Who's back?

Jejeje, bueno sí, ahora viene todo eso del disclaimer, para no faltar a la tradición...que aún no le veo yo ningún uso...pero bueno. Son las normas.

TMNT no me pertenecen así como algunos de los demás personajes y de algunos ámbitos en los que se desarrolla el fic (la guarida, el mundo de Nexus, etc...) y, para colocar de nuevo las edades, sigo en mi onda de 21 para Leonardo y bajando de uno en uno por cadena generacional (supuestamente: Leo, Raph, Donny y Mickie). Algunos de los personajes que irán apareciendo en el fic resultan ser "mundialmente" conocidos dentro deluniverso de de TMNT, así cómo Usagi, Gen el Daimyo, etc...Pero por si acaso, y por si alguien no se encuentra en la onda, jeje, dedicaré un pequeño resumen sobre ellos al final de los capítulos en los que aparezcan.

Y, cómo ya indiqué, el fic se desarrolla en POV's de Raphael y Donatello (pero eso no significa que más adelante retome el aspecto de narrador observador...todo dependerá de la línia del fic)

Ahoa sí, que se abra el telón.

#01# Érase una damisela en ¿peligro?

Raphael

Casi me desparramé encima de la mesa tratando de alcanzar la lejana bola. Con precisión y usando mi pulgar de soporte para el taco , pensé unos segundos estudiando la jugada antes de darle con fuerza a la bola blanca.

Tal y como ya había supuesto el objetivo dio en el blanco rebotando antes en una de las esquinas para llevarse consigo a un par de bolas más hacia el agujero del centro.

No pude evitar levantarle el dedo central a Case...cómo me gustaba tener la razón:

.- ¡Chúpate esa técnico de pacotilla! Te llevo dos de ventaja – me miró algo furioso y rabiante mientras aplastaba con serenidad la quinta lata de cerveza que sostenía en sus manos.

El muy ingenuo se dispuso a tirar él:

.- ¡Ye! – le advertí apartando su taco – he metido dos, tengo dos tiros, si no me equivoco.

.- ¡Beh! Tu mismo, tal y como están colocadas te vas a llevar a la dama al agujero – Casey agarró una nueva cerveza del refrigerador de su sótano mientras me dispuse a tirar mi primer turno.

Algo debí fallar y no entró.

Para mi segundo turno centré mi atención en mis señoritas a rayas que me esperaban amontonadas en una de las esquinas. Vacilé unos instantes, pues entre ellas se encontraba la bruja negra. Amenazante, cómo si esperase a que fuera a tirar para meterse en el camino de mi taco.

Casey se percató de ello y se burló:

.- Vamos señorito listo. Dale. Dale fuerte y llévate contigo a la marrana si no es mucho pedir.

.- Vale, muy bien, inténtalo tú tanto que te llamas "técnico del billar", listillo.- el vacilón me echó a un lado y se colocó el taco detrás, por los riñones, para rabiarme aún más si lo conseguía...de seguro que rabiaría si lograba meter las mías sin llegar a tocar la bola negra...

.- Esto es cómo las mujeres, Raph - ...cretino...encima se dispuso a darme lecciones ambiguas...- cuándo están en peligro se necesita un buen taco que las salve.

Dio el golpe a la bola blanca, la dama, cómo Case solía llamarle, y ésta golpeó sin problemas una de mis señoritas rayadas para sacarlas a las tres lejos de la negra.

Se incorporó con una ancha sonrisa en el rostro y echándose el pelo hacia atrás en un signo de insoportable presumería.

Rompió su "bonito" posado en cuánto se tambaleó hacia un lado a causa de una momentánea perdida de equilibrio:

.- Que desgraciado, la cerveza te crea estragos, Case.

.- ¿Qué pretendes? Mira todo eso – señaló con el taco hacia el montón de latas vacías que quedaba amontonado en una de las esquinas del sótano del apartamento de Case.

Montones y montones de latas...daban ganas de ir entre ellas y patearlas a todas a la vez...

Des de que nos habíamos puesto a jugar al billar no habíamos dejado de consumir zumo de cebada cómo si se tratase de agua...¿cuánto rato llevaría así?...¿horas?...con tal de sucumbir a mi curiosidad mandé una fugaz mirada al reloj de pared:

.- Diablos...- susurré - ...Case llevamos unas 4 horas en esto

.- Y más que vamos a durar – el muy cabrón abrió la pequeña nevera mostrándome su contenido. Aún quedaban tres paquetes de veinte latas en su interior, frescas, listas para ser consumidas:

.- Eres lo peor...

.- Me dijiste que comprase bebida ¿nah? Pues toma bebida – me tiró una nueva lata al pecho.

Así pues, entre damas, brujas y señoritas lisas y ralladas la intención de aquella noche había sido estar jugando hasta ver el doble de bolas de las que había. Sin darme cuenta me acababa las cervezas en dos tragos y ya estaba abriéndome otra de nuevo.

Al par de horas, ya bien entrada la bonita madrugada pasadas las 12 de la noche, Casey no atinaba con el taco y pagaba su frustración borracha contra las bolas de billar. Yo había abandonado el juego por completo y tan solo me disponía a seguir riéndome a su costa:

.- esto¿ves esto? Esto es...una mujer...- me soltó completamente borracho sosteniendo en sus manos una bola y sin apreciar apenas ninguna de las sílabas de las palabras que musitaba - ...esta cosa redonda, dura y fría. Es una mujer. ¡Una mujer!

.- sí, Case, ya entendí.

.- Pues mira. ¿Que pasa cuándo intentas...cogerlas?...¡Pues que se resbalan!

"Eso es porqué las has mojado de cerveza, inútil" pensé para mis adentros, pues no podía dejar de reírme por el lamentable espectáculo.

.- Claro...se resbalan...huyen. Huyen de nosotros, los hombres. No dejan de huir todo el rato y cuando tiene algún problema, algún problema muuuy gordo, que estén en apuros ¿sabes?

.- si, claro

.- Pues entonces...¡quieren ayuda! Estás tratando de alcanzarlas todo el día y cuando se detienen es porque te necesitan. Están en apuros y no pueden salvarse el trasero ellas solas...son unas ¡brujas! – para aquél entonces Case había empezado a gritarle a la bola de billar que sostenía en sus manos y, supuestamente, era una mujer - ¡bruja¡Bruja más que bruja!

Para llamar su atención mandé mi vacía lata a reventar contra su cabeza:

.- ¿Cual es tu problema tío¿Has vuelto a discutirte con April? – se tambaleó a lado y a lado acercándose a mi amenazante. Huí de él, pues vi que iba a caerse al suelo y no me apetecía ser aplastado.

Fue entonces, cuando me levanté, que el alcohol también empezó a afectarme con gravedad. Todo me dio vueltas y tuve que sostenerme en una esquina de la mesa de billar.

Casey, fuera de cualquier cordura medio coherente, tomó mi antiguo asiento y reposó su mareada cabeza:

.- ...pues sí...culpa de ella, por eso.

.- ¡Ja! Lo dudo.

.- Pues esta vez sí – volvió a mirar la bola que seguía en su mano- ella es un perfecto ejemplo de esto...de mi teoría del billar...

.- ¿Es una mujer-bola?

.- Beh. Siempre se queja de que apenas nos vemos...y cuando quiere estar conmigo es porque necesita algo importante...porque está en apuros. ¡No deja cogerse, resbala!

.- Tal vez no le interesa ser cogida ...- yo y mi estúpida suposición hicieron que Casey borrase esa estúpida sonrisa de ebrio de su rostro.

Quedó unos segundos en silencio y luego, víctima de una hiperactividad increíble, volvió a levantarse tambaleándose por la zona pateando a todo cuánto tuviera delante.

.- Es una intere...interesada – ya le costaba hablar más de lo normal – sólo quiere lo que busca.

.- Sexo.

.- Entre otras cosas.

Quise dar la conversación por terminada, pues no creí que ni Casey ni yo estuviéramos con seriedad cómo para tratar un tema así. Me incorporé de mi soporte para volver de nuevo hacia la nevera.

Tuve que sostenerme en la pequeña puerta de ésta si no quería caerme al suelo. A pesar de la masa uniforme y grisácea que de seguro se estaría formando en mi estómago cómo una esponja, tuve valor para agarrar otra lata.

Cuándo quise darme cuenta y prestar de nuevo mi atención en el atolondrado de Casey, éste se había subido a la mesa de billar y canturreaba al ritmo de la música de la radio que llevaba horas encendida mientras usaba uno de los tacos como micro.

Un espectáculo lamentable, Case, amigo.

Pero de seguro mañana me reiría aún más que ahora.

Unos pasos por las escaleras nos alertaron ( ...bien, rectifico, me alertaron a mi, pues Casey no estaba cómo para prestar mucha atención a nada...).

Balanceé mi mirada des de la puerta hacia él, esperando que el borracho se diera cuenta para que al menos diera él la cara...por si acaso...ya se me entiende.

Pero en esos instantes poco me importó quien pudiera vernos y tan solo tomé asiento de nuevo.

Al poco rato Donatello entró en el lugar arrugando la nariz al recibir de bocajarro el aroma a cerveza que había inundado la habitación. Quedó inmóvil cuando sorprendió a Case bailando en la mesa del billar.

No quiero ni imaginarme lo que estaría pensando.

.- En fin...- se frotó las sienes - ...no voy a preguntar nada.

.- ¿Cómo has entrado? – no quise incorporarme para que mi propio hermano no me viera tambalearme.

.- La puerta estaba abierta.

.- ¡je! Casey, podrían haber entrado a robarnos en cualquier momento.

.- ¿Qué? – el muy inútil bajó de su nube folclórica y se sorprendió al ver a Donatello - ¡Donny¿Vienes a...!

No pudo terminar la frase, pues al tratar de saltar hasta el suelo tropezó y cayó de espaldas sobre la pútrida moqueta de la mesa de billar...lo único que supo hacer entonces fue reírse.

.- ...dios...le dije a Leo que esto no era trabajo para mí...- de seguro se lamentaba por vernos en aquél estado. Pero ¿de que se sorprendía? No era la primera vez que veía a Casey borracho.

Al escuchar el nombre de Leonardo la mullida superficie en la que sobrevolaba el lugar desapareció de mi mente creándome un amargo trago en la garganta, casi cómo un nudo que no me dejó tragar el último culo de la cerveza y tuve que escupir:

.- ¿Te ha mandado él? – pregunté recurriendo de nuevo a mi graciosa e insoportable ironía macabra.

.- Bingo, Rapha. ¿sabes que hora es? – ...¿me lo reprochaba o me lo preguntaba?...

.- Hum...¿las 4 de la mañana?

No me contestó, tan solo hizo un ademán con la mano indicándome que la fiesta quedaba ahí y que era hora de volver para afrontar otra vez los problemas de la vida real...el más gordo de ellos pasaba por encontrarme de cara a Leo cuándo llegase...

.- ¡Tu hermano pequeño viene a recogerte Raphita! Bwahahahaha – Casey seguía tumbado en la mesa de billar tal y como había caído antes y no hacía esfuerzo alguno por levantarse. Seguía burlándose de la situación des de su posición y...a juzgar por las tonterías que empezaba a susurrarse para sí mismo...de seguro se quedaría allí toda la noche.

No quise responder a Don. En cualquier otro momento le hubiera mandado a casa para que le dijera a Leo que si quería algo de mí, viniera él a buscarme.

Pero en esos momentos mi cama me parecía tremendamente atractiva y el aire de la calle aún más.

Ya pasaría cuentas con él por la mañana...¿qué es eso de venir a recogerme?...ni que fuera un crío...

Sin darle mucha más importancia al tema de Casey de lo que se merecía, Donatello apagó la luz del sótano mientras cerraba la puerta con un posado entre cansado y sorprendido:

.- ..Nah, buenas noches Case...

Allí quedó, juraría que ya roncaba cuando lo encerramos en el sótano.

.-

.- ¿En que estás pensando? Te has ido por la mañana y es madrugada del mismo día, Raph. Ni una llamada ni nada...y para colmo te encuentro borracho...

.- No me hinches la cabeza Donnny, no estoy para cuentos que luego ya los tendré que aguantar igual...

Correteaba por las azoteas tal y como siempre solíamos hacerlo. Con la única diferencia de que, esta vez, mi visión me traicionaba y mi equilibrio pasaba por ser el mismo que el de un gato de madera.

Es más de una ocasión me vi obligado a frenar el ritmo por miedo a acabar aplastado contra la calzada...y por si no fuera poco, Donatello parecía haberse adaptado al papel de Leonardo y no dejaba de reprocharme lo mal que estaba todo lo que hacía.

Ya es que me daba igual. Hacía tanto tiempo que las palabras "no haces nada bien" habían dejado de importarme...

Cuando algo te molesta, más va a mosquearte cuando más importancia le des...así pues, mi bonita filosofía de la vida era "sí¿y que? Lo hago todo mal. Si no te gusta te aguantas, soy así"

Donatello se debería haber percatado de ello por entonces, pues dejó de reprocharme mis andanzas nocturnas y pareció preocuparse por mi:

.- ¿estás bien?

Me detuve en una de las azoteas. De verdad que el aire me sentaba de puta madre...

.- Pues claro. ¿Tan mal aspecto tengo?

.- nah. Sacaba conclusiones después de ver el estado de Casey...si has bebido lo mismo que él no puedes andar muy bueno...- también se detuvo al borde de la azotea, volteándose para mirarme a la cara.

.- Casey solo estaba...ahogando las penas.

.- ¿Problemas con April?

.- Ajá.

.- Que típico

Esa había sido mi más inmediata conclusión, Casey Jones no solía acarrear con esos pelotazos a menos que no hubiera algo que le estuviera machacando fríamente la cabeza. Su mente desquiciada, al igual que la mía, solía encontrar solución entre el alcohol:

.- Las tías son...imposibles.

.- ¿Palabras de Case?

.- Palabras de Raphael. Tendrías que escuchar la "teoría del billar" de Casey

Donatello volvió a ponerse en marcha y cruzo el abismo entre los edificios contiguos con suma facilidad. Yo me detuve al borde, mirando hacia abajo.

Podía apreciar claramente cómo el diminuto contenedor del callejón se movía levemente a lado y a lado mientras su imagen se desdibujaba una y otra vez y se hacía cada vez más borrosa, más imperceptible...

Me froté las sienes con preocupación...la peor resaca es la de la cerveza, y si ahora ya creaba estragos no quería ni pensar cómo me sentiría mañana...

.- Raph

La voz de Donatello sonó con un eco en la noche llamándome la atención des del otro lado. Seguía colocado en el tema de las mujeres:

.- ¿Cuál es esa teoría?- de hecho parecía que el asunto le hacía cierta gracia

.- No sabría explicarla bien, pero se resume en tres conceptos básicos: Las mujeres son independientes, no mires por ellas porqué ellas no lo harán por ti. Cuándo están en apuros, debes salvarlas si no quieres que te den aún muchos más problemas.

Donatello soltó una carcajada:

.- Y por último, el tamaño de sus tetas dependerá del de tu cartera – tras levantar el tercer dedo me tambaleé con peligrosidad hasta el borde de la azotea. Tras aguantar el escaso equilibrio por no desplomarme contra el contenedor, me eché a reír.

Mi estado mental ya había pasado de una angustiosa preocupación hacia una soltura e inocencia digna de Michelanggelo.

Alcancé a ver cómo, con cara de susto, Donatello fue a decirme algo des del otro lado, pero su voz quedó entrecortada por un inmenso estallido y una oleada de luminosidad muy poco corriente en las calles a aquellas altas horas.

Perdí la silueta de Don por unos instantes entre una blancura muy incómoda, Cuándo todo pareció volver a adquirir su color original, parpadeé confuso y, cómo un imbécil, no di importancia alguna a lo ocurrido:

.- ¿decías algo? – le grité dando por supuesto que, si había visto un contenedor mecerse furiosamente, el alcohol también podía conseguir que me quedase ciego momentáneamente.

Mi hermano me observó confundido, visiblemente asustado y sorprendido.

Fue entonces cuándo le otorgué la importancia que se merecía al asunto.

.- ¿qué ha sido eso? – escuché su eco gritar mientras se alejaba por la azotea del edificio dejándome solo al otro lado...eso era lo que más podía asustarme en esos momentos.

.- ¡Eh¡Donny¡Espera diablos!

Tras sortear el inmenso abismo que suponía para mi en aquellos instantes la separación entre los edificios, seguí a Donatello hasta la otra punta de uno de los bloques.

Allí, agazapado contra el borde, miraba fielmente hacia abajo con curiosidad. Lo imité:

.- ¿Eso ocurrió de verdad? – pregunté con mi mente turbulenta.

.- Pues claro, descerebrado – me dijo cómo si se tratarse de algo obvio para luego mirarme acusadoramente - ¿tan bebido estás?

Preferí no contestarle

.- Mira eso – seguí su indicación hasta desplazar mi confundida mirada hacia abajo, Justo entre los árboles de un pequeño parque que se desprendía entre los edificios. Un patio privado, seguro. En él, se era visible una enorme humareda negra que había desprendido a dos de los árboles de sus raíces con violencia y aún lucían semi llameantes. En uno de ellos, casi completamente hundida en su corteza, una figura femenina poco curvilínea se incorporaba con esfuerzo y pesar.

Pareció asustarse cuándo el suelo tembló bajo sus pies. Una vez, luego otra. Sorprendido, balanceé mi mirada observando cómo algo seriamente enorme se desplazaba entre los árboles haciendo que éstos se mecieran al son de su paso.

No fue hasta que llegó a la claraboya del lugar que la luz lo bañó:

.- ..¿que coño es eso?...- susurré- ¿también lo estás viendo Don?

.- Pues claro. Deja de preguntarme eso – Donatello analizó al monstruo en concreto- parece...

No se parecía a nada conocido Don, no mientas.

De un color azulado bastante claro, peludo con una visible musculatura sobretodo en su torso. Se desplazaba sobre tres patas enormes curvadas a modo de oz que acababan con una superficie demasiado pequeña cómo para poder soportar todo el peso de su masa.

No parecía lucir ninguna cabeza aparente y los ojos, numerosos entre ellos, se esparcían por su torso sin ningún tipo de orden resultando resaltones en medio del pelaje azulado. Sus brazos, por otro lado, tenían más apariencia humana con la única diferencia de que no poseía dedos, tan solo dos tentáculos que acababan en algún tipo de material demasiado afilado cómo para ser bueno...

La mujer no hizo ningún ademán de moverse cuando esa cosa se le abalanzó con voracidad.

En aquellos instantes, la atolondrada voz de Casey estallaba en mis oídos una y otra vez.

Donatello

Tan sólo hizo falta que desviase mi atención unos instantes en aquella asquerosa masa que, preso por una inconsciencia típica de él, Raphael saltó al vacío desenfundando sus sais.

Si silueta negra cayó encima del monstruo en cuestión que, son un manotazo rapido de sus tentáculos, lo apartó de su trayecto mandándolo contra los árboles más cercanos.

...en aquellos instantes no supe si era por el gran campo de visibilidad que esa cosa debía de tener a causa de sus incontables ojos, o por la torpeza de mi hermano que el alcohol le proporcionaba...

No había tiempo ni para hipótesis ni para suposiciones.

Cuando esa cosa se viró rápidamente hacia el atontado de Raphael, me vi obligado a ser el único luchador medio decente del lugar y también salté al vacío.

Golpeé con fuerza la supuesta nuca de aquella cosa, que no pasaba por ser otra que su propia espalda.

Debió de dolerle igual, pues soltó un gruñido que me puso las escamas de punta.

Esta vez me tocó a mi, y se giró presa de una rabia increíble hacia i dirección mientras aún seguía soltando ese estruendoso chillido.

Empecé a rezar cuando lo vi abalanzarse demasiado rápido cómo para poder salirme de su camino.

Fue entonces cuando agradecí que una de las pocas virtudes de Raphael fuera el ponerse cómo loco cuando era atacado en estado de embriaguez.

Apareció por la espalda de éste con una cara temiblemente desencajada...a veces me sentía ciertamente seguro siendo su hermano...sobretodo cuando la situación no requería inteligencia alguna.

Debió de clavarle sus sais por la espalda profundamente pues, cuando volteé al monstruo para prestar atención a la mujer éste trató de seguirme pero desviaba su atención hacia la espalda, en la que Raphel había quedado pegado.

Cuando me acerqué, más que una mujer tenía aspecto de...abuela.

No pude evitar preocuparme seriamente...pues el golpe que había recibido me dolería incluso a mí...:

.- ¿Está bien? – me fusiló con la mirada.

No pude evitar dar un respingo. Una mirada completamente negra, oscura, libre de pupilas y pestañas...nada, sólo dos ojos resultones completamente oscuros.

La carne de su rostro parecía resbalarse hacia abajo en forma de pellejo y una mata blanca de pelo visiblemente sin peinar des de hacía años, le escondía medio rostro.

A duras penas se incorporó y, cuando lo hizo, me sacaba dos cabezas. Era tremendamente delgada y sus extremidades muy largas...

Y su voz estridente...:

.- ¿Qué estáis haciendo desgraciados?

Me quedé perplejo aún observándola y aún más por la manera en cómo pedía "gracias".

Raphael apareció de un salto a nuestra vera en cuánto el monstruo cayó pesadamente al suelo sangrando con seriedad por la espalda.

Aún jadeando y con los sais en mano ensangrentados, se dispuso a mostrar su faceta más sensible, amable y respetuosa:

.- ¡Que coño le pasa abuela! Le estamos salvando el trasero, esa cosa podría destrozarla en tan solo unos segundos!

La mujer se puso también en guardia:

.- ¿Y quién demonios eres tú, jovencito, para considerar que eso podría matarme?

.- ..Raphael no...- supliqué por no pasar vergüenza ajena viendo cómo mi hermano se gritaba hasta la muerte con una anciana mientras el monstruo se incorporaba no muy lejos de nosotros:

.- Escuche pasa arrugada, no tenemos ninguna obligación de estar aquí, si por ende lo que quiere es acabar muerta¡ahí le pudran!. Pero esa cosa ya me ha atacado a mi también.

.- No tendríais que estar aquí¡Largo!

Tampoco se podría decir que la anciana se dispusiera a explicarnos las cosas con mucho detalle...por otro lado, preferí callarme y prestar atención al monstruo que ya había logrado ponerse en pie.

Quedó inmóvil unos instantes antes de volver a acarrear contra nosotros con suma brutalidad.

Traté de avisarles con un grito pero cuando quise llevármelos conmigo esa cosa estaba demasiado cerca, así pues tan solo salté yo esperando que la anciana hubiera hecho lo mismo.

Brutalmente y con un estruendo increíble, el monstruo chocó contra los árboles traseros quedando envuelto en ramas, follaje y troncos. Mientras aún ponderaba dónde poder aterrizar después del salto, suspiré aliviado tras ver a Raphael en el aire no muy alejado, sosteniendo en sus brazos a la anciana que seguía gritándole.

Caí lo más alejado posible de esa enorme cosa que se revolvía nerviosa entre los escombros que él mismo había provocado. Raphael aterrizó en una de las ramas luchando por aguantar el equilibrio con la vieja encima:

.- ¿Pero qué esta haciendo?

.- ¡Suéltame pervertido!

.- Raph...hazle caso anda – y lo hizo sin ningún reproche, mandándola contra el suelo después de haber caído des de la rama.

Suspiré de frustración y vergüenza cuando la anciana se incorporó frotándose el trasero:

.- ...malditos...

.- Oiga señora, tan solo tratamos de ayudarla. Tampoco es cómo para ponerse así.

.- ¡No le hables con respeto Donny! – berreó Raphael des de la rama, me temí la peor explicación por su parte...-¡después de todo no deja de ser una mujer!

.- ¡Qué!

Antes de que la anciana extraña pudiera degollar en paz a mi hermano, el monstruo volvió a las andadas visiblemente maltratado. Yo y Raphael, ya fuera por autoprotección o por ganas de quitarnos de encima a aquella "bruja" saltamos al unísono hacia él tratando de propinarle el mayor número de golpes posible antes de que nos mandase contra el suelo de nuevo.

A juzgar por el ruido seco que propinó mi bo sobre una de sus patas, podría jurar haberle roto algún que otro "hueso". Sintiendo dolor, el monstruo elevó la pata afectada sin dejar que ésta tocase suelo. Cojeando.

Siguiendo mi cruda estrategia, Raphael le lastimó otra de las otras dos que le quedaban haciendo que, por no sostenerse en pie con una sola pata, cayera de nuevo redondo y aullante al suelo.

Mi hermano me miró con una sonrisa de satisfacción en el rostro, pues un enemigo inmovilizado deja de ser un "enemigo" para convertirse en una piedra en medio del camino:

.- Si te respeto por algo es por la fluidez de movimientos que tienes a pesar de tu estado de embriaguez.

.- ¿Qué esperabas? – contestó visiblemente orgullosos sin acabar de coger del todo el significado "irónico" de mi frase...en fin...

Sorprendiéndonos a ambos, la anciana apareció de un preciso salto de entre los matojos en dónde había caído y, con algo resplandeciente en su mano, cayó encima del monstruo partiéndolo en dos en un leve estallido de sangre i vísceras.

Logré escuchar por encima de los aullidos penetrantes del ser cómo Raphael también gritaba asqueado al verse rodeado de sangre.

Devolví mi mirada a la destrozada bestia y, para cuando logré enfocar la vista, el monstruo se convertía en una especie de polvo de colores azulados y se desvanecía con el aire sin dejar rastro alguno.

Sorprendido, me desplacé al mismo lugar en dónde había estado e cuerpo inerte comprobando con obviedad que no había nada allí:

.- ...increíble...¿dónde fue? – mi mayor error fue preguntárselo a la anciana, pues sin intención alguna de contestarme me apuntóamenazante con uno de sus largos y delgados dedos:

.- ¡Vosotros¿Qué os habéis creído?

.- ¿Y ahora que tripa se le ha roto a la bruja esta? – Raphael apareció a mi lado aún envuelto en sangre.

.- Vosotros, no sólo aparecéis de la nada y os entrometéis en mis asuntos, si no que encima me insultáis dejándome en ridículo.

.- señora...oiga...- en todo momento traté de mantener el respeto hacia los mayores...de verdad que lo intenté...pero aquella bruja me sacaba de mis cabales en tan solo despreciarnos nuestra preocupación y ayuda – nosotros solo...

.- ¡Vosotros solo habéis metido la pata! – contestó sin bajar el volumen de su tono de voz.

.- ¡Meter la pata¿¡Meter la pata! – Raphael ya había perdido toda conciencia y, a diferencia de mi, ya no mostraba educación alguna por la anciana...si alguna vez había llegado a mostrarla - ¡Usted es la que ha metido la pata bruja! Paseamos tan tranquilos y vemos a un monstruo y a una mujer ¿qué significa eso?

.- malo – le apoyé dejándome arrastrar por el sexista comportamiento de mi hermano. Pero aquella anciana me sacaba de mi juicio alejándome de él a tirones...- Malo

.- Muy malo. Y nosotros cómo caballeros decidimos ayudar a una ancianita en apuros ¡y ala, desagradecimiento! – sin duda alguna, Raphael seguía bajo los efectos del alcohol y su lengua no tenía pelos ni para ella ni para ningún asunto en concreto. Así pues se basaba en una forma de razonamiento bastante primitiva y sin ninguna base sólida...pero por aquél entonces ya me valía.

.- ¿ancianita en apuros? – susurró la mujer con una feroz mueca en su rostro y fusilándonos a ambos con su oscura y tenebrosa mirada – repite lo de antes, tortuga. Soy mujer ¿y que?

.- "Y que", dice.

.- Groseros...

Suspiré, aquella estúpida conversación no llevaba a ningún lado, pero Raphael estaba visiblemente irritado:

.- Déjalo Raph, esto es una suma tontería.

.- ¡Es que no puedo Don! Me fastidia, me fastidia mucho. Casey tiene razón ¿sabes? – apuntó a la susodicha anciana con un dedo mientras ahora había empezado a gritarme a mi – Casey tiene razón. No traen más que problemas y cuando tratas de ayudarlas te apuñalan por la espalda. ¿Por qué crees que no s está reprochando todo esto?

.- ...Raph...no conocemos sus razones...

.- Nos lo reprocha porqué se trata de una mujer. Y cuando las ayudas porque las ves en apuros se ponen furiosas por ser consideradas el sexo débil. ¡Pero es que si luego no las ayudas también se ponen furiosas por no haber corrido a socorrerlas! – perdió todo respeto y se acercó demasiado a la anciana - ¿sabe que¡Ahí la maten la próxima vez, nah!

Raphael empezó a marcharse con paso violento y visiblemente frustrado. Lancé una última mirada a la mujer antes de enfundar mi bo. Para nada estaba de acuerdo con la teoría de mi hermano, y sin duda su "explosión" era debida al alcohol y a una previa comida de cabeza por parte de Casey.

Pero aquella mujer no nos había respetado a nosotros en absoluto y no siento mucho interés en respetar a aquella gente que no nos tiene en cuenta. Le di la espalda sin tan solo disculparme por el comportamiento de Raphel y seguí a mi hermano mientras aún balbuceaba palabras e insultos.

Escuché un último susurro de la anciana:

.- Jóvenes despreocupados...no sabéis dónde os habéis metido, desgraciados. La educación se gana a pulso.


Pues nada, aquí empiezo con lo nuevo de lo nuevo. Borré el preview, pues no tenía valor ni de prólogo, jejeje, así empiezo todo des del principio.

Más adelante supongo que el título de Yin Yang ya podrá interpretarse debidamente, por ahora, resulta una tontería, pues aúnno hay nada para verificarlo.

Bueno gente, ahí quedó eso, espero no demorarme mucho en el próximo cap (¿que más queréis? esta semana he sido productiva, jejejje) Nos estamos leyendo nenitas y nenitos!

YaS ;-P