Disclaimer: Todo lo que reconozcan pertenece a J.K. Rowling y a Warner Bros, yo solo tomo prestado los escenarios y los personajes para divertirme un ratito.

Esta historia participa en el Reto #31: "NaNoWriMo" del Foro "Hogwarts a través de los años".

Ha empezado como un reto, pero ha tomado forma por si sola, así que esperemos a ver como resulta.


Justicia divina

La guerra había terminado, y como toda batalla muchas personas, personas queridas y otras no tanto fallecieron.

Pero bueno todas las guerras tienen un precio y la batalla de Hogwarts no podría haber sido la excepción, Harry Potter el niño que vivió para recobrar la paz en el mundo mágico, cumplió su propósito, el destino que se le impuso incluso antes de su nacimiento.

Con la caída del imperio del terror del que no debe ser nombrado, las cosas poco a poco volvían a su cauce y todos aquellos que apoyaron la causa del señor tenebroso debían pagar, los mortífagos que lograron seguir con vida bien hubieran deseado haber muerto en la batalla, al menos de esa forma mantendrían sus ideales intactos sabiendo que murieron por lo que creían.

Pero los que vivieron, oh los que vivieron. Nadie tendría clemencia de sus desgraciadas almas, la comunidad mágica necesitaba sentir seguridad de nueva cuenta y el Wizengamot al completo estaba totalmente decidido a brindarla con los brazos abiertos.

¿Cuál sería el peor castigo para un mago o bruja que por su pureza de sangre creían que ni siquiera la tierra merecía los pasos que altivamente daban sobre ella?

Porque los buenos podían ser muy crueles y justos y que nadie estuviera lo suficientemente cerca cuando los mortífagos fuesen juzgados por sus pecados, porque los héroes no dudarían en salpicar de sangre, sobre todo si es pura.