Disclamer: Los personajes de Tinkerbell que aparecen en las películas, libros no son de mi propiedad, pertenecen a Disney.

Un deseo

Capítulo 1: El alma perdida.


[Fawn]

Dieciocho días habían pasado desde que nos anunciaron su matrimonio. Fueron unos días de mucho ajetreo, todos queríamos participar para hacer de ese evento, El evento, y el Invierno entero estuvo más movido que nunca. Uno de esos días, vi a Gliss enrollándose con Spike. Me impactó una barbaridad verla con otra hada, y para bien, ya que eso significaba que también le gustaban las hadas, pero también significaba que no tenía ninguna posibilidad.

Huí, hice como si no hubiera visto nada y escapé. Los siguientes días, la evité como pude y sin darnos cuenta, llegó el día de la ceremonia.

Me senté lo más apartada de ellas, junto a las hadas cálidas, las cuales, la mayoría disponían de esa maravillosa crema anti-frío de Adam que se empezó a suministrar.

La espera terminó cuando se abrieron las enormes puertas del palacio de Invierno y apareció Tink junto a la reina, haciéndonos poner todos en pie. Llevaba un vestido asombrosamente largo, un poco sugerente y de tonos verdes y azul-hielo. Estaba impresionante, no se veían pero debía de llevar unos tacones por su altura de más. Era la primera vez que veíamos ese vestido, y estábamos ansiosos por ver el de Peri. Tink los hizo y no dejó que nadie lo viera hasta hoy.

Se la veía más feliz de lo habitual, aunque eso pudiera parecer imposible. Me dio muchísima envidia. Al llegar al altar esperamos a su futura esposa, pero el tiempo pasaba y no llegaba. Los murmullos crecieron por momentos y entonces Tink nos hizo callar.

"¡Silencio! Ya viene" fue gracioso que tuviera que ser ella quien impusiera orden. Poco después, sus alas brillaron y la puerta se abrió de nuevo. Allí, apareció ella, al lado de Milori. Se le estaba estropeando el maquillaje por sus lágrimas de felicidad que corrían por sus mejillas. También con tacones, llevaba un vestido más corto, de un azul metálico poco visto en bodas. Además, llevaba un collar colgando de una llave preciosa, y los pelos recogidos elegantemente.

El silencio se hizo absoluto cuando llegaron las dos al altar y se cogieron de las manos. Entonces, se rompió el silencio.

"Estamos aquí reunidos, para celebrar la eterna unión entre dos almas muy especiales..." Redleaf se encargó de dar un tostón de lo más emotivo, pero largo hasta el cansancio, que me hizo dejar de prestar atención un par de veces, hasta que llegó la mejor parte "Dicho esto, me honra y me llena de orgullo estar aquí para hacer felices a estas dos preciosidades. Es el momento de anunciar vuestros votos" sin duda, la mejor parte, estaba deseando que se equivocaran o se quedaran en blanco.

Pero me sorprendió que ninguna de las dos trajera ningún papel preparado.

"Peri... Periwinkle... mi amor, mi vida. Ojalá hubieran palabras suficientes para decirle cuanto te amo. Empezaste a hacerme feliz desde el primer día que nos conocimos en la biblioteca, y pese a los problemas que pudimos tener, nunca nos separamos, incluso desafiamos a la muerte para estar juntas y aquí estamos... Sé que estando unidas, podremos con cualquier problema que nos encontremos, nada podrá abatirnos y nada, jamás, podrá separarnos. Por eso, y por un millón de razones más que no voy a decir porque no puedo esperar para casarme contigo, te pido que pases el resto de nuestros días junto a mí, hasta que la muerte nos separe.

Peri no dejaba de secarse las lágrimas, era muy gracioso.

"T...Tink..." estaba literalmente llorando, no iba a poder decir nada. Tink la abrazó haciendo que todos soltaran un 'ooh' muy tierno.

Tras unos momentos, consiguió calmarse.

"Tink... Tinkerbell... Te mereces mi corazón, y mi vida, y mi alma. Me has dado tanta felicidad que se me sale por los ojos" dijo riendo y secándose las lágrimas "Hemos batido el récord en querernos y sé que vas a hacer lo imposible para superarlo, siempre lo haces. Te has convertido en mi diosa y quiero que el mundo entero sepa lo mucho que te amo. Eres mucho más de lo que necesito, no sé qué hice para merecer tenerte a mi lado, por eso, te prometo mi amor eterno aquí y ahora, con quinientos testigos y mi corazón en mi mano. Gracias por hacer de mi vida algo tan maravilloso, te amo y siempre te amaré" ahora era Tink la que estaba llorando.

El ministro dio unos momentos para que la calma volviera a reinar en ese palacio.

"Bien... Ahora, si hay alguien que quiera impedir este matrimonio, que hable ahora o que calle para siempre..." hubiera sido gracioso que alguien levantara la mano, bueno, quizás Terence lo hiciera desde el infierno pero eso no cuenta "Entonces... Periwinkle, escarchadora del lado invernal, ¿aceptas a Tinkerbell como tu futura esposa,-"
"¡S-"
"para la bueno y para lo malo-"
"¡S-"
"para el resto de vuestros los días hasta que la muerte os separe?"

"... ¡Sí!" me partía de risa, Peri estaba tan nerviosa que no le dejaba terminar.

"Bien... Tinkerbell, tintineadora del lado cálido, ¿aceptas a Periwinkle como tu futura esposa, para lo bueno y para lo malo, para el resto de vuestros días y hasta que la muerte os separe?" lo dijo más rápido para que no le pudiera interrumpir.

"¡Sí!" miré a mi alrededor y vi como todos miraban atontados esa escena tan dulce.

"Entonces declaro oficial este matrimonio, puedes besar a la novia" se besaron impacientes cogiéndose de la nuca y se estuvieron como veinte segundos sin despegarse "Ehem... Mis más sinceras felicitaciones" tras un gesto, bajaron del altar y pasaron por la alfombra roja muy juntitas.

Fue muy gracioso cuando Peri se tropezó con su vestido, pero por desgracia no cayó al suelo por culpa de Tink, hubiera sido digno de recordar.

Salimos todos a la plaza que había delante del palacio y fui con las chicas a felicitarlas. No le quité ojo al enorme pastel que estaba esperando a ser devorado.

"¡Chicas! ¡Estoy casada con Peri!" dijo Tink correteando al vernos.

"¡Felicidades!" gritamos todas, menos Vidia, que se quedó mirándolas dulcemente.

·Ahora tenéis que cortar la tarta·

"No seas impaciente glotona" dijo Rosetta. Entonces llegaron las amigas de Peri y me aparté un poco de ellas. Desde que supe lo de Gliss, no pude acercarme a ella, era como si tuviera miedo de enamorarme de ella.

Fui hacia la mesa del lado donde ya estaban empezando a comer el surtido de dulces y me puse las botas mientras las miraba de reojo. Gliss me vio y vino hacia mí, seguida por Spike, pero me escapé entre la multitud justo a tiempo. Me enrabié por tener que comportarme de esa forma, quería estar como siempre pero no podía evitar ponerme así al tenerla cerca.

Al cabo de un rato, empezó la música y algunos se pusieron a bailar. Tink y Peri desaparecieron para cambiarse de ropa y ponerse algo más cómoda para la celebración, y digo desaparecieron por que las perdimos de vista durante una hora como mínimo.

Por ahí en la pista, estaban Spike y Gliss, no podía dejar de mirarla desde la lejanía, apoyada en una barra donde servían bebidas. Me gustaría tener alguna aventura con ella, creo que es la hada que me cae mejor, bueno, caía, o sea... En fin, que me caía de fábula hasta que me enteré de que salía con Spike. Ya podría haberme contado que le gustaban las hadas de esa forma, pero no puedo hablar mucho porque yo tampoco se lo dije.

Reaccioné cuando, sin dejar de pensar en mis cosas, Gliss vino rápidamente hacia mí sin darme tiempo a escapar.

"¡Fawn! Ven" me cogió del brazo y me dejé llevar. Pensé que me estaba sacando a bailar a su manera, pero no fue así.

·¿Qué-·
"Enséñale a bailar a Spike, a mí no me hace caso"

·¿Cómo?· no entendía nada.

"¿Qué te hace pensar que le haré caso a ella?"

"Porque ella baila muy bien, ¿a qué sí?" no tenía ni idea de donde sacó eso, no recordaba haber bailado a la vista de ella.

·Si no quiere bailar pues que no baile, no es mi culpa que sea aburrida· quizás fui un poco borde, pero no pude evitarlo.

"¿Ves? Te ha llamado aburrida, y tú no eres aburrida, ¿o sí?"

"¿Porqué tienes tantas ganas de bailar conmigo?"

"¿Cómo que porqué? Entonces bailaré con Fawn" pero no, no bailó conmigo, Spike la cogió del brazo y se la acercó.

"Gliss, por favor, hoy no es un día para discutir" eso me hizo entender que solían pelear o lo habían hecho antes.

·Spike tiene razón, ¡esto es una fiesta! Disfrutémosla· la defendí, en el fondo no quería pero lo hice para que Gliss se lo pasara bien.

"Sí, ¡cierto! Vamos a criticar los vestidos que llevan las hadas" me hubiera encantado jugar a eso con ella, pero las dejé a solas en un momento de despiste nada más empezar. Lo sé, no debería de comportarme así, pero una parte de mí quería dejar que fueran felices, pese a que luego me doliera estar sin ella.

Me entretuve con las chicas después de eso, vimos como Tink y Peri bailaron en el centro de la pista maravillosamente bien y luego, al fin, llegó el momento del pastel.

Dieron el primer corte juntas y después, las hadas de la cocina se encargaron de repartirlo. Fui la tercera en recibir un trozo, por detrás de ellas dos, y la cuarta fue, como no, la impaciente Gliss.

"¡Mira que trozo más enorme! ¿Crees que será una señal?" pensé que me lo decía a mí, pero cuando me di la vuelta vi que hablaba con Spike. Qué decepción.

La tarde transcurrió sin problemas y poco a poco, la gente fue marchándose. Yo no tardé mucho en volver al lado cálido, primero porque no me apetecía seguir estando allí y segundo porque tenía cosas que hacer.

Después de ese día, poco más vi a Tink, ya hacía días que se había ido a vivir a casa de Peri y cada vez iba menos al Invierno, pese a disponer de la tan esperada crema de Adam.

Poco a poco, fuimos viendo hadas del Invierno visitando el lado cálido. Era divertido tener a hadas de los animales del otro lado que no conocían ni la mitad de animales del lado cálido, haciendo preguntas y sorprendiéndose por cualquier tontería.

Un día, apareció cierta escarchadora a la que hacía tiempo que no veía.

"¡Hey! Encontré tu escondite, ahora te toca a ti" dijo saludándome, como si hubiéramos estado jugando al escondite.

·Ah, hola Gliss. ¿Y Spike?·

"La he dejado un poco atrás hehe... Espero que no se pierda, esto es enorme, no sé como no os perdéis"

·Sí, al principio me pasaba con Invierno, y eso que es tres veces más pequeño. ¿Qué... tal estás?·

"¿Cómo que qué tal estoy? ¿¡Cómo estás tú!? No te he visto ni un día por Invierno, ¿dónde te metes?"

·Ya... es que estuve liada últimamente...· no se me ocurrió nada mejor que decirle.

"Guárdate tus excusas para otra ocasión, esta tarde vendrás a jugar con nosotras sí o sí, y no se hable más"

·¿Porqué?·

"¿Hola? ¿Fawn? ¿Dónde estás?" dijo haciendo que me buscaba "¡Invierno mola! ¿Es que acaso te has olvidado de lo divertido que es? No puedes decirme que no lo pasabas bien con nosotras, con los trineos, las guerras de bolas de nieve, el patinaje... ¡Venga!"

·Lo siento, pero esta tarde tengo que cuidar a un... pajarito que tiene una herida en el ala· y no le estaba mintiendo, bueno, no del todo, ese pajarito era un bebé halcón, pero no podía decírselo.

"Buuu, aburrida, me gustabas más antes" una parte de mí ansiaba salir a jugar con ella, la otra se daba cabezazos contra un árbol por lo estúpida que me sentía.

·De veras, estoy ocupada, otro día ¿vale?·

"¿Mañana?" suspiré. Terminé cediendo para evitar tener que dar más explicaciones, quedar una tarde no podía ser tan malo.

·Cuando haya curado a Hannah, vendré, lo prometo·

"¿Y cuándo será eso?"

·En unos días, no te preocupes. Ahora déjame trabajar·

"Esta bien... bueno, voy a ver si encuentro a Spike, a saber donde se ha metido"

·Suerte con eso· y se fue sin más. Volví a casa para ver cómo estaba mi halconcita, tenía el ala prácticamente curada, pero no quería soltarla, me sabía mal despedirme de ella pese a saber que me querría comer cuando creciera.

Al día siguiente, a primera hora de la mañana, decidí que ya era hora de dejarla en libertad. En parte tenía muchas ganas de volver a Invierno, y ya de paso ver qué hacían ese par de inseparables hermanas. Así que, a escondidas, lo saqué hasta el bosque sin que nadie se diera cuenta, y me despedí de ella.

Le había cogido cariño y ella a mí también, me dio las gracias por todo pero justo antes de que emprendiera el vuelo, escuché el chillido de un halcón en el cielo.

·¿Es de tu familia?· me dijo que sí, que llevaban un tiempo buscándola. Confié en ella y me quedé a su lado unos segundos más. Le acaricié el pico una última vez y la dejé ir. Por desgracia, ese halcón vino directo a mí y junto a él, dos más, que me rodearon enseguida. La alarma no tardó en sonar, pero a los scouts no les daría tiempo a protegerme si decidían comerme ·Em... no la he secuestrado sólo... le estaba curando la herida hehe...· dije con mi corazón a punto de estallar ·d-díselo...· pero no sirvió de nada.

Lo último que recuerdo son unas garras clavándose en mí.


[Gliss]

Era una tarde como cualquier otra, estaba con Spike, riéndonos un poco de las hadas del lado cálido que intentaban patinar en la pista, cuando aparecieron Tink, Peri y Vidia a toda prisa. Me preocuparon con solo verlas.

"¡Chicas!" exclamó Tink recuperando el aliento "Dicen que Fawn ha muerto" dolió, aún sin saber si era cierto, dolió. No quise ni pensar en la remota posibilidad de que lo que decía era cierto.

"Si esto es una broma no tiene ni puta gracia" dijo rápidamente Spike, alterándose.

"No... Me han dicho que un halcón se ha hecho con ella" dijo Vidia seriamente.

·¿¡Cómo!?· era imposible, un hada de los animales como ella no podía haber muerto por un halcón.

"Vamos al lado cálido, ¡ya!" dijo Tink inquieta.

"¿Lleváis crema?" preguntó Spike.

"Sí" me ausenté unos momentos queriendo no creer que lo que estaba pasando era real "Tomad, vamos" nos la pusimos por el camino. Cuando cruzamos al Otoño, vimos un montón de jaleo. Había muchos scouts, hadas de los animales, Redleaf, y la reina, además de varias hadas y duendes.

"¡¿Es cierto?!" gritó Tink metiéndose dentro de la multitud, dirigiéndose hacia la reina. Localicé a sus amigas, las cuales ya estaban llorando, sobretodo Silvermist, y la tristeza me sacudió el corazón. Era cierto, todo aquello estaba pasando de verdad, Fawn había desaparecido de nuestras vidas.

Hacía tan solo dos días que hablé con ella, dos míseros días. Fui a sentarme en las ramas de un árbol que había por ahí y hundí mi rostro entre mis brazos, abrazando mis piernas, intentando no llorar sin mucho éxito. Spike se sentó conmigo para consolarme.

"Lo siento..." me cogió el brazo para hacerse con mi mano y besármela.

·¿Pero cómo...? ¿Por qué no se escondió? ¿Es que no escuchó la alarma?· entonces rompí a llorar. Era una de las hadas que me caía mejor, habíamos disfrutado un montón jugando en Invierno, incluso habíamos quedado que cuando terminara de curara a ese pájaro vendría, no podía hacerme esto.

Terminé en los brazos de Spike, maldiciendo el destino y deseando volver atrás en el tiempo.

Los días pasaron, y reconfirmaron su fallecimiento, deprimiéndome y cuestionándome hasta mi propia existencia. Su funeral fue entrañable, algo que me iba a doler con sólo recordarlo.

Los días se convirtieron en semanas, y mi estado de humor no mejoró demasiado, llegando al punto de pelearme con Spike, y, pocos días después, romper con ella. Entendía su postura, era consciente de que me estaba portando mal con ella y en parte, quería terminar con lo nuestro.

Mi vida se estaba haciendo añicos, nada era como antes, casi ni veía a Peri, ni a Spike, y no quería ni acercarme a un hada cálida. Mi vida se había convertido en algo sumamente aburrido, fue como si la pérdida de Fawn me hubiera quitado mi esencia.

Un par de semanas después, Tink y Peri celebraron su primer aniversario desde que se conocieron de la forma más extraña que pudieron, escribiendo un libro de como se prometieron titulado no se qué del odio y el amor.

Me ofrecieron leerlo, pero tenía tantas páginas que pasé de hacerlo, además, no tenía muchas ganas de recordar como casi mueren las dos precisamente.

Creo que nunca llegué a estar tan aburrida con mi vida, ya nada me lo tomaba con ganas ni con entusiasmo, se había instalado la depresión en mi cuerpo y lo cierto era que no me importaba. Ya nada captaba mi atención, todo se volvía monótono, en escala de grises.


Una mañana, en la que estaba tirada en la cama viendo pasar el tiempo, vino Spike a casa y la ignoré sin ni siquiera hacerme la dormida.

"Menuda cara tienes hoy... Traigo una cosa que quizás te alegre el día, pero tienes que levantarte"

·Déjamelo por ahí, después lo miro· no era la primera vez que intentaba animarme sin resultado.

"Bueno... quizás se vaya volando si la haces esperar mucho. Insistió en verte cuando le conté como estabas..." la curiosidad despertó mi cuerpo, pero no tenía muchas esperanzas.

·¿A quién has traído?· pregunté con un aire cansino.

"No sé, pero me dijo que te debe una tarde en Invierno y que tiene muchas ganas de verte" su sonrisa me hizo que el corazón se me saliera del pecho al creer en una pequeña posibilidad.

·No...·

"Oh sí..." me levanté de golpe y fui corriendo hacia la puerta, golpeándome la pierna sin querer, para abrazarla con todas mis fuerzas.

·¡Faaaawn!· mis lágrimas saltaron de la emoción de volver a verla.

"¡Gliiiiis!"

·¡Me he golpeado la pierna!· no me dolía para nada, pero no sabía si reír o llorar. Me pilló tan desprevenida que no sabía cómo reaccionar.

"Haha, ¿ese golpe ha sido tu pierna?"

·¿¡Dónde demonios te habías metido!?· le pregunté regañándola con toda mi mala leche.

"Tuve una pequeña aventura con los halcones. ¿Sabes? Ahora ya no nos comerán más"

·¿Qué?· no entendí nada hasta que me explicó que los halcones se la habían llevado a su hogar al ver que le había curado el ala a uno de sus pequeños. Allí, pasó unas semanas sanando a todos los que tenían problemas y finalmente llegaron al acuerdo de que los curarían a cambio de que no nos comieran. Al parecer me perdí su aparición triunfante encima de un halcón de buena mañana.

Fue todo genial y maravilloso, hasta que desperté en mi cama y me di cuenta de que todo aquello sólo era un increíble sueño. No era la primera vez que soñaba con Fawn, pero esa vez parecía tan real, que casi quise quedarme a vivir en el sueño.

Desperté sin ganas al volver a la triste realidad, y curiosamente vino Spike a darme una visita.

"Gliss... ¿Estás despierta?"

·¿Qué quieres Spike?· pregunté de mala gana.

"Te traigo a alguien que te puede ayudar..." mis ojos se abrieron y me apresuré a abrirle la puerta. La decepción me abofeteó al ver que sólo era un hada sanadora.

"Buenos días Fawn"

"Ella es Eva, ¿te acuerdas de ella?" sonreí al recordar ese momento en el que nos dio buenas noticias.

·Cómo olvidarlo...·

"Está especializada en psicología y te irá bien hablar con ella"

·Ya... Lo siento pero no tengo ganas de hablar· fui a cerrar la puerta pero Eva la bloqueó.

"¿Sabías que las hadas no mueren del todo?" esas palabras me llenaron de curiosidad.

·¿Perdona?· abrí la puerta de nuevo y entraron las dos dejándome con un montón de dudas ·Eh· pasaron de mí olímpicamente y fueron al sofá, dejándome espacio en el centro.

"Siéntate, ¿qué haces aún de pie?"