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Juego de Poder
para Rie Uzumaki Haruno
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Capitulo 1:
No puedes quebrar un corazón que ya está quebrado
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- Gary por favor…- la joven apoyó las manos en el borde del escritorio e inclinó su tronco hacia el nombrado quien analizaba unos papeles –Hazme un pequeño préstamo-
- Ya hemos tenido esta conversación- él no levantó la vista –Mi respuesta sigue siendo la misma-
El silencio se hizo presente, hasta que frustrada, ella atinó a golpear la superficie de madera con sus palmas abiertas sobresaltando a su compañero -¿Pero porqué?-
- Porque esa no eres tú- finalmente Gary se dignó a verla. La estampa de desesperación que ofrecía la muchacha, realmente daba pena –Misty…-
- Sabes que es algo importante. Sabes que mi hogar está en juego- se enderezó cuadrando los hombros en un gesto de su antiguo orgullo –Y sabes que perderé todo. Gary por favor-
- He dicho que no- él volvió la atención a sus papeles, pese a que su mano derecha presionaba dolorosamente la pluma, la cual por poco deja un agujero en el papel.
Misty pasó su mano tristemente por sus párpados. No iba a llorar. Pero la desesperación comenzaba a hacerse insoportable.
- Vamos Mist, ánimo. Sé que conseguirás esa suma, y sin mi intervención, mientras tanto pídele a Lance un plazo, él lo entenderá…-
- Lance…- ella repitió el nombre con repulsión. Un ligero temblor recorrió su cuerpo –Esa basura, es tan o más inflexible que tú…-
Gary levantó la vista al oír la última frase. La muchacha se había marchado llevándose consigo su tristeza y decepción. Él suspiró pesadamente. No podía seguir ayudándole, ella realmente debía empezar a valerse por si misma.
Aunque fuera algo por lo que iba a arrepentirse en un futuro.
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- Señorita Waterflower adelante- Lance le mostró una sonrisa perfecta apenas la vio entrar a su oficina. Su mirada hambrienta la escaneó de arriba abajo, deteniéndose en el escote pequeño de la simple blusa que ella usaba. Se relamió los labios en anticipación -¿Vienes a pagar tu deuda, querida?-
Misty se movió inquieta en su lugar. Aquel hombre le producía nauseas, él y la forma descarada en que estaba viéndole las piernas, junto con esa sonrisa lasciva y turbia que ponía en manifiesto los oscuros deseos que surcaban su mente. Al parecer muy pocos tenían conciencia de la naturaleza carnal que rodeaba las acciones de aquel hombre.
Ella se obligó a sonreír, intentando mantener una actitud inocente y relajada que sabía le sería de gran ayuda.
- Señor presidente vengo a solicitar otro plazo-
- ¿Otro plazo?- él se hizo para adelante mirándola fijo.
- Por favor…- suavizó la voz.
- ¿De cuánto tiempo estamos hablando?-
- Dos semanas-
Lance se quedó pensativo observando los labios llenos y carnosos de la joven. Se aclaró la garganta dejando escapar un informe suspiro.
- Eso es mucho tiempo, querida, lo sabes… Sin embargo…- hizo una pausa y sonrió de costado –Mi anterior oferta sigue en pie…-
Misty palideció. Una sensación nauseosa hizo presa de ella.
- Si aceptas, el gimnasio estará abierto en todo su esplendor mañana mismo…-
- No…- su voz descendió. Supo que había un nudo inmenso de coraje formándose en su garganta. Quería gritar, llorar y arañar la fisonomía de ese hombre, propiciarle algo de la humillación y vejación que ella estaba sufriendo –No soy esa clase de mujer…-
Los labios de Lance se desarmaron en otra sonrisa torcida. Se puso de pie. Su figura era ancha, imponente. Y contrastaba con la pequeña pelirroja que lo observaba con ojos húmedos y gesto apretado.
- Eres una muchacha muy inteligente, Misty. Ambos sabemos muy bien que es imposible que reúnas esa cantidad de dinero. En cambio, si aceptas lo que te estoy ofreciendo contarás con mi protección y un abanico de grandes oportunidades. Tu vida será más agradable si nos entendemos mutuamente y el gimnasio nunca más volverá a cerrar sus puertas…-
- ¡No puede hacer eso!- apretó los puños blandiendo su pequeña nariz al aire.
- Claro que puedo- Lance rodeó el escritorio y se plantó ante ella. La joven era un volcán en erupción, y toda esa energía no hacía más que volverla sensual y apetitosa –Puedo hacer esto y más, querida. Cuando deseo algo no me detengo hasta conseguirlo- le rozó la mejilla con los nudillos.
- No me toque- se hizo para atrás –Me da asco…-
- Oye Lance estaba preguntándome si tú tenías las fechas del nuevo torneo y… -la puerta se abrió dándole paso a la silueta de un hombre joven, quien atónito se detuvo en el medio de la oficina observando la escena que allí se desarrollaba. Sonrió a modo de disculpa –Oh, lo siento. Creí que estabas solo…-
Misty miró al recién llegado con furia, y aprovechó la pausa para romper de una vez el contacto con el otro hombre.
- Déjeme recordarle que le quedan seis días para saldar la deuda, señorita- Lance le dijo con una sonrisa.
Misty se mordió el labio ¡El muy maldito estaba acortando el plazo que había acordado!. Dirigió sus ojos claros a los oscuros ojos del recién llegado, quien no parecía haberla reconocido, luego salió de la oficina dando un portazo.
- Ash lamento lo que has presenciado aquí- Lance volvió a su lugar tras el escritorio -Por favor toma asiento ¿En que puedo servirte?-
El joven observó con recelo la puerta -Problemas de faldas ¿Eh?. ¿Quién era ella?. Su rostro se me hacía familiar…-
- Es solo una pollita que está entreteniéndome, pero en cuanto me aburra de ella puedo pasártela si quieres-
-No- alzó las manos -No me gusta esa clase de mujer-
- Allá tú, no sabes el dulce que te pierdes. Es un espécimen muy bonito y apasionado- rió y se refregó las manos -Y astuta. Muy astuta de hecho. Está desesperada por mantener el lujoso tren de vida que su anterior amante le propiciaba, así que no vacilará en conseguir dinero del modo que sea-
- ¿Y estaba…?-
- Ofreciéndome sus servicios, obviamente- Lance asintió y murmuró por lo bajo -Gary debió de cansarse de ella, por eso ha vuelto a buscarme…-
Ash arqueó una ceja al oír eso. El presidente de la Liga Pokémon tenía fama de ser un casanova empedernido, y este pequeño detalle así lo ameritaba. Sonrió para si mismo, a pesar de todo Lance era un buen amigo.
- Aunque me apene decirlo -Lance prosiguió fingiendo gran turbación -Esa muchacha se ha malogrado mucho, y no soy el primero ni el último a quien le ha ofrecido su cuerpo para salir de la banca rota…-
Ash miró asqueado la puerta por donde había salido ella. Una mujer tan linda valiéndose de un recurso tan bajo como ese para conseguir dinero.
- ¿Sabes quien es?-
- ¡Claro que lo sé!. Y tú también desde luego- apoyó los codos en la superficie de madera y el nombre bailoteó en sus labios cual una bomba de tiempo -La cuarta hermana sensacional de Ciudad Celeste; Misty Waterflower-
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Las puertas del ascensor se abrieron justo cuando una lágrima recorría cuesta abajo su mejilla. Se la limpió rápidamente agradeciendo que la cabina estuviera vacía. Apretó el botón de la planta baja y antes de que las metálicas puertas se cerraran frente a sus aguados ojos, advirtió una imponente silueta y los rasgos duros de un hombre moreno que la miraba seriamente. Frunció los labios al reconocerlo, y las metálicas puertas finalmente se cerraron.
'Maldito canalla'
La bronca y la impotencia ceñían con mayor fuerza el nudo que se ajustaba a su garganta. Las lágrimas punzaron por salir a la par que se dejaba caer contra la pared del ascensor.
El llanto fue el siguiente paso, la rápida sucesión de sollozos y nervios que envolvió a la joven pudo más que la calma y la serenidad que su angustiada mente le pedía. Pero lo cierto era que ya no daba más.
- ¿Qué voy a hacer?- el sollozo sepultó las palabras tras sus manos temblorosas.
Parecía que tan solo ayer el majestuoso gimnasio de Ciudad Celeste se imponía sobre los demás gimnasios de la región de Kanto, abriendo sus puertas a los entrenadores jóvenes que buscaban ganar la insignia para entrar a la afamada Liga Pokémon. Un sitio reconocido y respetado por sabios y entendidos del mundo pokémon. Casi un santuario para aquellos jóvenes que con ojos ávidos de esperanza y ansiedad enfrentaban a esa líder famosa por su comprensión y bondad.
Sin embargo, hoy aquel gimnasio había cerrado sus puertas indefiniblemente. Muchas versiones -y de lo más variadas- corrían al respecto: falta de fondos, mala administración, problemas familiares, y hasta un romance prohibido entre la líder y un administrativo de alto rango en la liga.
Ninguna versión había sido confirmada o negada por alguna de las dueñas del gimnasio, así que las dudas corrían como reguero de pólvora generando historias nuevas y exageradas entre el ámbito pokémon.
Misty se miró las puntas de los zapatos a través del flequillo que entretapaba sus ojos húmedos. El recuerdo de la mirada furiosa, decepcionada del joven la perseguía. Apretó los puños a sus costados.
- Ash Ketchum-
La frase salió en un tono agrio, rabioso. Recordaba muy bien la expresión abierta, absorta del joven maestro.
Y también recordaba su traición.
Su mejor amigo. Que la había dejado librada a su propia suerte cuando más lo necesitaba, que le había mostrado claramente con acciones que ya no precisaba de su amistad…
Las puertas del ascensor se abrieron mostrando los amplios ventanales de planta baja. Se obligó a incorporarse desechando esos recuerdos que no hacían otra cosa más que torturarla, y tras secarse las mejillas con determinación salió de la cabina con aquel paso majestuoso que antes era bien conocido en ella.
'No me vas a vencer Lance…' se dijo con la cabeza en alto 'Ni tú, ni Ash van a quitarme lo que por derecho me corresponde'
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Deslizó los dedos por las hebras cortas y prolijas de su cabello. Su mirada distraída vagaba a través de la ventana entreabierta. Su mente no estaba allí.
Su mente se encontraba analizando lo que Lance le había dicho. Y realmente le costaba creerle.
'Va a hacer cualquier cosa por mantener el lujoso tren de vida que su anterior amante le propiciaba…'
'Estaba ofreciéndome sus servicios'
'Incluso puede ofrecértelos a ti… Esa muchacha no tiene escrúpulos…'
Aquello distaba de la joven que él solía conocer. Cierto era que Misty tenía un carácter explosivo y difícil de llevar, pero que de ahí se convirtiera en una cualquiera…
Aquello era demasiado como para pensarlo siquiera. Además el atuendo que llevaba puesto -simple, libre de malicia- no parecía ser lo normal en una prostituta de alto rango.
Sacudió la cabeza. Ese era un tema que no le concernía. Si Misty Waterflower alquilaba su cuerpo como una mujerzuela no era algo que él le concernía.
Después de todo ellos eran desconocidos y más le valía que aquello continuara así…
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Sentada en el suelo observó la pequeña herencia que su abuela materna le había legado la cual se encontraba desplegada frente a si. El monto consistía en piezas de joyería, pequeños adornos en oro y plata; un delicado collar de perlas, un prendedor de plata, aros engarzados en oro, y un anillo dorado orlado con un diamante diminuto como único adorno.
Misty sabia que aquella pieza en especial era la más valiosa por parte de su abuela. Era el anillo de matrimonio, el mismo que su madre había legado al contraer las nupcias, y que ahora pasaba a sus manos.
Nunca entendió porque su abuela había decidido que fuera ella quien se quedara con él en lugar de alguna de sus otras hermanas. Tal vez se debía a su buen juicio, a su sentido de la responsabilidad.
Responsabilidad que ameritaba que aquel pequeño tesoro familiar ahora se encontraba frente a sus ojos como única respuesta salvadora.
- Lo siento abuela…- murmuró con pesar y guardó todo menos el anillo en una bolsa. Tomó la alianza entre sus dedos y la alzó hasta la altura de sus ojos. Apenas recordaba haber visto aquel emblema entre los dedos de su madre. Sus recuerdos eran difusos, nulos -Lo siento…- repitió y guardó el anillo en el bolsillo, tras lo cual se incorporó.
La anciana dama Waterflower siempre decía que las joyas familiares debían usarse en una ocasión especial.
`Y esta es una ocasión especial…'
Si estuviera viva, su abuela lo aprobaría. De eso estaba segura. Aunque no sabía si lo que obtendría con las joyas serviría para saldar toda la deuda del gimnasio, pero si esperaba que fuera un monto importante que le permitiera aplacar un poco la sed de poder del presidente de la liga.
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A la mañana siguiente se vistió con esmero combinando delicadamente los colores de su ropa. Deseaba causar una buena impresión, y que su presencia borrara el mal trago que había quedado tras su última visita a Lance.
Ciñó el chal de seda a sus hombros desnudos y se aplicó un ligero toque de lápiz labial. Se cuadró de hombros frente al espejo y suspiró al ver su imagen. El chal era rojo y tenía un complicado diseño de flores en negro, caía con gracia sobre sus hombros y espalda, llamaba tanto la atención que obligaría a cualquiera a darle una segunda ojeada. Combinaba con la falda negra y la blusa blanca de tirantes diminutos que se había puesto.
La cantidad de dinero que había recibido por las joyas era escasa, mucho menor a lo que ella había supuestos en primer lugar, pero esperaba que aquello sirviera para contentar por unos días al presidente Lance, mientras pensaba como obtendría el resto.
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Ash Ketchum entró como todos los días al edificio de la fundación Pokémon. Saludó a la recepcionista con un gesto mientras acomodaba su membrete del cual se leía su nombre y cargo. Luego caminó decidido hacia el ascensor cuyas puertas estaban abiertas denunciando a una solitaria pasajera que sin duda tendría la amabilidad de esperarlo para subir.
Solo a unos pocos pasos, las puertas se cerraron frente a sus narices dejándole como último panorama la visión de unos tormentosos ojos verdes y el complicado diseño de una pañoleta de color rojo.
Maldiciendo por lo bajo presionó el botón, farfullando de disgusto hacia la mujer maleducada de antes.
Llegó a su oficina tiempo después, y tras consultar por su amigo, deseoso de tener una charla matinal, se encontró con la novedad de que estaría ocupado con una amiguita -la palabra fue subrayada con ahínco por parte de Mara, su secretaría personal- por tiempo indefinido.
'Vaya suerte la de Lance' pensó el joven con humor mientras volvía a su oficina con un café en la mano. Revisó las citas del día en la agenda de su secretaria, y se preparó para pasar otra jornada larga y tediosa en el edificio de la liga Pokémon.
Al poco tiempo, sin embargo, agudos gritos comenzaron a oírse provenientes de algún lado. Gritos de histeria femenina.
Salió al pasillo seguido de su eficiente secretaria, al tiempo que la puerta contigua a la de su oficina volaba contra la pared, y un furioso ciclón rojo salía a borbotones tropezándose de frente con él.
Apenas tuvo el tiempo suficiente de tomar a la temeraria muchacha de los hombros antes de enfrentarse a sus tormentosos ojos verdes, y a algo carmesí que bajaba por el cuello femenino hasta perderse en sus manos. Tras darle una segunda ojeada se dio cuenta de que aquella era la misma dama que no lo había esperado para subir al ascensor.
- Usted…-
- ¡Tú!- el grito de reconocimiento que Misty pegó fue tal que hizo que él la soltara inmediatamente, retrocediendo varios pasos, desconcertado ante su fuerza de carácter.
Lance apareció luego de eso, su mejilla izquierda tenía una curiosa marca roja.
- ¿Usará sus encantos también con él, señorita Waterflower?- hizo un gesto de desagrado y se sobó la mejilla.
Ash abrió enormemente los ojos y volvió a mirarla de pies a cabeza. Aquella mirada altanera y sobretodo el color de sus pupilas, eran inconfundibles. Únicas, así como su cabello.
Ella lo había reconocido de antemano. Lo notó por la mueca desagradable de sus labios apretados apenas hubo soltado su única palabra.
Pero Ash no se quedó atrás, metió las manos en los bolsillos y miró hacia otro lado como si su presencia no le importara.
- Espero haber sido muy claro con usted…- Lance volvió a hablar con una sonrisa irónica -No me gusta repetir las cosas…-
Misty se acomodó el chal alrededor de sus hombros. Se sentía humillada, vejada. Miró con rabia contenida ese rostro inescrutable que parecía de piedra. Y la desesperación fue tal que sintió que se derrumbaría si continuaba allí, se dio la vuelta y enfiló al sentido contrario a donde se encontraba el ascensor. Tan derrotada y abyecta estaba que no se dio cuenta a donde se dirigía. Solo quería salir de allí con toda la dignidad posible.
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Gary Oak estaba en su oficina revisando el incontable papeleo diario. A esa hora el trabajo era tedioso y denso. Se masajeó la frente mirando el reloj de pared, en el preciso instante en que la puerta se abría estrepitosamente, y una muchacha entraba por ella completamente derrumbada.
- ¿Misty?- preguntó él con una ceja alzada al reconocerla, y saliendo de detrás de su escritorio.
Ella fue a su encuentro y se derrumbó en sus brazos hecha un mar de lágrimas.
- ¿Qué ocurre?. ¿Ha pasado algo malo?- preguntó preocupado, volviendo con la muchacha hasta tomar asiento en un sillón pequeño que había en una esquina de la habitación.
Misty meneó la cabeza con ahínco, recordando que se había propuesto no entremezclar a su amigo en sus problemas. Se tragó como pudo el llanto en su garganta, y alzó la cabeza limpiándose las mejillas, intentó sonreír.
- Lance no ha querido extender la prorroga…- explicó en un susurro.
El rostro de Gary se desarmó en un gesto enojoso -¿Quieres que hable con él?-
- ¡No!- contestó demasiado rápido, causando que una nueva lágrima escapara de sus ojos -Ya encontraré el modo de… solucionar eso-
- Pero me sorprende de Lance… ¿No habrás discutido con él, verdad?- le regañó suavemente. Misty guardó silencio por algunos minutos, tomándolo él como una respuesta afirmativa. Suspiró -Niña, tienes que controlar tu carácter. Lan es un buen hombre, si le hablas adecuadamente seguro que lo entenderá-
Misty resopló, terminando de recomponerse. No podía explicarle la verdad a Gary. Él no le creería. Nadie le creería. Lance tenía una reputación intachable, y era adorado por todo el mundo. Ella era una pobre Líder de gimnasio sin hogar, y sin dinero… ¿Quién le creería?. Era su palabra contra la de él…
- ¿Sales a almorzar conmigo?- le preguntó Gary en cambio sonriéndole mientras observaba el reloj.
Misty asintió, ya más relajada -Claro, solo dame unos minutos para retocarme-
- Tómate el tiempo que necesites, termino de acomodar este papeleo y salimos ¿de acuerdo?
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- ¿Sabes dónde ha buscado refugio, cierto?- la voz grave de Lance prorrumpió a través de sus oscuros pensamientos. Ash lo miró, esbozaba una sonrisa confiada e irónica -La oficina de Gary queda en esa dirección y ahora mismo debe estar consolándose en sus brazos…-
Ash no respondió. Se encogió de hombros como restándole importancia a lo que decía. Se dirigió al ventanal y desde allí miró hacia fuera, centrando su atención en el mundo exterior.
- Antes solían ser amigos- comentó el presidente peinando su cabello hacia atrás, en cierta curiosa manera se asemejaba mucho al pelo de Misty.
- Ya no- contestó el joven maestro secamente sin volverse.
- Si, eso he oído. Nunca pude entender el porque se distanciaron, en el pasado eran inseparables-
- Obviamente las cosas cambian. Y nunca llegas a conocer del todo a las personas, a veces las apariencias engañan- finalizó agriamente.
- Sin embargo tu madre la adora-
- Mi madre tiene la tendencia de adorar todo lo que yo odio- dijo volviéndose y mirando a su amigo con una mueca irónica.
Lance sonrió -Por lo menos te has librado de ser uno más en la larga de lista de sus amantes…-
Ash asintió con algo de vacilación, de pronto se sintió incómodo en aquel lugar. Se aclaró la garganta girándose hacia Lance -Todavía tengo que terminar unas planificaciones…-
- ¿No sales a almorzar?-
- No. Hoy no tengo apetito- metió las manos en los bolsillos de su pantalón, y se dirigió a la puerta para salir de la oficina.
- ¿Vamos por unos tragos luego?-
Ash se giró, con el picaporte en la mano -Lo siento Lan, quedé con Brock para ayudarle a organizar todo con la apertura de su nuevo gimnasio en Ciudad Plateada-
- Es cierto, lo había olvidado ¿Cuándo planea hacer la re-apertura?-
- De aquí a tres semanas-
- Genial, envíale mis saludos, y mi completo apoyo, cualquier cosa que necesite dile que no tiene más que pedirme-
- Gracias Lance, se lo transmitiré a Brock- y con esas palabras salió de la oficina.
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Las planificaciones estaban completas, el papeleo en orden. Era increíble la cantidad de trámite burocrático que se manejaba dentro de la Liga pokémon. Y pese a que a Ash le resultaba aburrido el trabajo de oficina, siempre terminaba a tiempo como el joven súper responsable en el que se había convertido a través de los años. Terminó de poner orden a su escritorio, y se quedó quieto viendo el reloj de pared. Le sobraba mucho tiempo libre, y lo que menos quería era pensar.
Sin embargo su cerebro no dejaba de trabajar tras la partida de Lance.
Antes de siquiera pensarlo, había salido de su cómoda oficina, y se dirigía por el pasillo que tanto conocía, hacia el despacho de su amigo que quedaba casi al final del mismo. Silenció con un gesto a la secretaria que se proponía a decirle algo y entró…
Encontrándose con la oficina vacía…
- Eso venía a avisarle señor Ketchum…- la secretaria se detuvo detrás de él comentándole de manera eficiente -El señor Oak se marchó a almorzar…-
- Oh- Ash se volvió soltando un suspiro de alivio, el que duró solo unos segundos -¿Solo?-
La mujer sonrió con cara de circunstancia, cuando unos pasos se oyeron detrás de ambos, seguidos de una jovial voz masculina:
- Vaya, que el gran maestro Ash Ketchum se haya dignado a descender del olimpo para visitar a los mortales es algo fuera de lo común…- Gary sonrió a la par que le golpeaba el hombro al alto muchacho moreno.
- Se me antojaba tomar un café- replicó Ash con igual gesto.
- ¿Aquí?-
- Si, porque no-
Gary rió sonoramente- Me parece una estupenda idea, le diré a Meg que nos consiga unos Latte - le hizo un gesto con la mano -¿Por qué no tomas asiento…?-
Ash volvió a entrar a la oficina de su amigo, oyendo como este le daba las instrucciones precisas a su secretaria en el pasillo. Caminó con las manos en los bolsillos hasta el centro de la habitación, observando el lugar con interés. Era un poco más pequeña que su despacho, tenía las paredes pintadas de un color acogedor, un ventanal que ocupaba toda la pared, un escritorio de vidrio, y un juego de sillones muy a tono. Corrió uno para sentarse, y algo llamó su atención; una chalina de mujer en colores vivos se encontraba en el asiento.
Levantó una esquina reconociendo la prenda de inmediato.
- Oye Ash- Gary estaba otra vez dentro cerrando la puerta -¿Tú estas a cargo de las planificaciones de los gimnasios de Kanto?-
El nombrado se volvió con el chal en las manos. Estaba serio y también algo pálido.
- ¡Oh, eso!- Gary se acercó y se lo quitó con una risita -Esta niña no olvida la cabeza porque la tiene pegada al cuerpo…- observó la expresión interrogante del joven moreno y contestó evasivo -Es… de una amiga que tú no conoces…-
Ash arqueó una ceja mientras la mandíbula se le endurecía imperceptiblemente.
- ¿Bien?- el otro muchacho caminó hasta su escritorio para guardar la prenda femenina tras un cajón -¿Estas a cargo de las planificaciones de Kanto?-
- No- contestó raudamente -Lance se encarga de eso… ¿Porqué?-
- En realidad hay un problema con el gimnasio de Ciudad Celeste y quería…-
La sola mención de la ciudad, tan conocida para él en otro tiempo, trajo una descarga eléctrica que le recorrió la espalda como un escalofrío quitándole la atención de lo que su amigo decía. Antes de siquiera pensarlo estaba rehaciendo sus pasos, acercándose hacia la puerta.
- ¿Ash?- Gary lo observó con una mueca curiosa deteniéndose en la mitad de su oración.
- Recordé que me quedaron cosas por hacer- dijo sin volverse. La voz carente de emoción.
- Pero ¿El café?-
- Tal vez en otra ocasión- abrió la puerta -Cuando esté menos ocupado-
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-¿Hola?-
- ¿Si?- la pelirroja frunció el ceño ante la voz extraña que oía del otro lado del teléfono. Se acomodó en el suelo alzando las rodillas.
- ¿Misty eres tú?-
- Si, soy yo…-
- ¡Genial!. Oye Mist, soy Brock, encontré este número en una vieja agenda, y llamo para cerciorarme que todavía sigue siendo tuyo…-
La muchacha sonrió con algo de melancolía -Sigo usando este número, descuida Brock. Pero dime ¿Cómo has estado?. Hacía tiempo que no sabía de ti-
- Aquí enloquecido con la re-apertura del gimnasio ¿supongo que algo habrás oído al respecto?-
- Oh si, felicidades- Misty bajó la cabeza con tristeza.
- ¿Qué hay de ti? Oí que el tuyo aún no está funcionando… ¿Sigues remodelándolo?-
Misty rió sin mucho humor -Si, son remodelaciones eternas-
- Imagino que cuando reabra sus puertas, será el gimnasio más avanzado en tecnología pokémon… Los entrenadores se matarán por enfrentarte-
Los ojos de la muchacha se humedecieron y se mordió el labio.
- Oye- la voz de Brock volvió a oírse -Ya que al parecer tienes mucho tiempo libre ¿Por qué no me ayudas a organizar la fiesta de apertura de mi gimnasio?-
- No creo que sea una buena idea…-
- Oh vamos, no vas a negarte…Hace tiempo que no nos vemos, no vas a privarle un pequeño favor a un viejo amigo ¿cierto?-
Ella soltó un suspiro -Siempre supiste como convencerme-
- Tomé clases del mejor, Ash era un maestro en el arte de la persuasión… Todavía lo recuerdo…-
Misty se puso seria, volvió a morderse el labio, pero por una razón completamente diferente. Una arruga se marcó en su entrecejo. Se quedó en silencio.
- Mist…- la voz del joven sonó melancólica - ¿Aún siguen sin hablarse, verdad?-
- Es complicado de explicar y entender, Brock. Y es mejor así, créeme-
- Bien, por el momento no preguntaré nada. Dejaré que las cosas, solas, vuelvan a su curso. ¿Entonces te vienes a Ciudad Plateada para ayudarme a planear la fiesta?-
Una pequeña sonrisa se hizo presente en los labios de la chica. Se dijo que quizás, no fuera tan malo volver a involucrarse en algo para lo cual estaba fuera de forma. Y de ese modo podría refrescar sus ideas, y despejarse un poco. De pronto, la perspectiva de alejarse por un momento de Lance y sus incontables acosos, le pareció muy atractiva. Casi como un salvavidas…
- Iré Brock. En honor a los viejos tiempos y a nuestra amistad…-
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Nota:
Bueno este fic lo tenía escrito haceee muuucho tiempo (2009) creo, si mi memoria no me falla. Hace poco encontré los apuntes que tenia en un viejo anotador y luego de re-leerlo decidí re-escribirlo y darle un orden (antes estaba completamente desordenado), y ofrecérselo como regalo de cumples a mi amiga y beta reader Rie Uzumaki Haruno a quien le gustan las ideas retorcidas tanto como a mí! Feliz cumple atrasadísimo amiga! TKM!.
Bueno tengo escrito como 3 capítulos hasta el final (a mano) esta parte que leyeron ahora fue lo que agregué para darle sentido a la historia (Créanme cuando les digo que antes era un completo desastre u.u).
En fin, espero les guste, puede ser que la actitud de Misty a lo largo del fic sea un poco OOC, pero si entendieron mas o menos lo que le ocurre, comprenderán su modo de actuar.
Bueno espero les haya entretenido un poco! Cuidense!
Sumi Chan ^^
