendo eso la pagara caro!

-¡Si, vamos a darle sus pataditas si no nos dejan en paz! Ay, estos jóvenes de ahora.

-¿Ah, sí? Pues me interesaría saber cómo harás eso, Jake- Susurro alguien en la oreja del perro. Este, al voltear y darse cuenta de que era Marceline, la Reina de los Vampiros, grito y salió corriendo despavorido, ocultándose detrás de las piernas de Finn.

La vampiresa llevaba su cabello suelto y vestía de una chaqueta negra con una blusa roja por debajo, unos jeans azules y sus clásicas botas negras; el típico estilo rocanrolero de la Reina de los Vampiros.

-¡Marceline, eras tú!- Exclamo feliz Finn- Justamente íbamos por ti a tu casa.

-Pues ya no busques más. Me estaba muriendo de aburrimiento en mi cueva mohosa y decidí visitar a mis idiotas favoritos- Decía al tiempo en que formaba una bola de nieve entre sus manos- ¿Y ustedes que hacían?

-La Dulce Princesa nos envió a buscar la… Rosa Azul. Es una flor que encontraremos en la montaña más alta de Ooo.

-Rosa Azul, eh… Suena interesante. No les molesta si los acompaño, ¿verdad?

-No, Marcy, si para eso íbamos a tu casa. Como ya casi no te eh visto pensé que sería buena idea invitarte, ¿no, Jake?- Dijo el chico volteando a ver a su hermano.

-Siempre y cuando no nos chupe la sangre, todo estará bien- Respondió el perro.

-Me alegra escuchar eso, chucho- Comento la vampira y acto seguido lanzo la bola de nieve contra la cara de Jake, quien termino por car de espaldas al suelo con la nieve en su rostro- Cero y van dos. Favor yo. Finn, tu hermano tiene reflejos de gato muerto.

-¿¡Que!? ¡Atrévete a repetir eso que dijiste, vampira!- Grito el perro poniéndose automáticamente de pie sobre la nieve.

-¿¡O si no que, Jake!?- Grito Marceline cambiando su cara a una de las tantas transformaciones que le daban miedo al perro, a quien acabaron por temblarles las rodillas.

-No, es que… n-no escuche bien eso último que dijiste.

-Más te vale- Advirtió, regresando a su forma normal- ¿Y bueno, que? Pensé que tenían una misión que cumplir con Bonnibel. Y solo por curiosidad, ¿qué es tan importante para ir a buscar una simple flor?

-Bueno, la princesa no quiere dejar su reino en manos de cualquier otro soberano, así que creo una fórmula para hacerse inmortal y ahora solo necesita la planta para que funcione bien- Dijo Finn.

-Adivinare; ustedes también quieren hacerse inmortales, ¿verdad?

-¡Pero por supuesto! Vivir por la eternidad debe de ser lo más algebraico que pueda existir. Jake y yo seremos para siempre los mejores aventureros que la Tierra de Ooo pudo haber tenido ¿Qué te parece, Marceline? ¿O a poco me vas a decir que la inmortalidad no te gusta?

La vampiresa se encogió de hombros.

-Si tú lo dices.

-¿Cómo que si yo lo digo? ¿No te agrada la idea?

-No, no, no, claro que si me agrada. Es su decisión después de todo, yo no tengo porque oponerme ni decirles que no lo hagan- Dijo, escondiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

-Marcy, ¿estás bien? Te vez algo seria hoy. No te nos abras enfermado, ¿cierto?

-¿Estás jugando? Yo soy la salud en persona. Ya vámonos de aquí.

Pero Finn tenía toda la razón. Marceline no se veía en lo absoluto bien, más bien parecía que estaba desinteresada por el tema, algo raro porque ella siempre iba de buena gana a sus aventuras, con decir que incluso acababa riéndose junto con ellos al final, pero ahora no parecía ser lo mismo. Si algo sabía Finn acerca de las emociones de los vampiros, era que siempre intentaban reprimir sus sentimientos fuera cual fuera. Marceline en esos momentos se notaba… triste, pero eso no tenía sentido si hablábamos de la Reina de los Vampiros, la chica más temeraria y valiente que el humano había conocido en su vida. Y aunque cuando les lanzo las bolas de nieve seguía pareciendo la vampira bromista que ella era, luego de que Finn menciono que la Dulce Princesa había descubierto la forma para hacerse inmortal su expresión cambio un poco mostrándose más seria. Lo pensó un momento y calló en cuenta de que la pregunta que le hizo no fue de las mejores.

¿O a poco me vas a decir que la inmortalidad no te gusta?

Ahí Finn olvido un pequeño detalle acerca de la vida de su mejor amiga; su vida había sido un asco. Marceline vivió en la Guerra de los Champiñones y no tenia en absoluto buenos recuerdos acerca de ella y había visto a sus amigos morir ya fuera por la edad o porque algo los mato, así que en teoría la palabra "inmortalidad" para ella era como un portal a su atormentador pasado. Y a Finn le gustaba la idea de vivir para siempre porque Jake también lo acompañaría, al igual que la Dulce Princesa y Marceline por supuesto, y quién sabe si la princesa llegara a inventar más formulas y se las diera a todo el mundo, el caso era que debió pensarlo dos veces antes de hacer esa pregunta.

-Finn, repíteme a donde vamos, por favor- Dijo Jake, quien estaba al costado izquierdo de Finn.

-A la montaña más alta de Ooo. La Dulce Princesa dijo que la Rosa Azul crecía en relieves altos y con poco oxigeno en esta época del año.

-Pues a mí se me hace que ya la encontramos. Miren- Dijo Marceline señalando al frente y los aventureros voltearon. Frente a ellos se encontraba una montaña enorme, de gran altura, con la cima cubierta de nieve que se había deslizado por todos lados- Si la flor que están buscando no está ahí, entonces yo soy una mujer lobo.

-Sin duda debe de estar ahí. Jake, llévame hasta allá, viejo- El perro entonces aumento de tamaño y el chico se subió en su lomo- Marceline, sube para que no te canses- Agrego, extendiéndole una mano a la vampiresa, que se encontraba flotando a pocos centímetros del suelo.

-Estoy bien así, Finn. Prefiero flotar hasta allá si no es molestia.

-Vamos, Marcy. Si no lo haces tendrás que competir conmigo en una carrera por escalar hasta la cima de la montaña.

-¿Me estas retando?- Finn asintió- ¿Tu me retas a mí, a Marceline Abadeer? Viejo, creo que tú y yo sabemos exactamente quien ganaría esta competencia.

-Yo- Dijeron ambos al mismo tiempo. Marceline entonces rio, como si le diera gracia el que Finn la estuviera retando.

-Ya en serio, Finn, no puedes ganarle a la Reina de los Vampiros en una competencia.

-¡PUES YA TE LLEVO MUCHA VENTAJA!

Nada más escucho ese grito y Marceline se dio la vuelta llevándose la sorpresa de que el humano ya estaba como a un kilometro de distancia del punto donde ella estaba. Sin dudarlo, esta se lanzo flotando a todo lo que podía persiguiendo a los aventureros, humillada por no haber notado que en su distracción Finn y Jake ya casi estaban por ganar su titulo de Oye, soy mejor que tú escalando montañas, cosa que por ninguna razón la vampiresa permitiría. Era demasiado orgullosa como para permitir que dos idiotas le ganaran en una estúpida competición.

En poco tiempo Abadeer consiguió empatar con el perro y el humano cruzando miradas con este último. Se sonrieron entre sí con miradas retadoras y después volvieron la vista al frente aumentando la velocidad con la que se estaban moviendo. El viento frio casi parecía que le desgarraría el rostro al humano o que su sombrero de oso saldría volando, pero lo único que hacía era gritar emocionadamente sintiendo la adrenalina recorriendo todo su cuerpo y Marceline estaba igual. De no haber sido porque el muro de la montaña se les presento de la nada ahora los tres hubieran terminado con la cabeza dentro de la piedra, pero por fortuna disminuyeron la velocidad y, antes de que Jake frenara, Finn salto desde el lomo de este quedando agarrado de unas piedras salidas de las que se apoyo para empezar a escalar. Marceline, por su parte, hizo lo mismo, pero en lugar de irse flotando para tomarle ventaja a Finn ella también escalo el muro de la montaña haciendo lo mismo que Finn y justo a la mitad del camino los dos quedaron empatados en la competencia de alpinismo.

En ocasiones la vampiresa era quien tomaba una gran ventaja, pero para su sorpresa el aventurero también la rebasaba y lo que ella creía que solo sería un aburrido juego de niños en el que ella terminaría por ganar se convirtió en algo más serio. Y cuando llegaron a la parte en la que la nieve cubrió toda la cima de la montaña Finn estuvo por caer varias veces, pero Jake lo ayudaba a no sufrir de un accidente terrible y lo volvía a empujar hacia arriba. Marceline para entonces se encontraba sobre una roca plana que salía del muro de la montaña, pero seguía escalando evitando mirar para abajo para no perder la concentración y caer. La nieve le quemaba las manos de lo helada que estaba, pero eso no le impedía seguir caminando, y Finn estaba igual, pues los dos estaban empatados y, cuando menos lo pensaron, las manos de cada uno tocaron la cima al mismo tiempo y subieron de igual manera arrastrándose por la nieve y luego se dejaron caer de espaldas con las respiraciones agitadas.

-Vaya… ¡Eso sí estuvo bueno!- Comento la vampiresa, riéndose a carcajadas.

-Oye, Marcy, ¿por qué tú no flotaste? De ese modo pudiste haberme ganado fácil.

-Lo sé, lo sé. Pero es que extrañaba hacer esto- El chico la miro sin entender mucho lo que quería decir y ahí fue cuando Marceline cayó en cuenta de que Finn no debía tener la menor idea de lo que ella hablaba- Veras, Finn, en mi viaje por toda la Tierra de Ooo subí, baje y viví en montañas, así que en teoría, me gusta el alpinismo. Es divertido escalar algo tan alto sabiendo que estas en peligro de muerte, lo hacía con frecuencia.

-Ay, mis patitas de perro viejo- Se quejaba el can al tiempo en que dejaba caer su barbilla en la nieve.

-¿Estás bien, Jake?- Pregunto Finn inclinándose para ver al perro medio agonizante. Este, sin embargo, solo alzo su mano levantando el pulgar.

-Parece que si- Comento Marceline- Oye, héroe, ¿no es eso lo que venimos a buscar?

Luego de la pregunta de la vampira el muchacho se dio vuelta en la nieve y en su rostro se formo una sonrisa cuando vio lo que tenía en frente. En medio del manto blanco helado que cubría la punta de la montaña se hallaba una flor que él jamás había visto. Su belleza era tanta que hasta Marceline y Jake quedaron perplejos ante su presencia; era una rosa, pero como la princesa le había dicho, de un peculiar color azul con detalles negros en las orillas que hacían que la planta en si brillara en medio del manto blanco de nieve. Los pétalos estaban congelados y unas curiosas estalactitas se habían formado debajo de estos convirtiendo, definitivamente, a esa flor en la más rara y hermosa que Finn en su vida pudo haber conocido.

Ya estaba por arrancarla y llevarla lo más rápido que pudiera al Dulce Reino para que Bonnibel completara su fórmula, sin embargo, si Finn hubiera sido más rápido y no se hubiera dejado hipnotizar por la belleza de la flor, nada de lo que paso a continuación hubiera sucedido.

De repente un cerro de nieve empezó a moverse por debajo de Finn y a los pocos segundos después se elevo en el aire junto con el humano, quien estuvo a punto de caer de no haber sido porque se sostuvo de algo que parecía ser un hombro. Entonces la cantidad de nieve que se levanto comenzó a moldearse tomando una forma humanoide de la que Finn seguía colgado, y fue ahí cuando el muchacho, intentando no caerse, vio como en lo que parecía ser la cabeza del cerro de nieve se formaron dos ojos hechos de piedra que se dirigieron al humano. Perplejo, no se dio cuenta que una mano gigante fue hasta él y como si se intentara quitar un insecto del hombro, esta hizo caer a Finn con el impulso de su dedo índice apoyado en su pulgar haciendo que el joven rodara por el piso.

-¡Golem de nieve!- Grito Jake al ver la forma humanoide hecha de nieve frente a él.

-Jake, tu ve por Finn. Yo me encargo del otro- Ordeno ella y al momento el perro corrió a la dirección en donde estaba su hermano- ¡Oye, feo! ¡Estoy aquí, horrible cosa monstruosa!

Una vez que el monstruo se percato de los movimientos de Marceline y los constantes insultos hacía él movió su pierna hacía atrás y después la impulso de nuevo adelante, a punto de sacar volando a la Reina de los Vampiros de una patada, pero esta fue bastante rápida y esquivo la enorme pierna del Golem. Acto seguido, voló a toda velocidad a la cara del monstruo y antes de que se diera cuenta le proporciono un tremendo golpe en medio del rostro hundiéndole toda la cara. La chica sonrió cuando vio el resultado de su acción, pero su expresión cambio en el momento en que el rostro del Golem se reacomodo de una forma extraña y, tal y como le paso a Finn, el monstruo la ataco mandándola directo a la nieve.

-¡Finn, hermano! ¡Despierta, viejo! ¡Abre esos ojos!- Le gritaba Jake al joven, quien a causa de los gritos se despertó algo mareado.

-¿Qué paso?- Pregunto.

-Te golpearon. Pero eso no importa, ahora tenemos un problema mucho más grande- Dijo, señalando al monstruo que peleaba con Marceline.

-¡Marceline!- Grito el héroe al ver que su compañera estaba siendo estrujada entre la enorme mano del monstruo- ¡Hay que ayudarla!

-¡Pero no me abandones!

Sin pensarlo, Finn tomo la espada de su inseparable mochila verde y con la ayuda de Jake salto y en un movimiento rápido corto la mano del Golem que mantenía atrapada a la vampiresa, quien cayó de nuevo a tierra, pero ahora sin sentir que la estaban exprimiendo cual naranja. Errabundo, el monstruo impulso la otra mano que le quedaba y con esta alcanzo a golpear a Jake en un costado pero un instante después el perro mágico creció hasta tomar el tamaño del Golem, quien antes de continuar recreo su propia mano con la nieve de su propio cuerpo. Entonces, en un ataque del Golem con sus dos brazos Jake hizo el intento por defenderse de la misma manera continuando con una pelea cuerpo a cuerpo en la que uno intentaba derribar al otro con el impulso de sus brazos. Finn, en un intento por pararse y atacar al Golem, volvió a caer en un impulso de su hermano hacia adelante quedando peligrosamente cerca de la orilla de la montaña.

Lo siguiente fue un hecho que cualquiera desearía que no hubiera pasado.

El Golem con todas sus fuerzas empujo a Jake al suelo y le dio un golpe en la cabeza logrando noquearlo y el perro cayó inconsciente en la nieve. Por su parte, Finn se encontraba apoyado en el mango de su espada, pero a causa de la caída sus sentidos no estaban del todo bien y apenas si se dio cuenta de cómo Jake acabó siendo derrotado. Ahora el Golem de nieve se había dado la vuelta a donde se encontraba él y tenía bien levantada su mano convertida en puño, indicándole al aventurero que estaba por darle el golpe de gracia, algo por supuesto malo ya que encontrándose en la orilla de una montaña tan alta era obvio que el impacto seria fuerte.

Cerró los ojos y apretó los dientes, sintiéndose débil, inútil, sin ninguna probabilidad de salir vivo de esa. En el aire se escucho como el puño iba a toda marcha en su dirección y por temor a caer de la montaña, Finn se hizo bulto entre la nieve y cubrió su cabeza con sus manos gritando… Pero el impacto nunca llego.

Todo pasó en cámara lenta en ese momento. Estaba él en el aire, pero no cayendo a los pies de la montaña, más bien alejándose de la orilla de esta, pero lo que más le llamo la atención de todo fue que mientras estaba "flotando" todavía podía ver el puño del Golem. Y frente a este, noto que algo iba desprendiéndose; primero fue una larga cabellera negra, luego unas gotas de sangre que mancharon la nieve de rojo y, por último, el rostro adolorido de una chica, una vampira, a quien se le desprendía un hilo de sangre por la boca; ¡era Marceline!

El tiempo regreso a la normalidad y Finn rodo una vez más por el piso y rápidamente se inclino en este oyendo como el grito de Marceline se iba perdiendo en el vacío. Pensó que su inmortal compañera sobreviviría y que la vería llegar flotando, pero lo cierto fue que, antes de todo, el chico escucho un impacto de lo peor, un sonido que le erizo la piel y después otro parecido a algo que se golpeaba constantemente. Temió lo peor y sin que el Golem se diera cuenta se arrastro a la orilla de la montaña buscando a Marceline por doquier. No podía encontrarla. Y en una de sus pasadas a los pies de la montaña encontró que una esquina de la superficie plana a la que se habían subido estaba manchada por algo rojo. Eso lo ínsito a buscarla con desesperación, y al final la encontro en las faldas de la montaña, pero no en las condiciones en las que hubiera querido encontrarla.

-¡MARCELINE!

Pudo haber esperado cualquier cosa, cualquier otra cosa, pero jamás en su vida hubiera esperado ver a la Reina de los Vampiros tirada de espaldas en la nieve, que era manchada de la sangre que salía de por detrás de su cabeza…

¡Hola gente!

No siguen enfadados por del Código Negro, ¿cierto?

Bueno, ya el pasado es pasado, como diría mi buen amigo Jake. Y bueno, tal y como lo prometí, eh aquí el primer capitulo de este nuevo proyecto al que puse como titulo Amnesia. Esta historia se me había ocurrido hace mucho y a diferencia de mi otro fic este si lo tengo un poquitín más planeado y desarrollado. Me alegra que a muchos de ustedes les gustara mi One-Shot titulado Mis Recuerdos, en verdad les agradezco que me hayan dejado un Review, gente. Pero pasando a la historia, ya se habran dado la idea de que Marceline es quien sufre en esta historia, y claro, tengo planeado un buen desarrollo para lo que resta. El caso es que nuestra vampira preferida tendrá ciertas… "complicaciones" con este golpecito en la cabeza suyo. ¡El titulo lo dice todo, mis chavos! Y no voy a dejar agradecimientos porque pues es el primer capitulo y… y… ustedes me entienden.

Hey, nos vemos en el segundo… ¿Qué? ¡Pero claro que habrá segundo capitulo! Espérenlo y a mí también, por favor. Nos vemos. Adiós.

Riux, Chaitooo.