Una rata paso corriendo por entre sus pequeños pies, el olor a basura amontonándose y comida rancia ya tan conocidos inundaban esa habitación, sentado en una esquina con las piernas encogidas observaba con ojos inexpresivos la escena, una mujer yacía tendida en el piso con la mirada perdida y el cabello enmarañado, un hombre alto entro y lo observo.
-pequeña rata de alcantarilla, levanta tu escuálido trasero y has algo útil como desaparecer de mi vista.- pateo a la mujer en el suelo y la aparto de su camino.
El pequeño seguía sin mostrar ninguna emoción, como si todo el horror que hubiesen visto sus pequeños ojos viviera dentro de él incapaz de salir de ese abismo que alojaba su pequeño y joven cuerpo, el hombre arrojo unas botellas vacías al suelo y los cristales fueron a parar por todos lados, se levantó y salió apresuradamente a la calle, fuera no era muy distinto, la basura y la comida rancia eran los olores habituales, una anciana yacía en una esquina pidiendo dinero, el aroma de las alcantarillas era insoportable y arriba la luz era casi imperceptible, un grito desgarrador rompió el aire, una mujer chillaba desesperada al notar que su bebé no respiraba, se escuchó un disparo y el golpe seco de un cuerpo en el suelo, ese era el pan de todos los días en la ciudad subterránea, asesinar o ser asesinado, matar para comer o morir de hambre…
Despertó con la cara empapada en sudor, una pésima noche, escucho un insistente toquetear en la puerta.
-oh, Levi es hora de abrir los ojos, listo o no entraré.- le dijo una voz desde la puerta;
Se tapo la cabeza con la almohada y se giró hacia la pared.
-vete de aquí, es sábado no hay nada que hacer, es mi día libre y quiero dormir.
-oh vamos no solo es tu día libre, hooyyy es tu cumpleaños- le respondió la chica con voz cantarina.
-no es mi cumpleaños- contesto el con su malhumorado rostro de costumbre mientras la observaba.
-¡tampoco el mío! Fantástico vamos a celebrar nuestro no cumpleaños, tenemos tanto en común- dijo la chica bromeando.
- no.
-¿Por qué no?
- no quiero, lo que quiero es dormir- le dijo hundiendo el rostro en la sabana.
La muchacha se sentó junto a su cama en silencio, él volteo despacio hacia ella y abrió levemente uno de sus ojos, era poco común verla sin uniforme, más aun con falda y esa mañana llevaba el cabello suelto y desenredado que le caía sobre la espalda, ella le sonrió al notar que la observaba, siempre estaba sonriendo aun si estaba triste, se perdió por un instante en aquellos ojos grandes y castaños y dijo a la vez que se levantaba:
-está bien iré contigo, pero sal de aquí, me voy a vestir.
- puedo cerrar los ojos- le dijo ella.
- de ninguna manera cuatro ojos, sal de aquí- le dijo empujándola hasta la puerta y cerrándola tras ella.
Capitana Hanji Zoe, 1.70 de estatura, cabello castaño y rebelde a juego con sus ojos, delgada de caderas y pechos pequeños y en ocasiones era confundida con un hombre, no era lo que se podía decir femenina o guapa, pero sin lugar a dudas su presencia y la energía que irradiaba y que contagiaba a sus compañeros la hacían brillar, aunque era la clase se persona que Levi solía evitar su compañía le resultaba extrañamente agradable;
Se observó en el espejo de su armario, vestía su ropa de costumbre, vaqueros gastados de mezclilla azul, y una de sus playeras verdes, el verde era su color favorito, observo sus fuertes brazos y su corta estatura, odiaba su estatura, no era secreto, pero para ser sinceros eso le confería un aspecto juvenil que hacía imposible dictaminar su edad, salió al pasillo encontrándose con su compañera.
-oh, Levi esta mañana luces como un pequeño grillo, no por tu estatura, por tu camisa- le dijo Hanji sonriendo- ahora deberías decirme algo lindo.
-¿se supone que eso fue un cumplido?- dijo con un tic- no te diré nada.
La chica solto una carcajada.
- ¿Que quieres hacer en nuestro no cumpleaños?- dijo el joven sin mudar de expresión.
- Oh lo dijiste¡- observo la chica contenta- vamos al pueblo, quizá por flores, alguna golosina o simplemente a dar un paseo.
Verla andar por el pueblo observando los aparadores era gracioso, Levi la observaba divertido, aquella mujer le había hecho ver las cosas de una forma distinta y aunque no lo admitiera era su mejor amiga.
-mira ¡Levi!-grito la chica mientras veía emocionada el aparador de una tienda de mascotas.
-¿qué cosa?-dijo acercándose a ella.
-Ese cachorrito es tan lindo y mira ese parece que está de mal humor- dijo apuntando a un cachorrito pequeño y con cara de pocos amigos, en ese momento el primer cachorrito chocó con este y cayó de lado.
- ahora entiendo por qué te gusta, es igual de torpe que tú..- dijo en tono burlón.
-¿cachorrito quieres venir al cuartel conmigo para experimentar con los titanes?-
-ninguna persona o animal en su sano juicio querría irse a vivir contigo.- comentó el joven en tono seco
-ay- dijo la chica mientras continuaba con su andar por la calle.
Levi la observó parecía que ese comentario le había afectado, ya no se veía tan animada, llegaron a la pastelería.
-ya quiero volver- dijo Hanji un tanto seria
-pero te veías muy animada..
-si, pero estoy cansada.
-ese pastelillo se ve delicioso- terció Levi - que lastima que olvide mi billetera, da igual- dijo mientras regresaba hacia la tienda de mascotas dejando a Hanji sola; transcurridos unos minutos la chica llegó a su lado; caminaron casi en silencio hasta el cuartel, entraron en el pequeño edificio que compartían con otros cuantos, eran las 6 de la tarde y una hora después charlaban en la pequeña estancia principal mientras tomaban un poco de té.
-Muero de frío- dijo Hanji mientras temblaba bajo su chal de tejido,-parece que todos fueron a otros lados, somos los únicos aquí, juguemos algo Levi.
La observo recordando lo malo que había sido con ella esa misma tarde.
-está bien- dijo sentándose junto a ella.
-Muy bien Levi, ¿verdad o reto?
- ¿si digo reto seré presa de un experimento cierto?- dijo en tono sarcástico- escojo verdad.
- ¿Hay alguna chica que te guste?
La pregunta lo tomo por sorpresa, abrió sus ojos inexpresivos mientras pensaba en ello, ¿una chica? Lo cierto es que ninguna le llamaba la atención, no lo suficiente, pensó en las chicas que había conocido durante esos años y sobre aquellas que en alguna ocasión le habían propuesto aventuras de una noche, a todas las había rechazado, observo a la chica de cabellos castaños sentado frente a él, ella si le llamaba la atención pero quizá no de esa manera.
- ¿Y bien?- dijo Hanji entusiasmada
-Puede que haya una- dijo el sin inmutarse-
- ¿quién es?- le pregunto la chica
- se acabó tu turno, me toca, ¿verdad o reto?
- Reto¡
- te reto a que te bañes, conmigo…
-¿¡que!?- gritó la chica- estás loco de ninguna manera.
- solo bromeo, iré a darme un baño- le dijo levantándose y alejándose por el pasillo hacia las regaderas.
Cuando volvió de darse un baño de camino a su cuarto la encontró dormida en el sofá desgastado con los lentes aun puestos, la observo unos instantes, era una suerte que se hubiese vestido en las regaderas, así podría cargarla hasta su cama sin que se le cayera la toalla, la levantó con facilidad, era bastante ligera para ser tan alta, la llevo a su habitación que estaba un poco desordenada, la recostó en la cama y la abrigó con la frazada amarilla que estaba en ella, le quitó los lentes y la miró.
-Buenas noches Hanji- dejo los lentes junto a la mesita que estaba al lado de la cama y salió.
Se dirigió a su habitación, el también dormiría, era una noche fría, encendió las luces y vio en la mesita junto a su cama el pastelillo que no había podido comprar cuando fueron al pueblo con una nota al lado.
''no es mucho, pero, feliz no cumpleaños Levi, con cariño: Hanji Zoe''
Observó la nota y el pastelillo junto a esta, era el primer gesto amable que alguien había tenido para con él.
A la mañana siguiente Hanji se despertó riendo mientras sentía que le lamían la cara, alcanzó los lentes y se percató de que estaba en su cuarto siendo que recordaba haber caído dormida en la sala, cuando enfoco otro tanto la mirada vio al cachorrito que había visto el día anterior en el pueblo, mientras la miraba y movía la cola alegremente, notó que llevaba una nota en el cuello y la tomó
''los perros torpes necesitan dueños igual de torpes''
Levi.
