Disclaimer: Nanatsu no Taizai pertenece a Susuki Nabaka.

Prompt: Los cuervos de las navidades pasadas. Prompt #1 [fandom_insano]

Personajes/Parejas: King/Diane.

Extensión: 300 palabras.

Notas: ¡Vacaciones, yay! Pues eso, estoy de vacaciones, fandom_insano está organizando una actividad y el prompt me sonaba tanto a este par que me pase por aquí para darles amor. Leves spoilers.

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Aeternitas.


El tiempo se movía de formas extrañas, subjetivo y cambiante, avanzando diferente para cada ser que existía a través de él. Los humanos, con sus vidas cortas e intensas, tenían esa extraña costumbre de acomodarlo en categorías junto a sus recuerdos, de guardar estos en objetos que fueran más allá de la mente, como un anillo.

No lo entendía, en lo absoluto. Niñez, juventud, adultez y vejez; ¿exactamente cuándo empezaba uno y acababa el otro? Cuando vives cientos de años esas cosas carecen de lógica, cuando el tiempo pasa a través de tu cuerpo lentamente no notas de la misma manera un cambio como ese. ¿Cuándo era niño y cuándo viejo? Le parecía que podía ser ambas en lo que a aspecto refería, por lo que no lo entendía. En esos temas, los humanos le eran extraños.

Lo otro sí lo entendía, una de las pocas cosas en las que podía decir que entendía a los humanos con sus pequeñas y cortas vidas. Guardar un recuerdo en algo más que la mente, que la propia memoria, el casco en su espalda era prueba de ello. Comprendía el simbolismo, comprendía que con sus cortas vidas la memoria no bastaba para representar aquello que se negaban a olvidar.

Pero el tiempo pasa diferente para todos, incluso pasa diferente para uno mismo en diferentes instantes de la vida. Los recuerdos y aquel objeto que los guarda cambian, de interpretación e importancia, a medida que el tiempo pasa. En sus cortas vidas los recuerdos cambian su valor, adquieren otra importancia al igual que el objeto. Lo entendía, pero le era ajeno.

Porque no importaba cuantos años pasasen, cuanto cambiase el tiempo y cuantas vivencias trajera consigo, había cosas inamovibles en su memoria. Las promesas lo eran.

«Quiero que tú me ames por siempre».


Espero les haya gustado.

Nos leemos. Bye.