Disclaimer: Bleach no me pertenece, es todo obra del troll de Kubo "Tite" Noriaki

Nota: ¡Hola! Después de una larga ausencia, por fin regreso con este pequeño relato. La verdad tenía un horrible bloqueo de autor que se fue ayer a las 11 de la noche xD. Hasta hoy lo pude pasar a la computadora y subirlo. Lo irónico de todo esto es que tuve mis vacaciones para poder escribir y no lo hice hasta el último día de mis vacaciones xD. Está basado en los últimos capis del manga, pero no hay ningún spoiler real. Además, si quieren, se lo pueden tomar como un IchiRuki, aunque fue realmente escrito en base al cannon de esta amistad. Espero que sea de su agrado, y por favor dejenme reviews, que siempre me alegran el día. Sin más que agregar, me despido, cuídense todos, ja ne!

Madurez

Indudablemente, diecisiete meses es tiempo suficiente para que una persona joven cambie bastante ─o por lo menos en algún sentido─ y Kurosaki Ichigo no era la excepción. Aunque en esencia siguiera siendo la misma persona cuya resolución era proteger a sus seres queridos, su amiga Kuchiki Rukia era capaz de divisar ciertos cambios. Primeramente, físicamente había cambiado, era más alto que antes, más atlético y de cuerpo mucho más tonificado que cuando lo conoció, incluso se podría decir que era bastante atractivo ─cosa que ella nunca diría o aceptaría para no contribuir al aumento del ego del Kurosaki─; otro cambio notable en su aspecto, que seguramente pasaría desapercibido por muchos pero no por ella, eran sus ojos marrones, los cuales parecían pertenecer a una persona de mayor edad que él; al verlos, se podía notar fácilmente que él había visto y vivido muchas cosas, cosas que cualquier otro adolescente de su misma edad ni podría soñar con vivir las mismas situaciones.

En cuanto a su personalidad, realmente no había cambiado mucho; seguía siendo arrogante al pelear, rudo, de malos modales, reservado, irremediablemente necio y con el peor carácter que uno se pueda imaginar, sin embargo, también Rukia podía apreciar en este aspecto ciertos cambios; su persona parecía estar rodeada por un aire de experiencia que difícilmente una persona de su edad podría tener, al pelear se lo tomaba con más seriedad que antes, había dejado de ser tan explosivo y era más sensible a los sentimientos de los demás, a la vez que su sentido del honor había crecido; sonreía más frecuentemente, aunque la Kuchiki notó que la mayoría de sus sonrisas no eran del todo sinceras, y, para terminar, un aura de melancolía parecía rodearlo.

Todavía no podía olvidar el semblante de derrota, sufrimiento, decepción y tristeza que su rostro poseía cuando lo volvió a ver; en cambio ahora, con tan solo haber pasado poco más de 24 horas desde ese momento, su rostro lucía más relajado ─a pesar de aun tener su ceño fruncido─, una pequeña y casi imperceptible sonrisa curvaba sus labios, y sus ojos parecían brillar de felicidad, mas era una felicidad a medias debido a cierta culpabilidad que sentía después de la resolución de su última batalla.

Definitivamente aquel chico de quince años al que le cedió sus poderes una noche de verano había cambiado mucho. Con tan solo mirarlo, Rukia solo podía ser capaz de describir este cambio con una sola palabra, y esa palabra era "madurez"; sí, Ichigo había madurado, había dejado de ser un simple muchacho a ser todo un hombre; quizás muchos lo seguirían viendo como un niño aun, pero Rukia, al ver su rostro, podía considerarlo ya como un hombre hecho y derecho.

─ Oi Rukia, ¡si no te apuras te dejaré atrás!

─ ¡Ya voy! ¡Espérame, idiota!

─ ¡Apresúrate, chibi!

Sí, ya era todo un hombre, pero seguía siendo tan idiota como antes.

─ ¡Maldita! ¡No tenías por qué golpearme!

─ Te lo merecías, tawake.

No que ella quisiera que esa parte de él cambiara en lo más mínimo.