¡Hiho!

He estado realmente distante. Lo lamento. Sé que algunas esperan la conti de mi fanfic "Un vampiro en mi cama" y prometo traérla. La cosa es que tuve inconvenientes con fanfiction y el fanfic(yo había guardado el fanfic entero en fanfiction y no sabía que se borraba, pero ya lo recuperé, lo encontré en la pc de mi mamá). Pero ya está resuelto y estoy editando los capítulos para comenzar a subirlos de nuevo. NO ABANDONARÉ ESA HISTORIA. quiero dejarlo claro.

Esta historia se me ocurrió en la madrugada y debí levantarme rapido a escribir antes de que se me fuera la idea. Tengo un fetiche por las relaciones Profesor/Alumna y aquí lo reflejo. Es un Short-fic. Dudo que pase de los cuatro capítulos pero creo que a alguien le agradará.

Advertencias: El fanfic contiene OOC, probablemente lemmon, lenguaje obsceno, insinuaciones sexuales y es totalmente SasuSaku.

Lamento las faltas ortográficas (siempre se me escapan unas diez como mínimo) pero se hace el esfuerzo por hacerlo lo más limpio que se puede.

Sin más que decir, les dejo el primer capítulo.

Disclaimer: Este fanfic me pertenece, a diferencia de los personajes que son obra del magnífico Masashi Kishimoto.

NO pueden publicar este fanfic en ninguna web si no tienen mi consentimiento.


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.-Private Classes-.

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Dicen que lo prohibido se hace más tentador… y él con su experiencia podía decir que tienen toda la jodida razón.

El alcohol se deslizaba por su garganta, ardiendo en su interior y embriagando al cliente con sublime eficiencia.

A él no le importaba ponerse ebrio, de hecho eso era lo que quería, embriagarse hasta perder la conciencia de sus estúpidos actos y quizás, solo quizás, dejar de pensar en ella.

Maldito sea el día en el que decidió ser profesor. "Será divertido joder a un montón de críos", le dijo su hermano. "Podrás impartir conocimiento", dijeron sus padres. Maldito el día en el que se dejó convencer de esa idiotez que ahora le perforaba el cráneo.

Vació otro poco de sake en su boca y se sirvió algo más en la copa, con su mano más temblorosa, con su visión más obstruida, con sus venas atiborradas de alcohol.

Entrecerró los ojos y observó a la distancia unas imágenes borrosas provenientes del televisor. El sonido vacío del mismo era algo que no podía distinguir del todo pero estaba seguro de que el canal era el de noticias.

Volvió a beber de la copa y esta vez –ya cansado de servirse a si mismo- tomó un amplio trago de la botella y cerró los ojos con impaciencia. Pero esto no le ayudó, solo lo empeoraba todo.

Maldita molestia —masculló en sus adentros. —Cría estúpida —murmuró entre dientes. Sí…todo era culpa de ella, de esos ojos enormes y verdes que le observaban siempre de manera tan escrutadora y parecían pedirle a gritos que la hiciera suya.

¡Oh!, pero Sasuke Uchiha jamás había tenido problemas con las mujeres. A pesar de su fachada de imbécil, frio y calculador, no faltaba mujer que quisiera que este le encajara su miembro viril del cual él estaba muy orgulloso. Sasuke podía ser un idiota, un tío al que apenas podías sacarle tres palabras de la boca en una misma conversación o que no fueran frases como "Haz lo que quieras", "Me da igual" o "Hmp", y eso si esta última podía clasificarse como palabra; pero fuera como fuera, Sasuke Uchiha era uno de los hombres más deseados en Konoha, era simplemente muy atractivo.

A sus veinticuatro años había conocido la cama de muchas mujeres y había probado de todo tipo de dama. Ninguna se resistía a sus encantos, su cabellera negra y desordenada, sus orbes azabache, tan profundas como pozos sin fondo que buscaban una dama cada noche para que esta se perdiera en ellas. Y por supuesto no podía faltar en su carta de presentación aquél físico pétreo y sensual, su torso musculoso y atlético, su amplia espalda, su perfil varonil y sofisticado.

Sí, todo en Sasuke Uchiha parecía aclamar a gritos que podía tener a la mujer que él deseara, claro, a todas menos a ella.

Sakura Haruno.

Aún recordaba la primera vez que la vio, con aquél uniforme ajustado y diminuto que solían exigir en aquél instituto tan prestigioso. Esto era obra y gracia del director, Kakashi Hatake, un pervertido de primera que adoraba pasar su mirada en las largas piernas de las alumnas ya mayorcitas pero igualmente mucho menores que él.

Claro que Sasuke había visto a muchas alumnas para frente a sus narices, llevaba pocos años impartiendo clases pero eran los suficientes como para conocer al tipo de críos con los que debía lidiar día a día. Pero ninguna alumna como ella, claro está.

El ya había pasado asistencia y se encargaba ahora de anotar una chorrada sobre ciencias biológicas -su materia- en la pizarra, cuando sintió que tiraba de su camisa desde el hombro. Miró por el rabillo del ojo a la criatura desafortunada que recibiría una buena reprimenda por estar de pie y aún peor, molestándolo.

Para su sorpresa se encontró primeramente con unos enormes ojos verdes, aniñados a más no poder e inocentes hasta el punto de la obstinación. Una larga cabellera rosada caía sobre los hombros de la chica y un flequillo que se desordenaba un poco sobre su frente, intentando ocultar un pequeño defecto que la naturaleza se había encargado de imprimir en su hermoso rostro, una frente algo prominente que luego el colocó como un justificativo evidente de su inteligencia, la chica era realmente lista.

P-perdón —balbuceó ella al verlo a los ojos. Tks, otra cría estúpida, había pensado Sasuke de inmediato. —El decano me retenía en su oficina por los papeles de mi beca, tengo justificativo… —comenzó a decir ella nuevamente. — ¿Podría ponerme como asistente?

El Uchiha le analizó con la mirada y luego gruñó en respuesta. —Primer día de clases y legando tarde —masculló él. Tomó el justificativo que ella le entregaba y le ordenó sentarse.

Ella no volvió a llegar tarde jamás, no le convenía en absoluto, después de todo, el Uchiha tenía fama de hacer reprobar a los alumnos impuntuales. En cambio, se empeñó eufóricamente en ser la mejor de la clase o eso le parecía a Sasuke.

La primera vez que lanzó una pregunta a su audiencia –alumnos- decidió hacerlo con la chica que había llegado tarde, sería una dulce venganza hacerla pasar vergüenza con una pregunta que quizás ella no podría contestar.

Pero se equivocó, ella respondió rápidamente y con precisión, sin divagar, sin titubear, ¡Lo había hecho perfecto!

Y así ocurría cada vez que Sasuke le preguntaba algo, ella respondía rápidamente y de forma concisa. Aquello le fastidiaba ya que muy dentro de él sentía la necesidad de joderla de alguna u otra manera, y esto ni el mismo lo entendía, jamás se había empeñado tanto en algo como eso.

De pronto se encontró mirándola fijamente cuando sus alumnos mantenían sus cabezas bajas y fijas en sus libros de texto. Tropezaba estúpidamente con ella de vez en cuando solo para verla ponerse nerviosa, balbucear y escucharla decir "Disculpe, Uchiha-sensei".

La veía circular por los pasillos, con su pequeña faldita revoloteando al igual que sus cabellos lacios y rosados. Se mosqueaba al ver a los chicos mayores tan pendientes de ella, acosándola con sus miradas, aún a pesar de que Sakura no tenía un carácter muy sumiso y no era del tipo de chicas que se derretirían en segundos por el tacto de un chico de curso superior.

Sin darse cuenta poco a poco iba prestando demasiada atención a aquella chiquilla de solo quince años. Se llevaban una eternidad de años y aún así a él le importaba un bledo.

Se encontró una noche entre las sabanas de su cama, era de madrugada y el frio se le calaba en los huesos, intensificado aún más por su frente sudorosa a causa de la inevitable agitación provocada por aquél sueño del que recién despertaba.

Las delgadas manos de su alumna recorrían su amplia espalda mientras que el devoraba sus labios con vehemencia. ¡Ella gemía de manera celestial!, aún podía escuchar sus suspiros, la forma en la que llamaba su nombre, –cosa en la que su mente debió aplicar bastante imaginación porque ella jamás lo había llamado por su nombre y no tenía ni idea de cómo sonaría en sus labios-gemía y se aferraba a el cuerpo de su profesor mientras este le embestía de forma salvaje y desenfrenada. "Sasuke-kun", gemía ella una y otra vez.

Para la decepción de Sasuke, se despertó por su jodido teléfono que no paraba de sonar. No solo estaba estúpidamente sumido en su sueño y en el rostro excitado de su alumna preferida, sino que además la erección que sufría no era para nada tranquilizadora y solo le recordaba aún más a esa chiquilla.

Sakura —gimió él en voz ronca mientras sus dedos acariciaban su miembro, recordando su rostro para así poder aliviar aquella erección latente que ahora palpitaba entre su mano adiestrada.

Joder, le molestaba. Tenía mucho tiempo sin tener aquél tipo de problema, siempre podía saciar su deseo con otras mujeres, pero ahora ninguna le llenaba y absurdamente todo era culpa de esa chiquilla.

¿Cómo demonios se había hecho tan indispensable para él verla?, el solo hecho de que respondiera a sus preguntas en clase mientras miraba a sus ojos y jugueteaba con sus dedos, haberla visto en los pasillos con los pequeños shorts de la clase de educación física o haber visto sus torneadas piernas en desarrollo las cuales estaban a simple vista bajo aquella pequeña falda…solo eso había bastado para que se obsesionado con ella.

Algo definitivamente debía andar mal con él. Había tantas mujeres aún más hermosas que ella, con atributos aún más apetecibles, con edades apropiadas para él y aún así…

Solo la deseas —se dijo a sí mismo en varias ocasiones. —Te pone cachondo que tu alumna tiemble cada vez que te oye hablar, que se sonroje tanto bajo tu mirada, es solo eso, mera fantasía estúpida creada por las hormonas —se replicó. Pero hacía años que no sufría ese tipo de alteraciones y joder… ¡Era su alumna!

Todo empeoró cuando ella descubrió que él tenía un despacho en el instituto. Ahora solía ir muy esporádicamente a preguntarle tonterías sobre trabajos de ciencias biológicas debido a que -por obra del destino- él se había convertido en el tutor de su estúpido grupo de cierre de proyecto escolar.

Haruno, el planteamiento debe ser más especifico —le riñó, era la primera vez que le enseñaba el texto pero él nunca fue alguien dulce y manso, fuera como fuera y aun siendo ella, debía actuar frio, era su naturaleza, algo que no cambiaba con ella.

Ella mordió su labio inferior, sensual, pensó él. —Intentaré ser más específica, Uchiha-sensei —dijo ella arrebatándole la hoja de papel y luego mirando unos papeles en el escritorio de Sasuke, no por curiosidad, sino que simplemente lo utilizó como punto de escape para no mirarle a los ojos. —Sensei… ¿Usted conoce a alguien que pueda darme clases particulares de matemáticas?

Sasuke entrecerró los ojos. SU Sakura no sabía nada de matemáticas, le pareció extraño.

Ibiki-sensei es muy difícil de tratar, no logro entenderle a sus clases por mucho empeño que le pongo —confesó apenada.

Era algo cierto que Ibiki no era nada sencillo pero aún así me parecía que ella tenía el potencial.

Si no paso el próximo examen, deberé asistir a la escuela de verano con esa materia —dijo luego. Eso si no lo permitiría, que ella pasara sus vacaciones acá solo por el imbécil de Ibiki era injusto.

Pensó entonces en quien podría ayudarla. El era muy bueno en matemáticas, pero tenerla tan cerca no sería apropiado para sí mismo, se volvería loco…bueno, más.

Déjame pensar en alguien —dijo en tono desinteresado y frio. Ella alzó la mirada y sonrió ampliamente. Dijo un "Gracias" en un tono infantil y huyó de la oficina como alma que lleva el diablo.

Y lo pensó, solo un poco. Por un instante pensó en decirle a Azuma que se encargara de ella, pero enseguida le entraron unos jodidos celos absurdos.

Si alguien estaría un par de horas a solas con Sakura, sería él y no otro imbécil.

Esa misma tarde al salir de clases esperó a su alumna preferida fuera del instituto. Ella le observó atentamente apenas le tuvo a plena vista y sus mejillas lo corroboraron ya que como siempre se tiñeron de un color carmesí.

Haruno, seré yo quien te de clases, ¿Te parece bien el sábado, en mi casa? —lo ultimo lo dijo con algo de malicia, esperaba que no se le hubiese notado en la voz, pero estaba ansioso por escucharla decir que sí.

¿U-usted? —tartamudeó ella. Se ruborizó aún más.

Sí, ¿Hay algún problema?, si es así, deberías decirle a otro que te explique —gruñó Sasuke molesto. Deseaba ser él quien le explicara a SU Sakura.

N-no, no hay ningún problema sensei… —dijo ella. Acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja y luego Sasuke asintió con una pequeña sonrisa arrogante en el rostro.

Escribió rápidamente su dirección en un papel y se lo entregó. —A las 11 am, no llegues tarde, no permito que jueguen con mi tiempo —le advirtió en tono desafiante. Ella asintió rápidamente y se despidió de él para luego caminar de prisa hacia quien sabe dónde.

Sin darse cuenta había clavado una estaca en su propio pecho y le había dado la oportunidad a Sakura de que lo remediara como mejor le pareciera…

El viernes arregló la casa, lo acomodó todo de modo que cuando llegara Sakura el sábado viera todo en su sitio.

Esa noche no pudo dormir bien, simplemente fantaseó con ella nuevamente por un rato y fue a las tres de la madrugada que logró conciliar el sueño. Ese día, temprano, desayunó, acomodó la mesa donde Sakura se sentaría y vería clases, además colocó unas cuantas hojas blancas sobe la misma, un bolígrafo, un sacapuntas, borrados y demás por si ella olvidaba algo como eso.

Esperó impaciente. Se encontró a si mismo contando los minutos en su reloj de muñeca y cuando el timbre sonó, justo a las once con un minutos, su corazón se disparó.

Relájate, imbécil —se dijo a si mismo entre dientes. Se levantó de la silla donde antes había estado y deambuló rápidamente por la casa en busca de la puerta de entrada. La abrió sin preguntar, sabía que era ella.

Y efectivamente ahí estaba, su hermosa alumna le esperaba de pie frente a la puerta de su departamento.

Sus ojos pasearon involuntariamente sobre ella. Llevaba un vestidito de color crema, una chaqueta de un rosado más fuerte y oscuro que el de su cabello el cual estaba minuciosamente peinado y arreglado con un adorable broche de piedras brillantes.

Pasa —gruñó Sasuke. Había abierto la puerta mientras hacía su examen visual y esperaba ansioso verla entrar, como si de pronto sintiera la necesidad de verla caminar dentro de su apartamento, como lo había hecho ella en una de sus tantas fantasías en la cual obviamente terminaba en su cama.

Ella había saludado en tono bajo a su profesor pero este ni le prestó atención y mucho menos le contestó. Sasuke le guió hasta la mesa y le cedió una de las sillas para que se sentara. Ella obedeció y pidió en voz baja un vaso de agua.

Sasuke refunfuñó entre dientes pero fue a la cocina a servírselo y luego volvió tan rápido como sus pies se lo permitieron.

Sakura ya tenía su libreta de matemáticas sobre la mesa y observaba a Sasuke a los ojos, obviamente con sus mejillas realmente rojas. Sasuke sonrió un poco –satisfecho con las reacciones que provocaba su sola presencia en la chica- y esto hizo que Sakura se ruborizara más.

Esto…es lo que nos han explicado en clases. ¿Qué puede explicarme? —preguntó, suponiendo que él al ser profesor de Biología no sabía demasiado de matemáticas. Sasuke se acercó, dejando el vaso de agua en manos de Sakura. Miró el cuaderno y vio que los ejercicios -a pesar de verse algo complicados- eran fáciles para él.

No, dime tú, Haruno. ¿Qué quieres que te explique?, ¿Qué crees que te pueda enseñar?sus palabras habían ido más allá de la mera clase, lo sabía y Sakura se ruborizó a tope al escucharlo.

Sasuke Uchiha estaba jugando con fuego, pero no temía quemarse, deseaba arder, pero eso sí, con su alumna junto a él.

Dime…Sakura, ¿Estás dispuesta a que te enseñe todo lo que sé?


Y fin (?) ok no jaja

Pero hasta acá el primer capítulo. Ustedes digan que les ha parecido.

Ya sé que hay algo de OOC, pero es necesario, (Créanme, me odio por hacer a Sasuke tan lanzadito).

Por favor, dejen reviews : )

Hasta la próxima.