Ellas jugaban felices bajo la atenta mirada de su madre. La peliazul era feliz pues la única vez que había osado desobedecer a sus padres, ganó a aquellos dos pequeños y hermosos ángeles.

La mayor de las gemelas, Mitsuko, tenía el pelo y los ojos negros, su dojutsu era un sharingan algo rosado y realmente se parecía a su padre; la pequeña, Mikoto, tenía el pelo negro como su padre y los ojos de color perla como su madre, al contrario que su hermana ella había heredado el byakugan pero con un leve tono rojizo. El carácter de la madre fue heredado por las dos: amables, tranquilas y dulces pero eso no les suponía una debilidad pues también podían sacar el carácter de su padre si se enfadaban de verdad.

La pequeña se cayó el suelo mientras la mayor después de reír se acercaba a ella a ayudarla. Hinata al principio se preocupo pero sabía que sus hijas no eran como ella cuenda era pequeña, ellas eran fuertes de corazón.

Un ruido se escuchó alejando a Hinata de sus pensamientos. Las niñas entraron muy rápidas a recibir a la persona que había entrado mientras, su madre entraba más tranquila a recibir a su marido quien acababa de llegar de una misión impuesta por el nuevo Hokage: Naruto Uzumaki.

Cuando llegó a la entrada, Hinata sonrió levemente al ver al Uchiha abrazando a sus hijas, quién pensaría que aquella escena la protagonizaba el ninja que años atrás había intentado destruir a Konoha y matar al actual Hokage Naruto. Hinata rió. Para Sasuke no pasó inadvertida la ligera risa de su esposa, sonrió divertido y se acercó a ella.

Las niñas miraron avergonzadas la escena que tenían delante: su padre se acercó a su madre y la besó en un beso laaaaargo, más largo que los otros que le daba cuando se veían tras llegar él de su trabajo, según la opinión de las pequeñas hermanas.

Como si sólo estuviesen ellos dos, el Uchiha besaba a su mujer con pasión posesiva como los que le dio cuando empezaron a salir, como el que le dio cuando se casaron, cuando lo hicieron por primera vez, cuando se enteró que sería padre y cuando nacieron esos dos ángeles que tenían por hijas. Pararon cuando sus pulmones no daban a más y se miraron a los ojos perdiéndose en los de su compañero de por vida, hasta que Hinata enfoco su vista en las dos niñas que estaban detrás de Sasuke y su cara tenía un rojo carmesí que se acentuó más cuando se volvió a fijar en los ojos de su marido: unos ojos negros que retenían un deseo hacía ella que no duraría mucho en desatarse. Para Sasuke tampoco le paso por desapercibido el deseo de Hinata escondido tras su vergüenza.

-Mitsuko, Mikoto –llamó el pelinegro- ¿Queréis quedaros en casa del usura... de Naruto y Shion? Seguro que les hace ilusión.

Sasuke les sonrió levemente y después se giró hacía su esposa que era un libro abierto: vergüenza y sorpresa era mostrada en su rostro y Sasuke sabía el porqué.

-¡Mama!-gritaron las dos pelinegras- ¿Podemos?

Las dos niñas rogaron e incluso el padre la miró con una pizca de rogación, Hinata tuvo que asentir, sabía como eran los tres Uchihas y prefirió darles permiso a las niñas para ir a ver al Hokage y su esposa Shion quienes adoraban como si fuesen hijas propias a las gemelas Uchiha.

-Las acompaño yo, Hinata. –se ofreció el Uchiha- Vamos, Mitsuko, Mikoto.

La Hyuga abrazó a sus hijas y se despidió de las niñas a quienes no volvería a ver hasta el día siguiente, seguramente. Cuando las perdió de vista entró a casa, prepararía la cena pues ya se hacía tarde.

Por el camino, las niñas le contaban al ojinegro como les iba en la academia ninja, Sasuke no podía estar más orgulloso, eran tan o mejor que él cuando este tenía la edad de las gemelas pelinegras en la academia.

-Decidme, -las interrumpió en su explicación sobre la academia- ¿queréis un hermanito?

Las niñas se miraron y sonrieron ampliamente a su padre.

-¡SI!-gritaron las dos a la vez- ¡Queremos uno!

El Uchiha sonrió y picó a la puerta de la casa que fue abierta por una rubia de ojos lilas.

-¡Mitsu-chan y Miko-chan! –se sorprendió la sacerdotisa y abrazó a las dos niñas- ¿Queréis quedaros?

No hacía falta que le pidieran que se quedase con las niñas, ella siempre que las veía intentaba convencer a sus padres para que le dieran permiso para quedarse alguna noche con ella a dormir.

-Sobre eso...

-¡Nos quedamos! –dijo alegre Mikoto- Hoy nos han dado permiso.

La muchacha abrazó a las pequeñas mientras Naruto aparecía por la puerta que daba a la sala de estar.

-¡Sasuke, luchemos!-dijo el joven hokage rubio- ¡Oh! Pero si son Mikoto-chan y Mitsuko-chan.

-Se quedan –dijo la de ojos lilas- Bueno, Sasuke-san, adiós.

Realmente eran una pareja echa el uno para la otra, Shion había cogido parte del carácter alegre y despreocupado de su esposo y a veces se olvidaba de las otras personas... pero sabía que las cuidarían bien.

-Me marcho –el Uchiha se agachó, abrazó a sus dos hijas y se fue cuando Shion cerró la puerta de la casa-.

Hizo el camino a casa más rápido que cuando llevó a las niñas a casa de su padrino y su madrina. Al llegar, Hinata lo recibió en la entrada y él la besó pasionalmente, más que el anterior y cuando sus pulmones necesitaron aire y se separaron fue el pelinegro quien habló:

-La niñas quieren un hermano y como buen padre, se lo quiero dar.

Él sonrió maliciosamente mientras la veía con pasión abrasadora; ella bajó la mirada, sonrojada pero con una sonrisa divertida por el comentario de su marido: "como buen padre, se lo quiero dar.", entonces, asintió y subió su rostro para continuar con uno de los tantos besos que compartieron esa noche.


¡Hola!

Bueno, ¿os ha gustado este fic?

Es el primero que hago de SasuHina... así que no sé si está muy bien...

Bueno, esta idea vino a mi mente mientras pensaba una idea para un fic SasuNaru pero al final acabé haciendo un SasuHina (SI, me gusta tanto el SasuNaru como el SasuHina como el NaruHina... así que acepto cualquier fic de estas parejas por lo que, por favor, respetad los orígenes de este fic aunque no os gusten [es que mucha gente piensa que si te gusta el SasuHina no te puede gustar el SasuNaru y eso no es cierto])

Me animaréis si me dais algún cortito mensaje de ánimo...

¡Gracias!