¡Hola! Otro one-shot sobre SwanQueen. Sé que debería terminar el primer fic que empecé pero cuando se trata de historias multichapter se me corta la inspiración en seguida :( Me alegra que el OS anterior les haya gustado, mil gracias por los reviews. Espero que este también les guste...
Claramente los personajes no me pertenecen. Todo se trata de una historia de mi autoría basada en personajes de la serie Once Upon a Time.
- ¡Ya he tenido suficiente de esto, Regina! - Él le gritó. Esta era como la millonésima pelea que tenían desde que empezaron a salir un año atrás. Y de nuevo, la razón de su discusión era que él quería tener relaciones sexuales con ella y la morena aún no estaba lista.
- ¡Dijiste que no tenías problema alguno en esperar hasta que me sintiera preparada para hacerlo! Bueno, yo aún no estoy lista. - Ella dijo. - No estoy haciéndolo a propósito... - ¿O sí lo hacía? - Es solo que estoy asustada.
- Oh, vamos... ¡Tienes dieciocho años ya! ¡¿Qué tipo de fenómeno es todavía virgen a esa edad?! - Dios, cada vez que Robin actuaba de esta manera conseguía ganarse su odio. Ella estaba lista para tener su primera vez, pero no con él. No lo amaba. Sólo estaba con él porque su madre así lo deseaba y ella nunca la desobedecía, pero ya estaba harta. Le daba igual lo que su familia pensara, lo que Cora le dijera. Ya tenía edad suficiente para decidir por su propia cuenta con quién estar y a quién amar.
- Bueno, yo soy esa "clase de bicho raro" que todavía no tuvo sexo a esta edad. Lamento decepcionarte. - Dijo Regina con orgullo, haciendo que él se molestara más. - Adiós, Robin. - Añadió y dejó el apartamento de su, ahora, ex novio.
De camino a casa, cogió el teléfono y llamó a su mejor amiga. Emma. Eran amigas desde que tenían tan sólo cinco años de edad. La morena le preguntó si tenía un rato libre porque necesitaba hablar con ella y pasar algún tiempo juntas. Obviamente, la rubia le nunca le diría que no a ella y le aseguró que en menos de media hora estaría en su casa y que también compraría algo de comida y cervezas para tener una noche de películas juntas, como acostumbraban hacer desde pequeñas.
Después de mucho tiempo charlando, viendo algunas películas y riendo a carcajadas con sus bocas llenas de pizza, se dieron cuenta de que era tarde ya, y que la morena se veía algo cansada. Emma tomó su abrigo ya que era hora de irse, pero Regina la detuvo diciéndole que necesitaba que se quedase con ella. No quería estar sola. No esa noche. La rubia aceptó así que caminaron directamente hacia la habitación. Su apartamento no era muy grande, pero la habitación era perfecta y tenía una cama matrimonial que sus padres compraron para ella cuando se había mudado a su nuevo hogar.
Ahora estaban en la cama hablando de nuevo. Emma no había traído otra ropa y le era incómodo dormir con sus jeans, así que Regina le prestó una de las enormes camisetas que solía usar como pijama. Ambas sólo llevaban puesto eso y sus bragas, sin sujetador. Ninguna de las dos se avergonzaba por tener que dormir juntas o por llevar poca ropa debido a que solían hacerlo bastante seguido y esta sólo era una noche más... Bueno, no lo era. Esta noche sería especial. O eso era lo que la joven morena esperaba.
Miró a su Emma. Sí, su Emma... Estaba completamente enamorada de ella desde hacía años pero jamás se animó a confesarlo. Decidió preguntarle lo que necesitaba saber desde que salió de la casa de Robin:
- Em, ¿será que puedo preguntarte una cosa? - Ella dijo. La rubia se giró un poco para mirarla de una mejor manera y asintió, así que ella continuó: - Si tienes una novia, - Regina sabía que Emma era lesbiana. - y ella es todavía virgen y cada vez que quieres hacer "eso", te rechaza porque no se siente preparada todavía, ¿qué harías?
- Yo esperaría por ella, por supuesto. - Regina forzó una sonrisa y respiró profundamente. ¿Por qué su novio no pensaba igual? Claro estaba que Robin era un hombre y Emma una mujer y quizás no era lo mismo, pero si realmente la amaba como decía, no dudaría en esperarla... Aunque ella tampoco quería que lo hiciera, no quería acostarse con él. Emma la miró de nuevo y la besó dulcemente en la frente. - Locksley de nuevo, ¿verdad? - Su amiga solo asintió y ella continuó: - No te preocupes por él, Gina. Ya te dije que es un idiota.
- Me dijo que soy un fenómeno porque tengo dieciocho años y aún no tuve sexo... Es sólo que no quiero hacerlo con él. - Emma la miraba y escuchaba con mucha atención - Es decir, sé que es mi novio y todo eso, pero yo no quiero que él sea mi primera vez. No quiero hacer el amor con Robin.
- Dejame ver si entiendo... Estás lista para hacerlo, ¿pero no con él? - Repitió como procesando lo que Regina acaba de decir. Esta se sentó en la cama y Emma hizo lo mismo, sentándose justo en frente de ella. Ahora estaban mirándose fijamente a los ojos. - ¿Ya encontraste al hombre indicado o todavía no? - Sintió una punzada en su estómago al preguntarle eso y realmente temía por la respuesta de la morena. Ya bastantes celos sentía porque Robin era novio de su amiga, si había otro hombre más en su vida… eso la destrozaría completamente. Era la primera vez en todos sus años de amistad que hablaban de esto, acerca de su virginidad. Ella no dijo una palabra, sólo se limitó a asentir, dejándola un poco confundida y decepcionada. Nuevamente, otra persona tenía el amor de aquella a la que ella amaba. Pero eran amigas, la apoyaría en todas sus decisiones aunque luego tuviese que llorar noches enteras por no poder besarla como quería. - Vamos, soy tu mejor amiga. Ya sabes que puedes confiar en mí... Si ya encontraste al chico indicado, puedes decirme. No voy a darle un puñetazo en la cara, te lo prometo. - Regina soltó una fuerte carcajada. Su rubia siempre conseguía hacerla reír en momentos serios como ese. Y también, Emma siempre era muy celosa cuando se trataba de ella. Una vez más, la morena respiró hondo y, finalmente se animó a decirlo.
- Es que... Primero y principal, no es un chico. - Emma la miró confundida, entonces Regina continuó: - Es una mujer y... - Respiró profundamente una vez más, armándose de coraje y luego continuó: - Y ella se encuentra justo enfrente de mí. - Dijo en un susurro para luego mirar hacia abajo, completamente avergonzada. La rubia no podía creer lo que acaba de escuchar. Su hermosa reina quería que ella fuera la primera en hacerle el amor. Regina... Su pequeña Gina quería perder su virginidad con ella. - Por favor, no te enojes conmigo por lo que dije. - Dijo interrumpiendo sus pensamientos. Regina estaba aterrada. No quería estropear la maravillosa amistad que tenían pero sentía que iba a estallar si no confesaba sus sentimientos hacia aquella rubia insoportable a la que amaba tanto y que la conocía mejor que nadie.
- No, por supuesto que no estoy enojada contigo. Es sólo que no estaba esperando que dijeras eso. Me has tomado por sorpresa... - Dijo Emma, haciendo que Regina bajara la mirada nuevamente, sonrojándose. Se veía tan linda cuando se sonrojaba. Bueno, era linda todo el tiempo.
- Olvida que dije eso. Vamos a dormir y hagamos de cuenta esto no sucedió. - La joven Mills se acostó, cubrió su cuerpo con las sábanas y cerró los ojos fuertemente. Emma realmente quería reírse. Le causaba mucha ternura lo avergonzada que estaba. Hizo lo mismo que la morena y luego la abrazó. Sus pechos estaban pegados a la espalda de la pequeña latina.
Cuidadosamente, bajó su mano y empezó a acariciar suavemente su pierna. Regina abrió los ojos de nuevo y se volteó para mirarla. Se encontró con esos hermosos ojos verde-azulados mirándola con deseo, mientras que las manos de la rubia se acercaban poco a poco a sus pechos por debajo de la holgada camiseta. Podía sentir su cálido toque sobre su suave piel.
Emma se acercó a ella y la besó en los labios con dulzura, pero ese beso se convirtió en uno muy intenso cuando Regina, todavía sorprendida, abrió la boca para dejar que su lengua encontrara la de la rubia. Swan siguió tocando el cuerpo de su amada, logrando que esta comenzara a hacer lo mismo con el suyo y gimió cuando sintió sus dedos jugando con uno de sus pezones. Emma detuvo el beso y le preguntó:
- ¿Segura que quieres hacer esto?
- Sí, Emma. Estoy segura... Quiero ser tuya y de nadie más. - Respondió casi sin aliento. Sabía que nadie la cuidaría y la amaría como ella. Nunca.
La rubia sonrió y la besó de nuevo. Ayudó a su amada a quitarse la camiseta y luego se quitó la suya, siguiendo luego con las bragas de ambas. Extrañamente, por primera vez en su corta vida, la morena no se sintió nada insegura sobre su cuerpo. Emma la miró, recorriendo todo su cuerpo con sus ojos y besó castamente sus labios.
- No puedes ser más perfecta, Gina. - Dijo, causando que su chica se sonrojara y mordiera su labio inferior. La besó una vez más y luego comenzó a darle pequeños besos en su cuello, bajando hasta sus pechos, jugando un poco con sus pezones, para después bajar a su vientre y a su parte más íntima. Al llegar allí, la miró como si estuviera pidiéndole permiso y la morena asintió sin soltar el labio que tenía aprisionado entre sus dientes. Emma empezó a frotar su clítoris con el pulgar, haciéndola jadear suavemente y luego reemplazó el dedo por su lengua, dándole pequeños golpecitos, tomándolo entre sus labios y realizando movimientos circulares sobre el mismo.
La rubia introdujo lentamente y con mucho cuidado un dedo en el sexo de Regina, haciéndola gemir.
- Dime si te duele, Gina, voy a detenerme de inmediato. - Dijo. Regina asintió. Con suavidad, Emma comenzó a mover su dedo dentro y fuera de su amada. Los gemidos de la morena fueron aumentando a medida que su cuerpo iba acostumbrándose a ese pequeño y agradable "intruso".
Al notar que ya estaba lista, la joven de ojos verde-azulados introdujo otro dedo, repitiendo el mismo proceso una vez más mientras su lengua seguía jugando con ese punto tan sensible excitando no solo a su latina, sino que a ella misma también.
Regina alcanzó su primer orgasmo en cuestión de minutos. Nunca se había sentido tan bien. Jamás pensó que podría sentir tanto placer.
Emma se acostó nuevamente a su lado y la besó profundamente, haciendo que la morena probara su propia esencia en los labios de su amada. Regina bajó su mano hacia la entrepierna de su rubia y la acarició tímidamente, sintiendo cómo sus dedos se mojaban inmediatamente al tocar aquella zona donde la humedad de Emma se concentraba. Inmediatamente, sintió cómo su cuerpo volvía a calentarse y excitarse nuevamente. Ese efecto tenía Emma en ella. Sonrió contra sus labios, se animó a ir un poco más lejos, acarició con avidez el hinchado sexo de su exasperante rubia.
Para su sorpresa, Emma tomó su mano haciendo que se detuviera. La joven latina la miró confundida pensando que había hecho algo mal...
- ¿Qué pasa? - Regina preguntó temerosa. Emma la miró y negó con la cabeza.
- No tienes que hacerlo, Gina. No estas obligada a nada.- La morena sólo sonrió y le dijo:
- Quiero hacerlo, Emma. Quiero darte el mismo placer que acabas de darme tú a mi. - Ella la miró con una cara divertida y se acercó de nuevo para besarla. Regina hizo que su rubia se recostara, esta vez su espalda tocando el colchón, y bajó lenta y tortuosamente sus bragas. Se puso a horcajadas sobre ella y besó su cuello y sus pechos mientras seguía acariciando su intimidad. Mirando a sus perfectos ojos claros, dejó que dos de sus dedos adentraran en su cuerpo, causando que la rubia arqueara la espalda, cerrando los ojos y gimiendo de placer.
- No sabes lo mucho que esperé por esto, Gina... - Dijo Emma, besándola. Regina comenzó a mover sus dedos, sintiéndose completamente motivada por los gestos y sonidos que hacía su hermosa rubia, los mismos que ella hizo un rato antes, y que demostraban el tremendo placer que le estaba dando. Emma bajó sus manos y comenzó a hacer lo mismo que la morena. La habitación se llenó con sus gemidos. Ambas se sentían como si estuvieran en el cielo.
Regina siempre supo que Emma era la persona perfecta para dar ese paso tan importante y, claramente, no la defraudó. Después de un largo rato, ambas llegaron a la cima, gritando el nombre de la otra. Cansada, Regina se acostó a su lado y Emma rápidamente la abrazó, besando su frente.
- Te amo, Emma. - Le dijo casi en un susurro.
- Y yo te amo a tí, Gina. - La besó apasionadamente. - Deberíamos darnos una ducha, cariño. - Dijo Emma y juntas se levantaron y se dirigieron hacia el baño.
A la mañana siguiente, Regina despertó al oír que la puerta de la habitación se abría. Después de eso… Robin entró.
- ¡¿Qué mierda es esto, Mills?! - Gritó.
- ¿Qué estás haciendo aquí? - La morena preguntó, asombrada, cubriendo un poco más su cuerpo con las sábanas.
- ¡Eres una perra traidora! ¿Que aún no estabas preparada para hacerlo? Oh, claro. Ahora puedo ver que en realidad eres una maldita puta, Regina. - Robin dijo al verlas a ambas desnudas. Estaba completamente enojado. Emma se puso rápidamente la camiseta, caminó hacia él y le dio un puñetazo.
- Nunca vuelvas a llamarla así, ¿me oíste? - Le gritó. El muchacho estaba a punto de devolverle el golpe a la rubia pero, a pesar de ser mujer, esta era más fuerte que él y detuvo su puño con una mano. Regina, aún cubriendo su cuerpo con las sábanas, se acercó a ellos con ira.
- ¡Fuera de mi casa ahora mismo, Robin! - Ella dijo y Emma la agarró por la cintura para protegerla. Locksley no dijo ni una sola palabra y salió de la casa, lanzando las copias de las llaves que Regina le había dado justo delante de los pies de esta.
Cuando oyeron el fuerte sonido de la puerta al cerrarse, finalmente respiraron. Ninguna de las dos notó que estaban conteniendo la respiración.
- Gracias, Em... - Dijo la morena.
- No, gracias a ti, mi hermosa chica infiel. - Emma respondió haciéndola reír. Ella la golpeó en el brazo fingiendo estar enojada, pero no pudo.
- Te odio. - Regina añadió riendo. La rubia la tomó entre sus brazos y la tiró sobre la cama, haciéndola reír como una niña pequeña. Besó esos hermosos labios que tanto le gustaban. La miró con sus ojos verde-azulados llenos de deseo y dijo:
- Vamos a ver si de verdad me odias... - Y comenzaron a hacer el amor una vez más.
