Logan no sabe de buenos tiempos, sólo de mejores y peores.
Sabe que Verónica sí. Recuerda a aquella chica, la novia de Duncan, la amiga de Lilly. No recuerda ni una sola vez haberse sentido atraído por ella. Es extraño y le hace sonreír.
Es extraño haber acabado así, junto a ella, mirando la luna en una noche tranquila. Extraño que algo sea tranquilo. Lilly muerta, su padre en prisión por matarla. El mundo se volvió aún más loco y sin embargo...Y sin embargo ella tiene la cabeza en su hombro y habla despacio de cuando era niña. Los buenos tiempos.
La luna tras los árboles ilumina su rostro, tan pequeñita y preciosa, aún tan distinta a lo que fue, la niña buena que no sabía del dolor y que un buen día vio todo derrumbándose y decidió hacerse fuerte. Quizá por eso, se dice, quizá no podía reparar en alguien tan distinto. Es un pensamiento triste.
Ella dice que su madre hacía pasteles de arándanos y se muerde el labio. La besa para borrar el dolor. Sin poder quitarse de la cabeza que no habría deseado besar a la chica de los pasteles de arándanos.
-Nunca hablas de antes,-dice ella sin pregunta subyacente. Simple afirmación. Le conoce y lo sabe. Le duele y le agrada a partes iguales hasta qué punto lo sabe todo.
No se puede engañar a Verónica Mars. Siempre siente que puede leerle como un libro abierto.
-No me gusta el antes.
Y ella le besa borrando el dolor. Decide, en algún momento indeterminado de ese beso eterno, que no era necesario que la vida de ella se derrumbase, sólo la magia de que reparase en él.
No sabe de buenos tiempos, pero sabe de mejores tiempos. Sabe que hay que disfrutarlos.
