Nunca le había prestado atención al hecho de que mi nombre significara "Pequeño Lobo"... Hasta el día en que mi vida dependió de eso.
Supongo que la mayoría de ustedes sabe quién soy. Para quien no lo sepa, me llamo Li Xiaolang, aunque, desde que vine a Japón, me acostumbré a que la gente lo pronuncie como "Shaoran". De todos modos, muy poca gente lo hace... Y entre ellos está el amor de mi vida: una hermosa niña de ojos verdes con un nombre tan bello como ella. Sakura.
Es paradójico, al principio la consideraba mi rival debido a las Cartas Clow. Digo, es natural que diera por sentado que yo tenía que ser quien las capturara y las conservara dado que mi familia es descendiente de su creador, pero resulta que me equivoqué. Ella las liberó, ella las capturó (con mi ayuda, aunque no estoy presumiendo porque la mayoría las capturó sola) y luego ella las transformó con sus propios poderes. Y ahora... Ahora incluso se ha vuelto tan poderosa que ha comenzado a crear su propia baraja de cartas mágicas, totalmente suyas.
De verdad la amo. Por eso me propuse dominar el poder de las Cartas Sakura cuando se volvieron transparentes: necesita de mí, y yo no podría vivir sin ella. Lo que hice quizá fue un poco deshonesto, pero yo haría cualquier cosa para protegerla, y sobre todo para verla feliz.
Esa es la razón por la cual he estado tan dedicado a mi entrenamiento mágico. Los pergaminos de dioses nunca me han fallado, pero sé que también necesito otra clase de magia, por si acaso. Mi meta actual es dominar los Cinco Elementos.
Para quien no lo sepa, los magos de China consideramos que existen cinco elementos en lugar de cuatro; y son el fuego, la tierra, el agua, la madera y el metal. Los pergaminos de dioses me pueden ayudar con los tres primeros, pero la madera y el metal son más complejos. Básicamente en eso empleo el tiempo que me queda después de ir a clases y hacer la tarea.
Hace unos días, salimos al parque. No estábamos solos, por desgracia, aunque Daidouji se las arreglaba para darnos ciertos momentos de intimidad, bendita sea... El caso es que me puse a pensar en cómo reaccionarían si supieran que Sakura y yo somos magos. ¿Lo tomarían como lo hizo Daidouji o nos harían a un lado con miedo? ¿Podría destruirse nuestra amistad si supieran que somos más de lo que ven?
-¿Te pasa algo, Li? Estás muy callado -dijo entonces Yamazaki, sacándome de mis reflexiones.
-No, nada... Solo me distraje con el sonido del viento -balbucí con cierta torpeza para no delatarme.
-¿Ustedes sabían que el viento era considerado una deidad antigua y que tenía su propio templo en un país lejano? -comenzó a decir despertando mi interés, el de Sakura y el de Shinomoto, pero, como siempre, Mihara lo acusó de decir mentiras y se lo llevó arrastrándolo por el cuello. El único viento mágico que yo conocía era la Carta Viento, pero quién sabe... Ya pasó una vez que Yamazaki dijo la verdad.
Comimos nuestros almuerzos charlando animadamente como siempre, pero no podía quitarme una extraña incomodidad del corazón. ¿Qué pasaría si, después de todo, mis poderes no son suficientes para proteger a quien más amo? ¿De qué me sirve pertenecer al poderoso Clan Li o ser descendiente del Mago Clow si mi magia no es capaz de garantizar la seguridad de Sakura?
-¿Estás bien, Shaoran? -preguntó Sakura de repente, sobresaltándome.
-¡¿Eh?! Ah, sí, perdona, estaba distraído -farfullé. Ella es bastante más perceptiva que Yamazaki, así que seguramente deberé inventar algo mejor más tarde.
-Qué bueno -respondió con una sonrisa-. ¿Me acompañas a casa?
-Eh... Claro -dije, sintiendo que me sonrojaba. Eso hizo que todas las chicas comenzaran a lanzar grititos de emoción y Yamazaki me miró con una expresión que parecía felicitarme. No pude evitar reír por dentro al notar lo enamorado que estoy. Además, el que Sakura tomara la iniciativa de pedirme que la acompañe me pareció muy lindo de su parte.
No sucedió nada durante el camino, de hecho casi ni hablamos... Pero había algo íntimo y hermoso en ese silencio que ninguno de los dos quiso romper. Cuando nos despedimos, me quedé mirando sus labios solo por un segundo, y me pregunté cómo se sentiría besar. Claro que después me sonrojé, pero me tranquilizó un poco que ella también lo hiciera. ¿También pensaba en besarme?
Mientras me acostaba, no pude evitar sonreír al pensar en ella. Mañana sería un día duro de entrenamiento, así que tenía que descansar.
"Seré fuerte por ti, amor mío. Cumpliré mi palabra, nunca dejaré que seas infeliz."
Sin que yo lo supiera, sin embargo, algo acababa de cambiar en el mundo. Algo que nos pondría la vida de cabeza a todos y terminaría por responder a la pregunta que me hice. Algo que iba más allá de lo que nos podríamos imaginar.
Todo comenzó cuando cayó una estrella.
