Ella
No es mentira que Mello detesta a las niñas. Tampoco lo es que Linda le resulta particularmente molesta. Huele a Near. Pero no le haría daño, al menos, no de verdad. (O tal vez sólo un poco, para ver cómo reacciona a ésto su rival).La detiene en el vestíbulo porque es la primera vez en varios días que está sola, finalmente. No es que le molesten particularmente ese trío de espeluznantes brujas con las que suele juntarse, pero ya hemos dicho que en general detesta ese género humano. No tiene otra muchacha estúpida dando berridos de borrego alrededor. Ni está intercambiando lenguas con Matt. Tampoco jugando a ser buena samaritana, haciendo torpes bosquejos de Near. Debe ser más bien, la primera vez en años ahora que lo piensa con claridad. Tiene en las manos una lámpara de papel maché rojo, que imita la figura de un dragón chino. Mello no puede evitar poner los ojos en blanco, antes de cerrar tras de sí la puerta del aula de castigos. Obviamente, alguien pretende compensar las bajas notas que ha obtenido a lo largo y ancho del semestre, histerizando las exigencias de su puesto como ayudante del profesor de Expresión Artística y haciendo grandes decoraciones para el baile de primavera. Hay bolsas debajo de sus ojos. Mello tampoco puede evitar notarlo y hacer una mueca.
-¡Hey, Linda¿Aún prolifera tu lado artístico?-Saca una barra de chocolate y pega un mordisco, recordándose que no le importa saber si son de cansancio o llanto esas marcas oscuras. Trata de controlar el rubor de sus mejillas al notar que el rostro de esa chica atolondrada se ilumina un poco al oír su voz. Sonríe, pero eso no hace milagros; el aspecto demacrado sigue ahí.
-Siempre que puedo.-Murmura ella, con un hilo de voz, llevándose una mano huesuda, repentinamente al labio inferior. Lo único que se escucha, aparte de la voz de ambos, es el crujir y la quemazón de los cuerpos sin esqueleto al dar contra las lámparas que previenen plagas domésticas.
La luz de la luna dibuja fantasmas vouyeristas que pegan sus bocas dentudas a las ventanas en los pasillos.
Mello busca qué decir, agachando la mirada, intentando relajarse y desordenar su mente, para extraer un tema cualquiera de conversación. Sin quererlo, su obsesión resurge (con la rabia implícita):
-Apuesto a que Near lo considera una grandísima pérdida de tiempo. Linda parece dolida, pero no necesariamente presta a réplicas y Mello se traga una maldición hacia dentro.¿Qué pasa con esos huérfanos tan poco expresivos?
-En realidad, hace tiempo que no hablamos.-Mira al suelo, con los ojos color arcilla, repletos de amargura.
-Andará ocupado, masturbándose con sus estúpidos juguetes.-Murmura Mello, entre dientes, desviando sus propios ojos hacia unos tenis desteñidos. Originalmente, Linda no era sino otra chica de las que se mantenían agrupadas a un lado de los muchachos, como si les tuvieran miedo o demasiada fascinación como para hablarles, tan siquiera.
Hasta la llegada de Near a la Institución, Mello no se figuraba de su existencia, más allá de una cabellera marrón entre las demás, un rostro pálido, sonrosado cuando cruzaba miradas con él. Se odió por hacer lo que hizo: alargar su mano para juntarla con la de ella, que estaba pegajosa por los restos de pintura. Supo que una coloración comenzaba a teñirle las mejillas y agradeció que las luces estuvieran bajas hacia el pasillo donde comenzaban los dormitorios femeninos.
Hace largo tiempo, Cut descubrió 30deathfics en Livejournal, una comunidad gringa donde el segundo tema era Pasión. La idea era transmitir algo de UST...aunque todavía no termina de saber qué diablos es eso (?)
