Disclaimer: Los personajes en esta historia, no me pertenecen, son de Naoko Takeuchi.
Notas de la autora: Este two-shot es parte del reto de Halloween. Lamentablemente no lo pude subir completo, pero pienso continuarlo, para poder progresar con mi otro fic. Espero que les guste, ya que es totalmente Universo Alterno, y es la primera vez que lo hago.
Palabras: 3.582
Protagonistas: Seiya Kou/Serena Tsukino/Darien Chiba/Taiki Kou/Ami Mizuno
Autora: PaulaLunatica.
"Asmodeus"
Primera Parte
.
.
.
Miraba de una pared a otra. Todo blanco y acolchonado.
Intento forzar sus manos, pero estas no respondían. Cansancio encima de su cuerpo. Sus ojeras llegaban hasta la mitad de las mejillas, su pelo engrasado. Todas las luces tenues y ella en un rincón hablando sola y dibujando. O dentro de su mente eso creía.
—JAJAJAJA— se reía con alevosía —. No te preocupes… — canturreaba palabras ilegibles.
La puerta se abrió y detrás de esta, ingreso un hombre alto, de pelo castaño oscuro y ojos violáceos. Miro a Serena en el rincón del cuarto. La muchacha se balanceaba de un lado a otro, hasta que se percato de la presencia del doctor.
— ¡Buenos días Serena! – dijo acomodándose los lentes, la chica retomo su postura meciéndose hacia delante y hacia atrás repetidas veces.
— ¿Vienes a matarme? — Pronunció Serena de una manera sínica. No era lógica su actitud con su hablar —. Porque Seiya dice que vienen a matarme — se encogió de hombros —. Ustedes creen que estoy loca — dijo casi para ella misma.
—Vengo a hacerte la revisión diaria, Serena — Se puso en cuclillas a su lado, y la rubia dejo de mecerse para mirar bien de cerca al doctor.
—Señor, señor Taiki – dijo en notas alegres. Las comisuras de sus labios se curvaron en cuanto conecto su mirada con la del Doctor —. ¿Crees que estoy loca? — sus ojos brillaban en cuanto hizo esa pregunta.
—Nch nch — el doctor Taiki hizo un sonido con la lengua, mientras negaba y tomaba apuntes en su libreta. Tomo el rostro de la rubia y con sus dedos, abrió los ojos de la muchacha, poso su linterna por los orbes de Serena, y repitió el mismo proceso en el otro ojo. Luego del chequeo del día, Serena rodó los ojos fastidiada.
— ¿Qué medicamento me darán entonces? ¿Un sedante?; No, mejor un rivotril, así puedo dormir y dormir, y Seiya ya no me molestará — Decía sobresaltada la muchacha, sostenida con su camisa de fuerza ajustada, insistiendo en querer sacar sus manos de ahí.
—Seiya— Repitió el pelicastaño, volviendo a acomodarse los lentes desde el puente de su nariz —. ¿Sigues viéndolo verdad?
Serena miro hacia todos lados, con miedo. Taiki ya había observado esa conducta anteriormente de la muchacha. Hizo un movimiento con sus brazos llevandolo a la boca y lo miro, abriendo mucho los ojos — Shhh, nos pueden escuchar — Susurro.
El doctor se puso de pie y le sonrió con lástima — Bien Serena, si sigues viéndolo, dile que se vaya — Le dijo tratando de ser amistoso. La rubia levanto la mirada hacia Taiki, y entrecerró los ojos. Lo miro de una forma desconcertante para el pelicastaño.
—No quiere… dice que me ama… Shhh — dijo bajando apenas la voz y audible para Taiki.
El muchacho torció un poco la boca. Esa niña pasaría un largo tiempo en el manicomio —Bueno, entonces… —fingió buscar a alguien por el lugar. Serena se ladeo, siguiendo el mismo camino que Taiki —. Seiya, desaparece — Le dijo a la nada misma.
—Disculpa… — dijo suavemente Serena, sin expresión en el rostro, el hombre se volteo a verla —. ¿A quién le hablas? — Dijo juntando las cejas.
Taiki abrió la boca para responder, pero desistió. No era que Tsukino estuviera loca. Es una paciente con un problema mental del cual depende de sedantes y otros tantos medicamentos para mejorar. No tenía caso seguirle la corriente y sentirse estúpido.
—Tendrás visitas en una hora… — Dijo el muchacho caminando hacia la puerta. Serena ladeo la cabeza como un perro. Antes de salir, Taiki volteo hacia la rubia —. Asique vendrán a buscarte en diez minutos para bañarte. Nos vemos más tarde, Serena — finalizo el pelicastaño.
Serena camino hacía el rincón que estaba previo a la llegada del doctor. Se sentó llevando sus rodillas hacia su pecho y meciéndose — Veté, aléjate de mí — Exclamó al aire, forcejeando con sus brazos, pero murmurando.
xXx
—Señorita Tsukino; ¿Cómo se encuentra hoy? — dijo la enfermera amablemente.
Serena sólo la veía a través del espejo mientras la ayudaba a ponerle la ropa. La enfermera Mizuno sonreía cálidamente a la rubia y le hablaba con familiaridad — Dicen que habrá pastel de chocolate para la cena, es tu favorito ¿no? — Le hablo, guiñándole el ojo —, arriba linda — le dijo mientras la levantaba para ponerle la falda —. Te veras hermosa para tu visita — Posó su mirada en los ojos de Serena.
La rubia se mantenía callada, mirando al vacio. Las facciones del rostro de Mizuno cambiaron a una de frustración. Pues, su labor como enfermera, no era solo verificar a los pacientes, sino también a ayudarlos a levantar el ánimo.
Luego de un rato, lo que pareció mucho tiempo para la enfermera, y que a propósito, el silencio la estaba incomodando, Serena se decidió a hablar.
— ¿Quién será mi visita? — pregunto con los labios secos, su voz sonó seca y fría, sin expresión, Mizuno le paso la esponja por la espalda.
—El chico que te espera es muy apuesto — dijo la peliazul sonriendo y casi con las mejillas sonrojadas. Serena la pudo ver por el rabillo del ojo. "Seguramente que sí." Pensó.
— ¿Quién es? — volvió a insistir. Se podía oír una mezcla de ansiedad en su voz. La enfermera lo notó y trago saliva. Dejó de mover la esponja de su espalda, se irguió y la mirada de la rubia cambió, volteó a ver a la enfermera y esta, sintió escalofríos.
—Es un hombre de un diario muy conocido de Japón— le respondió titubeando, tragando nuevamente saliva, y estuvo a punto de no atragantarse. Serena ladeo el rostro, juntando las cejas, se podía ver las líneas de su frente arrugadas.
— ¿Y por que querría hablar con una loca como yo? Yo no sé quién es — Le dijo volviendo la mirada hacia la nada, con un tono de voz bajo y calmo pero reflexivo. Mizuno supo si responderle o no, junto sus manos nerviosamente.
—Tú no estás loca cariño — le dijo la enfermera, llevando un mechón de pelo detrás de la oreja.
Serena se llevo las manos al pecho —Pero… yo no sé quien es — volvió a decir en apenas un hilo de voz.
—El escucho tu historia y está interesado en escucharte… — Amy se llevo el dedo índice a la boca y torció la misma —, o eso es lo que dijo el Dr. Kou — Serena no se volteó a verla, más bien se quedó pensando. Ella estaba en un manicomio, encerrada, sin ver la luz del día, y ahora su historia era motivo para salir en un diario y vaya a saber dónde. Se sentía como en un reality, como un animal de zoológico o bicho raro. —. Bueno bueno, basta de charla y apresuremos el paso que estará por llegar, así podrás contar tu historia y que más gente te crea — Sonrió cálidamente para que la muchacha no se sintiera mal.
Serena quedo sin expresión en el rostro pero siguió todas las indicaciones de Amy. La enfermera la vistió, con un lindo vestido simple de color rosa pálido, le pinto las uñas de las manos y los pies y le puso unos mocasines de cuero negro. Finalmente, la peino, en su típico peinado en dos odangos y un maquillaje natural. La rubia se miraba en el espejo, en cuanto la enfermera salió impidiéndole la visión en el reflejo. Se veía muy bonita a comparación de cómo estaba, desde que la encerraron en el nosocomio, aunque ella sentía asco por ella misma.
Cuando volvió a su cuarto, notó que habían puesto una mesa en el medio de la habitación, con sillas de cada lado. Serena se sentía un poco incomoda. Volteó a ver a Mizuno que estaba detrás de ella con una sonrisa amistosa.
—Adelante Serena, en un momento vendrá el doctor Kou y el periodista Chiba— Le dijo animadamente. Serena trago saliva y asintió sin hacer mucho esfuerzo, mientras caminaba hacia la silla de la mesa y se sentaba con las manos encima y entre cruzando los dedos.
Cinco minutos después, el Doctor Kou ingresaba a la habitación. Serena estaba demasiado tranquila y ante la espera de Chiba, haría un poco de tiempo distrayéndola.
— ¿Cómo te sientes, Serena?— Pregunto el doctor mientras se sentaba en frente de ella. Los labios de la rubia se mantenían en línea recta, pero sus ojos celestiales se clavaron en los violáceos. El ambiente pareció ponerse tenso, la mirada fría de la muchacha le erizo el vello del cuello del pelicastaño. Se removió en su silla demostrándole que todo estaba bien.
—Aun no sé quién será el que me entrevistara… yo no estoy loca — dijo llevando su dedo índice en el aire cerca de la cabeza y moviéndolo de forma circular. Taiki surco sus labios en una sonrisa, pero un tanto triste.
—Tu historia sólo llamo la atención Serena, no estás loca— le respondió Taiki, la rubia rodó los ojos en blanco y largo aire pesadamente.
—Me lo dices todos los días… pero Seiya dice que me merezco estar aquí — Serena tiro hacia atrás su cabeza mirando el techo, el foco de la luz de repente empezó a titilar, Taiki se puso un poco nervioso por el tono de voz frio que utilizo la rubia. La muchacha bajo bruscamente la cabeza y volvió a mirar a Taiki con ironía, torciendo su sonrisa —. De todas formas… —agrego —: me trataran de loca.
Taiki apoyo sus manos en la mesa y se puso de pie, no tolero sentirse intimidado —Iré a ver si llego Darién Chiba — le dijo mientras empezaba a caminar hacia la puerta. Serena se quedó viendo hasta que Taiki desapareció de su vista y tratando de apaciguar las voces de su mente.
Antes de que Taiki acercara su mano al picaporte, Amy entro, los dos se sobresaltaron del susto al casi encontrarse en la entrada de la habitación.
La peliazul empezó a mover las manos señalando hacia afuera, Taiki subió una ceja, la joven enfermera bajo los brazos, y se sonrojo, mirando al piso —D-doctor Kou, la visita… — dijo Mizuno titubeando y dejando la oración a la mitad.
Taiki solo asintió y volteó a ver a la rubia que estaba asomada viendo la escena.
—Ya vino el señor Chiba, Serena. Cualquier cosa que necesites, acuérdate de pedirlo — Le sonrió un poco y la muchacha con la cabeza le hizo entender que entendió. El hombre salió, y cerró la puerta tras de sí. Mizuno en ese proceso retrocedió. Cuando por fin Taiki se aseguro que la rubia no los podía escuchar, se acerco a Amy para que solo ella lo oiga —. Espérame en la cámara gesell, recibiré a Chiba e iré en un momento — La peliazul asintió y camino algunos metros desde la habitación de Tsukino hasta una puerta de la cámara para observar la entrevista, por la que ingreso y cerró la puerta.
Darién Chiba, un muchacho alto, de pelo oscuro caminaba por el pasillo, Taiki lo vio. El hombre se detuvo ante el doctor. Extendió la mano hacia él, y se estrecharon la mano, de una forma no muy amistosa, más bien con distancia y desdén.
—Soy Darién Chiba — dijo el pelinegro educadamente, mirando los violáceos.
Taiki se hizo el sorprendido, en realidad no le simpatizaba mucho el modo familiar de Chiba, además que conocía las conductas de Serena y sabía que podía incluso llegar a alterarla.
—Mucho gusto — contesto secamente el pelicastaño mirándolo con animosidad —. La paciente lo está esperando en el cuarto — dijo señalando con el pulgar, la puerta con el número 35.
Inmediatamente, soltó la mano del periodista y puso sus manos dentro de la bata de médico. Antes de que el muchacho emprendiera camino hacia la habitación, Taiki hablo, dándose media vuelta para ir a la cámara gesell — Por favor señor Chiba, seas discreto y prudente con Tsukino… ella no está loca… — miro sobre su hombro —, sólo esta atormentada — concluyó al entrar finalmente a la cámara gesell y dejar a Darién con la palabra en la boca.
Chiba miró la puerta de color blanca con el número 35 destellar. Se acerco lentamente hacia la manija y antes de girarla, pensó un momento si esto era bueno… porque internamente algo le decía que no estaba bien. Finalmente giró del picaporte, Taiki a través del vidrio veía todo con mal presentimiento. Una vez que el hombre empujó la puerta, por alguna razón sabía que no había vuelta atrás.
Serena estaba sentada en el rincón de la habitación y en cuanto vio a Chiba entrar, miró con cautela quién podía ser. El hombre se paralizó al ver tan linda chica y con tan menuda historia.
Serena se puso de pie desde el rincón apenas vio a Chiba, el hombre aún no sabía si dirigirse hacia ella. Luego, se dio cuenta que la rubia tenía la mirada pérdida. Se aclaró la garganta y con voz firme pero suave; dijo tratando de llamar la atención — ¿Señorita Tsukino…? — aunque más que una pregunta, quiso afirmarlo. La rubia asintió dos veces con la cabeza pero no se atrevía a hablarle, él era un desconocido.
Lentamente, se acercó hacía la mesa, mientras el pelinegro seguía mirándola, en cuanto la muchacha estuvo a una distancia prudencial, apoyó sus manos en el respaldo de la silla. Sus miradas conectadas.
Ella; frialdad.
Él; miedo.
—Soy el periodista del diario "Milenio de Plata"… —la rubia miro con mucha atención la mano que Darién le extendía, la observo atentamente como si el contacto fuera a quemarla, la mano del muchacho sudaba temblorosa, como si tuviera miedo de algo o alguien, como si alguien… los observara —. Darién… Darién Chiba — dijo el muchacho, un poco titubeante, sintiendo escalofríos recorrer su columna.
La muchacha seguía quieta y callada, levanto la vista conectado su mirada con el pelinegro. Pues, no le daba confianza ese hombre frente a ella. Prefirió correr la silla de la mesa, y sentarse, con sus manos en su regazo. El hombre se quedo mirándola, suspiró largando todo el aire contenido e imitó la misma acción. Serena miro la mesa, y Darién para hacer más ameno el ambiente, sacó de su bolsillo su grabadora. La rubia lo vio — enseguida —, muy desconfiada.
— ¿Qué es eso? — pregunto señalando el aparato, sin modales. Su voz sonó fría.
El pelinegro vio la grabadora, y se dio cuenta que tal vez no había aclarado que quería grabar la entrevista — ¡Oh lo siento! — Dijo sonriendo nervioso —. Me había olvidado de… avisarte – bajo un poco la voz por sentirse apenado.
— ¿Y cómo es que sabes de mi historia? – pregunto Serena sin dar vueltas.
Chiba se sentía nervioso, nunca en toda su carrera de periodista le había sucedido, pero esa chica era extrañamente hermosa, casi angelical. Seguía sin creer que esa muchacha podía tener esa historia semejante — Tu historia llego a mis oídos, por amigos de aquí… — Miro a Serena, que esta no despegaba su fría mirada —, espero que no te moleste — Serena no respondió ni tampoco asintió. Sólo lo miraba inexpresiva.
Taiki del otro lado del vidrio, se estaba guardando la poca paciencia que se le estaba saliendo de las manos. Amy puso una de sus manos en el hombro de él, para que se tranquilizara — Doctor, tiene que tranquilizarse por favor— dijo la peliazul, mirando su perfil. El pelicastaño no se volteó a verla, pero asintió cerrando los ojos.
Darién había dejado un folder color amarillo encima de la mesa, eran las hojas con las preguntas para la rubia. Presionó el botón "REC" y se aclaró la garganta.
—Eres mía… — Susurró una voz masculina, Serena abrió mucho los ojos y se llevó las manos a la cabeza —. Tú me perteneces…— volvió a hablar la misma voz.
— ¡No! – exclamo Serena, Darién amagó a acercarse a ella, pero este, se movió bruscamente, acallando esa voz que la estaba molestando.
Taiki estuvo por ponerse de pie, pero nuevamente Amy, lo sujetó de los hombros — Doctor Kou, serán sólo minutos, tranquilícese, o la pondremos peor — dijo con voz firme. El pelicastaño dio un golpe a la mesa con sus manos echa puños.
Darién volteó a ver el vidrio de la cámara gesell, sabía que estaban mirando a pesar de no tener permitida la visión hacia adentro.
—Tengo que hacer algo— exclamo Taiki —, si sigue así...— Pero se detuvo al ver a Serena erguida, lo mismo le sorprendió a Darién. Esta se encontraba con los ojos cristalizados, con congoja. El muchacho no sabía si preguntarle si se encontraba bien.
— No se preocupe señor Chiba — se escuchaba la voz de Taiki por el alto parlante, Darién miro hacia todas las esquinas de la habitación. Sea lo que sea, el pelinegro miró nuevamente a la ventana espejada y asintiendo, haciéndole saber que había entendido. Tomó su silla y lentamente se sentó. Serena permaneció de pie un rato.
—L-lo siento – dijo la rubia por lo bajo.
—Si quieres podemos dejar esto… — pero la rubia no lo dejo terminar de hablar, que lo interrumpió, poniendo las manos en la mesa y mirando hacia abajo.
—No, quiero que escuche mi historia, y que vea que no estoy loca — tomó el respaldo de la silla y la corrió hacia atrás para volver a sentarse. Darién trago saliva.
—E-está bien… — verificó que su grabadora estuviera grabando. La rubia alzó la barbilla para mirarlo fijamente. Acomodó sus hojas —. Esta es la grabación número ciento-veinte, Tsukino Serena, de veintidós años de edad, nacida en Tokio, Japón. El caso de… — miro a Serena, como esperando su aprobación, pero al no decirle nada, decidió proseguir con delicadeza —, Asmodeus — hojeó una de sus hojas para empezar la entrevista —. Serena; ¿Cómo te encuentras?
—Y-yo me encuentro bien — dijo serenamente, mirando sus dedos encima de la mesa. Darién asintió y dio otro vistazo más a la hoja.
—Serena; ¿Podrías contarnos tu historia? — el pelinegro trago saliva después de hacer la pregunta. Serena asintió, se paso la lengua por los labios.
—Todo esto… — paso saliva también antes de continuar—, ocurrió en un accidente de autos. Nada grave…
— ¿Nada grave? — Pregunto Darién, subiendo una de sus cejas incrédulo.
—Ahí es donde inicia — el pelinegro se hizo hacia atrás. Ahora era Serena la que subía una de sus cejas. Continúo relatando —. Yo estaba en mi automóvil, esperando a que el semáforo cambiara a verde, cuando se marco la luz amarilla, yo arranque, pero un auto se atravesó justo cuando el semáforo me estaba dando el paso. Por suerte, a mí no me pasó nada, fue sólo la trompa del coche. Automáticamente, el chofer del otro auto se bajo y corrió hacia el mío para verificar que todo estuviera en orden – Serena respiró hondo, para retomar el relato.
— ¿Y qué es lo que sucedió? – le pregunto Darién.
—El airbag del volante saltó, permitiendo que yo no saliera volando de ahí. Recuerdo que me golpee la cabeza, no recuerdo con qué. Estuve con más de dos horas con el dolor retumbando en mi cabeza. El muchacho del otro auto… — Serena trago saliva y su voz empezó a temblar —, su nombre era… Seiya… — rompió el contacto visual con Darién, jugando con los dedos nerviosamente. Pero antes de que el muchacho pudiera preguntar, Serena continúo.
— ¿Te encuentras bien? — me pregunto Seiya por la ventanilla, con cara de preocupado. Yo apenas escuche su voz, me costó responderle, ya que mi cabeza no me dejaba articular palabra.
—Yo… sí, estoy bien. — apenas vi sus ojos zafiros, quedé encandilada, era como un imán que me atraía. Pensó Serena. Movió la cabeza de un lado a otro y continúo hablando.
— ¿Necesitas que te lleve a un hospital?— volvió a preguntar ese chico, se notaba muy preocupado. La verdad es que era el tercer accidente en coche, y nunca se habían preocupado de esa forma por mí, más bien siempre me hacían escándalo.
—No, te lo agradezco — le respondí, me solté el cinturón de seguridad. Para ese momento, vi que se amontonó muchísima gente a nuestro alrededor. Empecé a marearme un poco, Seiya abrió la puerta del lado del chofer para que entrara más aire, como pudo, corto el airbag para que no me asfixiara, y se quedó allí al lado mío. Le había pedido que se vaya, que no haría problema por el seguro ni nada, pero él fue más obstinado y se quedó incluso hasta después de que se habían ido los paramédicos. La policía y los bomberos estuvieron trabajando para correr los autos y sólo esperamos hasta la orden del juez para poder irnos.
— ¿A qué hora se habían retirado del lugar? – pregunto Darién, su espalda estaba relajada en el respaldo de la silla mientras iba anotando puntos importantes del relato.
—Estuvimos unas dos o tres horas, no lo recuerdo muy bien. Pero Seiya jamás se fue de mi lado. Luego él, se ofreció a llevarme en un taxi hasta mi casa, me negué, pues el pobre estaba más preocupado por mí que por él. Al final termine aceptando de tanto que insistió.
— ¿Y qué sucedió después de allí? – Darién pregunto, bajando un poco su anotador y mirando a Serena. Esta parecía estar recordando ese día.
—Pues, recuerdo que estábamos en el taxi, en el asiento de atrás. Yo miraba por la ventana mientras sentía dos ojos que me miraban.
—Nada va a pasarte, porque yo estaré aquí para protegerte – recuerdo que escuche esa voz en mi cabeza. Y la conocía. Cuando volteé a ver… Seiya me estaba mirando fijamente, el vello de mi nuca se había erizado. Entre en desesperación. ¿Cómo era posible que alguien me hablara en mis pensamientos?
Continuará…
.
.
.
Agradecimientos: Demencia, Rogue85 y Asmo, gracias amigas mías que me apoyaron con este proyecto.
.A las chicas del grupo de familia mística Kou, que a pesar de que me fui por motivos personales, conocí a personas maravillosas que siempre están alentando.
. A las que me leen en mi otro fanfic y me dejan reviews, espero que este especial les guste.
. Gracias a mis amigas de la página de "Sailor Starlights" que me tendieron una manita. Aprovecho para decirles que se unan a esta página, soy una de las admin. Y hay mucho Seiya Kou para hablar jaja.
En fin, el otro capítulo, lo subo en unos días. Muchas gracias por pasar a leer.
Acepto las críticas constructivas, y los consejos.
PaulaLunatica.
Editado: 22/mayo/2014
