Atención: La obra pertenece a Rumiko Takahashi
Resumen: El sujeto en cuestión se hallaba sin hacer nada y aún así su sola presencia lo molestaba si incluso osaba a poner aquella mirada retadora.
El sujeto en cuestión se hallaba sin hacer nada y aún así su sola presencia lo molestaba si incluso osaba a poner aquella mirada retadora
— ¿Te crees mejor que yo?—Reclamó Inuyasha sin retirar la vista de su rival—No puedes dañarme.
Aún con la advertencia, seguía sin hacer nada. Inquieto el oji-dorado sufría en silencio.
— ¡Te dije que no podrás dañarme! ¿Me tiene miedo?—Y seguía sin pasarle nada a aquel sujeto.
¿Qué tenía que hacer? Se acercó lentamente sin dejar de retar con la mirada ¿Eso es lo que quería?
— ¿Así es como retas? Entonces lo haré también— Se colocó frente a él y se quedo ahí imitando su comportamiento.
Uno a uno los minutos pasaron sin detenerse y el movimiento incluso el aire era nulo. Parecía que ninguno de los dos se rendiría pues solo la posibilidad de rendirse acataba debilidad.
— Inuyasha... —Interrumpió Kagome a la gran batalla—Fingiré que no vi esto—Disertó cerrando la puerta de la habitación. Buyo e Inuyasha interrumpieron su batalla para mirar a la dueña de la habitación, cuando ya no regresó, posaron de nuevo sus ojos frente a frente esperando que hubiera un vencido.
Fin
Nota de la autora: ¡Por fin logre conseguir señal! *Gira en el suelo de felicidad* Sepan disculparme por mi ausencia pero ahora es la maldita señal de Internet la que me impide actualizar y por eso para disculpa les envió este sencilla historia.
Volveré…*En tono zombi*
