Una ola loko i ke aloha
El amor da vida desde adentro


"Todos los que conoces tienen un papel para jugar en tu historia. Y mientras algunos pueden tomar un capítulo, otros un párrafo, y la mayoría no serán más que notas garabateadas en los márgenes, algún día, encontrarás a alguien que se convertirá en una parte integral a tu vida, y pondrás su nombre en el título."
-Beau Taplin


He mele no Grace
La canción de Grace


ʻAukake (Agosto)
2009

Fue una idea que había llegado por Stella, la más romántica de la familia Williams según la opinión popular, y él no encontró una razón para quejarse en voz alta. Sí, su idea para su día libre no era exactamente pasar horas en una maratón de películas infantiles pero Grace se quedaría todo el fin de semana con él por última vez antes de mudarse —«se mudarían a Hawái antes de Navidad, su hija no pasaría Navidad en Jersey, su hija se perdería su cumpleaños por primera vez. Su hija- ¡Deja de pensar en eso!»— y ella era fanática de las películas Disney, lo que la mantendría entretenida y contenta, lo suficientemente ajena a su tormentosa despedida ineludible.

Y eran buenos recuerdos para tener juntos, además. Memorias que él atesoraría más de lo que ella podría imaginar alguna vez.

Danny comparaba su valor al de los cuentos que solía leerles su madre en la tierna infancia, fragmentos preciosos de la vida, y supuso que, con el tiempo, dejarían el mismo dulce sabor. También era cierto que con la fecha de la mudanza tan cerca, el calendario lo fulminaba desde la puerta del refrigerador y los días se acortaban, y cualquier instante con su hija sería precioso y memorable. Y desgarrador.

Vach se movió para acercarse a él sintiendo su turbación. Los ojos de ella eran profundos, tristes. Odiaba que ella luzca así pero no podía cambiar sus sentimientos. Danny se sentía a medio camino entre la desolación y la angustia la mayor parte del tiempo.

—¿Estás bien, Danny?

—Sí.

—Lo sé —Por supuesto que ella sabía. Conocía cada rincón oscuro de su mente, lo ayudaba a darles luz—. Pero estarás bien. Lo estaremos todos.

Vach tenía que ser positiva por los dos, siempre. Desde la infancia, él recordaba, sostenía sus esperanzas con su frágil apariencia. Ella era resistente, pero Danny era terco. Y no era fácil.

Inhaló profundamente cuando escuchó el sonido de la puerta.

Sabía que no era su hija porque Rachel le había dicho que lo llamaría una vez que terminase el horario en la terapia de Grace y luego la llevaría a la casa. Había sido su turno para acompañarla —Danny había ido la semana pasada—. Tras el divorcio y el juicio de la custodia, les habían recomendado fuertemente a ambos que Grace tuviese a alguien fuera de la familia para ventilar los temas y preocupaciones, alguien libre de lazos entumecidos y que pudiese darle constancia a su vida cambiante.

Se sentía desgarrado por el conocimiento. Por un lado, era innegable que había servido para tranquilizar los miedos de su hija —Bali había vuelto a cambiar al mono de las nieves, su forma favorita, por ejemplo— y Danny agradecía infinitamente a la paciente terapeuta, pero odiaba el recordatorio que llegaba con cada sesión. No la terapia, pero la necesidad de ella.

Su Grace no debería tener que sufrir las consecuencias de sus errores. Esa clase de pensamientos había arrastrado a Danny a seis meses de miseria tras el divorcio.

La puerta se abrió y Danny notó que la sonrisa de Stella era triste.

—Te traje las películas que me pediste. Me da envidia que tengas una niña pequeña porque a Eric ya no le interesan estas cosas, los niños siempre dejan esto rápido —protestó su hermana de buen humor. Todd se estiró en sofá, acurrucada junto a Vach, mientras que Danny se dedicaba a reorganizar las películas que estaban en la caja que Stella había dejado sobre la mesa—. Además, encontré una que podría serte útil… La dejé al final.

Tomó la última de la pila, curioso, y leyó la sinopsis que estaba en la contra tapa. Al darle la vuelta, el título resaltó en grandes letras rojas.

—¿Lilo & Stitch?

Le era familiar el nombre. No recordaba haberla visto nunca, no obstante.

Stella lo miró, sonriente.

—Sucede en Hawái, Danny.

—Sí, ya sé que sucede en Hawái. «Un entorno exuberante y tropical» dice aquí. Mi hija se está mudando al otro lado del mundo y tu gran idea es… ¿qué? ¿Clavarme un cuchillo en el corazón el último día que mi hija pasa conmigo?

Stella rodó los ojos ante su dramatismo.

—Bueno, tienes que verla para entender por qué creo que deberías verla —Stella hizo una pausa y luego su mirada se suavizó—. Me dijiste que no sabías cómo encarar el tema del futuro con ella. Grace está muy preocupada porque se irá de aquí y perderá a sus amigos y gran parte de su familia; está aterrada porque te dejará aquí solo. Matt me dijo que le hizo prometer que irán a visitarla, tú y él. No tendrá a nadie en esa isla salvo a Rachel. Puede que si la ven juntos te ayude a hablar con ella de ese viaje porque, vamos Danny, ya sabes cómo es esto. Grace no te dirá nada directamente, no te ha dicho nada hasta ahora. Es muy parecida a ti.

Era cierto.

Dios, era cierto.

Danny se había propuesto ayudar con ello y por eso había prometido ser honesto con Grace, siempre. En el grado máximo que pudiese, inclusive. Su hija había aprovechado el pase libre para las preguntas que él jamás le había respondido antes —fue un recorrido por «The life of Danny Williams» sin paradas y con muchas curvas, realmente— y había llegado a casos con inesperadas cuestiones que soltaba de improviso.

Como, por ejemplo, «¿Por qué los hombres malos son malos, Danno?»

«Danno, ¿alguna vez le disparaste a alguien?»

«¿Qué sucede cuando alguien muere en la cárcel? ¿Llega al Cielo igual?»

Etc., etc.

—Mírala primero solo, si quieres. No es solo porque es sobre Hawái, Danny, que quiero que la veas. También habla de la familia y el amor. Y la esperanza.

Le dio un beso en la mejilla y se fue.

.


.

Grace se quedó en silencio una vez que la pantalla se pintó de negro y los créditos se acabaron. Fue una súbita quietud la que llenó la habitación y Danny se estiró para encender la luz, deshaciendo la penumbra. Bali se había dormido en el regazo de Grace hacia el final y ella se concentró en pasar los dedos por su pelaje con suavidad, no queriendo romper su sueño.

Las palomitas yacían olvidadas junto a la almohada.

—¿No te gustó la película, monito? —preguntó Danny, porque esa calma era inusual.

—Sí me gustó —dijo, pero sonaba algo triste. Se sentó con ella en la cama, volviendo a la misma posición que tenía antes—. ¿La pusiste por qué me voy a vivir a esa isla?

«Niña lista.»

Danny pensó en una escena particular, la desesperación de Stitch por escapar de ese pequeño punto de tierra en el océano azul, y suspiró. Tan desconocido, tan lejano, tan pequeño, tan rodeado por el océano, tan apartado.

Hawái nunca reflejaría su concepto de paraíso. Pero sería el hogar de Grace.

—Tía Stella lo sugirió. No me has hablado mucho de tu viaje a Hawái y yo quería saber como era.

—No quería que te pusieras triste.

Danny lamentó, otra vez, lo que había hecho. Inhaló profundamente. Su daimonion movió la cabeza, en acuerdo, anticipando sus palabras.

—¿Quieres que hablemos sobre esto? —preguntó, al notar que las palabras le fallaban.

Grace se mordió el labio. Después miró a Bali durante un largo minuto. Al final, movió la cabeza en tranquila aceptación.

—¿Nunca quisiste ir a Hawái de vacaciones, Danno? Mamá dice que a ella siempre le gustó.

Él envió una nota de agradecimiento a su hermana mentalmente.

—Bueno, no realmente. Tu mamá sí quería que hiciéramos un viaje hace años pero cambiamos el destino y terminamos visitando a tus abuelos. Creo que habría preferido el viaje a Hawái.

Siempre era un buen día cuando él podía hacer a Grace reír.

Se dedicaron a hablar de la película durante los siguientes minutos, mezclándola con las expectativas de Grace y sus miedos. Fue como aliviar un gran peso. No quería distancias entre ellos.

Pronto tendrían suficientes.

Danny se sentía tan cerca de Nany después de ver esa película, tan desgarrado como ella durante la separación —«La necesitas más a ella que ella a ti»—, durante sus intentos desesperados por encontrar una forma de salvarla, yendo incluso a buscar a los extraterrestres… Stella había tenido razón en recomendársela.

Iban a llevarse a su Grace y no había nada que pudiera hacer para evitarlo pero- Pero Nany no se había rendido, porque era una luchadora. Igual que Lilo.

Igual que ellos.

Hay mensajes y mensajes.

Era hora de dormir pero Danny se sentía indulgente y no lo dijo en voz alta. No obstante, necesitaba decir algo más.

—No quiero que dejes de contarme cosas porque crees que me pueden hacer sentir mal. Quiero que me cuentes tus cosas, monito. Puedes decirme todo, Grace, cualquier cosa.

Algo cambió en la expresión de Grace, repentinamente. Sus ojos se llenaron de lágrimas, lo que no había sucedido hasta entonces.

—Mamá me dijo que no podíamos quedarnos cuando le pregunté pero no quiero- No quiero abandonarte, Danno.

Bali se despertó con un quejido.

—Hey, hey —Con un impulso fulminante, la rodeó con sus brazos. Besó su cabello y su nariz, esperó a que ella se relajase, antes de hablar—. No me estás abandonando. Te estás yendo a vivir a otro lugar pero no me estás abandonando, ¿de acuerdo? ¿No es ese el mensaje de la película, que el amor de la familia es más fuerte que las distancias?

La voz de Grace se ahogó en el hueco de su cuello. Las palabras se habían repetido tantas veces que flotaban en el aire.

—Somos ohana.

Eso se convertiría en un tema familiar, ya lo anticipaba. Estaba bien, tendría que adaptarse tarde o temprano.

—No me estás abandonando —Danny volvió a decir, más fuerte. Vach se acercó a Bali y le lamió la cara, despertando risas suaves en el otro rincón de la cama. Danny se alejó para mirar la cara de su hija—. Nos veremos en vacaciones, seguro. Hablaremos por teléfono... El tiempo pasará tan rápido que cuando nos volvamos a ver no habrás notado que no estuve.

Era una mentira descarada para él, pero Grace era un niña. Rachel llenaría su vida de juegos, la colmaría de todas las cosas que Danny no podía darle. Vivirían una vida feliz... sin él.

Sonrió a su hija. Le borró una lágrima traviesa que rodaba por su mejilla.

—No me olvidarás, ¿cierto?

Nunca te olvidaría, Danno —dijo, muy seria. Parecía casi indignada.

—Está bien, entonces —Se sentía absurdo sentirse tan aliviado pero quién podía culparlo por la debilidad, quién lo sabría—. ¿Quieres ver otra película, monito? Tenemos una gran colección...

No podían desaprovechar ese precioso día juntos.


Notas: El título está inspirado en la canción He mele no Lilo. Probablemente vuelva a usar referencias a Lilo & Stitch en el futuro. Amo esa película.

Esta será una serie de one-shots ambientada antes, durante y después de los eventos de Imi loko ka 'uhane. No tengo otro objetivo real más que tener un lugar donde pueda sumergirme en ese universo cuando necesito algo para escribir sin centrarme en el orden de los eventos.