Bleach no es de mi propiedad.

Palabras.- 458


Solo por un segundo Orihime pensó que estaba en otro universo o en un sueño, muy bueno.

Universo.

El día y la noche dejaron de existir en el momento en que sus labios se unieron, unos fríos como el hielo y los otros tibios. Orihime miro al hombre que la besaba, ¿estaba en otro universo? O ¿era un sueño? Si estaba en otro universo o era un sueño podría jurar que era mil veces mejor que su realidad, por qué bueno, Ulquiorra Cifer, su compañero de instituto y "amigo" no la besaría ni en su mejor sueño.

Así que bueno, podía aprovechar y ser feliz en aquel universo no?. Con su mano derecha se permitió acariciar su mejilla, oh ¡quién diría que su piel era tan suave! Pensó para sí, mientras que con su pulgar acariciaba su mejilla. Sí, su piel era muy suave, si era así en la realidad sin duda le preguntaría si usaba un tratamiento para la piel. Subió su mano por su rostro hasta acariciar su cabello negro, ¡por dios! Era increíblemente sedoso, el chico tenía que usar algún tratamiento ¡seguro!.

Cuando él poso su mano fría en su cintura. Orihime pensó que en realidad estaba en otro universo. La acaricio con lentitud hasta llegar a su espalda baja y subir por su espalda hasta su nuca hasta enredar su fría mano en su largo cabello anaranjado. ¿Ese hombre era Ulquiorra Cifer? Es más ¿acaso estaba siquiera respirando?...

Sintió el golpe en su cabeza, abrió ligeramente uno de sus ojos y miro sus brazos, evitándole ver dónde estaba, oh diablos, era un sueño. Abrió los ojos y frente a ella estaba la mesa de madera del instituto, sus brazos estaban a cada lado de su cabeza y un libro yacía bajo ella, la sombra de un chico sosteniendo con una mano un cuaderno en alto se proyectó frente a ella. Miro hacia la ventana, la luz del atardecer iluminaba todo...¿atardecer?, ¡diablos! Era muy MUY tarde.

Miro hacia arriba y ahí estaba Ulquiorra mirándola sin ninguna expresión pero podía jurar que tenía el ceño ligeramente -muy ligeramente- fruncido.

— ¿Que hora es? — pregunto Orihime ignorando el hecho de que estaba a punto de recibir un golpe nuevamente en la cabeza por el cuaderno de su compañero.

— 6:47 — Abrió los ojos lo más que podría y por mero instinto tomó sus cosas y empezó a empujarlas dentro de su bolso. ¡Sora la mataría! Si Ulquiorra no lo hacía antes, claro. Bueno, ahora había descubierto algo nuevo ¡El Ulquiorra Cifer de su universo alternativo era mil veces mejor que el que la golpeaba con un cuaderno! Además tenía sueño y ¡solo fue una siesta! Y segundo, nunca quedarse hasta tarde en el instituto ¡le daba ideas raras!