N/A: Bien, esta es mi primera historia y bueno… solo espero sea de su agrado. Prólogo un poco flojo, pero no se dejen llevar, les juro que las historia les agradará :3

Los personajes no me pertenecen u.u

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"...Miénteme y dime que vendrás

a buscarme una vez más a la orilla del olvido"

-Amaia Montero

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Prólogo

¿Es que acaso no debería sentirse del todo indignado y molesto? Oh, si que lo estaba, pero otra parte de el (aunque de proporción menor) sentía alivio e incluso tristeza.

Estaba muy confundido, algo que últimamente sentía con frecuencia.

Desafiando las leyes de la gravedad gracias a su magia, se dirigió hasta la plataforma donde sarah se encontraba, para poder seguir su reclamo:

-Tus ojos pueden ser muy crueles... Tanto como lo puedo ser yo- quería que su voz desprendiera la mayor cantidad de frialdad posible, como esperando que ello le trajera una respuesta que lograra sacarlo del revoltijo de sentimientos y sensaciones nuevas para su persona.

Era consciente de su poder y de que, sí se decidía, podía retenerla con el y así obtener lo que llevaba tantos años ambicionando poseer. Podía. Pero, ¿Deverdad quería eso?, ¿Cuál era la verdadera razón de todo ese juego?

Sin ser muy dueño de sus acciones, hizo aparecer uno de sus cristales y volviéndose, lo lanzó al vacío.

La esfera chocó contra las múltiples paredes y escaleras rumbo a su objetivo: El niño.

¿Que clase de tontería era aquella? Con ese gesto de apariencia insignificante, le estaba regalando la victoria. ¿Por que enseñarle el paradero de su hermano? Ella podría haber buscado por horas sin dar con él porque, aunque se jactaba de ser muy lista no era capaz de captar los gestos más diminutos.

Siguió escaleras arriba y abajo a la vez que sarah lo hacía intentando llegar donde Toby. Jareth le hablaba, tratando de convencerla, intentando cambiar algo. Nada funcionaba. Y se sentía tonto e impotente por primera vez en su vida.

Pero si se decidía...

-Toby!- la chica al fin había logrado quedar a una distancia considerable de su hermano.

La plataforma quedaba a un enorme salto del punto desde donde toby la miraba sonriente. Se dijo que nisiquiera Sarah sería tan valiente como para saltar, a menos que romperse el cuello le gustara... Y entonces la vio hacerlo.

La hora trece había llegado. Los juegos y las máscaras ya no eran válidas. Tenía que decidirse y enfrentarse cara a cara con las consecuencias que acarreara su elección... Aunque una vocecilla interior le decía que la elección ya estaba hecha y lo único que quedaba por hacer era aceptarla para bien o para mal.