"Dices mi nombre como si existiera un nosotros..."
Mayo 11, 2018.
—Vas a ir con Junior, ¿cierto?
—Sí, Danny.
No era fácil ignorar el tono condescendiente en la voz al otro lado de la línea. Lo hizo porque realmente no tenía sentido iniciar una discusión en ese momento y porque tenía años de práctica lidiando con Steven McGarrett. La decisión ya había sido tomada y el llamado era simplemente una confirmación de hecho, ni más ni menos. Teniendo en cuenta que la primera vez que había hecho algo similar le había dejado una nota sin explicación alguna, Danny lo tomaba como progreso.
A veces quisiera decirle a su compañero que ya no era el mismo que solía ser, que hay mil cosas diferentes entre el Steve que fue capaz de ir a Corea del Norte y Afganistán para ayudar a un amigo y el Steve del presente. Era un luchador todavía, eso sin ninguna duda, pero había consecuencias escritas en su cuerpo y tenía que tomar conciencia de ellas en algún punto. Ser consecuente, responsable. Más allá de todo, no obstante, Danny entendía por qué necesita hacerlo, y a eso se reducía.
Nunca le impediría a Steve ser Steve- Y que tomase riesgos inauditos por sus seres queridos era algo que corría en sus venas, en lo más profundo de su ser, y ciertamente no podía hacer otra cosa que dejarlo irse. Especialmente desde que Joe White, el hombre al que Steven había admirado desde niño y que había estado como una constante cuando John había faltado, había sido mencionado.
Sólo quería que se cuidara un poco al hacer de héroe. Que volviera a casa.
—Llamaran si necesitan respaldo, ¿cierto?
El suspiro agónico de Steve fue más difícil de ignorar esta vez.
—Danny.
Se irguió en el sillón, apretando el teléfono contra su oído. Cerró los ojos por un momento.
—Steve, no estoy discutiendo. Entiendo por qué tienes que hacerlo, lo entiendo al ciento por ciento. Pero vas al otro lado del mundo y con tus antecedentes, déjame estar preparado por si tengo que ir a buscarte. Hazme el favor de concederme eso.
Steve hizo una pausa y sonaba mucho más suave cuando volvió a hablar.
—No vas a tener que venir, Danno. Vamos a estar bien. Además, tienes que quedarte allí para terminar con el cumpleaños de Grace.
Rodó los ojos.
—Si crees que mi hija preferiría que yo me quedase aquí organizando su fiesta de dieciséis años en lugar de ayudar a su tío favorito para que pueda asistir a dicha fiesta, en caso de que lo necesitases… Bueno, diría que estás loco... Y eso no es nuevo.
—¿Soy el tío favorito de Grace?
«Eres el único favorito que tiene ahora.» Las palabras se le atoraron en la garganta y Danny sabía que era injusto darles entidad y pensamiento, pero al menos podría privar a Steve de escucharlas.
Matty había sido el tío favorito de Grace en su niñez. Le había hablado de sus grandes planes para la fiesta de los dulces dieciséis. La había consentido aún cuando Danny le pedía que no lo hiciera. Y no estaba allí para hacer realidad ninguna de esas promesas. No estaba allí para que Danny lo regañase por sus excesos. No estaba allí, simplemente.
Solía preguntarse si dejaría de doler. Sabía la respuesta.
—¿Sigues allí, compañero? ¿Danny?
No pudo hablar durante una eternidad, sintiéndose abrumado por las memorias. Lo último que Steve necesitaba era preocuparse por él.
—Solo- llama si necesitas algo, ¿está bien? Cuida de Junior. Y deja que Junior cuide tu espalda. Los quiero a los dos en una pieza cuando vuelvan.
—Entendido.
Podía escuchar una sonrisa en la voz de Steve.
—Tengo que irme. Grace y Charlie se quedan a dormir en casa y prometí ayudarles con sus regalos para Rachel.
—Ok, Danno. Envíale saludos a los niños. Diles que los quiero mucho.
Este odioso, asombroso, fastidioso y extraordinario hombre.
Nunca estaba seguro de qué hacer con lo mucho que Steve amaba a Grace y a Charlie. Nunca estaba seguro de qué hacer con lo mucho que amaba a Steven.
—Les diré. ¿Quieres que le diga algo a Nahele? ¿Necesitas que lo cuidemos a Eddie?
Escuchó a Steve dar un suspiro de alivio.
—Te lo agradecería, sí. No tengo mucho tiempo para llamarle. Dile a Tani que lo vigile a Eddie si tienes que ocuparte con algo más, ¿de acuerdo? Y Lou sabe que está a cargo del cuartel a menos que uno de nosotros esté allí.
—Hablaré con ellos por si necesito tiempo libre, no te preocupes. Y le hablaré a tu chico. Cuídate.
—¿No lo hago siempre?
Danny se rio por un momento, sabiendo que Steven estaba escuchando el sarcasmo enmascarado.
—No, en serio. Cuídate.
El resto de las palabras estaban atoradas en su garganta.
—Sí, señor —replicó Steve como si estuviese escuchando lo que no podía decir. Su voz era una caricia en la distancia—. Trata de no preocuparte tanto por mí, Danno. Te llamo después.
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Mayo 12, 2018.
Danny miró el rostro de su hija por el espejo retrovisor. Grace había estado extrañamente tranquila durante todo el día, absorta y ensimismada en donde su hermano era energía y movimiento. Ni siquiera la posibilidad de pasar un momento en la playa tomando un raspado después de un agotador día de compras parecía haberle interesado. Quizá estaba cansada de una semana acumulada, no podía deducir mucho desde su mutismo, y llamarle la atención por ello no sentaba bien con él. Todo el mundo podía tener malos días.
Charlie, por otro lado, prácticamente vibraba en su asiento para salir del auto y Danny consideró por un momento el prohibirle tomar más azúcar. La idea se disolvió tan pronto como había aparecido porque estaba feliz de ver a su hijo contento y eso no lo cambiaría por nada del mundo.
No se sorprendió al ver a Charlie correr a buscar a Nahele una vez que estuvo libre. Tampoco le sorprendió ver que lo arrastraba en su dirección una vez que lo encontró.
—Podríamos invitar al tío Steve, ¿verdad? —preguntó, todo inocencia y entusiasmo en sus ojos azules cuando terminaron a sentarse en una de las mesas.
—Lo siento, amigo —dijo Danny—. El tío Steve no está en casa.
«En casa.»
Danny hizo una mueca interna en su desliz, sintiéndose en parte agradecido con la idea de que la única persona que lo molestaría con ello no estaba presente. Por otro lado, Danny preferiría soportar la estúpida y arrogante sonrisa en la cara de Steven a la alternativa… ¿y no era esa la razón de todos sus problemas?
Vio a Grace parpadear, como si fuese el dato que necesitase para volver a caer en el mundo real.
—¿No está en la isla? —preguntó, más inquieta que curiosa—. No dijo nada de ningún viaje.
Danny no se perdió la mirada que su hija le lanzó a Nahele, que se alejaba a buscar sus pedidos, que era una mezcla de simpatía y afecto.
Danny palmeó un asiento para el joven junto a su silla una vez que regresó y sonrió para sí mismo cuando Nahele obedeció sin rechistar. Ya había hablado con él, pero podía aprovechar para explicar mejor las cosas a los tres.
—Steve y Junior se fueron en una misión —dijo, sin preámbulos. Mantuvo su voz tranquila, a pesar que la idea todavía no le gustaba—. Fue algo repentino y no podían decirme cuándo volverían.
—¿Una misión de Five-0? ¿O de la Marina? —preguntó Grace, apenas audiblemente contra el sonido del océano—. Creí que no iban a volver a llamar al tío Steve después del trasplante.
Danny también lo había creído.
—Es un asunto de los SEALs. Creo que nadie en la Marina habría podido parar a tu tío, si hubiesen tratado. Ya sabes como es.
Pese a que ella esbozó una sonrisa, sus ojos seguían intranquilos. Sabía lo que ella estaba pensando, aunque las palabras faltaron para darle significado a su preocupación. Grace, más que Nahele y muchísimo más que Charlie, conocía lo ridículamente arriesgadas que habían sido las misiones de Steve en el pasado. Se habían esforzado por mantenerla alejada de todo ello y aún así no pudieron esconder las secuelas completamente. Sin contar con el hecho que Grace era perceptiva hasta lo absurdo cuando se trataba de sus seres queridos.
Nahele no hizo ningún comentario pero Danny podía reconocer la preocupación subyacente también en su postura. El cielo sabía que el niño ya tenía suficiente preocupación en su vida como para seguirle sumando cosas. Eran esos momentos en los que deseaba que Steve pudiese ver que tenía un lugar al que volver. Se preguntaba si de verdad entendería ese concepto.
—Está bien, Danno —dijo Charlie, interrumpiendo todas las palabras de consuelo que estaban en la punta de su lengua y haciendo que todos en la mesa se centrasen en él—. Si el tío Steve necesita ayuda para acabar con los malos, puedes ir tú a salvarlo. Es lo que siempre haces.
Danny no podía negar que se sintió mejor al ver que las expresiones de Grace y Nahele se suavizaban, relajándose. Ellos habían perdido tantas cosas que los niños debían dar por sentadas que él quería envolverlos en sus brazos y protegerlos de todo el daño que pudiese. No era un pensamiento nuevo con Grace, probablemente era un poco más reciente con Nahele, e igualmente dejó que ocupase toda su mente por un minuto.
—¿Cuándo termina tu turno? —preguntó.
Nahele pestañeó, desconcertado por el cambio de tema.
—Uh. —La elocuencia la había tomado de Steve, eso sin duda. Lanzó una mirada al reloj—. En unas horas, Dan- detective.
La sonrisa que relampagueó en la cara de Grace fue un obsequio que contrastaba con la expresión que había tenido desde que salieron y Danny sintió su propia sonrisa crecer.
—Vamos a esperarte entonces. Steve me pidió que cuidemos su casa. Dejó muy claro que Eddie necesitaba mucha compañía. No podía traerlo y no está acostumbrado a pasar mucho tiempo solo.
Se suponía que Tani lo cuidaría mientras Danny estaba fuera, pero los planes habían cambiado. Primero Noelani le había comentado algo sobre que debía salir con Eddie por unas horas temprano en la mañana y dijo que podría quedarse con él hasta la tarde ya que Tani estaba participando de una investigación en curso con Lou. Sabían que Danny estaba solo con sus hijos, por lo que insistieron en que no rompiera su idea original de llevar a los niños de compras y prometieron que los dos podían haberse cargo del asunto. Realmente él no dudaba de ello. Aún así, no le gustaba el estar ausente cuando ya había bajas en el equipo.
Prometió estar disponible si el caso se estancaba.
—Me dijeron que quieres llevarte a mi empleado, Jersey —lo saludó Kamekona cuando Danny se acercó a pagarle. Charlie lo siguió en lugar de quedarse con su hermana y con Nahele en la mesa—. Espero que no hagas de eso una práctica común. Tus compañeros estuvieron hoy más temprano por un caso.
—¿Tienes información del caso? —preguntó y le dio una mirada a su hijo por un segundo, debatiéndose sobre abordar el tema o no.
—Uno de mi equipo está trabajando en ello —comentó, con aire conspirativo.
Danny decidió que era mejor opción quedarse al margen.
—¿Ya nos vamos, Danno?—preguntó Charlie, decidiendo obviamente que el tema de la conversación no era importante—. Tenemos que sacar a pasear a Eddie y envolver el regalo de mamá.
—Oh. Cierto —dijo Kamekona. La diversión era evidente en su mirada—. Mañana es el día de las madres, ¿no es así? ¿Puedes decirme que le compraste a tu mami, keiki?
—Es una sorpresa —anunció Charlie, muy serio—. Yo la elegí.
—Entonces estoy seguro que a tu mamá le encantará. ¿Quieres llevarle algo de aquí también?
Danny gimió exageradamente.
—No debes darle ideas —amonestó con un deje de resignación y vio que los ojos de su hijo, llenos de preguntas y súplicas, se volvían hacia él—. ¿Sabes cuánto tardó en elegir un regalo?
Kamekona se rio abiertamente.
—Es que Grace no quiso ayudarme —protestó Charlie y no podía discutir la veracidad de ese punto—. Pero Kame me ayudará, ¿verdad? Si elijo rápido podremos comprarle algo más, ¿cierto?
Se rio.
Por supuesto, conociendo a Kamekona Tupuola ya sabía cómo acabaría esa discusión. Él se aseguraba del tener éxito en cada negocio que avistaba en su horizonte.
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Noelani se había despedido con una sonrisa pintada en su cara y agradeciéndole a Eddie por algo que no llegaba a precisar. Mientras que Charlie y Nahele, fieles a la premisa que los había llevado a la casa McGarrett, habían salido a jugar con Eddie una vez que llegaron, Grace decidió quedarse dentro. Danny la encontró sentada en el sillón de la sala, con los ojos cerrados y actitud reposada. Su teléfono no estaba en ningún lugar a la vista, no que Danny pudiera ver cuando se hizo un lugar junto a ella.
—¿Estás bien, monito?
Ella lo miró con ojos somnolientos y apoyó la cabeza en su hombro. —Estoy un poco cansada, Danno. Eso es todo.
—¿Los exámenes?
Grace vaciló.
—Sí, ya nos estamos acercando al final del semestre. ¿Danno?
—¿Qué pasa, cariño?
—Nahele estuvo a punto de llamarte Danno hoy.
Le sonrió.
—Lo noté.
Se alejó por un momento para mirarlo a la cara.
—¿Te habría molestado?
En realidad no tenía que pensarlo.
—No, ¿y a ti?
Grace le había dado ese nombre y tanto como Danny había sido por mucho tiempo, era recelosa con su uso por otras personas. A los ocho años, extraordinariamente, le había dado permiso a Steve para compartirlo por circunstancias atenuantes pero le había molestado cuando escuchó a Charlie usarlo delante de ella, pese a que Danny lo había concedido.
—No, con él no —respondió. Hizo una pausa—. Deberíamos decírselo alguna vez. Y al tío Steve.
—Sí... Quizá cuando Steve vuelva.
Grace asintió, luciendo un poco triste. Tampoco estaba con muchos ánimos de hablar de la ausencia de su compañero o de por qué la sentía tanto, para el caso. No tenía que perderse en esas reflexiones innecesarias.
—Danno, hay algo que quiero preguntarte-
El teléfono de Grace, que había permanecido completamente olvidado, sonó repentinamente y Danny reconoció la melodía. Ciertamente, encontraba hilarante que su hija hubiese tomado la misma costumbre de él que darle tonos distintos a sus contactos.
—Atiende a tu novio —dijo. Había un deje de amargura, persistente con todas las demás ideas amontonadas que su hija ya no era su pequeña bebé, pero más que nada estaba contento con la elección de Grace. No solo estaba el hecho que Will era un Grover, sino que además parecía realmente quererla, cosa rara y valiosa—. Voy a esconderme en la cocina para no tener que escuchar nada.
Grace rodó los ojos pero estaba sonriendo.
Quizá no tenía todo lo que habría deseado o lo que esperaba pero, pesar de ello, la vida no estaba tan mal. Algunos días era más difícil convencerse pero Danny era bueno mintiéndose a sí mismo.
Nada tenía por qué salir mal.
Notas: Esta historia, de siete capítulos, es la primera de una serie. Esta parte está más enfocada en Danny pero la siguiente planeo que sea desde la perspectiva de Grace por... razones ;)
¡Gracias por leer!
