Disclaimer: Saint Seiya, y sus personajes no me pertenecen; son propiedad de Masami Kurumada y TOEI Animation. Los uso sin fines de lucro.

Advertencias del Fic: UA, YAOI, y alguno que otro MAL lenguaje, en otros capítulos.

Nota: Ésta historia esta situada en el siglo XXI, 2013.


Capítulo 1


Una mañana fría, todavía no había amanecido, apenas eran las seis de la mañana, además era Diciembre, la nieve caía ligeramente, mientras algunos copos se enrollaban en el cabello azul eléctrico del joven; Milo de Escorpio. Su mano derecha se encontraba en el bolsillo de su abrigo, mientras que con su izquierda mantenía cerrado el abrigo. Se encontraba caminando por las calles del centro de Atenas, mientras miraba por los cristales de las tiendas —que aún se encontraban cerradas—, algún que otro utensilio, para llevar acabo su broma.

Pasaba por los mostradores de las tiendas, hasta que hubo algo que le llamó su atención; Una tenaza para el cabello. El letrero de la tienda en donde había visto el utensilio, se encontraba abierta. Sin dudarlo, entró.

Pasó por los pasillos, hasta encontrar lo que estaba buscando, después de tomar la caja, leyó lo que decía en el empaqué.

—¿Plancha para el pelo? —leyó Milo en voz alta, miraba confundido el artefacto, mientras le daba vueltas a la caja. Pudo observar que había una joven detrás de un mostrador, así que él fue hacía donde la joven, colocando la caja sobre el mostrador de cristal.

—Buenas, ¿En qué puedo servirle? —preguntó amablemente la joven de cabellos y ojos marrones.

—¿Esto es una plancha o tenaza? —preguntó cortante Milo, señalando el artículo.

La joven no pudo evitar esbozar una pequeña risa, mientras que el joven griego, la miraba de mala manera.

—Señor, eso es una plancha para el pelo —aclaró— ¿No ve que dice lo que es en la caja? —señaló las letras escritas en griego.

—No parece, la vi desde afuera, y no creo que sea la misma.

—Es el nuevo producto, es una plancha para el cabello, con forma de tenaza—informó la joven— ¿Lo va a llevar?

¿Con forma de tenaza? Ya sé a quién le regalo esto… —pensó Milo con malicia— Sí, me lo llevo —respondió, sacando su billetera, mientras que la castaña pasaba el producto por la registradora.

—Son quince euros —informó la chica, mientras que Milo le pasaba el dinero, para luego empacar la caja dentro de una bolsa plástica—. Gracias por su compra —dicho esto, Milo salió de la tienda.

Había terminado de nevar, pero eso no quitaba el frío que hacía, una tienda de café, recién se encontraba abierta. El escorpión entró al negocio, haciendo que la campanilla que se encontraba encima de la puerta, emitiera su sonido. Un joven de cabellos negros, cubriendo su cabeza con una gorra, se colocó detrás del mostrador, con su mirada baja, mientras que Milo recargaba su codo en el cristal de mostrador.

—Bienvenido, al café Starbuck's —dijo amablemente el joven mientras levantaba su vista—. ¿Milo? —sus ojos se abrieron de par en par, mientras fruncía un poco el entrecejo, con una mirada sorprendida.

—¿Shiryu? ¿Qué haces aquí? —preguntó sorprendido de igual manera, mientras arqueaba una ceja.

—Trabajo aquí —contestó— ¿No deberías de estar en el Santuario?

—Tengo día libre —respondió— ¿Trabajas aquí? No me digas que fue Dohko que te obligó —el joven japonés afirmó con la cabeza—. Sabía yo.

—¡Shiryu, deja de entablar conversaciones con los clientes, y atiéndele su pedido! —se escuchó una voz femenina, gruesa y un poco ronca desde la parte de atrás. Shiryu tan sólo se sopló el flequillo.

—En fin ¿Qué ordenarás? —preguntó el pelinegro.

—Sólo dame un café con leche —ordenó.

—En seguida —dijo para después irse por una puerta de cristal, la cual tenía un poco de arenilla blanca, la cual formaba una palabra que decía "Sólo personal autorizado" en griego.

En menos de un minuto salió el joven dragón, con un vaso de Starbuck's en la mano, para ponerlo en el mostrador frente al joven de tez bronceada.

—Son cuatro euros —informó Shiryu, mientras que Milo le pasaba el dinero con una mano, y con la otra tomaba el café, para luego salir del negocio.

Al menos, ya amaneció, pensó Milo. Empezó a caminar con dirección al Santuario, pero al dar un mal paso, enterró su bota izquierda en un hoyo, que se encontraba escondido por la nieve, haciendo que escorpio se "zafará" el tobillo.

—Maldita sea —se quejó por lo bajo, mientras sacaba su pie.

Siguió caminando hasta llegar a unas rejas grandes y negras, en las cuales por los lados de adentro, habían dos guardias, que de inmediato reconocieron a Milo, abriendo las puertas, para que él pasará.


N/A: Espero que les haya gustado el capítulo. Nos vemos en el próximo capítulo. xoxo.