N/A: Hola a todos++ En esta nota de autor sólo quiero dejar en claro algunos puntos y detalles: este es mi 3er fic(es el 1ro que hago sobre Vampiros) y está basado en una saga de libros llamada "Las Crónicas Vampíricas", escrita por Anne Rice (recomiendo q la lean xq son buenísimos "w"); para quienes no los conozcan pueden ubicarse con la película "Entrevista con un Vampiro", la cual está basada en el 1er libro, de igual nombre, de la saga. Sin embargo, mi fic no se basa en lo último escrito por Anne Rice, sino que en lo que yo he leído de sus libros, o sea, hasta el 3er tomo, llamado "La reina de los Condenados"(tamben tiene peli), por lo que espero que puedan leerlos, xque así podrían entender un poco más de algunas situaciones; está ambientado en el 2006.

Por último espero que les guste y q lo disfruten, pues me costó muxas horas de sueño y algunas de clase. Ah!!! Y please manden reviews es muy importante para mí q los manden; si no les gusto igual manden, acepto todas las criticas, así que las dejo con mi fic.

Fic de Crónicas Vampíricas:

"El trémulo Rozar de tus colmillos…"

Capt. Nº1.

Sin querer levanto mi mirada y lo encuentro frente a mí.

En un primer instante me pareció que era una visión, una ilusión producto de mi imaginación que se nutría día a día con sus canciones. Su cabello rubio ondulado caía sobre sus hombros; parecía flotar por la ondulación de sus rizos dorados. Y sus ojos…., sus ojos eran una maravilla!. Estaban volcados hacia el suelo del metro, vacíos, perdido tal vez en uno de sus pensamientos, en uno de sus recuerdos. Su color azul grisáceo los hacia parecer infinitos, profundos en su mirar. Por unos segundos pasamos por un túnel no iluminado, y cuando la luz volvió sus ojos atraparon un fugaz haz de luz que se reflejó violáceo en su mirar.

Dios! ( o debí decir diablos?) si que lucía hermoso! con aquellos jeans negros, botas negras, polera ancha y negra, al igual que su chaqueta de cuero que poseía múltiples cierres abiertos y desordenados como adorno. Era casi exactamente como me lo había imaginado en las noches en las que decía recorrer Nueva Orleáns en su motocicleta Harley – Davidson, recuperando su territorio de caza.

Su abrumadora y sobrenatural voz resonaba en mis oídos con mi canción favorita, la canción de Gabrielle; ángel, amante, madre. Su primera compañera inmortal; y su primera hija inmortal:

Ella me dio la vida,

yo le di la muerte ,

mi hermosa marquesa .

Y por la senda del mal andábamos ,

dos huérfanos ,entonces ,juntos……

Mientras terminaba de leer "La Reina de los Condenados", la idea de que Lestat existiera cruzó muchas veces mi cabeza, y debo admitir que estuve muchas veces tentada a investigar más sobre el asunto; pero….¿ cómo sería Lestat realmente?. En un principio pensé que sería alguien que desbordaba vanidad por todo su ser, por todo su entorno; un ser engreído que deseaba insaciablemente ser visto por todos, y adorado por todos. Claro sí, todo esto con una inmortal nota de encanto de la que nadie podía escapar. Y no soy la excepción.

Pero en realidad lo único que había hecho era demostrarse tal como era, hacer a un lado la modestia y describirse tal cual su ser se percibía, de forma que los lectores pudieran verlo a través de sus palabras y pudieran sentirlo a través de ellas. Y no sólo logró describirse físicamente de una forma perfecta, sino que también lo logró en lo psicológico; escribió lo que pensaba, lo que sentía, lo que deseaba. Todo, absolutamente todo lo que su corazón percibió lo describió de tal forma que logró mostrar un exquisito personaje que todos amaron y odiaron a la vez.

Mientras aún contemplaba su perfil algo inclinado, recordé todas las bellas frases que me habían cautivado en sus libros, todas aquellas lúgubres palabras que me contaban sobre él y entonces pensé: "Por Dios, Lestat, si que eres un buen escritor; tienes el don. De alguna forma todas aquellas noches que no paraste de escribir valieron la pena. Pero….qué has estado haciendo todo este tiempo? Desperdicias tu don, Lestat, desperdicias tu encanto."

"Yo que tu no haría eso."

De pronto, sus ojos se movieron rápidamente de un lado a otro, alzó su rostro y su mirada se posó justo en mí. Justo en mis ojos. Directamente en mis incrédulos ojos que cada vez más demostraban su sorpresa.

Por unos segundos (tal vez minutos) nos quedamos sin poder mover ningún músculo, sólo nos mirábamos mientras yo trataba de entender por qué había salido de su insomnio y me había mirado sólo a mi.

En seguida las comisuras de su boca se hundieron en sus mejillas levemente pálidas y me sonrió; me sonrió de una forma algo maliciosa y tal vez algo sensual a su vez, pues sus facciones eran fríamente finas, en especial sus delgados labios con aquel toque que los hacía parecer estar decolorándose poco a poco.

La expresión que adoptó su cara fue muy parecida a la que mostraba en la portada de su CD, pero con una pequeña diferencia, un aire distinto y algo más que no pude distinguir. Simplemente era magnífico. Su piel parecía brillar de lo tan blanca que era, y por un momento me hizo pensar que sólo nosotros 2 ocupábamos aquel lado el metro, sólo los dos en aquel vagón, y en cualquier momento él se levantaría y se acercaría a mí. Sí…, quería que se acercara a mí, pero de pronto los vi: 2 finos y afilados colmillos rebosantes sobre su labio inferior, los cuales le daban mucho más misterio y sensualidad a su sonrisa, y a sus ojos que ahora eran de un gris glacial con un pequeño matiz azul.

Fue en ese momento cuando comprendí que esa era la verdad. La verdad de la estrella de rock de hace 20 años que había logrado que todo el mundo amara sus canciones. La verdad del vampiro Lestat que había deseado la fama y el reconocimiento mundial entre los inocentes mortales que tanto amaba. Era real!!!!. El vampirismo era real y visible por completo en él; era tan real como aquel metro que había abordado aquella noche en San Francisco, como las calles que recorría en el día o como mi vida misma.

"Lo seguiré para ver que hace y a donde va" fue lo 1ro que pensé y lo que me disponía a hacer. Inconscientemente le devolví la sonrisa algo vacilante, esperando a ver si se acercaba al mortal que lo había descubierto.

De pronto, el hechizo de sus ojos se rompió al ser cubierto por el tumulto de personas que se disponían a bajar en la estación anunciada. Pero cuando el gentío se disipó, me encontré con el asiento frente a mí vacío; se había bajado y yo tenía que seguirlo. Entonces fue en ese momento cuando la duda me detuvo¿habría sido sólo mi imaginación y el deseo de verlo? pero si todo había ocurrido tan real! hasta lo pude distinguir tras la gente por unos momentos! y cuando confíe que permanecería allí, desapareció.

No. Era real, y tenía que seguirlo.

Bajé del vagón unos segundos antes que las puertas se cerraran, y sigilosamente lo busqué en la estación; lo encontré casi doblando hacia las escaleras que conducían a la superficie, por lo que me apresuré un poco para así poder quedar a una distancia prudente mientras subíamos las escaleras.

¿Cómo supo que estaba pensando en él¿Acaso había leído mi mente¿Estaría leyendo mi mente, ahora mismo?

Su mirada me acarició lentamente, deteniendo el tiempo por un momento, y su sonrisa tocó el punto débil de mi alma.

Sí…, sabía lo que yo pensaba y tal vez, sin darme cuenta, había extraído suficiente información para saber que hacer conmigo; no podía dejarme así nada más, conciente de su existencia ¿o no?

Pero ¿qué podría hacer yo que pudiera amenazar su secreta existencia¿Le diría a todo el mundo que la superestrella del rock más controvertida del último siglo seguía vivo, y más aún, que era realmente un vampiro y que todo lo que sus canciones y libros decían era tan sólo la cruda realidad demasiado increíble para poder creerla?

No. No podía hacerlo. Prefería guardármelo sólo para mí y averiguar más de esto, claro.

Las calles estaban repletas en San Francisco a aquellas horas; el calor latente de la multitud humana era abrumador, nunca pensé que podría sentir algo así. Lestat debía de estar disfrutándolo mucho, estar aquí, en medio del calor de aquellos mortales que lo miraban con curiosidad y admiración al darse cuenta de sus facciones sobrenaturales, mientras la luz mortecina de los faroles de la calle y la platinada luz de la luna llena hacían más que acentuarlos al máximo.

En el momento en que me distraje con la luna, fui arrastrada por un tropel de gente que avanzaba hacia la calle de al frente, autorizados por el semáforo en verde, y Lestat se perdió de mi campo de vista como si nunca hubiera estado allí, como si nunca hubiera existido. ¿Había influido en mis pensamientos para que me distrajera y así poder escapar¿ o sólo estaba probándome para ver si podía encontrarlo de nuevo? No lo sé; sólo sé que mis ojos actuaron rápidamente para poder encontrarlo. Tal vez se burlaba de mí, tal vez sólo quería jugar conmigo como lo habría hecho con otras chicas, pero no pasaron ni 3 minutos cuando su resplandeciente perfil lo delató. Estaba en la calle de al frente, observando un elegante piano de cola negro que estaban rematando en una tienda de antigüedades. Cuando dio media vuelta para seguir su camino, su mirada me atrapó por unos segundos, y su sonrisa me paralizó otra vez.

Al siguiente parpadeo ya no estaba allí.

Su paso era veloz, pero no inalcanzable, pues no quería ser inalcanzable. Estaba segura de que quería que lo siguiera, ya que siempre trataba de estar visible entre la multitud. Y en una oportunidad, cuando trataba de escapar de un horrible tumulto que me puso nerviosa, juro haber sentido su presencia y la caricia de su mirada a mis espaldas; y sus dedos resbalando por mi pelo, rozando mi hombro derecho levemente, pero cuando me di vuelta no había nadie tras mío más que gente absorta en sus propios asuntos.

De pronto, tuve unas inexplicable y enormes ganas de verlo saltar como un gato sobre la azotea de algún rascacielos; que trepara por las paredes como la vez que había espiado a Nicolás en la lujosa casa que le había regalarlo para protegerlo de su terrible secreto. Deseaba que me mostrara toda su sobrenatural fuerza en su máxima expresión, todos sus sobresaltos, los cuales eran inextricables para los espectadores.

Pero no. No era momento para impresionar a los mortales.

A medida que pasaba el tiempo en mi persecución a Lestat, fui poco a poco olvidándome de la gente y olvidándome de la calle; poco a poco mi mente se deshizo del ruido a mí alrededor y de todo lo que me rodeaba sólo para centrar a Lestat como el mayor y único objetivo desde ese momento. Nunca me detuve y nunca dejé que algo me detuviera, pues eso significaba estar más lejos de aquella figura resplandeciente que aparecía y desaparecía en la masa de mortales que caminaban frente a mí. Me sentía hipnotizada por el carácter de sus movimientos, por el grácil ritmo de sus pasos, que aparentaba ser mortal, y por la salvaje belleza que invadía todo su ser mientras hacía algo tan simple como caminar.

En ningún momento un sentimiento había sido tan ignoto para mí como lo fue aquel. Nunca me lo pude explicar.

De pronto, el eco de sus pasos se detuvo y el silencio de su ser hizo que me diera cuenta de mi entorno; ahora las calles estaban sucias y vacías, los faroles de luz tenían poca intensidad y el que estaba frente a mí parpadeaba casi a cada 3 segundos. El zumbido de la ampolleta de luz era el único sonido que había en ese momento.

La luz se apagó por más tiempo de lo esperado y no pude ver lo que hacía Lestat. Sabía que escaparía, si es que ya no lo había hecho, y todos mis esfuerzos por seguirlos serían en vano, por lo que tenía que actuar. Pero en ese instante me di cuenta de algo que había pasado por alto: a Lestat nada le impedía saciar su sed conmigo. De hecho¿en qué había pensado yo para seguirlo sin siquiera pensar en las consecuencias que esto conllevaría?!, sin siquiera pensar que esto me podría llevar a mi muerte segura.

Como por arte de magia el farol frente a mi se encendió y lo distinguí a él en medio del círculo de luz, sonriéndome. No, no iba a matarme, sólo jugaría conmigo por un rato. Inexplicablemente al verlo parado allí me lo imaginé con sus grandes botas de cuero negro y la capa de terciopelo rojo forrado en piel que Nicolas y los comerciantes del pueblo de Auvernia le habían regalado. Al leer esto en mi mente hizo una reverencia propia del siglo XVIII, y cuando la luz parpadeó nuevamente él ya no estaba allí.

Sin siquiera pensarlo 2 veces me dirigí hasta el lugar exacto en el que había estado él y desde allí distinguí un callejón escondido en la oscuridad; era algo estrecho y sucio, pero por alguna razón presentí que estaría allí, por lo que me adentré en el callejón esperando volver a verlo o por lo menos encontrar su pista.

El silencio llano y frío me indicó que algo andaba mal. Cada vez era más oscuro y frío, lo que hacía que tuviera escalofríos uno tras otros. Al llegar al final del callejón sólo me encontré con una pared de ladrillos alta y muy gastada; a los pies de ésta había más suciedad, acompañada de un olor a basura en descomposición el cual ya me estaba asqueando, por lo que con la derrota frente a mí me dispuse a salir de allí. Pero cuando volteé para marcharme me encontré con algo completamente inesperado: allí, plantado en cuclillas verticalmente en la pared, con sus manos como garras aferradas con vigor a los ladrillos de ella, había una criatura que parecía haber sido un ser humano hace años; sus ropas ya sólo eran harapos y la contextura de su cuerpo había cambiado hasta llegar a hacerlo ver más delgado y alargado de extremidades que un ser humano normal. Su cabello ya no era cabello, sino que una desordenada y repulsiva maraña de lo que parecía ser una mezcla de barro y sangre seca, y su boca, cuello y casi la totalidad de su pecho estaba manchado de sangre fresca.

Con su cabeza ladeada hacia un lado parecía observarme mejor, y sus vacíos y repulsivamente lechosos ojos parecían obsesionarse sólo en rastrear la sangre que a cada segundo recorría mis venas. Cuando se dio cuenta de que trataba de salir de allí lentamente, moviéndome apegada a la otra pared, se enfureció enormemente, mostrando con ferocidad unos enormes y afilados colmillos amarillentos mientras se dirigía hacia mí rápidamente con tétricos y hostiles movimientos, encaramado con sus 4 extremidades en la pared. En un fugaz instante recordé la imagen de mi infancia de una telaraña en donde yacía atrapada una pequeña y débil mariposa; luego, vi venir una enorme araña dispuesta a devorar sin piedad a la pobre mariposa. En ese momento me sentí como la mariposa: sin escapatoria alguna. Pero con la esperanza de vivir para contar mi encuentro con 2 vampiros en una noche o para morir de una manera mejor, me abalancé hacia un lado cuando la horrible criatura saltó sobre mí, logrando zafarme de su mordida, pero no así de sus poderosas y afiladas garras, las cuales apretaron mis hombros con increíble fuerza.

Mi grito de terror y profundo dolor fue inevitable.

Mientras la bestia parecía deleitarse examinando fluir mi sangre por la yugular, traté de afianzar todas mis fuerzas posibles y así derribar a aquel monstruo de un puntapié, pero cuando lo hice el animal ni siquiera se inmutó; de hecho, su cuerpo parecía estar hecho de sólida roca indestructible, y de pronto, sin aviso alguno vi sus fauces abrirse ferozmente y sentí que sus colmillos rasgaban mi carne sin piedad alguna, rozando con trémula maldad los huesos de mi hombro.

Sin impedimento u obstáculo alguno mi sangre brotó a borbotones con una rapidez inimaginable, y no tardó en manchar mi pecho y brazo derecho, el cual había caído en mi regazo. El dolor que conllevó todo esto fue más de lo que pude soportar, apretando mis puños y dientes contra mi voluntad sentí venir con horror un doloroso mareo y un repentino cansancio, el cual me indicó la gravedad del asunto; había destrozado mi arteria carótida, por lo que mi cerebro empezó a recibir menos sangre de lo necesaria. Iba a morir, lo sabía muy bien, pero por alguna razón no sentía miedo alguno. Tal vez era porque al fin descubriría el misterio más grande de la humanidad, tal vez: el paso luego de la muerte; pero aún seguí allí - y por Dios, cuanta sangre derramaba!!! – sintiéndome lúcida todavía, y con fuerzas para entornar mis ojos hasta el rostro monstruoso y repugnante de mi asesino. Su boca y colmillos estaban bañados de mi sangre, la cual los hacia ver amenazadoramente listos para beber la totalidad de mi sangre y tal vez comer de mi carne.

Ésto hizo que mi olvidado temor a la muerte despertara con mucha más fuerza y horror aún, teniendo en cuenta también que mi cuerpo se debilitaba rápidamente. Mi vista se nublaba a medida que mi temor crecía, y mi palpitante dolor en cuello y hombro se hacía a cada segundo más horrible.

Cálidas gotas incoloras rodaron por mis mejillas, para luego fundirse en el caos rojizo que abrazaba mi cuello. Éste era mi fin. Hasta creo haber vislumbrado a la muerte tras el hombro de la bestia frente a mí. Oh…sí, era la mismísima muerte justo allí, al inicio del callejón, apoyada en la pared sobre su hombro izquierdo y con los brazos cruzados los cuales parecían acunar entre ellos su amenazadora hoz. En ese momento en lo único que pensé fue preguntarme qué estaría pensando la muerte parado allí¿qué pensaría sobre mí mientras veía como la vida se escapaba de mis ojos? . En ese momento vi encenderse el brillo de sus ojos, y al segundo siguiente me sonreía con una exquisita maldad a sólo unos centímetros tras el repugnante monstruo que me sostenía, al cual le asentó un certero golpe a una increíble velocidad, lanzándolo por los aires hasta chocar contra la pared tras ellos. Mi cuerpo cayó hacia atrás sin impedimento alguno mientras mi vista se nublaba por completo.

- Aléjate de aquí, maldita pestilencia!!! – resonó una voz que parecía increíblemente lejana y la cual reconocí antes de que los sonidos se fueran alejando poco a poco, y la luz nublándose hasta quedar en completa oscuridad.

- Oh, diablos!! Mira que horrible desastre has dejado aquí……..

Esas fueron las últimas palabras que recuerdo antes de haberme desmayado tal vez por unos minutos (minutos que parecieron días) para luego despertarme con la sensación de un líquido caliente tocando mis labios, y que luego se abría paso por mi garganta, entregándome la sensación de reconfortante calidez, y un exquisito y delirante sabor. Mi cuerpo había sido invadido por un sentimiento de perezoso sosiego que no me dejó abrir los ojos ni tener voluntad para moverme, y aunque luchara por deshacerme de él fue inútil, pues a medida que aquel delicioso elixir llegaba hasta cada rincón de mi cuerpo y lo fortalecía magnífica y deliciosamente, lo único que deseaba era sólo beber; beber de la anónima fuente que me proporcionaba todo aquel deleite de sabor y poder infinito.

Poco a poco mi cuerpo se volvió más sensitivo, pues pude percibir que alguien me afirmaba de la espalda, abrazando con su mano mi hombro izquierdo, y luego me di cuenta que mis manos sostenían frenéticamente algo que parecía blando, pero fuerte a la vez; eso era un brazo, fuerte y de textura suave. Mi boca estaba en medio de mis manos, bregando por tener más de aquél líquido que era….qué?

El cuerpo empezó a dolerme horriblemente; mis manos se aflojaron y mi inconciencia se apoderó de la situación, mandándome a dormir con una terrible y cruda rapidez.

N/A: Espero q les haya interesado el primer capitulo :) manden reviews, acepto todo tipo de criticas. bye

Katrina De Valois.