NOTA: LOS PERSONAJES DE ONCE UPON A TIME NO ME PERTENECEN

Y ES UNA PENA, PORQUE DE SER ASÍ EL SWANQUEEN HUBIERA SIDO REAL Y A HENRY ADULTO LO HUBIERA DEJADO CON DRIZELLA. (ES MUCHO MAS GUAPA QUE ELLA)


Capítulo 1

.

-¡Se acabó! ¡Ésta es la gota que rebalsó el vaso!- dijo lanzando la revista en la mesita de centro donde su hija tenia apoyados los pies.

-Madre… TODO eso es falso, no soy una adicta- decía ella de forma tranquila.

-Pues falso o no, te vendrás con nosotros-. Dijo su padre seriamente.

-¡¿Que?!... pero papi, ese pueblo está retrasado medio siglo. ¡Seguro y se escandalizan más!-decía poniendo la carita de cachorro abandonado que siempre funcionaba con su padre.

-No pongas esa cara, esta vez no voy a caer-decía firme.

-Papi…- un puchero y su padre flaqueaba, estaba a punto de ceder.

-¡Ya basta!, te iras con nosotros y no hay nada más que discutir- sentenció la mujer.

-Tu madre tiene razón… ahora ve a hacer tus maletas, partimos mañana a primera hora.

Ya no había nada que hacer, esta vez iban enserio y su hermana no estaba para apoyarla. No había nada que pudiera hacer para evitar volver a ese pueblo.

-Tu hermana nos alcanzará en un par de días- le dijo su padre.

-Bueno… al menos no estaré sola.

-¿Ves?, tampoco es tan malo… podrás volver a ver a tus amigos-. Le dijo su madre con la voz más calmada.

-Al único que quisiera ver, ya no está ahí- dijo tristemente la joven.

-Cariño… él siempre estará contigo, en tu corazón- Le trató de consolar su madre –Espero que este viaje te sirva para reencontrarte contigo misma y para que pienses mejor tus actos.

-Si, madre…-dijo abrazándola y mirando el titular de la revista que su madre había traído.

Regina Mills, de princesa de la música

A reina de los escándalos

Y una fotografía donde se le veía a ella, besándose descaradamente con un par de gemelas.

.

:-:-:-:-:-:

.

Y ahí estaba, en el pintoresco y aburrido Storybrooke. Realmente no había cambiado ni un poco desde la última vez que estuvo ahí.

Pero en aquel tiempo fue realmente feliz…

-Ni siquiera el cartel de "Bienvenidos" ha cambiado…-. Dijo toda refunfuñona desde el asiento de atrás.

-Se mantienen en la tradición cariño-. Respondió media dormida su madre.

-¿Ves?… en el siglo pasado má

-Puedes inspirarte para escribir nuevas canciones… así podrás aprovechar el descanso-. Dijo su padre.

-Mhm… ¿podríamos traer mi moto luego?

-Ya lo pensaremos cariño.

-Si recuerdan que tengo veintitrés años, ¿no?

-Por supuesto querida.

-¡Pues resulta que parece que estoy castigada como una niña pequeña!. Sin teléfono, sin mi moto... ¡ahora solo falta que me encierren en el maldito cuarto de la maldita torre más alta y alejada del mundo!-. Exclamó moviendo sus brazos exageradamente.

-¿Ahora tienes complejo de princesa? Porque eso de la torre más alta y alejada me suena a Rapunzel…-. Dijo Cora intentando no reír con las ocurrencias de su hija.

-Más bien pensaba en Shrek-. Respondió Regina seria arrugando un poco la nariz.

Cora y Henry se miraron entre si, antes de estallar en carcajadas.

-¿Quién es la niña ahora?... Princesa Henry mirando a su pequeña, sonrojada hasta las orejas.

-¡Ya te gastas el carácter de una ogra!-. Dijo Cora riendo más fuerte.

-¡Yah dejen de reír!... Regina sin poder contener también su risa. -¡Mamá! Tengo tu mismo carácter!-. Dijo entremedio de carcajadas, algo que sus padres no habían oído en un lago tiempo.

Esa risa despreocupada de Regina fue el comprobante de que habían tomado la decisión correcta y quizás ahora su hija podría encontrar un cierre, y ojalá, cambiar su vida.

-¿Cuando dijeron que llegaba Zelena?

-En tres días cariño.

-Tendré que buscar algo con que divertirme…

-¿Seguro princesa. Recuerdas a mi amigo John?

¿Quién diablos será John? Pensó Regina.

-No papi… ¿quien es?

-Pues, mi viejo amigo es dueño de una ferretería, pero tiene un sobrino el cual tiene un velero, seguro que te puede llevar a dar una vuelta.

-Vale-. Dijo, al darse cuenta que ya habían llegado a la mansión familiar.

Los tres se bajaron del vehículo, encaminándose a la entrada de la casa. Regina dio una pequeña mirada alrededor y echó a correr hasta el patio trasero.

Se quedó ahí parada.

Ahí… el regalo más importante y más hermoso que le habían hecho… mucho más grande que la ultima vez que lo vio.

Su manzano.

-Esta hermoso…-. Escuchó que decían detrás suyo.

Se giró para ver a su madre recargada en el marco de la puerta, dándole una mirada amorosa de esas que solo las madres les pueden dar a sus hijos. Sus ojos se empañaron y corrió a abrazar a la mujer mayor.

-Ya mi vida, tranquila…

-Es lo único que me queda… mamá ¡lo extraño tanto!-. Dijo en un susurro quebrado por el llanto.

-Lo sé mi pequeña, lo sé-. Respondió Cora, abrazando a la joven, y acariciando sus cabellos como hacía cuando era una niña, dejando que se aferrara a ella, mientras su cuerpo se estremecía con el llanto.

Ver a su hija pequeña llorar, siempre le partía el corazón.

:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-: :-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-: :-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:

Llegaba tarde… ¡maldición, otra vez tarde!.

Granny la iba a echar… eso era seguro.

Ya solo le faltaba doblar la esquina y podría entrar a la cafetería.

-Llegas tarde… otra vez-. Escuchó la voz de la dueña a su lado, en cuanto entró. Volteo su rostro para encararla. Encontrándose con la mujer que la miraba seria por encima de sus anteojos.

-Lo siento tanto… me han dejado castigada y no he podido salir antes de clases-. Le dijo bajando la mirada, porque hiciera lo que hiciera. Nunca podría mentirle.

-¿Otra vez no hiciste tu tarea?

-No es que no quiera hacerla, ni que no tenga tiempo... es que simplemente se me da del asco, y no entiendo, es como si estuviera escrito en chino o algo así-. Contestó poniéndose el delantal.

-¿Cual es la asignatura que se te da tan mal jovencita?-. Preguntó una elegante mujer que no había visto jamás en la cafetería.

-Ehh yo… yo

-Matemáticas-. Responde Granny por ella, ya que la joven esta muda y roja de la vergüenza.

-Mmm-. Dijo la mujer pensativamente –Mi hija menor es muy buena en matemáticas, si le dijo seguro te hace clases amablemente.

-Bueno señora… yo…

-Dime Cora, querida-. Dijo la mujer.

-Bueno Cora… no estoy segura, no quiero molestar a su hija…

-Bien… ¿porque no le preguntamos directamente?-. Dijo mirando hacia la entrada.

En cuanto la joven se volteó a mirar, su mandíbula prácticamente tocó el suelo. Era como una diosa. En su mente no encontraba otra palabra para describir a la hermosa morena que acababa de entrar.

Delgada, con curvas de infarto. Sedoso cabello oscuro, unos ojos infinitamente hipnotizantes, muy semejantes al chocolate caliente que tanto le gustaba. Unos labios carnosos y muy besables, adornados por una pequeña cicatriz que la hacían lucir súper sexy. Sí, una autentica diosa.

-¡Granny!-. Exclamó la "diosa" sacando del transe a la joven.

-¡Dios mío, como haz crecido!, ¡estás hermosa!-. Dice la anciana y la joven camarera no puede estar más de acuerdo.

-Gracias. Tú estás igual, no cambias ni un pelo-. Dice sonriendo –¿Y mi lobita?

-Ruby ha ido a entregar unos pedidos, no tarda en volver. ¿Que te sirvo belleza?

-No tengo mucha hambre… solo una ensalada y un jugo de manzanas, por favor-. Responde y Granny se voltea para volver a la cocina.

-Cariño… justo estaba hablando de ti con esta jovencita-. Dice Cora señalando a la rubia. No se había perdido la mirada deslumbrada de la joven al ver a su hija. Seguro era una fan. Siempre les pasaba lo mismo. Regina tenía una belleza única.

-¿Enserio?-. Dijo Regina, mirando a la rubia, notando su nerviosismo. Y como solía hacer con todas, la miró atentamente y sonrió.

-Ehh-. Genial se me ha fundido el cerebro, pensó la rubia.

-Si. Tiene problemas en una asignatura del colegio y le he dicho que tú amablemente puedes darle una que otra clase-. Dijo Cora salvando a la rubia y ganándose una mirada interrogativa de su hija.

-¿Que yo qué?-. Dijo la morena elevando una ceja.

-Tú, le darás clases-. Le dijo su madre con la clara indicación de que esa era parte de su castigo. La morena solo reprimió la sonrisa que estuvo a punto de escapársele y volvió a mirar a la niña rubia.

-Está bien, te daré clases privadas… ¿Cuál es tu nombre?

¡¿Como demonios me llamo?! Pensó la rubia.

-Emm… Emma Swan-. Respondió al segundo en que sus neuronas volvieron a funcionar.

-Un gusto Emma. Yo soy Regina… Regina Mills-. Dijo sonriéndole.

-¡Emma, la mesa cinco!-. Le dijo Granny

-¡Voy!... un gusto conocerlas. Con su permiso-. Dijo Emma, con la duda de donde había escuchado antes el nombre de la morena.

-Es linda-. Le dijo una pícara Cora a su hija.

-¡Es una niña!-. Contestó Regina mirando a su madre con los ojos prácticamente saliéndose.

-¡Hey! ¿Ya pidieron?-. Pregunta Henry acercándose a la mesa –¿Que ocurre princesa?

-Nada papá.

.

La rubia fue a tomar un descanso sentándose en la barra. Pronto Granny le sirvió su tan preciado chocolate caliente con crema y canela. En eso estaba cuando Ruby entra en la cafetería llamándola.

-¡Hey Swan! Hoy es noche de chicas, así que lleva un saco de dormir, porque será en el bosque-. Dijo ésta acercándose a la barra donde estaba la rubia.

-¿Estás loca? Ni siquiera he pedido permiso, además ¿un saco de dormir? No te falta una tienda o ¿piensan dormir a la intemperie?-. Dijo Emma intentando no reír.

-Cierto… nos falta una tienda, pues ¡lleva una también!.

-¿Que estás sorda? No he pedido permiso.

-Oh vamos… sabes que te dirá que si, además… no puedes dejarme sola. Ashley se fue con su novio a su "cita romantica" Ruby con voz graciosa. -Mary también se fue con David. Las únicas que van son aurora y Mulan. Y ya sabes que son puro amor… ¡me moriré de un coma diabético!-. Decía exagerando en sus gestos, haciendo que la rubia se riera a carcajadas.

-Bien… le preguntaré a mi abuela… ¡pero no prometo nada!.

-¿Ruby?-. Se escuchó una voz a sus espaldas.

-¡¿Regina?! ¿Oh por dios que haces aquí? ¡Cuanto tiempo sin verte, mujer!-. Dijo abrazando a la otra morena ante la atenta mirada de Emma.

-Estoy de vacaciones.

-¿De vacaciones? ¿En Storybrooke, antes de en una playa del Caribe o paseando en Europa?-. Dijo la morena más alta, cruzándose de brazos y elevando una ceja.

-Si, ¿por que te extraña tanto? Storybrooke tiene sus encantos…-. Dijo pero luego puso los ojos en blanco –Vaaale… estoy castigada-. Dijo resignada.

-¿Castigada? ¿Que tienes diez y no veintitrés?-. Dijo Ruby riendo.

-Si bueno, ya sabes como es mi manager… es como de la familia-. Dijo encogiéndose de hombros.

-¿Será porque soy tu madre?-. Dice Cora detrás de su hija, haciendo que ésta riera –¿Cómo estas Ruby?, haz crecido mucho-. Dice compartiendo un abrazo.

-Si… ya no es la pequeña lobita que me seguia a todas partes-. Dice Regina molestando a la morena alta, provocando que esta se sonrojara.

-¿Lobita?-. Pregunta Emma avergonzando más a Ruby.

-Le gustaba jugar a caperucita y el lobo. Ella siempre era el lobo-. Dice Cora riendo y haciendo reír a Emma.

-Aunque ahora que te veo bien… te haz vuelto una loba muy sexy… Regina, dándole una buena mirada a Ruby.

-Regina… ni si quiera se te ocurra incluir a Ruby en tu lista-. Le dice Cora a modo de advertencia. Regina solo gira los ojos, se cruza de brazos y resopla. Cora se va a pagar la cuenta.

-Gina… se que soy tu tipo y eso… pero conmigo no ¿eh?

-Vuelve a llamarme "Gina" y no volverás a caminar lobita… con una voz dura y una mirada gélida.

-¡Eh tranquila!... si quieres te puedo presentar a un par de chicas lindas-. Dice Ruby con una sonrisa pícara.

-Ya nos vamos entendiendo lobita-. Respondió guiñándole un ojo.

-Oye Emma ¿tienes tiempo mañana?-. Le pregunta Regina, sacándola de su ensimismamiento después de que ella guiñara el ojo.

-Hey, hey hey… Con Emma no ¿si? Es solo una niña-. Dice Ruby.

-Hey… ¡relax! Que yo hablo de las clases de matemáticas-. Dice levantando sus manos.

-¿Matemáticas?-. Pregunta Ruby y luego mira a Emma –¿Te han vuelto a castigar verdad?-. Emma solo pone ojos de cachorro y baja la mirada asintiendo. Lo que a Regina le parece muy tierno.

-Vale… entre castigadas se entienden ¿no?-. Comentó Ruby a modo de broma.

-Ja. Ja… que chistosita saliste ¿verdad?-. Dijo Regina.

-¿Y por que te castigaron?-. Preguntó Ruby y Regina se puso a buscar algo en su teléfono. Luego les mostro la pantalla, donde aparecía la portada de la revista de ella y las gemelas. -¿Drogadicta? ¿Enserio?

-¡Claro que no! Un bong y una pipa no te hacen una adicta-. Dijo ella ganándose una mirada de Emma y Ruby.

-Muy buena rima, pero no te lo compro-. Dijo Ruby

-Okay… pusieron algo en mi bebida ¿si? Lo demás lo inventó la prensa. Y ya sabes como es mamá… prefiere alejarme de eso. Por eso estoy aquí, perdida en el último lugar de la tierra en donde me gustaría estar.

-Tal vez es hora de cambiar reinita.

-Quizás… pero por el momento voy a disfrutar de mis "vacaciones" y del par de chicas que me presentarás.

-No hay caso contigo-. Dijo sonriendo y negando con la cabeza.

-Nah… ¿entonces rubia? ¿A que hora puedes mañana?

-Ahhm después de las tres de la tarde…

-Bien, te espero en mi casa, que Ruby te de mi dirección… nos vemos luego guapas-. Se fue guiñándole un ojo a las dos.

-¿Reinita?

-Si bueno… hace tiempo salió elegida reina de Storybrooke-. Dice Ruby

-¿Reina de Storybrooke? No sabia que hacían ese tipo de competencias-. Ruby sonríe como si conociera los secretos del universo mismo.

-Solo hicieron esa competencia ese año. Pero prácticamente todo el mundo la conoce.

-Mmm-. Dice la rubia pensativa.

-No sabes quien es Regina ¿verdad?-. La rubia solo niega con la cabeza –¡Es la más increíble y talentosa cantante de este siglo! Y no es porque sea mi amiga. Pero es muy buena, canta pop, rock e incluso baladas y escribe ella misma sus canciones.

-Ahhh con razón me sonaba de algo su nombre.

-¿En que mundo vives Emma?

-No sé-. Respondió bebiéndose el último sorbo de su chocolate caliente, aún pensando en la increíble y hermosa Regina.

A ver si le servían las clases.