Les fleurs du mal
Bueno….primer fic que publico (sólo he subido 2 one shorts algo raros) y naturalmente será Tsukikane con algunos tintes de Hidekane. Espero poder llevar bien ritmo e ir subiendo avances sin mucha pausa.
ADVERTENCIA: Todos los personajes de TG pertenecen a su creador Ishida Sui y yo sólo los uso para fangirlear a gusto y escribir cuanta cosa se me ocurra, habrán personajes propios, originales míos.
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I
-Niños, buenos días.
-¡Buenos días!
Sol, viento fresco. Una clara mañana de otoño.
-Estamos un poco avanzados en el curso…uhm…sin embargo hoy se nos une alguien nuevo-escribió un nombre en el pizarrón-deberán ayudar a que se ponga al corriente, llévense todos bien, ya saben lo nervioso y tímido que se siente uno el primer día.
Un sí unísono seguido de silencio. El viento sopla más fuerte, arrastrando las muertas hojas, sin dirección. Con los puños apretados y la vista gacha, tomó su lugar; mientras tanto el tiempo pasa eternamente, inmutable y en silencio.
Hora del almuerzo. Bajo el árbol más frondoso se acurrucó en busca de un poco de sombra y-como no queriendo obviarlo demasiado-para huir de los otros. Una mirada triste sobresalía, se le notaba la soledad. Pudo haber seguido así, pero no.
-Hola-una voz suave y temerosa captó su atención.
-Hola…
-Oye, ¿ese es un libro de Takatsuki?
-Sí ¿le conoces?
-Yep, es de mis autores favoritos
-¿En serio? ¡guay!
Lo miró con esperanzas, sonriente se puso de pie y se limpió el uniforme. Una presentación, el inicio de una larga amistad. El viento soplaba suavemente, tan fresco, y ellos corrían sobre las hojas muertas, disfrutando del cálido crujir bajo sus pies. Una tarde veloz y agradable.
-Nos vemos mañana, no te olvides de la tarea.
-¡Síp! Adiós-agitó la mano al esbozar una amplia sonrisa y echó a correr.
A lo lejos las flores se marchitaban lentamente….
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-Ken…-susurró y se abrazó las piernas-¿Cuándo fue la última vez?
A obscuras en esa reducida habitación era presa de los sentimientos y recuerdos, recuerdos apenas acallados por el murmullo proveniente de la televisión. Tantas noticias, muchas de ellas malas.
"…En el distrito 11 ha ocurrido otra revuelta. Miembros del conocido Árbol de Aogiri se enfrentaron con agentes de la CCG en un encuentro que resultó desfavorable para los ghouls de la organización. Varios de ellos lograron huir y se presume que actualmente se han refugiado aquí, en el distrito 20. Las autoridades aconsejan tomar precauciones, la población deberá…"
-Je, ahora nos esconderemos cual suricatos en alerta por depredadores….cuánto drama absurdo-apagó aquel aparatejo molesto y se dispuso a dormir, el día siguiente sería agitado. Estaba con ansias, anhelaba el mañana.
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-Jefe, ya cerramos.
-Bien chicos, gracias por el día de hoy. Kaneki, ya puedes irte pues hoy le toca a Touka ir con Yomo.
-Oh, está bien. Sólo termino de limpiar y me voy.
Lavó lo que faltó de la vajilla y la ordenó. Lanzó un sonoro bostezo y en un ligero desvanecimiento soltó una taza la cual dejó de ser útil por el resto de sus días.
-¡Oye, tonto! ¿Qué demonios te pasa? Otra taza rota….
-¡Ah! ¡Lo…lo siento, no me fijé!...-apresurado fue por una escoba para barrer los trozos de porcelana.
-Cosas tan simples ¿en dónde tienes la cabeza? Antes no rompiste otra cosa.
-Lo siento, Touka-chan, es sólo que ando con sueño-terminó de limpiar y se quitó el mandil.
-Sea como sea, más te vale estar más despierto, no hay excusas-se secó las manos y se aproximó a él-entonces ya vete, no vayas a causar otro desastre y provoques que se retrase la compra de hoy-le palmeó el hombro y remató con un sonoro zape.
Tras tomar sus cosas salió de la cafetería. Corrió con suerte pues se sentía extrañamente agotado, huyó tan rápido como pudo. Al llegar a su departamento abrió la puerta con algo de desconfianza, y dio paso a ese aire viciado de siempre.
Si tenía que ser honesto, últimamente le desagradaba mucho estar allí, se sentía bastante solo. No le gustaba estar solo pero ¿qué más podía hacer al respecto? Preparó una taza con café lo suficientemente cargado y se acurrucó en la desordenada cama…simplemente contemplando el techo. Era como una celda, eso le parecía….las 4 paredes de la habitación, las planas cortinas grises…tan nefasto. No pudo pensar más en lo desagradable que era, terminó dormido víctima del sueño tan pesado.
Otro día, quizás hoy se sintiera mejor. Tras dormir lo suficiente se alistó y salió con calma a la fría mañana, realmente esperaba un día movido. Se encontró con Hide en el trayecto y el rubio no pudo parar de hablar en todo el rato, cosa grata pues el escuchar su escandalosa voz resultaba reconfortante, como si de ese modo se acallara el silencio que le recordaba la soledad.
-Ne, Kaneki ¿al menos me pones atención?
-Sí…
-Pareciera que no-hizo un puchero
-Hide…en serio que sí, es sólo que tengo sueño-al ver que el contrario seguía en descontento, suspiró pesadamente y prosiguió-hablabas de tu mal obra con tus compañeros de laboratorio, que Takuma rompió 2 matraces y deben pagarlos…
-Uhm, bueno, está bien-al escuchar eso y corroborar que sí eran tomadas en cuenta sus valiosas palabras recobró la jovialidad y siguió parloteando. Realmente el pelinegro sí le ponía atención aunque no lo pareciera, en este tipo de momentos era algo a lo cual podía anclarse.
Entraron al aula y se sentaron. Soplaba el frio viento de otoño, algo se sentía molestamente familiar. El silencio acogió el sitio en cuanto llegó el profesor quien inició las clases de ese día.
-Bien…espero que todos tengan listo el reporte o de lo contrario-fue interrumpido por un golpeteo en la puerta. Débil, breve-Casi lo olvido. Hoy tenemos nueva compañera-rió-veamos…realmente no entiendo por qué aparece gente a estas alturas del curso, parece la escena de un libro barato-murmuró mientras buscaba las listas-pasa, por favor.
Ingresó una chica alta, con el cabello ondulado y teñido en violeta claro el cual caía sutilmente, algo enmarañado. Sus ojos obscuros se clavaron en el piso.
-Ella es Takahashi Maya, nueva en la ciudad…uhm…y pues…ya saben lo de siempre: sean buenos, nada de bromas, algún ser piadoso que le ayude a ponerse al corriente-le dio a la nueva unos papeles y le otorgó un asiento al frente. Y todo transcurrió normal. El murmullo entre clases, lecciones de complejidad variada, cuán interesante y aburrida a la vez podía ser la vida estudiantil. Llegó la hora del receso y ojo-parchado no parecía querer ir a la cafetería; aprovechándose de esto el rubio se sentó de golpe frente a él.
-¡Hey! Me sorprendiste…
-Esa era la idea, despistado. Oye, oye ¿ya viste a la nueva? Está linda ¿no lo crees? Un poco estrafalaria pero…muy mona.
-No lo digas tan fuerte, ella está aquí-susurró en un intento de reprimirlo. La chica estaba sentada en su lugar, y tras desviar su vista de ella se percató de que varios compañeros habían preferido comer en el aula.
-Vale, ya no grito-murmuró-pero no respondiste mi pregunta.
-Hiciste varias-suspiró.
-Bueno, pero entiendes, ¿y bien?
-Uhm…-el pelo violeta de la nueva le recordó a alguien con el pelo en esa misma gama pero bastante más obscuro que ella. No pudo responder. En efecto era linda, pero no, no le gustaba.
-¿Sabes Kaneki? Después de lo de Rize creo que las chicas te asustan ¿no será que ahora eres más de tíos?
-¡¿Eh?! Cómo dices esas locuras.
-Calma hermano-se carcajeó-no lo tomes a pecho…aunque…no lo negaste, no como tal.
Enmudeció, su cerebro no pudo aclarar idea alguna (si es que había algo que podía ser aclarado). Su boca se negó a emitir ningún sonido por lo que se vio limitado a inhalar profundamente. Miró a la nueva, y le recordó tanto a sí mismo. Sola, apartada en esa banca, emanaba esa aura de quien se siente fuera de lugar y sólo podía hundirse en el mundo creado en ese libro que sostenía entre sus lánguidas manos. Kafka, un buen autor en suma complejo, le gustaba de igual modo.
-Adiós Kaneki, nos vemos mañana y no te desveles mucho-se despidió el rubio. Correspondió a la despedida de su alegre amigo y se fue a su departamento. Ese día la cafetería Anteiku no abrió puesto que se tuvo que reparar el horno –descompuesto por Nishio- y a veces se preguntaba si era buena idea que tan irreverente tipo trabajara allí.
-Para la siguiente ocasión hará explotar todo-pensó. Él mismo no era muy diestro pero al menos no medio mataba al resto del personal.
Era raro, pero todo estaba muy tranquilo incluso cuando corría el rumor de que miembros de Aogiri estaban refugiados allí. Tan calmado era todo afuera….sólo afuera. Su mente no estaba en calma. Los ataques de hambre que atormentaban y los constantes murmullos en su mente eran algo desesperante. Murmullos desquiciados que le instaban a querer satisfacer el deseo, una incontrolable gula agónica…querer devorar a todos y no poder. Nadie sabía de ello o de lo contrario lo tomarían por loco, aún siendo ghouls igual que él. Pero eso no era todo. Quisiera o no algunos recuerdos hicieron gala en su atolondrada mente.
Recordó al gourmet enfermo. Tsukiyama…un tipo tan asquerosamente pervertido y con esas ideas tan bizarras de canibalismo. Se preguntó cómo era posible el que hubiera sido engañado por él de ese modo tan patético, casi le costaba la vida. ¿Por qué? Simple: porque vio algo en él. Incluso bajo la elegante fachada que ocultaba a la verdadera bestia vio algo, algo que le motivó a confiar y que incluso ahora hacía que no se arrepintiera ni un poco.
-Tsukiyama… ¿Ya se habrá recuperado?-se tiró en la cama y se quitó el parche-Touka lo dejó destrozado ¿cómo estará?-palabras al aire, y cuando las captó enrojeció por semejante ridiculez. Él no debería importarle tanto. Prefirió dormir, eso era mejor; tenía que ser muy gentil como para preocuparse por alguien que causó tanto daño, o más bien era muy tonto…quizás un poco de ambas. Harto de eso cerró los ojos, se dice que dormir es la mejor medicina, anhelaba que fuera cierto.
Pero fue mucho pedir. Por si no bastara la intranquilidad en vigilia, su psique remataba en el "descanso". Malditos sean los sueños.
"-Ken-lo llamó una suave voz.
-¿Quién?
-Ken…Onii-chan ¿Eres tú?
-¿Onii-chan? ¿Hinami?
-No…tú siempre tan despistado.
Todo era tan claro, tan puro y pacífico. Había olvidado lo que era sentirse así. Logró ver una silueta borrosa y lejana, como un espectro. Aguzó la vista y se percató de que era una niña pequeña, con el rostro enmarcado por el ondulado pelo castaño. Le dedicaba una dulce sonrisa. Se miró a sí mismo y se descubrió menor como en su tierna infancia.
-Onii-chan, en serio que no ves bien-se aproximó y cogió las manos del niño-¿Por qué lloras?
-¿Eh?-fue cuando se hizo consciente de que lloraba, el sabor salado de las traicioneras lágrimas que escurrieron hasta su boca lo confirmaban-Yo…no…creo que…no sé.
-No estés triste, harás que llore también-lo abrazó-es por mi culpa ¿verdad? Me fui cuando más me necesitabas.
No entendía nada, carecía de lógica. Ni siquiera parecía un sueño, era tan real que dolía…emocionalmente dolía tanto. No pudo asimilar lo pasado, no había lugar a ello. Y sin embargo la abrazó también. Causas inexplicables para la mente actual le condujeron a querer deshacerse mediante la sal de sus ojos que pronto fue cortada porque la existencia efímera de las gotas no tenía lugar ni razón.
-Te llevaré con alguien que quiere verte, eso te pondrá feliz.
-¿Alguien?-se dejó guiar. Caminaron por ese sitio, si es que a eso se le podía decir caminar. Andaban sobre algo que no era un piso, no se sentía como tal, pero tampoco se podría decir que era un vacío. Llegaron a una gran mansión alabastrina a la cual entraron; por dentro todo era tan ostentoso…en la recepción destacaban unas enormes escaleras de formas caprichosas, engalanadas con hermosos cuerpos tan finamente esculpidos que el frío mármol lucía cual tersa piel.
Subieron hasta llegar a un enorme corredor, largo, de paredes altísimas y rojas, rojas como el líquido vital, lleno de oxígeno. Siempre dulce, y se le aguó la boca. Al fondo del corredor destacaba una única cosa: una puerta estrecha, blanca y alta a la cual se dirigieron y esta se abrió. Dentro todo era cegador, tan blanco que dolía la vista.
-Te traje con alguien que quiere verte-le besó la mejilla y salió cerrando la puerta tras de sí. Se fue de nuevo.
-¡Oye, imouto!-exclamó un tanto alarmado. Pero ella ya no volvió. Se miró las manos y eran grandes, por lo cual se echó un vistazo completo para descubrir que había vuelto a su edad real.
-Kaneki-kun….
Esa voz inconfundible, profunda y gentil. Se estremeció. Esa persona se puso de pie y por fin pudo verla, era una persona hermosa…pero no era humana.
-Tú de nuevo…-se quedó inmóvil.
-Hace un tiempo que no nos vemos ¿no me has extrañado ni un poco?-le tomó la mano-yo sí te extrañé, hueles tan bien como el primer día-se acercó cada vez más-¿Qué sucede? ¿Me odias?
Pero no hubo respuesta por parte del pelinegro, después de todo ¿qué debía decirle? No podía borrar lo ocurrido, pero fue algo que le ayudó a aprender, y no sólo eso. Había un trasfondo más complejo de lo aparente y redundar en ello podría ser innecesario en esos momentos.
-ya que no hablas….me daré el lujo de hacer algo que he tenido en mente, espero que no te moleste-con toda la delicadeza que pudo lo sostuvo entre sus brazos como si se tratase de lo más frágil del mundo. Inhaló su adictivo aroma. El menor sólo pudo temblar, y cerró los ojos…lo demás fue tan evidente. Fue tomado por la barbilla, y eso fue seguido de una tibia suavidad en los labios, y…"
Resonó la alarma y despertó bruscamente. ¿Qué mierdas fue todo eso? Estaba algo agitado, enrojecido.
Se abrazó a sí mismo, parecía una quinceañera alborotada hormonalmente; definitivamente tenía que estar loco, quizás fuera a causa del hambre. Sí, eso debía ser, pero ¿y el inicio? ¿Quién era esa niña? La conocía, pero no recordó su nombre. Y eso le hizo sentirse extrañamente triste.
Por algo la había soñado y le dolía el no recordarla. No quiso darle tanto peso a eso, no debía.
Abrió la cortina y fue cegado por la luz matutina, a veces el sol le fastidiaba tanto. Hubiese preferido quedarse en cama, pero era imposible…cuando se es estudiante –un buen estudiante- el deber llama. Se alistó y salió rumbo a la universidad, sólo que esta vez fue un trayecto tedioso, en silencio, eterno y molesto. Esta vez Hide no lo esperó y no entendió el por qué. Una vez hubo llegado al salón se encontró con su jovial amigo, quien al verlo puso una mueca de sorpresa y sin avisar se le fue encima.
-¡Tú!-lo agitaba-Parchecito ¿Qué no se supone que no ibas a venir hoy?
-¿Qué? ¿En qué momento dije algo como eso? Te lo has sacado de la manga.
-No me vengas con eso, incluso me mandaste un mensaje, mira-sacó su celular y le mostró el explícito mensaje:
"Hide, estoy indispuesto, me siento muy mal como para ir hoy a clases"
Enviado efectivamente desde su número pero en qué momento…puede que fuera sonámbulo, tal vez. Sabrá el Creador qué cara puso el pelinegro como para que su extrañado amigo se resignara a dejarlo por la paz pues el contrario no parecía entender razones. Se limitó a aconsejarle que no cenara pesado y que tratase de dormir bien para que ese tipo de cosas no se repitieran, y aunque se soltó a reír por su cara en el fondo le preocupaba.
Desde niños, desde que lo conoció, siempre se preocupó mucho por él. Lo veía rodeado de un eterno halo de tristeza, y él odiaba que la gente estuviera triste, sobre todo si eran importantes para él. Tal vez eso le movió a acercarse a él, eso y la curiosidad provocada de ver a un niño tan solitario, aferrado a cuanto libro pudiera. ¿Por qué ser amigo de alguien así? ¿Por qué no serlo? Puede que pareciera problemático con todo eso, pero inspiraba confianza, esos ojos grises eran honestos, se encontraba prendado de ellos. Aceptó todo de él y lo atesoró, incluso cuando esa aura se volvió más triste tras la partida de ella. Nunca volvió a tocar el tema, ya no habló de ella para no causarle un daño innecesario a su amigo pues entendía lo doloroso que fue, tan doloroso que su buen amigo no lograba recordarla. Pero él no, él no olvidaba nunca.
Recuerdos…
El profesor llamó al orden y las clases comenzaron. Absorto, Kaneki fijó la mirada en la melena violeta sujeta en una coleta, ese color le recordaba tanto a él, a ese gourmet…qué molesto. Rogó porque el día fuera agitado y pesado, de ese modo su mente se vería ocupada y no divagaría en ideas burdas.
Ojalá sólo fuera eso.
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-Trés bien…-susurró, y olfateó el delicado pañuelo, cómo olvidar esos ojos, ese olor….se intensificaba el deseo de poseerlo, a aquella rareza-te has escapado, por ahora mon amour…
Música inundando el aire, ese raro aire frío de un largo otoño. Su residencia era fiel reflejo de su extravagancia en su estado más puro. Tan de su estilo que perturbaba aún cuando –desde un punto de vista amplio- se tratase de la belleza más básica.
Llevaba algo de tiempo sin saber de él y no era de extrañarse. Aquel incidente no fue tan simple como para pasarlo por alto, pero sirvió para que lograse esclarecer una cosa: lo deseaba, realmente lo deseaba. El calor interno crecía…un glorioso éxtasis hasta que alcanzaba un clímax brutal de sólo pensarle. Un éxtasis abstracto que se volvía carnal, de matices rojos y blancos.
-Iré por ti, mon amour….
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Bueno….ese fue el primer capítulo. Creo que ha iniciado algo extraño pero bueno….normalmente los inicios son así. Veré de engancharle más cosas conforme avance….advierto que será un fic largo y tengo planeado mucho angst y cositas hard. Sugerencias y comentarios son bien recibidos n.n
