Osomatsu-san no me pertenece.
-¡Mamá! Quiero ser un superhéroe cuando crezca. ¿Puedo?
-Claro tesoro, puedes ser lo que quieras.
Bufó ante la respuesta que le había dado una señora a su hijo de 9 años. ¿Acaso no le diría que dejará de soñar con eso? Quería decirle a esa mujer que mejor preparará al niño para el mundo real, que pusiera sus pies sobre la tierra y mejor pensará en ser algo que si fuera posible, se creería algo así viniendo de un niño de preescolar no de alguien de primaria.
La castaña continuó caminando abriéndose paso entre la gente que iba en la misma acera que ella. Al pasar cerca de un local de ramen un señor algo canoso le extendió un volante que ella tomó.
-Gracias, ¿Qué es?-preguntaba mientras miraba el papel.
-Es nuestra promoción de "Martes de Super Descuento", por cada vez que un superhéroe derrote a los malos en martes presentando el volante se te dará un buen descuento dependiendo de lo que órdenes.
Se alejó de ella para seguir repartiendo volantes.
Suspiró. Ojalá llegara pronto a su casa para ya no escuchar nada relacionado con superhéroes.
Ella es Todoko Matsuno. Es una linda jovencita de 21 años, es castaña y acostumbra a recoger su cabello en un par de trenzas, tiene ojos rosas y vive con una de sus 5 hermanas y su padre. Tiene un lindo aspecto que hace que sea difícil de imaginar que ella odia a los superhéroes.
Si se quisiera saber porque razón le disgusta todo lo relacionado acerca de ellos primero se tendría que explicar de donde surgieron.
Hace 25 años aquella ciudad era el peor lugar para vivir: las calles eran un peligro, a nadie le gustaba salir y menos de noche, nadie podía darse el lujo de dormir tranquilamente a menos que deseara que le robaran con la guardia baja y los maleantes adoraban tomar todo lo ajeno, y no tenían problema en asesinar por conseguirlo.
Un día apareció un justiciero que acabó con una pandilla, los cuales no contaban con que el sujeto que creían indefenso tuviera poderes. Así es, superpoderes. De repente comenzaron a aparecer personas que decían haber descubierto recientemente sus poderes y decidían usarlos para atrapar a los criminales. En cuestión de días, acabaron con la inseguridad que padecía la ciudad.
Por una extraña razón, solo surgían héroes en ese lugar. Muy pronto personas de otras partes del mundo la visitaban para tener la oportunidad de ver un superhéroe en acción.
Líderes de otros países hablaban con el alcalde de la ciudad solicitándole que enviará a algún superhéroe a su región y se le pagaría tanto a la ciudad como al héroe que enviaran. Otros preferían marcharse por cuenta propia y establecerse en donde fueran a parar.
De ese modo, en aquel lugar los superhéroes se convirtieron en un factor muy importante tanto para la cultura como la economía, incluso superaban la fama de cantantes y actores, dominando también los espectáculos.
Las mujeres los amaban, las jóvenes fantaseaban con ellos, los niños jugaban a los superhéroes, querían ser uno de grande, los hombres si eran fanáticos de uno intentaban imitar su estilo.
En pocas palabras: todos sus habitantes los idolatraban.
Todos menos Todoko, quien había llegado a sus casa durante esta explicación.
-¡Ya llegué!
Escuchó como alguien corría en la planta alta de la casa y se asomaba rápidamente por las escaleras.
-¡Todoko, que bueno que has vuelto!-la saludó una rubia de piel bronceada y ojos amarillos.-¡Tengo algo que contarte!
-Ya me contaras luego Jyushiko, ayúdame a llevar las bolsas de las compras a la cocina.
-Por supuesto.-Le quitó dos de las bolsas que estaba cargando.
Ambas dejaron las compras encima de la mesa y guardaron los víveres.
Todoko estaba cortando unos vegetales mientras Jyushiko vigilaba que el arroz se cociera bien.
-Osoko llamó durante la tarde.-Habló la rubia.
-¿Y qué dijo?-Preguntó la castaña mientras seguía rebanando.
-Solo quería saber cómo estábamos, preguntó si no ha pasado nada interesante.
-¿Y que le contestaste?
-Que todo sigue igual que siempre.-Suspiró-Vivimos en la única ciudad en donde nacen los superhéroes y a ninguna le ocurre algo interesante. Es tan aburrido.
La castaña bajaba platos de un estante.
-Será aburrido pero al menos vivimos tranquilas. No falta mucho para que la cena este lista, por favor lleva estos platos a la mesa.-Le extendió los platos.
La rubia solo los tomó y se fue al comedor a acomodarlos.
-Espero nuestras vidas no sean así para siempre.-Murmuró Jyushiko quien desconocía que su hermana en ese mismo momento deseaba todo lo contrario.
Todoko se había terminado de bañar cuando vió a su hermana a punto de salir por la puerta principal de la casa.
-¿Adónde vas?
La chica de ojos amarillos lanzó un pequeño grito y se giró para ver a Todoko detrás de ella, tenía puesta una pijama rosa pastel, su cabello estaba húmedo y tenía puesta una toalla alrededor de los hombros.
-Voy a salir.-Respondió simplemente mientras sonreía.
La castaña arqueó una ceja, veía como iba a salir vestida la otra: tenía puesto un vestido blanco corto y unos tacones altos, no tenía sentido decirle algo acerca de su vestimenta ya que era un caso perdido pero algo le impidió dejar pasar esto.
-¿De dónde sacaste eso?-Apuntó a su cuello.
Jyushiko se llevó una mano al cuello sin saber a qué se refería hasta que lo entendió.
-¿Te refieres a mi collar de perlas? Lo gané en un concurso. Era de lo que quería hablarte en la tarde.
¿No deberías mejor dejar eso? Alguien podría intentar quitártelo.
-No pasará nada Todoko. Además, combina con mi vestido. Iré a una fiesta y hablare con los chicos que estén ahí. ¡Esta noche jamás la olvidare!-Levantó los brazos enérgica.
-Haz lo que quieras, solo ten mucho cuidado.-Terminó diciendo la castaña.
-Aw. Todoko, te preocupas demasiado por todas nosotras a pesar de ser la menor.-Colocó sus manos en los hombros de su hermana.-No te preocupes, me aseguraré de tomar las precauciones necesarias.-Le dió un beso en la mejilla e inmediatamente se dio la vuelta.-Ya me voy o se me hará mas tarde. Te veo después.-Se despidió estando en la puerta y salió.
Ahora Todoko se encontraba sola y sin nada que hacer.
No era algo muy alentador siendo una chica de su edad.
Llevaba un rato cambiando los canales y no encontraba nada bueno que ver. Bueno, si habían buenos programas pero eran de los que le interesaban a las demás personas. ¿Cómo era posible que no transmitieran otra cosa que no fuera de superhéroes en sábado por la noche?
Resignada dejó un canal de historia, mientras no tuviera nada que ver los superhéroes por ella estaba bien.
El programa hablaba de la fundación de la ciudad, se mencionaba que al principio era un pueblo minero pero se dejó de sacar metal de las minas ya que resultó difícil comercializarlo al exterior por lo que el metal extraído lo usaron para el uso del lugar.
Todoko más o menos prestaba atención a lo que contaba el narrador, se encontraba acostada en un sillón de dos plazas, revisaba sus redes sociales en su celular pero al igual que la programación de la televisión era nulo su contenido desde su punto de vista.
Que era el cumpleaños de un superhéroe, concursos para sus fans, que alguno atrapó un ladrón, que uno evitó un accidente, que las chicas preferían a un superhéroe que a otro, que uno iría a un club a tocar, etc.
Revisó la hora, iban a ser las diez.
¿A qué hora planeaba regresar Jyuhiko? Debió preguntarle.
Apagó su celular y siguió viendo la televisión.
Ahora se hablaba que pronto sería el aniversario 185 de una explosión ocurrida en las minas en la cual murieron todos los mineros que habían dentro de ellas. A pesar de que ya había pasado casi dos siglos, seguía sin explicarse porque ocurrió la explosión. Hablaban de varias teorías de hace años y unas recientes, como que había gas y al excavar provocaron una chispa que inició la explosión que a la vez, provocó temblores y cayeron rocas encima de los trabajadores.
La castaña miró hacia el techo pensando en como cada una de sus hermanas ya había conseguido hacer algo con su vida o había avanzando a una nueva etapa.
Todoko sabía que su vida era aburrida, tenía que admitirlo: era la única de todas sus hermanas que no salía el fin de semana por la noche y mejor se quedaba en casa viendo programas que nada mas vería un hombre retirado.
Pero todo eso le parecía un pequeño sacrificio con tal de no involucrarse con ninguno de los "dioses" que su ciudad tanto adoraba.
Apagó la televisión y se dirigió a su cuarto.
Ya casi iba a ser la una de la mañana.
¿Por qué aun no llegaba Jyushiko?
Todoko la esperaba en la sala desde la medianoche, apenas la viera entrar tenía planeado jalarle de la oreja y preguntarle porque tardó tanto.
Un rato después se aburrió y subió a su cuarto, al fin y al cabo lo compartían así que debía ir ahí de cualquier forma.
-¡Todoko!
Alguien abrió de golpe la puerta de su recamara despertándola del susto.
-¡Ah! ¿¡Que ocurre!?-Decía desorientada la castaña.
-¡No adivinaras lo que me ocurrió!-Grito emocionada Jyushiko.
Todoko tardó unos segundos en entender la situación. Volteó a ver el reloj de pared de la habitación.
-Jyushiko, son las tres de la mañana.-Se cubrió la boca con una de sus manos mientras bostezaba. Se puso seria-Un momento, ¿acabas de llegar?
La rubia se puso un poco nerviosa, jugaba con sus dedos.
-Bueno, se podría decir que si…-sentía como su hermana la fulminaba con la mirada-¡Pero yo me fui de la fiesta a las once para volver!
-¿Y porque tardaste cuatro horas en volver?-Usaba un tono de voz en el que dejaba claro que no le creía.
-Es que…-bajó la mirada-intentaron asaltarme.
Eso fue suficiente para que se le quitará el sueño a Todoko.
-¿Intentaron asaltarte? Pero ¿Por qué…? Te querían robar el collar de perlas ¿verdad?
Jyushiko solo asintió.
-¡Te dije que no te lo llevaras puesto, que mejor lo dejaras aquí!-Respiró profundo tratando de calmarse.-Bueno, lo importante es que sigues aquí y tu collar…-Se interrumpió.-Espera, ¿te asaltaron o no?
-Intentaron pero no lo consiguieron. Todoko,-la mencionada se puso otra vez seria por la forma en que hablaba su hermana-al fin lo encontré.
-¿Qué? ¿A quién encontraste?-se estaba confundiendo.
La rubia por fin la miraba.
-¡Al hombre de mis sueños!-sonreía de oreja a oreja.
La castaña ahora se encontraba muy confundida.
-Jyushi, creo que no te estoy entendiendo.
-Él fue quien evitó que me hicieran algo. Y eso no es todo, ¡es un superhéroe!-dió un pequeño aplauso al decir lo último.
La chica de ojos rosas procesaba todo lo que le había contado la otra, pero no podía evitar concentrarse en lo último.
Evitó asalto.
A Jyushiko la rescató un hombre.
Se enamoró de él.
Es un superhéroe.
SUPER HEROE.
-¡QUEEE!
-Buenos días hijas.
-Buenos días papá.-Saludó muy alegre Jyushiko.
-Buenos días papá.-Saludo Todoko, quien casi estaba a punto de meter la cara en su plato de avena y era rodeada por un aura oscura.- ¿Descansaste bien?
-Claro que sí, ¿y tú?
-Más o menos.
-¿Qué hay de ti, Jyushiko? ¿Dormiste bien?-preguntó a su otra hija para ignorar el ambiente alrededor de la menor.
Asintió la de irises amarillos.
-¡Hoy dormí muy bien! ¿Quieres que te sirva tu desayuno?
-Sí, por favor.
El señor solo se encontraba sentado viendo como la rubia iba de un lado a otro para darle el desayuno. Se sentía afortunado de tener dos hijas que vivieran con él. Miró a la castaña que estaba sentada enfrente de él, la cual tenía la cara dentro de la avena y aun así conseguía ponerlo incómodo. Una gota de sudor recorrió su sien. A pesar de todo, le agradaba tener a sus dos hijas menores.
Todoko atendía unos clientes antes de que empezará su descanso.
Después de lo que le había dicho Jyushiko no pudo conciliar el sueño, estuvo toda la noche despierta pensando, lo cual le cobró factura en el desayuno (se tuvo que lavar la cara y quitarse avena del cabello), se bebió un café apenas llegó a su trabajo para no estarse durmiendo, el efecto de ese café se estaba acabando así que se tomaría otro.
-Si quieres puedes descansar, yo termino de atenderlos.-Le dijo una compañera de su trabajo.
-Gracias.-Le sonrió.
Se sentó en una mesa cerca de una ventana, le dio un sorbo a su café y comenzó a checar su celular.
-Hola Todoko.
Levantó la vista de su aparato para ver a su amigo.
-¡Atsushi! Ha pasado el tiempo. ¿Cómo has estado?-preguntó mientras el varón tomaba asiento en su mesa.
-Bien, ¿Qué quieres que te diga? El trabajo me tiene muy ocupado.
-Hace mucho que no te veía, si debes de tener mucho que hacer.
-Sí, de hecho…-la miró con cierto nerviosismo.
-¿Hmp?-ladeó la cabeza confundida.
-Solo vine a despedirme.
-¿Qué? ¿Irte? ¿A dónde te vas?-Preguntaba curiosa.
-Me voy del país por asuntos del trabajo.
-Eso significa…-Ella fue interrumpida por su amigo.
-Que me ascendieron.-Le dió una sonrisa.
La otra se paró de su asiento y lo abrazó.
-¡Felicidades! sabía que podías conseguirlo.
Él solo se rió, correspondió su abrazo.
-Gracias por creerlo, Todoko. Se separaron.
-¿Y cuándo te marchas?
-Dentro de dos horas.
-Oh, es una lástima. Me hubiera gustado salir a alguna parte contigo una última vez.-Se lamentó la castaña.
-No importa, solo quería verte antes de partir.
-Eso es tan lindo de tu parte.-Respondió feliz. Duraron unos minutos más platicando hasta que debía irse ya que si no lo hacía el trafico lo atraparía y no llegaría a tiempo al aeropuerto.
Se encontraban afuera del local. Atsushi estaba dentro de su auto mirando por la ventana a su amiga.
-Bueno, supongo que pasará un tiempo antes de que nos podamos ver en persona.-se cruzó de brazos la chica.-solo promete que estarás en contacto.
-Por supuesto que lo estaré.-Encendió el automóvil, acomodó el espejo retrovisor y le dio un último vistazo a su amiga.-Todoko, yo…te deseo lo mejor.
La mujer sonrió.
-Lo mismo para ti.
Se alejó rápidamente en el vehículo, vio en el espejo el reflejo de la figura ahora lejana de la castaña. Golpeó el volante.
-Jamás se lo pude decir y jamás podré hacerlo.
Fue lo último que dijo antes de tomar la ruta que lo llevaría pronto a su destino.
Mientras tanto, la fémina miraba como se perdía a la distancia el auto de su amigo. Cuando ya no lo tuvo a la vista ingresó al local dispuesta a seguir con el trabajo.
Había sido la última en quedarse, su jefe le encargó cerrar la tienda hasta que se fueran todos los clientes. No le molestaba tener que hacerlo pero ¿Por qué debía hacerlo cuando eran las reuniones de chicas que hablaban de superhéroes? Lo último que necesitaba en la vida era escucharlas platicar de sus enamoramientos hacia tal superhéroe o cual era el mejor. Se fueron dos horas después de la hora de cerrar así que cuando por fin estaba volviendo a casa ya era muy tarde, las calles estaban solas y no había mucha luz.
Caminaba intranquila, la calle siempre era tan transitada durante el día pero ahora que era de noche no había ni una sola alma.
Aferraba sus manos a las correas de su bolsa, temblaba ante cada sonido que escuchaba. De pronto, una camioneta frenó a un lado de ella, del vehículo bajaron dos hombres que se le acercaron.
-Hola, ¿Qué hace tan hermosa jovencita sola?-le habló uno de los sujetos.
-Déjenme en paz-intentó continuar con su camino pero el otro tipo se interpuso.
-Vamos, no seas así.-Por cada paso que daba hacia su dirección ella retrocedía-Si quieres podemos llevarte hasta tu casa, pero antes…
Sintió que su espalda chocaba con alguien, no se percató de que al retroceder quedó adelante del otro hombre que le puso las manos encima de los hombros.
-¿Qué tal si vamos y nos divertimos?-susurró en su oído.
Rayos.
Intentaba resistirse, pataleaba, intentaba gritar pero le habían tapado la boca y la habían inmovilizado. Alcanzó a darle un codazo al de atrás.
-Tsk-se cubrió la nariz del golpe.-Muy bien maldita mocosa, que quede claro que intentamos ser amables contigo pero…-sacó una pistola de su pantalón y le apuntó a la cabeza.-Colmaste mi paciencia.
Tragó saliva nerviosa. ¿Dónde había un policía cuando más lo necesitaba? Le dio un repaso a toda su vida, sí que fue aburrida. Cerró los ojos y espero el sonido que se producía al disparar el arma pero en cambio escucho los pasos de alguien acercándose.
-Señores, creo que deberían dejar ir a esa beautiful girl.
Abrió los ojos y vio que los hombres miraban a un sujeto que se asomaba de un callejón cercano.
-¿Y tú porque te metes en lo que no te importa?-Soltó molesto el sujeto que la sostenía.
-Por favor my Friends, esta es una hermosa night. Esta linda lady ya debe tener otros planes no se los arruinen.-Decía el misterioso individuo aun sin salir del todo de aquel callejón. Todoko solo era capaz de verlo en su mayoría como una silueta negra, apenas si distinguía su figura en la oscuridad.
-No tenemos tiempo para ti, estábamos pasándola bien hasta que llegaste.-Habló otro de los hombres.
-A mí no me lo parece. Les pido de forma amable que dejen ir a la dama. No quiero verme en la necesidad de ponerme violento.
-Maldita sea, ¡sal, te enseñare a no estar alardeando!-Gritó el otro sujeto sacando también un arma de entre su ropa apuntando hacia el callejón.
-De acuerdo, gentlemen-dio los pocos pasos que le faltaban para estar fuera del callejón.
Todoko quedó estupefacta.
Y,a partir de ahí,todo el mundo se tornó negro.
Podía escuchar sirenas, abrió los ojos pero los cerró nuevamente ya que la cegó una luz.
-Oh, ¿ya estas consciente?-le preguntaron.
La castaña abrió otra vez los ojos y vio a dos paramédicos frente a ella, uno de los cuales tenía una linterna pequeña. Quiso levantarse pero no se lo permitieron.
-Estamos camino al hospital, no te levantes.
¿Qué? ¿Hospital?
-Disculpen pero ¿Qué pas…?
Se detuvo el vehículo y abrieron las puertas de la ambulancia en la que iban y la bajaron en la camilla en la que había estado acostada. Un paramédico se le acercó.
-Muy bien, no debes asustarte. Solamente un doctor revisará tu estado de salud física y mental.
-Espera ¿Qué?
Inmediatamente comenzaron a empujar la camilla al puro estilo cirugía de emergencia entrando al edificio.
-¡Todoko!-entró gritando Jyushiko. Se dirigió en donde se encontraba acostada su hermana.-Vine apenas me llamaron.
La chica castaña rodó los ojos. Debía conseguirse otro número de emergencia o asegurarse de que cuando llamaran a su casa no contestará la rubia. ¿Cómo se le ocurrió vestirse así para ir al hospital? Era más que obvio que intentaría coquetear con algún médico.
Entraron a la habitación un doctor y dos policías. El hombre de medicina se acercó hasta las chicas mientras que los oficiales se quedaron parados cerca de la puerta.
-¿Cómo te sientes?-Le preguntó el medico a Todoko.
-Bien.
El señor observaba unos papeles y después la vio.
-Me alegra decir que saliste bien en las pruebas podrás irte en un rato. Vaya, que afortunada eres.
-¿A qué se refiere?-Cuestionó la de ojos rosas.
-A que en comparación de los otros hombres, tú estás en perfectas condiciones.-Habló por primera vez uno de los policías captando la atención de Todoko.
-Y por eso queremos hacerte unas preguntas.-Dijo el otro.
-No omitas ningún detalle.
-Disculpen pero no creo que deban hacer que reviva esa experiencia.-Les dijo el médico.
-Lo sentimos pero lo necesitamos.
Los tres hombres comenzaron a discutir por algo y la castaña se enfadó.
-¡Dejen de hablar!-gritó la chica de trenzas.
Los hombres la miraron. Ella suspiró queriendo tranquilizarse.
-Por favor, alguien podría contarme ¡¿Qué sucedió?!-soltó alterada.
-Eso mismo queremos saber señorita.
El comentario dicho por un policía la desconcertó.
-¿Ni siquiera ustedes saben lo que ocurrió?-pregunto la rubia sorprendida.
Jyushiko le había quitado las palabras de la boca.
-No hemos podido averiguar nada.-Dijo con pesar un oficial.
-Intentamos interrogar a los otros dos sujetos pero ellos, dios…-tembló un poco-Ellos se veían realmente mal apenas llegó la ambulancia.
-Era como si hubieran vivido el infierno, no querían que nadie se les acercara. No permitieron que les tocara ni el personal médico.-Siguió el otro hombre.
-Y ya que tu muestras mejor estado de salud de aquí-el policía se daba golpecitos en la cabeza con el dedo índice-queremos que nos cuentes todo lo que puedas, no tenemos a nadie más que pueda hacerlo porque de haberlo, usted ya estaría en su casa tranquila.
La chica solo pudo parpadear, era al parecer la única testigo…
-Esperen, también había otra persona, ¿en dónde se encuentra?-preguntó al acordarse de él.
Los hombres intercambiaron miradas.
-Señorita, no había nadie más cuando llegaron al lugar.
Eso era extraño. ¿Se marchó antes de que alguien los encontrará?
-Realmente necesitamos su ayuda señorita.
La suplica del oficial la sacó de sus pensamientos.
Observó al otro policía.
-Por favor.
-¿Por qué tardan tanto?-entró a la habitación un castaño con bigote y unos dientes grandes que sobresalían de su boca-¿Les dirá algo o no?-Caminaba con una gracia particular deteniéndose en medio del cuarto.
-Estamos convenciéndola.
El nuevo sujeto se acercó hasta su cama.
-Escúchame bien niña-comenzó a hablar-Ya hemos perdido mucho tiempo esperando. Así que cuenta todo ahora mismo.
Ella volteó a ver a los otros dos oficiales como buscando una explicación de su parte.
-Él es el detective Iyami.-Lo presentó uno de los dos.
-Estoy a cargo de esta investigación.-Dijo el tal Iyami.-Y si pudieras empezar para terminar lo más pronto posible sería estupendo.
Se encogió de hombros.
-Si no queda de otra.
-Jovencita, deberás salir del cuarto en lo que platicamos con tu hermana.-Iyami le ordenó a Jyushiko que aún seguía al lado de la castaña.
La rubia solo asintió, se despidió con un gesto de Todoko y salió junto al doctor del lugar.
El castaño sacó una libreta y un lápiz de los bolsillos de sus pantalones.
-Sé clara con lo que digas.-Le dijo a la castaña.
Ella asintió.
-Bien.-Le dio la libreta y el lápiz a un policía.-Asegúrate de anotar todo.-Ordenó mientras le miraba y volvió a darle atención a la chica.- ¿Qué esperas? Empieza.
Les contó todo lo que recordaba.
-Y solo recuerdo hasta ese momento.
-Tienes que saber que eso no basta.-Dijo el detective.
-Por favor señorita, haga un esfuerzo por seguir recordando.-Le pidió amablemente el policía que había estado anotando.
Le cansaba intentarlo, pero sí de esa forma conseguía acabar para poder volver a su casa lo haría. Cerró los ojos mientras se concentraba en seguir recordando los demás sucesos.
-¿Pero qué rayos…?-la fémina no terminó la pregunta, no se sentía capaz de seguir hablando ante la imagen frente a ella.
El misterioso hombre que había estado todo ese tiempo dentro del callejón se había mostrado ante ellos.
Dios, mejor que no lo hubiera hecho.
Era un joven que aparentaba unos 24 años de edad. Tenía el cabello negro y llevaba lentes de sol. Eso era lo menos extraño de él, considerando el resto de su vestimenta.
Traía unos shorts brillantes de color azul que al parecer antes eran pantalones y unas botas cafés, en su cuello tenía atada una bandana azul claro y tenía una camiseta sin mangas de un tono más oscuro que la bandana que tenía en el centro lo que parecía ser el dibujo de un arbusto de color verde. Ah, también usaba capa, era de lentejuelas azules.
Tan concentrada estaba en ver ese horrible atuendo que no notó que uno de los hombres que le intentaron hacer daño cayó de rodillas sosteniéndose el estómago y el que la sujetaba la soltó.
-¿Pero que demo…?-el pensamiento de la chica fue interrumpido por el ya no misterioso sujeto.
-Descuida, beautiful lady-se dirigió a ella, tomó una de sus manos y depositó un beso en ella-ahora estás a salvo, yo me encargaré de ellos.
La soltó y se detuvo enfrente de los hombres.
-Prepárense.-Alzo los brazos-Aprenderán a respetar la decisión de una lady.-Terminó de decir mientras realizaba una pose que a la misma Todoko le causó dolor, hasta parecía salir luz de él. A los maleantes les fue peor.
El que estaba hincado tosió sangre y se desmayó.
-¡Mis ojos!-gritó el otro mientras se los cubría con las manos, sus piernas le fallaron y cayó al suelo.-Es tan doloroso.-Dijo en un murmullo.
La castaña no podía creer lo que acababa de ocurrir.
Ese chico ni siquiera los había tocado y aquellos hombres estaban inconscientes en el suelo mientras salía espuma de sus bocas.
El joven se acomodó sus lentes de sol.
-Vaya, estos men no pudieron conmigo. Bueno, eso les demostrara a no volverlo a hacer.-Se giró y se le quedó viendo a la castaña.
Ella solo lo miro confundida.
-¿Quién eres?-De todo lo que le provocaba dudas de ese tipo, eso fue lo único que se sintió capaz de preguntarle.
-¿Quién soy yo?-él sonrió, era como si hubiera estado esperando que le preguntará eso-Yo solo soy un sujeto que no puede ver como las personas le hacen daño a otras.-Empezó a caminar hacia ella-Soy quien procura el bienestar de los débiles y se encarga de que los pecadores reciban su castigo y no salgan impunes.
Todoko tembló cuando lo tuvo frente suyo.
-Yo soy Blue Prince-Dijo orgulloso a la vez que colocaba los brazos en jarra y sostenía una rosa entre los dientes.
Oh, maldita sea. El dolor estaba volviendo, ella ya ni se acordaba que sufría por culpa de ese tipo.
Se escucharon patrullas a lo lejos.
-Well, es hora de que vaya. Mi trabajo aquí está hecho.-Le dio la espalda mientras se dirigía hacia el callejón por donde había llegado.
A punto de ingresar en él, se detuvo y giró la cabeza para ver por última vez a la mujer.
-Hasta pronto,-se bajó un poco los lentes, permitiéndole a Todoko ver por primera vez los ojos azules del joven-my beautiful girl.
Dicho eso ultimo desapareció por aquel callejón.
Pasaron unos segundos antes de que el dolor se volviera tan insoportable que se desplomó en el suelo y quedó tendida ahí mismo.
"¿Pero qué clase de sujeto era ese?"
Fue lo último que cruzó su mente antes de ceder y caer en la inconciencia.
-Y entonces te desmayaste-confirmó Iyami.
La joven solo asintió.
-De acuerdo.-El detective se volteó a ver a los otros dos oficiales.- ¿Anotaste todo?
El policía que estuvo escribiendo asintió y le entregó la libreta y el lápiz.
-Entonces eso sería todo-dijo mientras guardaba la libreta y el lápiz de nuevo en su pantalón.
Los policías salieron del cuarto y entró inmediatamente Jyushiko.
-¿Ya terminaron?-preguntó la rubia.
-Si tenemos todo lo que nos interesaba saber por parte de tu hermana.-Respondió Iyami quien aún no había salido de ahí.-Alcancé a escuchar que un chico te salvó de esos hombres-Le dijo Jyushiko a Todoko.
-Si…-Le confirmó a su hermana.-Simplemente no puedo creer que alguien se haya atrevido a enfrentarse a dos hombres armados solo para defender a una chica en medio de la noche.
-No veo de que te sorprendes.
Lo dicho por el detective captó la atención de la chica en la camilla.
-¿Qué intenta decir?
-¿Qué no es obvio? Solo hay un tipo de persona que haría algo así.-Apartó su mirada de un espejo en el que se había estado viendo para poder observar a la chica rosa. Él comenzó a jugar con el extremo de su bigote-Te rescató un superhéroe.
Lo último dejó en shock a la de trenzas.
-Aunque no sé si puede decir que fue de ayuda ya que por lo que has explicado su sola presencia es muy dolorosa.-Dijo a la vez que extendía sus brazos en un gesto de duda.
-¡Guau! ¿Escuchaste Todoko? ¡Te rescató un superhéroe, como a mí!-soltó emocionada Jyushiko.
-P-Pero debe ser imposible-tartamudeó la castaña-No puede ser que haya sido un superhéroe quien lo hizo.-Intentaba convencerse de lo contrario más así misma que a los otros.
-Pff, por favor-Rodó los ojos Iyami.-Te salvó a costa de su vida, dijo que era su deber y hasta iba vestido ridículamente. Obviamente era un superhéroe.-Se cruzó de brazos.- ¿Quién más hace eso?
-¡Un policía!-gritó en respuesta.
-Hmp-el castaño volvió a jugar con su bigote.-Si, es verdad-Posó su brazo izquierdo en su cadera y la mano derecha la elevó en un gesto de superioridad-El uniforme de los policías es ridículo.
-¡No sea malo detective Iyami!-gritó desde afuera de la habitación un policía.
-¿No se supone que se habían ido?-preguntó enojado el castaño.
-No nos podemos ir sin usted, vino con nosotros ¿recuerda?-le respondieron.
-Disculpen, les debo pedir que no griten. Esto es un hospital-Se escuchó que una mujer les decía a los policías de afuera.
-Lo sentimos-Dijeron ambos.
Alguien abrió la puerta, era una enfermera pelinegra.
-¿Es usted el detective Iyami?-preguntó mientras observaba al único hombre del cuarto.
-Así es, detective Iyami a su servicio.-Le extendió una tarjeta de presentación a la mujer.-Dígame, ¿ha estado alguna vez en Francia?
La enfermera negó nerviosa.
-Le debo pedir que salga de la habitación. Sus compañeros me contaron que deben marcharse.
Él solo suspiró.
-De acuerdo, ya voy.-Estando a punto de salir miró a la chica de ojos rosas.-A ti también te deje una tarjeta, la tiene tu hermana.-Finalmente salió del cuarto.
-Oh, es cierto.-La chica de piel bronceada buscó en su bolso y sacó de ahí un pequeño rectángulo blanco.-Aquí tienes.-Se lo extendió a su consanguínea.
Parpadeó confusa al ver que no tomaba la tarjeta.
Fue ahí que se dio cuenta que Todoko se había desmayado.
¿La razón del desmayo?
Muy simple:
La pobre chica tuvo que aceptar el hecho de que un superhéroe fue quien la rescató.
"¿Por qué a mí?" fue lo último que pensó antes de quedar inconsciente por segunda vez en la noche.
Hola, si estás leyendo esto significa que le diste una leída a mi fic o simplemente te dirigiste directo a esta nota de autor para ver de que va el fic.
La idea la he tenido en la cabeza desde hac meses, la historia se desarrollará dentro de un AU en donde existen los superhéroes. A mi hermana le gustó la idea así que decidí escribirla y publicarla. No saldrán todos los Osomatsu ni las Chicamatsu, pero si se les mencionará a quienes no salgan a lo largo de la historia. Ya he elegido quienes serán superhéroes y quienes serán los villanos, otros personajes solo serán personas normales. Lamento si algún personaje salió Ooc, es mi primer fic del a alguien no le gustó la actitud de Todoko solo quiero decir que su forma de actuar tiene una explicación (si, es debido a que odia a los superhéroes), a su tiempo llegará la razón de porque su odio a ellos, tan solo esperen, aunque no lo parezca eso influirá en la historia por esa razón no puedo revelarlo tan pronto.
Ni siquiera debería escribir esto, la otra historia que tengo no la he actualizado y estoy publicando esta. Dios mío, mis lectores van a matarme.
Otra cosa, ¿quieren que les vaya revelando las parejas que habrán o prefieren descubrirlas?
Agradezco el tiempo que dedicaron para leer todo esto. No prometo actualizaciones rápidas, dado que entraré a la facultad (adiós tiempo libre, hola estrés).
Es todo por ahora, pasen buenos ¿Días? ¿Tardes? ¿Noches? Lo que sea en donde viven.
Hasta no muy pronto.
