LOVING HIM WAS RED


"¿Cómo fue amarlo? Preguntó la gratitud.

Fue como haber sido exhumado, respondí. Fue como ser traído de vuelta a la vida en un flash de brillo.

¿Cómo fue ser amado por él? Preguntó la alegría.

Fue como ser visto después de haber vivido en la eterna oscuridad, respondí. Fue como ser escuchado después de una vida entera de silencio.

¿Cómo fue perderlo? Preguntó el dolor.

Hubo una larga pausa antes de que yo respondiera:

Perderlo fue como volver a escuchar cada adiós que me han dicho en la vida, todos enunciados al mismo tiempo. "

Three questions, Lang Leav.


I.

"Amarlo a él fue como manejar un Maserati en un callejón sin salida: más rápido que el viento, apasionado como un pecado y con un final repentino."

El encuentro sería imposible de evitar aquel día, él lo sabía y quizá por eso su corazón latía dentro de su pecho con ansia, con miedo, con arrepentimiento, con franco terror.

Había pasado más de medio año desde la última vez que se había encontrado con él en una competencia. Él sabía que aquella sería la última temporada como patinador competitivo de Yuri Katsuki, el as japonés, el hombre que él había amado y destruido casi año y medio atrás y Victor Nikiforov no se sentía en condiciones de volver a verlo y aun así, algo dentro de él anhelaba el encuentro a pesar del miedo.

El hombre ruso cuyos ojos azules eran legendarios dentro y fuera de la pista de hielo sentía intranquilidad en su corazón y aunque sabía que no existía ninguna posibilidad de que algo hubiera cambiado, su corazón no paraba de preguntarle si aquella vez Yuri querría hablar con él, si quizá, casi dieciocho meses eran suficientes para que alguien pudiera perdonar todo el daño causado en el pasado.

Una sonrisa despectiva apareció en sus labios al pensar que la respuesta a su pregunta era un rotundo no, claro que no. Yuri Katsuki jamás lo perdonaría por las cosas que le había gritado en frente de todos, Yuri Katsuki jamás olvidaría el engaño que había sufrido en sus manos.

Ahora todo el mundo sabía que él no era un príncipe, que aquel papel que tan bien podía representar en el hielo no era más que una fachada que se desvanecía apenas él ponía un pie fuera del hielo. No, no era perfecto y Yuri sabía eso. Victor sabía que esa era una de las razones por las que el chico japonés se había enamorado de él: Yuri Katsuki sabía que él era un imbécil pero eso no le había importado al otro patinador.

Él sabía que el amor de Yuri había sido sincero y fuerte, la clase de amor que en la vida te encuentra en muy contadas ocasiones, la clase de amor que una vez se va, no vuelve.

Y Victor había alejado aquel amor, él sabía que él era el único responsable de la tragedia pero no podía evitar preguntarse si de verdad todo había terminado, si Yuri había podido olvidarlo porque él llevaba meses y meses intentándolo sin poder lograrlo.

La segunda sonrisa despectiva del día llegó a sus labios.

Claro, claro que Yuri lo había olvidado y si no lo había hecho, la herencia de su cultura japonesa le permitía al otro hombre mantenerse sereno y estoico ante aquella situación. La última vez que los dos se habían encontrado Yuri ni siquiera lo había mirado, Yuri no le había dedicado ni un solo segundo de su atención. El joven Katsuki había actuado como si no lo conociera, como si Victor hubiera muerto y es que él había sido lo suficientemente idiota para acercarse a Yuri como si nada hubiera pasado simplemente para encontrarse con la indiferencia de Yuri quien no se quedó ni siquiera dos segundos frente a él.

Y es que Victor había decidido intentarlo de nuevo. A pesar de que los pocos amigos que le quedaban- pues todo el mundo lo había escuchado gritándole a Yuri- intentaban disuadirlo de acercarse a Yuri, él no podía evitar pensar que todo el mundo merecía una segunda oportunidad y que él, por ser el fabuloso Victor Nikiforov merecía también una tercera y una cuarta porque él estaba seguro de que en aquel instante podría comportarse como el hombre que podía amar a Yuri, como el hombre que no lo destruiría, como el hombre que a pesar de ser un imbécil no se arriesgaría a perder lo único que le había dado sentido de verdad a su vida.

-Deberías dejarlo en paz- le había dicho Yuri Plisetsky con un profundo suspiro cansado y frío al escucharlo declarar sus ganas de volver a tener a Yuri, pues el joven patinador rubio había sido uno de los espectadores de la tragedia y desde ese entonces se había alejado de Victor casi de forma definitiva – ya le has hecho demasiado daño ¿No crees? Te mereces esto Victor, sabes que te lo mereces más que nadie.

-Lo sé pero el tiempo ha pasado y…

-El tiempo no lo cura todo, Victor, no importa que la gente imbécil diga que es así- había dicho el rubio muchacho con firmeza-. Rompiste al Katsudon en mil pedazos, lo humillaste en frente de todos. En aquel momento lo único que querías era destruirlo y ¿adivina qué? Lo hiciste, lo destruiste. No me sorprendería para nada que Katsuki no vuelva a amar a nadie en su vida por culpa tuya…

-No fue solo mi culpa- dijo Victor cansado de que todo el mundo le recordara su condición de victimario-. Si tan solo él…

-¿Si tan solo él qué?- dijo Yuri Plisetsky empezando a enojarse de verdad- ¿Si tan solo él se hubiera sentido feliz de escucharte decirle que lo entrenaste por lastima, que decidir entrenarlo había sido el mayor error de tu vida porque debido a eso tu regreso al hielo no fue la lluvia de medallas de oro que tú esperabas? ¿Si tan solo él hubiera perdido a propósito en todas las competencias en las que estuvieron los dos juntos? ¿Si tan solo él no te hubiera superado? ¿Si tan solo él hubiera seguido siendo el patinador inseguro e imbécil que tú conociste y que creías que siempre iba a estar detrás de tu sombra, ahí donde siempre te gustó tenerlo para que no opacara tu brillo de príncipe falso?

-Yura…- había dicho Victor Nikiforov con el alma taladrada por aquellas palabras.

-Y no solo fue eso- dijo el chico de los ojos verdes a quemarropa-. Yo lo sabía, todos sabían que estabas engañándolo con el primer imbécil que se pusiera frente a ti incluso antes de que él lo descubriera. Sé que él lo intuía pero jamás dejó de creer en ti, no hasta que te encontró en su propia casa follando con ¿cómo se llamaba?

-No lo recuerdo…- dijo el hombre de los ojos azules sintiéndose idiota de verdad.

-Mira, a mi jamás me ha importado lo que tú hagas con tu vida, te conozco bien, creo que de todas las personas que te rodean soy yo quien te conoce mejor porque siempre quise estar a tu altura…- dijo el muchacho con una sonrisa fría, mirándolo con toda la intensidad de sus ojos verdes-. Dentro de la pista de hielo, Victor, eres la persona que siempre quise ser pero fuera de ella… no me gustaría caer tan bajo como tú ¿sabes? Y no quiero ser esa persona molesta que siempre termina regañándote porque como ya te dije, poco me importa lo que hagas con tu vida pero el mundo no gira alrededor de ti. Aunque te encanta imaginar que es así, el mundo jamás ha girado alrededor de ti y créeme, Yuri Katsuki no va a pasarse su vida entera esperándote ¿No lo has visto más cercano a Kenjirou Minami esta temporada? Celestino Cialdini ha hecho un trabajo genial con el equipo de Japón y eso sin duda ha unido a los dos chicos. La gente dice que Yuri Katsuki se despedirá como campeón olímpico de las pistas y ¿sabes algo? Me encantaría que fuera así, me encantaría que te arrebatara otro título…

-¿Y tú vas a dejar que te gane?- dijo Victor con aire despectivo-. Me enternece tu preocupación por una persona a la que jamás apreciaste…

-Aprecio al Katsudon ahora, me ha demostrado que no es un imbécil- dijo el chico con sinceridad-. Jamás seremos los mejores amigos del universo pero ¿sabes algo? Katsuki juega limpio, Katsuki sabe que después de él y de mí vendrán miles de patinadores mejores que los dos. Nosotros solo queremos hacer historia para nosotros mismos, no para las cámaras y tú Victor, bueno, tú eres otra historia…

-¿Me odias ahora?- dijo Victor con aire derrotado.

-No, ni siquiera mereces eso de mí- dijo el otro joven un poco harto de aquella plática-. Así que deja de ser un imbécil, tienes treinta años. Es hora de madurar ¿no crees que es un poco vergonzoso que un chico de diecinueve años te esté dando lecciones de vida? Y por cierto, si quieres consejos pídeselos a Christophe Giacometti aunque… a él tampoco le gustó conocer a tu verdadero yo ¿verdad?

Después de aquella platica el joven de los ojos verdes quien era el mejor patinador de Rusia desde hacía años se había alejado de Victor dejando al hombre mayor con la sensación de que el mundo no hacía más que juzgarlo y dentro de él, él sabía que merecía ser juzgado.

Victor exhaló un profundo suspiro que lo hizo regresar al momento que estaba viviendo y el hombre notó que su corazón se aceleraba más y más al ver que el transporte que lo llevaba con rumbo a la arena donde aquella noche se llevaría a cabo la presentación del programa corto masculino en los Juegos Olímpicos de aquel año, se acercaba de manera inevitable a su destino.

Él y Yuri competirían en el mismo hielo otra vez. Él y Yuri volverían a verse porque los dos habían sido seleccionados para llevar a cabo su programa corto en el mismo grupo de presentación.

Por eso el encuentro esperado y temido estaba a unos segundos de ocurrir y Victor no pudo evitar imaginar ese momento, Victor no pudo evitar desear que los ojos marrones de Yuri Katsuki se quedaran fijos en él con adoración como había sucedido siempre o que la sonrisa tímida del chico japonés se dirigiera a él una vez más, solo una vez más que le permitiera a Victor encontrar el camino de vuelta al mundo que había destruido, a ese mundo donde las promesas de amor incondicional que le había hecho a Yuri por medio de un anillo dorado siguieran vivas.

El hombre de los ojos azules bajó del transporte usando un par de lentes oscuros a pesar de que el cielo estaba nublado, después de todo era uno de los primeros días de febrero y el invierno parecía querer quedarse para siempre.

Inmediatamente después de que él diera una paso fuera del transporte, miles de flases se estrellaron en su piel y él intentó tomar su papel seguro y seductor de siempre, ese papel por el que los medios lo adoraban. Las cámaras lo persiguieron por un buen trecho del camino al igual que varios reporteros que se encaminaban a él para hacer preguntas que poco a poco fueron borrando la sonrisa segura del otrora astro ruso del patinaje.

-Señor Nikiforov- dijo una intrépida reportera de forma directa-. Se dice que esta será la batalla definitiva entre usted y su ex – prometido, el señor Katsuki ¿qué tiene que decir al respecto? ¿Se siente arrepentido de haberlo abandonado como entrenador? El señor Katsuki ha demostrado estar en plena forma después de arrebatarle el oro una vez más en la final del Grand Prix del año pasado…

-No quiero hacer declaraciones sobre ese tema- dijo Victor con cara de pocos amigos.

-Señor Nikiforov- dijo otro reportero sin rendirse-, nuestras fuentes nos informan que usted y el señor Katsuki no hablan desde su rompimiento hace meses ¿es eso verdad? Si usted llega a ganar el oro Olímpico una vez más ¿cree que eso sea suficiente para hacer que usted y el señor Katsuki dejen de ser enemigos?

-El señor Katsuki y yo no somos enemigos- dijo Victor pensando en que ni siquiera eran eso ya-. La batalla por la medalla de oro no es solo entre el señor Katsuki y yo, los demás patinadores también tienen oportunidad de ganar.

-Pero el programa mejorado del señor Katsuki, "Yuri on ice", ha sido llamado el programa libre mejor planeado de la historia. Celestino Cialdini, el entrenador del japonés en persona ha declarado que si el señor Katsuki continua presentándolo del modo en el que lo ha hecho hasta ahora, su puntaje será prácticamente imbatible. Además, el señor Katsuki ha agregado un quinto cuádruple a su repertorio, uno más de los que usted presentará…

-Los cuádruples no son todo lo que importa en una rutina- dijo Victor harto de todo aquello-. Escuchen, si Yuri me vence una vez más, estará bien. Es él quien se ha robado los reflectores desde hace tiempo así que…

-¡Ahí está!- gritó el reportero que estaba entrevistando a Victor con emoción, olvidándose por completo del hombre que sin poder evitarlo, siguió la dirección a la que apuntaba el dedo índice del hombre- ¡Es Yuri Katsuki, vamos!

El corazón de Victor comenzó a latir de forma dolorosa en su pecho porque era verdad: Yuri Katsuki había hecho su aparición gloriosa en frente de todos los reporteros quienes se arremolinaban alrededor suyo haciendo que el chico se sintiera incomodo ante ellos como siempre le había sucedido al estar en medio de una multitud.

Los ojos de Victor se quedaron quietos sobre la figura de Yuri quien lucía tranquilo a pesar de que sus ojos estaban preocupados y Victor sabía que era así porque dentro de él, Yuri estaba muriéndose de miedo.

Aquello hizo que el deseo de correr a abrazarlo y decirle que lo había extrañado aumentara en su interior de forma exponencial. Victor sabía que tenía que irse, Yakov Feltsman, su entrenador, lo estaba esperando en los vestidores para afinar los detalles de la presentación de su programa corto. Pero el deseo de quedarse y mirar a Yuri desde lejos como un acosador cualquiera era más fuerte.

El deseo de quedarse ahí, a mitad del pasillo con aquella cara de idiota era demasiado grande como para ignorarlo. Quería que los ojos de Yuri lo miraran aunque fuera por error. Quería escuchar la voz suave y teñida de nerviosismo de aquel chico que ahora mismo le aseguraba a los reporteros que era su deseo más grande retirarse como campeón olímpico, que aquel era el único título que le faltaba para convertirlo definitivamente en una de las leyendas del patinaje artístico.

-¿Se encuentra nervioso por su nuevo enfrentamiento con su ex - entrenador, Victor Nikiforov?- dijo el mismo reportero que lo había molestado a él antes con sus preguntas invasivas.

-No…- dijo Yuri con una mirada opaca y fría que le dio a entender a Victor que Yuri hablaba con la verdad-. No puedes sentirte nervioso por enfrentarte a alguien que hace meses ha muerto para ti…

Los reporteros ahogaron una expresión sorprendida al escuchar aquella respuesta certera de los labios del as japonés quien después de ello, se alejó de las cámaras para seguir con su camino, pasando al lado de Victor sin dedicarle ni un solo segundo de su atención y aquello, aunado a las palabras que el hombre había dicho, hizo que Victor sintiera que algo en su interior había muerto.

Victor se sentía como aquel que maneja un auto deportivo y de pronto se da cuenta de que inevitablemente se estrellará contra un muro que lo hará trizas, que lo convertirá en pedazos, que lo dejará roto y perdido más allá de todo arreglo.

Y es que amar a Yuri había sido así. Amar a Yuri había sido una aventura que quizá había sucedido a una velocidad inhumana. Amar a Yuri había sido inevitable, enamorarse de él había sido un momento de pasión alocada, un viaje a velocidad extrema, un huracán que se termina de repente y no deja más que escombros y cenizas a su paso.

Amar a Yuri había sido lo más sincero que él había hecho en la vida pero era obvio que Yuri Katsuki ya no sentía lo mismo por él y la verdad es que Victor no podía culparlo, del modo en el que el conductor imprudente tampoco puede culpar al muro por haberse metido en su camino.

Y era más que evidente que la esperanza de que todo fuera distinto sin duda alguna se había desvanecido. De verdad el amor de Yuri Katsuki por él había terminado definitivamente.


NDA: La traducción del poema "Three questions" de Lang Leav así como la traducción de la canción "Red" de Taylor Swift son mías.