Habían pasado unos cuantos años desde que Kumiko se graduó de la preparatoria Kitauji, al salir de esta su vida se enfrentó a variados cambios; se distanció un poco de Reina y las demás debido a que había aceptado los sentimientos de Shuuichi, y sabía que eso pondría incómoda a una persona en específico.

Ahora tiene 21 años, estudia interpretación instrumental en la universidad de Tokyo. Decidió vivir sola en un departamento que ella misma costea con trabajos de medio tiempo, el haber dejado sola a su madre de repente la hace sentir culpable, pero fue ella misma quien insistió en que hiciera su vida, por lo que Kumiko terminó obedeciendo.

Acababa de salir de clases cuando quiso pasar a una tienda para comprar algo de comer, no comía nada desde el almuerzo, y ya eran alrededor de las 5 de la tarde. Se compró unos pasteles y un jugo natural, decidió guardarlos hasta llegar a su departamento para así disfrutarlos tranquila.

Cuando iba caminando cerca de la estación, vio una figura un tanto familiar, alta, cabello negro amarrado a una coleta, piel blanca y buena figura. – seguro debe ser Reina… - susurró la joven castaña. - ¿Debería ir a comprobarlo? – pensó en voz alta. – Iré… - se decidió y siguió a aquella joven durante unos minutos.

Sin darse cuenta, terminó siguiéndola a un lugar un tanto desierto. – "¿estará bien que continúe siguiéndola?" – pensó, pero pronto se vio enfrentada a encarar a aquella joven, quien luego de haber sido seguido durante un largo rato, reveló sus hermosos ojos púrpura, esa neutra expresión, ese hermoso rostro, definitivamente era Reina. Kumiko se asustó un poco por la posible reacción y por habérsela encontrado en esas circunstancias, pero se tranquilizó y confundió al escuchar el suspiro de la chica frente a ella.

- No importa cuánto tiempo pase, sigues teniendo esa horrible personalidad, Kumiko… - dijo Reina con una sonrisa. - ¿Ahora eres espía? ¿O acosadora?

- Mira quién lo dice… - suspiró la mencionada. – tanto tiempo que ha pasado desde la última vez que nos vimos… y lo primero que me dices es esto… no has cambiado nada, ¿eh?

- ¿A qué te refieres con eso? – levantó ligeramente una de sus cejas.

- Wooa, es idea mía o lo que hay bajo tus ojos son… ¿ojeras?

- ¿O-Ojeras? – sacó rápidamente un espejo de su bolso para revisar el área, comprobando que… - no hay nada… mis ojos están bien… - frunció el ceño.

- Caíste… - dijo Kumiko con una voz plana. – "debo admitirlo, sigue igual de hermosa que siempre, e incluso aún más… "

- ¿Por qué me miras de esa manera? – volvió a fruncir el ceño la peli negra.

- Solo pensaba en lo hermosa que estás… - susurró en forma plana, provocando un leve sonrojo en la mayor. – ¡Ah! Te sonrojaste~

- ¿Tiene algo de raro que lo haga? No estoy acostumbrada a ese tipo de elogios… - desvió la mirada intentando restarle importancia.

- Mmm~ - la castaña intentó burlarse de ella, pero la manera en que la mayor infló sus mejillas la hizo reírse.

- ¿Q-Qué es tan gracioso Kumiko?

- Tu cara… m-me pareció lindo… y gracioso…

- Y-Ya veo…

- Por cierto, esto me recuerda un poco a aquella vez en el festival Ágata…

- Ah… esa vez…

- Puedo recordarlo a la perfección, te veías tan linda ese día… - sonrió.

- Pues recuerdo que ese día me demostraste lo pervertida que puedes llegar a ser, Kumiko…

- Yo no fui la que dijo disfrutar del dolor… - sonrió burlescamente.

- Sí, sí lo que digas… - comenzó a caminar.

- ¿Dónde vas?

- ¿Te importa? – se volteó, enfrentando a la joven de cabello castaño.

- Quiero acompañarte…

- Como quieras… - sonrió Reina.

- Y ahí está la Reina que conozco…

- ¿A qué te refieres con eso?

- En nuestros días de preparatoria no mostrabas muchas emociones, de hecho, la primera vez que te vi sonreír quedé tan impresionada que… - suspiró. – no me hubiera importado morir en ese momento…

- … - comenzó a reírse, descolocando un poco a Kumiko. – insisto, eres muy rara, Kumiko…

- Pues entonces se contagia, Reina~

- … - la mayor siguió caminando con una leve sonrisa.

Kumiko se posicionó a su lado para que caminaran juntas. Hace un par de años que salieron de la preparatoria, ahora Reina estaba estudiando licenciatura en música en una universidad de Tokyo, todo gracias a una recomendación que hizo en ese entonces Taki-sensei, hombre del cual esta chica estaba enamorada. Por otro lado, luego de unos meses de haber salido con Shuuichi, Kumiko decidió vivir su etapa universitaria estando soltera, el haber terminado esa relación no le afectó tanto como pensaba, quizás nunca quiso de esa manera a su amigo, pero la reacción que tuvo Shuuichi era otra cosa.

- Por cierto, aun no me has dicho qué es lo que estudias…

- Verás… me costó un poco decidirme por una carrera que no fuera la música, pero… al final lo terminé haciendo igual, estudio interpretación instrumental, me encanta y además me especializo en instrumentos de viento…

- ¿Interpretación instrumental? – se detuvo al escuchar aquella frase. – Lo veo como una carrera bastante prometedora, además, como eres tú estoy segura que con la suficiente motivación lograrás terminar tu carrera… - sonrió.

- G-Gracias… - titubeó. – "esa sonrisa… hace mucho que no la veía…" - sonrió instintivamente.

- ¿Qué otra cosa estás haciendo?

- Intento escribir mi propio libro de recetas con platillos basados en el uso del huevo… - respondió con pose triunfante.

- Sí, estoy al tanto de que te encanta el huevo, pero hasta ese punto… eehm…- dudó si seguir o no.

- Sé lo que intentas decir, pero ya me decidí, una vez tenga un día libre del trabajo empezaré con mi libro…

- Buena suerte con eso… - rio algo burlesca.

- Mou, Reina… - le dio un codazo ligero en el brazo.

- Tú empezaste… - sonrió.

- Sí, sí… - le restó importancia la castaña.

- Ahora que lo pienso, deberíamos estar en la misma universidad, ¿no crees?

- La verdad es que sí, pero… el solo hecho de que mi carrera sea solo interpretación puede que sea de un departamento diferente, aunque es posible que estemos en el mismo edificio… - pensó Kumiko en voz alta.

- Es posible, comprobémoslo después…

- Sí…

El par decidió seguir su camino sin rumbo mientras conversaban, reían, y no faltaba la ironía o el sarcasmo entre ambas. Kumiko se percató de lo mucho que había cambiado Reina, y agradecía el hecho de que esa vieja amistad siguiera casi intacta, la joven de ojos púrpura no le había reprochado el hecho de abandonar sus amistades por un chico con el cual no duró mucho.

- Ne, Kumiko… ¿te gustaría subir? – apuntó a la torre de Tokyo. – pronto oscurecerá, así que… por los viejos tiempos, ¿qué dices?

- Vamos… - sonrió.

Se acercaron al encargado del mirador, pero había un problema, la fila era inmensa y dudaban alcanzarían a subir antes de las 10. Sin embargo, Reina dio un pequeño vistazo a todo el lugar, y sonrió con satisfacción al encontrar la solución.

- Kumiko, ¿serías mi pareja por esta noche?

- ¿Eh? – luego de unos segundos procesó bien lo que dijo Reina. - ¡¿EH?!

- No hagas un escándalo…- dijo cubriendo la boca de Kumiko con su mano. – solo será por hoy, además es para que podamos subir ahora a la torre y no mañana… - se cruzó de brazos.

- ¿De qué estás habla-? – no alcanzó a terminar debido a que la peli negra apuntó a un lugar en específico. - ¿Fila especial para parejas?

- Sí, ¿qué dices? – extendió su mano.

- E-Está bien, vamos… - aceptó la condición.

- Buenas noches señoritas, ¿pareja? – preguntó el encargado.

- Sí, somos pareja… - Reina entrelazó su mano con la de la menor, haciendo que esta se pusiera realmente nerviosa.

- Ya veo, por favor alístense, serán la tercera pareja en entrar…

- ¿La tercera? ¿No se entraba en grupos? – preguntó la castaña.

- Como es un especial para parejas, este ascensor da a una habitación especial apartada del resto del público, digamos que es como un lugar del observatorio reservado, por favor disfrútenlo, tienen alrededor de treinta minutos… pasado el tiempo uno de los encargados las irá a buscar – sonrió el hombre.

- Y-Ya veo…

Pasaron alrededor de veinte minutos cuando vieron a la pareja que estaba arriba, salir por el ascensor, por alguna razón estaban completamente sonrojados. Kumiko sintió su mano ser apretada, miró a Reina quien le dedicaba una hermosa sonrisa, cualquier persona caería por ella, fuera hombre o mujer. Entraron al ascensor y esperaron a que las puertas fueran cerradas, habría un cronómetro en la habitación indicando el tiempo. – "treinta minutos es demasiado…" – pensó la castaña, poniéndose más y más nerviosa a cada momento.

-Kumiko, llegamos…

- ¡Ah! S-Sí…

- ¿Estás bien?

- S-Sí, l-l-lo estoy…

- ¿Por qué estás tan nerviosa? – la mayor se acercó a ella y juntó sus frentes.

- … - su rostro se volvió completamente rojo. – "está muy cerca, está muy cerca, está muy cerca…" – repitió en su mente.

- ¿Mmm? – Reina se confundió al notar la reacción de su amiga. – "cuando hacíamos esto nunca la vi ponerse así, ¿qué tal si…?"

- ¿Eh? – Reina acercó aún más su rostro, quedándose sus labios a escasos centímetros. – "¿Acaso me va a b-b-b-besar?" – entró en pánico.

- Ne, Kumiko… - desvió la dirección de sus labios hacia el costado, cerca de la oreja de la menor. - ¿estás nerviosa porque te pedí ser mi pareja esta noche?

- … - como si su rostro no pudiera estar más rojo, aumentó el color, pero esta vez, se aferró al cuerpo de la chica frente a ella, abrazándola fuertemente. – te extrañé, tonta… - susurró.

- ¿Me extrañaste? – sonrió. – fuiste tú la que desapareció, no yo, idiota… - correspondió el abrazo.

- Aun así, te extrañé… - Kumiko profundizó el abrazo.

- Kumiko… - al notar lo seria que estaba su amiga frente a la situación, Reina hizo a un lado las bromas y decidió quedarse así un rato.

Pasaron unos minutos en la misma posición, hasta que Kumiko miró hacia adelante, las luces que adornaban Tokyo eran realmente hermosas, una vista bastante romántica, pero que, según ella, iba acorde al momento.

La castaña deshizo el abrazo, tomó la mano de Reina y se acercaron a un extremo del lugar. Ambas abrieron sus ojos expectantes ante tal belleza, la ciudad era bastante viva, colorida y atrayente por la noche, pero por alguna razón disfrutaban más la compañía de la otra que la misma vista, quizás solo necesitaban un lugar donde estar a solas.

Con este tipo de pensamientos en su cabeza, Reina comenzó a cuestionar las cosas que sabía de Kumiko, y cuáles no, por lo que preguntó sin inmutarse.

- Kumiko, ¿puedo preguntarte algo?

- ¿Mmm? Dime…

- Tsukamoto-san y tú… ¿siguen juntos?

- … -


Hola chicos y chicas! Aquí vengo con otra de mis parejas favoritas xD KumiRei ^3^ espero les haya gustado! :D esto lo continuaré según el número de reviews que alcance :D espero sean varios! xD visiten mi página! Allí también incluiré la condición de los comentarios para ver si sigo este fic o no! :) saludos y gracias por leer.

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