**Annie**
"Y ¿Quién es la gemela mala?"
Desde que tengo memoria, esa frase, me ha acompañado.
Pero cuando visito a mis padres y veo las fotografías puedo notar que mi hermana Candice me ha tenido mucha paciencia desde que nacimos.
Existen fotografías y videos, caseros, en los cuales le quito el chupete, el biberón, el juguete… en fin, así fue nuestra niñez.
Ahora que ya somos adultas puedo comprender el amor y la fraternidad con la que ella trató conmigo, siempre.
Pero debo confesar que yo no fui la hermana que ella se merecía. Tenía cierta envidia a su temperamento y la percepción con la que ella asumía la vida.
Permíteme presentarme: Mi nombre es Annie Briggite Andry. Actualmente me desarrollo como Diseñadora Gráfica; debo asumir que llegar hasta esta vacante ha sido resultado de mucho esfuerzo y compromiso, así como de estudios y dedicación.
Mi familia es de clase media, tengo un padre que ha asumido su papel de buen esposo, excelente padre y un magnífico amigo; tres hermanos, Albert, el mayor quien es arquitecto de profesión, Anthonie que trabajaba como profesor de Matemáticas en un colegio de prestigio y mi hermana gemela Candice White, que al igual que Anthonie le llamó la vocación al servicio magisterial y a diferencia de este, ella se desarrolla en un prescolar.
Como familia pasamos situaciones difíciles como cualquier otra. Las crisis económicas y la falta de ingresos suficientes nos mostraron la dura realidad de ver a nuestros padres en algunas ocasiones discutir por esa razón, el deseo de mis hermanos mayores de hacer a un lado sus estudios por ayudar a solventar los gastos que nuestro hogar generaba.
Mis padres, como es obvio, no iban a permitir que la responsabilidad de las facturas recayera en las adolescentes espaldas de mis hermanos –La única responsabilidad de cada uno de ustedes, -mencionó papá – es estudiar y sacar buenas notas
Albert y Candice, podemos decir que tienen el mismo temperamento, dulce y apacible. Su naturaleza es dominada por la templanza. En cambio Anthonie y yo, somos completamente contrarios a nuestros hermanos mayores, respectivamente, Anthonie es extrovertido al grado de meterse en dificultades y puede llegar a ser insolente al igual que yo.
Cuando las cosas comenzaron a marchar mal entre mis padres, debido al poco ingreso y los altos costos en las cosas, ellos tomaron la determinación, dolorosa de separarse. No fue por falta de amor sino de una oportunidad que tocó a la puerta para papá. En la ciudad en la cual vivía el tío George y la tía Margaret, precisamente en el despacho donde el tío laboraba, le brindaron la oportunidad de oro a papá. Mi madre no trabajaba porque ese fue el acuerdo al cual ellos llegaron desde un principio.
Cuando papá dijo que se marcharía por un tiempo y una vez establecido podríamos alcanzarle nos llenó de tristeza.
Siempre fuimos una familia unida en las buenas y en las malas circunstancias… Sin embargo creo que es menester de mi parte reconocer que yo tuve una buena parte de culpa para que nuestra familia comenzara a desintegrarse poco a poco.
Como les mencionaba, desde pequeña me sentí inferior a mi hermana. Físicamente somos iguales, de tal manera que no es fácil identificar quién es Candy y quién es Annie. Eso me sirvió toda mi niñez para ocultar mis travesuras pero en donde no tuvo perdón fue en la adolescencia y parte de la vida adulta.
El trabajo que el tío George le ofreció a papá estaba relativamente cerca de la casa de la abuela Elroy, madre de mi padre. Los primeros planes era que él viviría con su madre mientras se establecía, algún tiempo después todos nos mudaríamos.
Fue en el verano que papá se marcharía; y ese verano me metí en el peor de los problemas.
Conocí a un risueño pero mal intencionado chico, tal vez dos años mayor que yo, Neil Legan. Nos conocimos en una fiesta a la que mis padres me dijeron que no podía ir. .- ¿Quieres bailar?
Le sonreí coquetamente. A la edad de 15 años me sentía comer el mundo de un gran mordisco. Así que no obedecí, y no solamente eso, sino que esa tarde ingerí alcohol y probé drogas. - ¿Solamente a bailar?
-Estoy dispuesto para lo que quieras
Reí –No interpretes mal mi pregunta – Con una estúpida sonrisa en los labios – Quería saber si querías beber conmigo – Le mostré mi vaso, clásico, de fiesta.
-Todo lo que desees hacer…
Estuve a punto de tener mi primera vez con un desconocido.
Durante todo su cortejo y mi coqueteo me preguntó más de tres veces mi nombre y le respondí –Créeme, soy Candice Andry – Él no pertenecía a nuestro colegio, era amigo de John, el amigo del hermano de mi mejor amiga Grey.
Estábamos por concluir un grado académico más y la generación de John celebraba su admisión a la Universidad.
Forcejeé con Neil y éste me rompió los botones de la blusa, se armó un escándalo e intervino la policía y mis padres fueron por mí a la estación.
Esa ocasión no fue la primera vez que metí en problemas a mi hermana. Les mentí a los guardias y firmé con el nombre de Candice… Los días que nos faltaban para cerrar el ciclo escolar todos molestaban a mi hermana con lo sucedido.
No era la primera vez que usaba su nombre para meterme en problemas. Generalmente lo hacía con gente que no nos conocía y lo que en nuestros primeros años fue gracioso, en nuestra adolescencia se convirtió en un infierno para ella.
-Me voy con mi papá
-No te puedes ir, tu padre recién entrará a trabajar allá, tu abuela es una mujer estricta
-No me importa, estoy cansada que Annie me meta en problemas y que todos en el colegio se porten mal conmigo, como si creyeran que todo lo que ella hace estuviera a mi alcance para hacerlo. – Miró a mi papá y yo los veía a ambos entre los mechones de cabello que estaban sobre mi rostro – No te daré problemas, papá, te lo prometo, pero ya no quiero vivir junto a ella. Todo el tiempo se mete en líos y a mí me reprenden porque a ella se le ocurre decir soy Candice Andry, eso no es gracioso y los castigos que le imponen nunca son suficientes… - Me miró – Estoy cansada que quieras ser yo… - rompió en llanto.
Mis hermanos nos miraban y Albert intentó consolarla prometiéndole que yo iba a cambiar… La verdad es que no tenía valor para mirarla y menos para prometerle que lo intentaría.
Se tiñó el cabello tomando un frasco del botiquín de mamá, se veía hermosa con el cabello oscuro, pero yo no me quedé atrás y compré el mismo tono e hice lo mismo.
Me costó vivir mi propia vida.
Todo el día, todos los días intentaba ser como ella. Tenía las mejores notas en comparación con las mías. Tenía mejor condición física que yo… en algunos momentos habló con el rector suplicando que le cambiaran de grupo.
Ella optó por no hacer más corajes por mi culpa. Pero lo último no lo soportó.
Me mantuve callada mientras hacía su valija. Me dolía en el corazón que mi hermana me dejara sola, no concebía la idea de que ella no compartiría nuestra habitación; quería decirle que lo sentía, que no volvería a pasar, que no se fuera, que me brindara la oportunidad millón uno, pero no pude hacer más que mirar desde el umbral.
Pasado el verano le pedí a mi madre que me cambiara de escuela, no quería regresar, le dije que eso me ayudaría a cambiar. Ella hizo lo que le pedí.
Yo no hice lo que me pidieron, nunca pude dejar de decir -Llámame, Candy.
**Terry**
-Dime… ¿Cuál es tu nombre?
-Candice Andry pero tú, llámame, Candy – Dijo y me guiñó un ojo
No podía creer lo que mis ojos veían.
Era la chica más hermosa que había visto.
Mis padres se mudaron a América y vinimos a visitarle en el período vacacional de verano y la miré en el bufete de mi padre, estuvo quietecita y estudiosa mientras su padre se entrevistaba con el mío.
No tenía amigos y mis hermanos mayores gustaban de otras diversiones en las cuales no me integraban. Decían que yo no entendía de deportes por el amor al teatro que mi madre inculcó en mí.
¿Cómo puedo resumir ese verano? Como el mejor de toda mi vida.
-Este es mi número en Inglaterra.
-Recién nos mudamos y no tengo línea, pero prometo que te llamaré.
-Le avisaré a mi padre que iremos a tomar un mantecado
-No les interrumpas, esta reunión es importante para mi padre, de ello depende que nos quedemos en este lugar y que las cosas mejoren en mi familia.
-¿Les está yendo mal?
-Ya sabes… hipoteca y las facturas…
-Oh! Bien, entonces le dejaremos el mensaje con su asistente.
Recuerdo cuando tomó de entre mis dedos el cigarrillo que pretendía fumar, lo único que deseaba era impresionarla y que me mirara como alguien maduro digno de ella, aunque con el tiempo ese fue uno de mis pequeños vicios.
Candice Andry fue la mejor amiga de mi verano americano.
Salíamos cada tarde - ¿Has notado la cartelera?
-No, hay algo nuevo
-Ven, yo invito
-No, mientras Terrence Grandchester camine a tu lado, él invitará…. – Me encantaba hablar de mí en tercera persona, delante de ella.
-Entonces te diré la puesta en escena y me dirás si quieres o no verla
-Déjame adivinar
-Está bien, pero tienes únicamente dos oportunidades, si pierdes yo invitaré
-Eso es trampa, ya te dije que yo pagaré… veamos…. ¿Hamlet?
-¿Quién te dijo?
-¿Es Hamlet? – Pregunté sonriente
-Emmm…. Nop, no es Hamlet
-Creí que dirías que sí… ¿Es…? Hummm… ¿Cats?
-Perdiste… así que …
-Ya te dije que yo pago
-Iba a decirte que es Romeo y Julieta…
No sé qué pasó por mi mente, pero la abracé y la elevé por los aires y al ponerla sobre sus pies la besé y ella me correspondió
Candice me atrajo. Fue mi primer amor, el amor de verano que jamás olvidaré.
Mi madre me enseñó el amor por el arte teatral y cuando veíamos una puesta en escena me decía: Espero que algún día la disfrutes con el amor de tu vida
Soy el menor de tres hermanos, Thomas y Mark. Papá se encargaba de pasar tiempo con ellos mientras yo era un pequeño de brazos. Esa fue la razón por la cual mi madre se dedicó más a mí enseñándome el amor por las cosas que ella amaba.
Papá se mudó a América con mi madre y nos internaron en el colegio San Pablo, del cual únicamente salíamos en verano.
Cuando me despedí de Candice Andry nos prometimos vernos al siguiente año, pero ella cambió de tal manera que me sentí desilusionado de tal forma que regresé dos veranos más y determiné enfocar mi vida en otras cosas, como en ser actor…
-El siguiente ejercicio es para la proyección de voz, sus piernas deben permanecer ligeramente separadas y los brazos relajados para que la caja toráxica pueda…. –Robert Hataway venía de Broadway a Londres. Me preparé por mucho tiempo para pasar la admisión y ser parte de su grupo. Cada día nos exigía el doble que el día anterior. –Impulsen más la voz, deben sentir que los pulmones… -Mi madre estaba feliz por mí y mi elección profesional, pero mi padre no. Para él el teatro no era más que una simple distracción de lo que en realidad era mi vocación, me dijo que me apoyaría siempre y cuando le entregara un título universitario.
Tuve que dividir mi tiempo entre escuela y ensayos. Usar mis períodos vacacionales para practicar en papeles cortos y sin diálogos en algunas obras puestas en escena.
No podía comprometerme con ambas cosas, mi padre me exigía como le exigía a mis hermanos participar en su empresa y mi pasión por el teatro me hacía darle, de la mejor manera, el poco tiempo que me quedaba.
No tenía vida social, las pocas tertulias siempre era con las mismas personas y no se aceptaban a quienes no estuvieran estudiando o ejerciendo la actuación.
Papá me pedía realizar largos viajes y estar mientras alguno de mis hermanos cerraba algún trato… ellos sí tenían tiempo de gozar períodos de diversión, viajes… -Deja la actuación, no te dará para comer
-Como hobie está bien, pero no me digas que en verdad vivirás de eso – Mark me extendió una copa de Whisky
-No me importa morir de hambre si hago lo que quiero – Bebí en un sorbo todo el contenido de la copa
-¿Cuántos años tienes, Terrence? ¿22? ¿23?
-Veintitrés… estoy a un año de culminar la facultad de Administración, así que papá sostendrá mi gusto por estudiar teatro. Fue el acuerdo al que llegamos, yo le entrego el título universitario y él me pagaría la facultad de artes y de esa solo me falta dos años para concluir…
-Creo que tanto estudio ya te volvió gay
-¿Qué te pasa, Thomas? No soy gay
-Cabello largo, leotardos, barba bien cuidada, manicura… sin novia…
Reímos sin importar que se burlaban de mi apariencia – Sí tengo novia – Mentí al tiempo que pensaba en Susana Marlow, una compañera de teatro.
-Debe ser una mujercita sin gracia, esquelética… en cambio deberías conocer a la hija de William Andry, el abogado de papá.
-¿Candice?
-¿La conoces? – Me preguntaron a una sola voz
-Nos conocimos hace algunos años, el día que papá entrevistó a su padre para ofrecerle el puesto.
-Debieron ser unos niños, ahora si le vieras… es una mujercita interesante
-Deberían dejarla tranquila – Pensé en esos hermosos ojos verdes y el beso que nos dimos en aquel verano maravilloso. –A ella no le gustan los problemas
-Pero sí las fiestas y tener un sinfín de amigos
-¿Ella ha salido con ustedes?
-No, pero hemos coincidido en algunas fiestas
-¿Trabaja en la oficina de su padre?
-No, pero le visita constante, y la mayoría de los empleados le conocen, tiene buenas relaciones con las ejecutivas. Creo que está por concluir su licenciatura en Diseño… algo así
Cuando platicamos nuestros sueños ella se veía convencida de dedicar su vida a la docencia, tal vez los años le hicieron cambiar de opinión –Se le ve hermosa con su figura bien definida y sus largos bucles dorados
-Ella es castaña no rubia
-La gente cambia, querido hermano... un buen tinte para cabello hace milagros – Thom palmeó mi hombro al pasar junto a mí – Antes que regreses a Inglaterra con tu novia acompáñanos,tal vez corras con la suerte de verla por el despacho de papá...
Mi corazón latió emocionado, tal vez podríamos cultivar una buena amistad, así como la que tuvimos el primer verano, ya que los siguientes ella era una personita que no paraba de hablar, que bebía y fumaba… tal vez eso habría sido divertido si yo no tuviera sentimientos por ella.
No sé si me reconocerá y si en verdad sigue siendo hermosa, debe tener a alguien en su vida.
-Papá, mañana regreso a Inglaterra, en seis meses tendrás mi título como Administrador de Empresas
-Me siento orgulloso de ti, hijo
-Yo también me sentiré orgulloso que mamá y tú puedan acompañarme a mi primer protagónico
-Sí, hijo, ahí estaremos, sin importar que no esté de acuerdo con ese afán tuyo, te apoyaremos como la familia que somos y porque sé que no me defraudarás, al igual que tus hermanos sabes dar lo mejor de ti – Thomas le entregaba a papá el archivo con firmas correspondientes cuando alguien llamó a la puerta.
Adelante – Contestó papá y Mark abrió la puerta
-Lamento la interrupción, mi padre le envía esta documentación –Saludó con una sonrisa a cada uno de los presentes y nuestras miradas se encontraron en una fracción de segundos.
Sin dudas, era ella. Hermosa y lozana, su cabello ensortijado y rubio. Los mechones descansando en sus hombros desnudos… me volví a enamorar… -Gracias, Candy… dile a tu padre que le espero aquí en una hora para dialogar los términos y condiciones de este contrato.
-Sí, Señor. Me despido, tengo prácticas.
-Siempre es un gusto tenerte entre nosotros.
Achicó la mirada ante la afirmación de papá y elevó ligeramente los hombros -Gracias, señor... le haré saber a mi padre su petición. - Creo que no me reconoció, intenté darle alcance pero no lo logré.
-Es una joven hermosa, lástima que sea bipolar
-No creo que sea bipolar, papá, en realidad se portó seria porque Terrence estaba aquí, pero mañana volverá a ser la misma.
Me siento contenta porque me acompañes en esta historia...
Antes de irte, déjame saber tu opinión
