Drabble de 500 palabras (+2 que se colaron sin mi permiso y se negaron a irse xD).
Palabras más, palabras menos
Esa vocecita a la que James nunca le hacía caso, gritó y golpeó contra paredes imaginarias retorciéndose con urgencia ante las palabras que éste había dicho y cuyo alcance -el propio James- aún no alcanzaba a comprender.
Siempre había un antes, y un después.
Y había sido algo así…
Tarde, esa mañana, Sirius había estado particularmente encimoso con Remus y aunque le pareció raro, James se había sentido algo dejado de lado; como si repentinamente hubiera un club privado y nadie le entregase la invitación para entrar.
Quizás así se sentía Peter la mayor parte del tiempo, pero ese pensamiento se diluyó tan rápido como apareció.
James sabía que él, era el mejor amigo de Sirius.
Él, no Remus.
Por eso había dicho aquello con increíble pero absurda sinceridad, y también había callado cuando la poción de Sirius estalló en la cara de ambos, debido a un error en el orden de los ingredientes; terminaron castigados, reparando en lo complicado que era limpiar sin magia un caldero espantoso y un techo impregnado con una masa roja y pegajosa de lo que había sido el intento de poción.
Sirius, a su derecha, tallaba el caldero y a cada tanto se echaba el cabello negro fuera del rostro replicando que el trabajo manual no era para él.
–Sirius…
Obtuvo un gruñido en respuesta, y James rodó los ojos imaginando que hablaría con la pared. Pero no le importaba hacerlo, no si podía apagar ese incesante parloteo que le estaba royendo la cabeza.
–Hace rato, cuando dije que te quería –tocó el tema despacio, soltando el resto de golpe–, no me refería a querer-querer…
Y eso sonó mal.
–Bueno, sí te quiero pero no tanto…
Y aquello tampoco era lo que quería decir.
–Te quiero mucho, bastante –aclaró, enfatizándolo más–. Te quiero, pero no así –James observó los ojos grises de Sirius, y se esforzó en ser claro–, no como para que sea raro… raro, raro como incómodo, ¿sí? ¿Entiendes?
Tal vez se encontraba peor que al comienzo, y ahora -sin duda- la vocecita que trataba de aconsejarle estaba dándose de topes ante esa falta de elocuencia suya.
–Pero sí te quiero, es sólo que…
James abrió la boca para tomar aire y seguir pero, sin imaginárselo, Sirius le sujetó por el mentón y le plantó un beso tosco que se volvió dedicado; no había sido algo planeado mas, al separarse, éste sí sonrió ante la vergüenza que cubría el pálido rostro del otro.
–¿Y qué si eres raro? –Sirius le acarició el labio inferior con el pulgar–. Puedo con ello.
–Oh.
Palabras más, palabras menos…
–¡Oh! –exclamó, ajustándose las gafas–. Vaya…
… James acababa de entender algo.
Aunque todo había sido un chispazo de suerte más que algo enteramente calculado, la vocecita en su cabeza elevó los brazos y saltó triunfal. –¡Vaya milagro!– parecía gritar; el chico que estaba frente a James, sujetándole y esperando que acabara de embonar sus ideas, era Sirius Black.
Y él, sí le quería-quería.
oOo
