Holis!
Bueno, este no es mi primer -ni ultimo- one, aunque si el primero de la hermosa parejita inukag. me esforcé en hacerlo decente ?), y al menos que no de asco.
Si les gusta mucho puede que haga una conti!
Adicción
Adicción: estado o conducta que se toma en base a un efecto o sustancia, comúnmente estas "sustancias" pueden llegar a causar estragos en la persona adicta si se hayan a cierta distancia... Se recomienda alejar a los adictos de sus adicciones.
Era como siempre, los pájaros cantaban, la gente conversaba alegre y el sol brillaba como nunca, un tipo día normal en la época feudal, aunque ahora sentada bajo la sonda de un árbol estaba escondiéndose Aome Higurashi, no parecía pensar igual que los demás. Esperen un segundo, ¿Por qué escondiéndose?, fácil, ya que entre sus manos se encontraba su gran preciado tesoro, eso que no podía mostrar frente a otros ojos, su gran calmante de nervios y provocador de éxtasis. Una barra de chocolate.
Sip, la chica no tenía una adicción hacia el producto hecho a base de cacao, eso si, cuando a esta le provocaba un poco de ese dulce amargo nadie, absolutamente nadie, ni el mismísimo Naraku podía evitar que disfrutase su dulce pecado. Claro, excepto un chico de pelo platinado, que tenía una apachurrables orejas de perrito sobre la cabeza, además de tener una sería adicción hacia el chocolate.
Y porque si. Era un hecho muy conocido entre el grupo de amigos en contra de Naraku, debido al día de la explosión.
Ya que hacia ¿cómodos o tres meses serían?, bueno el tiempo no importa, lo que valía la pena recordar era como un acto de bondad, la chica le había dado un bombón relleno de nutela, si y fue un gran acto de bondad, viendo que la chica sólo tenía diez consigo y ¡eran de nutela!. Pero en fin... ¿Resultado? Al primer mordisco —en contra de su sangre canina— el chico comenzó a casi convulsionar y aún, teniendo a: una sango o exterminadora sujetado le las piernas con su soga mientras que lo golpeaba con su hiraikotsu, un miroku agarrándolo por su camisa en un intento de retenerlo, amenazándolo con usar su kazana e ¡inclusive con shippo mordiéndole la pierna en su mordida pescuezuda el hanyou se había comido todos los bombones de la chica, y prácticamente rogándole que le diese más.
Si, ese día se hizo aparente el deseo insaciable del mitad youkai mitad humano. ¡Pero por amor por Kami! La chica tenía derecho a comerse su chocolate cuando quisiese, su, de nadie más.
Rápidamente Aome volteó a los lados y al no divisar por ninguna parte al chico con orejas de perro. Abrió la dichosa bolsa de aluminio y se comió a una velocidad anormal el dulce pecado, ya que tonta no tenía un pelo. Muy consciente estaba del desarrollado olfato del hanyou. Al final se chupó los dedos haciendo un satisfactorio "plop" y sin mucho que hacer cerró la ojos y disfruto el sabor amargo-dulce aún en su boca.
—Hey Aome ¿qué haces?— el conocido hanyou cayó de repente al lado de la chica, mientras que la reencarnación de Kykio comenzó a toser desesperada mente en busca de aire, mayormente por el susto. —Oye ¿Estás bien?— se puso de cuclillas mientras sobaba la espalda de chica que aún le costaba respirar. —Khe, si que eres un desastre.— la regañó con mofa por su estado tan "patético".
—Inuyasha.—el tono dulce de su voz se caló como agua fría en los huesos del hanyou, mientras que un escalofrío de terror iba por toda su espinal dorsal. Peligro y huir gritaba su cerebro en ese momento, pero como siempre, este no era muy bueno ese tipo de advertencias. —¡Abajo!—gritó a lo que el collar de cuentas reaccionaron al instante. Provocando que este diese con el rostro en todo el duro suelo, y para mayor satisfacción de la peli negra creando un hoyo donde había chocado. Mentalmente esta se recordó agradecerle otra ves a la anciana Kaede por tan "útil" regalo.
—Aome.— gruño en tono de advertencia levantando su cara de la tierra. Hasta qué este percibió un olor en el aire —¿Eh?— la confundida adolescente vio como el peli plateado comenzó a olisquear el aire como un perro en caza. —Esto es...
La chica vio con terror como este se acercaba más y más hasta ella, instintivamente retrocedió como podía, viendo que en sus ojos había un tinte de locura muy extraño en él, ´parecido al que tenía cuando su parte youkai tomaba el control. Antes de darse cuenta su espalda había chocado en contra la dura madera del árbol, dejándola acorralada en frente de la mirada penetrante del semi demonio.
—Inuyasha...— dijo por lo bajo al ver como este se acercaba a ella hasta el punto de invadir su espacio personal. —¿Qué haces?— sus rostros no eran separados si no por unos cuantos centímetros, permitiéndoles sentir el cálido aliento del otro.
—Aome.— murmuró mientras que en sus ojos había una intensidad que sentía que le quemaba. Antes de darse cuenta sus labios hicieron contacto, a lo que esta atino sólo a abrir los ojos como una tonta, aún sorprendida por la acción.
Pero el contacto de la lengua del hanyou con sus labios le hizo volver a la realidad, y un poco torpe llevó sus manos al pelo de él, mientras que enredaba apropósito el liso cabello, no dejándose dominar por él, ¡Aun no nacía quien se le impusiera!. En un gruñido posesivo inuyasha profano la boca de Aome, estudiando con su boca cada espacio de su cavidad y llevando sus brazos a la diminuta cintura de esta sólo para acercarla más a su cuerpo, de lo que ya de por si estaban.
Un gemido salió de la garganta de la sacerdotisa mientras que con más excitación comenzó a jalar los cabellos de inuyasha, recibiendo gruñidos y jadeos de aprobación por su parte. Lentamente este terminó por recostar a la chica en contra de la superficie, mientras se posicionaba firmemente entre sus piernas, quedando sus cuerpos completamente unidos y solo provocando gemidos de excitación por parte de ellos.
Lentamente se separaron aún con sus respiración irregulares antes de juntar sus frentes. Se quedaron así por su rato recuperando el aliento antes de que abriesen los ojos con lentitud, chocando amarillo fundido con marrón chocolate. Demostrando en ellos el deseo mutuo que se tenían en ese momento.
—Sabes... A chocolate.— fue lo único que salió de sus labios antes de volver a tomar los suyos con pasión y sin tener ninguna intención de parar. a Dejando que sus lenguas se enredasen en una ardua batalla y que sus traviesas manos jugasen con sus ropas, memorizando para después las reacciones del otro...
Ese mismo día Aome descubrió dos cosas. Una era que el hanyou efectivamente no podía parar una vez que probaba el chocolate hasta mínimo quedar dormido del cansancio, y la otra era que este tenía una gran resistencia, y no era para correr exactamente a lo que se refería.
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Bye...
