Y de nuevo aquí estoy. Debí dejar que pasaran varias semanas para no empezar de nuevo, pero me la pensé dos veces y al final he decidido empezar con la segunda parte que ya estaba escribiendo cuando estaba publicando capítulos en Tiempo para amarse.

La historia la llevo ya avanzada es una de las razones por la que empecé a publicar XD Pero eso si, no creo subir capítulos todos los días y menos hacerlos de dos como la anterior historia ¿porque? en primera aún ni llevo la mitad de esta cuando la otra ya estaba por terminarla y en segundo lugar es porque esta historia no será tan larga como la primera. Le calculo unos treinta capítulos más o menos.

Y pues ya saben esta es la continuación de Tiempo para amarse. Si no han leído la anterior parte y no quieren leerla, será bajo su propio riesgo al no entenderle a la historia XD que de por si esta enredosa.

Que por cierto voy a empezar a actualizar la anterior, corregiré la ortografía, narración entre más cosas que se me pasaron. Por cierto estoy intentando erradicar las faltas de ortografía: acentos, palabras con más significados etc.

Tienen suerte de que la historia tenga un poco mas de material para desarrollarse XD o si no nunca hubiera hecho la continuación y nuestros protagonistas hubieran quedado separados. En fin. ¡A leer!


DESTINADOS PARA AMARSE

Capitulo 1:El cambio

OoO

España. Un país donde sus comidas y costumbres eran contagiosas así como su manera de expresarse. Simplemente un país con grandes centros turísticos y muchas cosas impresionantes por ver cada día.

Cuando se fue a vivir para allá, que era uno de sus tantos destinos se decidió por las menos complicaciones que tenía. Claro estaba que aunque Madrid no fuera una ciudad tan desconocida para ella la paso por alto por el simple hecho de que en esa ciudad estuvo dos años internada. No era la ciudad, simplemente era que quería cortar lazos por completo con su madre ¿o debería decir "madre"?

El cambio fue dramático pero tenía su cabeza en alto. Aunque paso noches en vela unos cuantos días en Madrid, en un motel, logró contactarse con su única pariente mas cercana a amiga cuando estuvo en el internado y fue a dar a Sevilla.

Fue cuando todo se comenzó a acomodar. Estaba en Sevilla, tenía lugar y techo y estaba acompañada.

Helena no negó en recibirla ningún minuto. Cuando estaba dando con la lista de los nombres de sus escasos amigos, por fin la encontró y cuando la escuchó al otro lado de la línea ella la saludó con su acento español completamente emocionada.

Helena era hija única hasta que sus padres murieron en un accidente grave. Fue entonces que paso a ser huérfana, sin familia, ni hermanos, ni parientes. He ahí la razón por la que llegó al internado y al cumplir sus dieciocho años fue libre.

El internado más que "ayudarte en tus problemas" inyectándote droga, en sus desocupaciones tomaba madera de colegio o mas bien lo era, el problema era que las clases no eran normales y las personas dentro tampoco lo eran. Así de simple.

Esa chica fue la primera en hablarle y llenar sus tiempos libres conversando alegremente con ella, pero Sakura no era capaz de prestarle atención. Era otra época, una época en la que ella no estaba bien y que cuando obtuvo su libertad pensó que sus problemas habían acabado.

No puede decir que fue lo buena onda con ella ni que cada que se acercaba a ella hablaban, ni cuando le traía algo le daba las gracias.

Tal ves ese fue el aspecto por el que Helena se sorprendió cuando Sakura le dio un agradecimiento y conversó con ella hasta las tantas de la madrugada. Lo cierto es que Helena se esperaba al mismo ogro que conoció en el internado, grande fue su sorpresa al recibir todo lo contrario.

Que se podía decir. La chica era muy buena con ella, incluso sabia darle el espacio suficiente que necesitaba. Para pensar bien pero sin dejar que volviera a caer en la depresión.

En los días en que de plano era imposible sacar a Sakura por su mirada perdida y aspecto depresivo, Helena siempre iba y compraba un envase de helado de oreo y juntas se ponían a ver un maratón de películas a oscuras.

Hasta que eso con el paso de los meses se convirtió en un hobby en común, dando así que juntas compraran una hielera donde había puros envases de helado grandes en su departamento.

Su departamento, ahora ya de las dos, era simple de parte de Sakura y decorativo de la parte de Helena. En los primeros meses tuvieron disgustos en común, pero Sakura en la mayoría de las veces daba su brazo a torcer por el simple hecho de que en primera el departamento ni era suyo.

Claro, se dividían los gastos y todo, pero si no hubiera sido por ella y su buen apoyo las primeras semanas, sería ahora una vagabunda merodeando por las calles de Madrid sin una gota de agua mas que la que caía del cielo.

En fin. Cada semana Helena era la protagonista de un nuevo lugar que ver. Por ejemplo el día en que estaba soleado y ella comenzó hacer planes para la Catedral de Sevilla, donde a pesar de las insistencias de Sakura por descansar un rato ella la paso por largo, diciéndole que tenia que conocer la catedral de su nuevo hogar.

O cuando fueron a la Plaza de España donde Sakura termino perdiéndose dándole un susto a Helena que la regaño como si el fin del mundo se tratase. El lugar que más la sorprendió fue la Metropol Parasol con una vista panorámica de la cual no pudo alejarse ni un minuto. Lastima que al final tuvo que hacerlo debido a que Helena le tenia pánico a las alturas.

Y es cuando, si no estaba en el departamento, ni en uno de sus restaurantes nuevos favoritos, ni el trabajo de medio tiempo, ni tampoco en la universidad, estaba nada más y nada menos que en el puente de Triana escribiendo sus canciones jamás cantadas o tomando un café o simplemente mirando mas haya de esas aguas.

Quedaría corta si dijera que el cambio repentino fue difícil. Lo cierto es que casi no le costo nada en acostumbrarse, cuando estas empeñado en empezar de nuevo todo es mas sencillo y mas fantástico. Es por eso que a los dos meses ya estaba de un lado para otro, conociendo a gente nueva y siguiendo con su vida, retomándola y dejando atrás todo lo que la retenía.

Los ojos llorosos, las desveladas mirando a la nada, los ayunos, la depresión, los pensamientos, la falta de conocimiento, el miedo, el odio, el rencor, la tristeza y la necesidad de regresar al pasado se difuminaron. Se fueron y ya no regresaron.

Conoció a nuevas personas, ya no cerraba en solo un círculo, todo lo contrario, con quien tuviera la oportunidad de entablar una charla lo hacia y lo dejaba marchar. Hasta que llegó el día en que se convirtió en una de las personas mas conocidas en su campus. Ojo, no se convirtió en la popular, solamente se convirtió en esa chica con confianza en si misma que la mayoría admiraba.

Aquella chica que no tenia ataduras, que era comprometida pero no tanto como para echarse la soga al cuello, aquella chica que dejaba que las personas por si mismas le contaran sus momentos difíciles y sus secretos, aquella chica que siempre portaba una sonrisa en su rostro y en los días malos levantaba una falsa, aunque comparando los verdaderos días malos con los suyos no había ninguno por el hecho que había dejado ser tan curiosa.

Y el pasado cuando uno es capaz de aceptarlo tal y como es se convierte en una lección, en un recuerdo lejano que con nuevos recuerdos cada día se va difuminando hasta que desaparece, claro, solo cuando ese pasado no te marca y te deja lecciones en adelante. Simplemente dejas de ver a los cambios como tu peor enemigo y aprendes a convertirlos en tus aliados. Aprendes a aceptarlos.

Estaba ella ahora ahí. Sakura Haruno con una vida nueva, con amigos nuevos, en otro comienzo, en otro cambio.

-Petter no me ha dejado de llamar toda la semana- la chica con cabellos castaños ondulados y ojos grises se dejo caer en su cama- ya no se como decirle que me deje en paz. En serio, ese chico tiene los suficientes huevos para seguir hablándome a pesar de lo que hizo.

-te dije desde un principio que era un idiota- Sakura recogió sus cosas guardándolas en su closet- aún no se que le viste.

-lo cabrón- la miro con pucheros.

-oh si, olvidaba que eras amante de los chicos cabrones- rodó los ojos- créeme eso es una enfermedad- salió a la sala.

Helena se puso de pie y comenzó a seguirla con pasos firmes. Era una chica de complexión delgada adicta al jazz contemporáneo y de unos ojos grandes.

-simplemente si no me hubiera corrompido todo esto no estaría pasando- fue a la cocina a servirse helado.

-¿te refieres a la fiesta de navidad?- la miro incrédula- oh vamos Helen, no me dirás que en medio de los villancicos de la familia Fuentes el te sedujo- rodó los ojos encendiendo la tele.

-no exactamente- la señaló con su cuchara- pero ese no es el problema- la imito sentándose en el sofá- aquí es que ese tipo ahora cree que le voy a perdonar sus mierdas.

-¿has hablado con el?

-ayer en la noche- suspiro sobándose el cuello- mejor cambiare de teléfono- soltó de la nada- conclusión de problema.

-típico de ti- le robo de su helado- seguramente ya eres amiga del tipo de la línea telefónica.

-que graciosa- la fulmino con la mirada. Justamente entonces en la tele aparecía un plan de viajes, donde las imágenes de lugares desconocidos eran demasiado llamativos- Ahora que lo recuerdo, en estas vacaciones de verano quiero viajar.

-no- negó rotundamente.

-¿estas de coña?- la miro confundida- ¡Ah no Sakurita! En las anteriores vacaciones nos la pasamos en puras marchas.

-si consideráramos el hecho de viajar, dime- la miro atentamente- ¿tienes dinero suficiente? cuál es tu destino en particular en primera.

-no lo sé- rodó lo ojos- tampoco te pido que vayamos a Dubái o a China.

-pensé que este verano te la pasarías en servicio comunitario- se puso de pie recogiendo el traste de nieve sucio.

-solamente suelo ayudar en los fines de semana o en vacaciones cortas. Además David se encarga ya casi de todo, que a veces comienzo a dudar que dure mucho el servicio.

David: un chico posesivo y presumido, amante de la limpieza que desde un principio a Sakura no le cayo nada bien. Por suerte solo convive la mayor parte del tiempo con Helena.

-podríamos hablar con Susan para que nos de boletos al Parque Isla Mágica. Siempre quisiste ir.

-No me voy a pasar dos meses en Parque Isla Mágica- negó asustada- si vas a ofrecer algo, ofrece algo que dure por lo menos una semana joder.

-sabes que no es algo que prohíba- suspiro rendida Sakura- pero si tomamos nuestros ahorros cuando regresemos comenzaremos a atrasarnos de nuevo en gastos y sabemos que no es algo bonito.

-vale- suspiro rendida también- pero esta ves asegúrate de no estar todo el dia en Frazy´s- anuncio tomando su abrigo- el trabajo en exceso no es bueno Saku, lo sabes.

-cuídate de esas caídas en el jazz- la miro salir por la puerta ignorando su comentario.

-llegare un poco tarde. Puedes dormirte temprano.

Helena le devolvió la sonrisa y salió por la puerta dejándola sola. Sakura trabajaba en una tienda de pasteles donde vendían todo tipo de postres y también cafés. Comenzó a trabajar el año pasado cuando decidió dejar su trabajo de mesera en un restaurante y ser la que atendía en la caja. La paga era buena y en teoría el establecimiento era famoso por la zona.

Todos los días trabajaba sin cesar para lograr una paga extra y poder llevarlo a sus ahorros. En cambio Helena usaba su habilidad para ser representada en escenografías y en algunos teatros donde la paga era buena. No ganaban una riqueza pero no se quejaban, estaban bien, no iban retrasadas en gastos y tenían todas las comodidades que necesitaban.

Últimamente su carrera iba en buen estado para sus veinte años que no se quejaba de nada mas que del clima en verano. Su estación del año menos preferido era el verano ya que hacia mucho calor, en cambio la favorita era el otoño, cuando las hojas de los arboles caían y volaban con el viento.

No tardo en que su celular sonara y se encontrara con uno de sus contactos.

-Hola Sakura, soy Petter- la voz varonil y de porte se escucho al otro lado de la línea.

No sabia que era mas grande. Si su ego por creerse el mejor en todo o su desfachatez de aparentar que nada estuviera pasando.

-se lo que vas a decir Petter y antes que nada quiero decirte que Helena no piensa regresar contigo- bufó.

-ella no me quiso escuchar a noche, pero debes saber que hay una explicación para todo…

-no me importa- le corto- Yo desde un principio supe que no eras la persona ideal para ella, pero enserio Petter, Helena puede ser indecisa pero no perdona gilipolleces y lo sabes.

-me equivoque lo admito, pero ella en verdad me importa-rogo

En cambio Sakura rodó los ojos. Siempre era lo mismo. Cuando uno de los novios de Helena cometía pendejada y media ella los olvidaba y se comunicaba con ellos, pero solo para acabar el asunto. Era buena elección.

La cuestión después era que ya que no lograban persuadirla, le marcaban a Sakura intentando que ella pudiera "abrirle" los ojos y hacer que los perdone para otro acoston y de nuevo botarla como engreídos machorros.

Porque eso si, para ellos era un golpe bajo que una mujer terminara la relación y los dejara como pendejos. Que tontería.

-no empecemos Petter…- fue acomodando lo que le faltaba para poder salir de su casa y comenzar su día- escucha- Ahora era cuando ella repetía el sermón de siempre- Helena no es cualquier persona y te daré un consejo: si en verdad la quisieras como juras y perjuras no te hubieras agasajado enfrente de sus narices con una puta de cantina y para serte sincera, Helena no busca algo serio, pero tampoco busca que le pasen la gonorrea. ¡Nos vemos!

-espera…

Corto la línea antes de que pudiera decir algo y se miro por ultima ves en el espejo para confirmar que estuviera todo en su lugar. Perfecto. Hoy era su día.

Con una se sus sonrisas salió del departamento y comenzó a caminar entre las personas hacia su primer destino: la Universidad.

Cuando paso unos cuantos minutos en llegar y unas horas en atender los pendientes que le faltaban se encontró con varios conocidos y los saludo cortésmente mientras que con algunos si se entretuvo un poco más de tiempo.

Tenia un amigo en la facultad de medicina que poseía un gran humor y se llamaba Daniel . Era alto con un atuendo formal y una imagen limpia, nada comparado con otro amigo suyo de otra facultad que tenia rastras y solía venir con prendas desgarradas a la escuela.

Daniel se ofreció a acompañarla de vuelta a casa y en todo el camino no dejaron de platicar cosas tribales.

-¡lo sabia!- le dijo el- paso cuando el año pasado te caíste en la practica medicinal- se carcajeo.

-¡oye!- le siguió con su risa- enserio que no fue mi intención ¡el lucia un increíble gorro de Bambi en la cabeza! Como querías que no lo hiciera.

-no la suficiente razón para que te cayeras- la contradijo.

-que va. Yo también puedo decir infinidades cosas de ti y no las podría contar con una sola mano.

-mencióname tres- la miro juguetón.

-13 de Febrero, cuando nos escapamos a la playa y una ola te revolcó llevándose tus bermudas. 27 de Octubre, cuando fuimos a la acampada y un camión de verduleros te chifló pensando que eras gay al imitar a Betty Barajas y 11 de Junio cuando fue la despedida de Mateo y quemaste su bolsa de bombones favorita en la fogata arruinando la reunión- termino con una mirada triunfal.

-ok. Lo admito. He tenido tropiezos vergonzosos y destrozos pero por lo menos hago reír a todo el mundo con mis estupideces.

-soy tu fanática numero uno- bromeo sacando las llaves para abrir la puerta de su departamento.

-Cambiando de tema- miro su reloj- ¿qué vas hacer este verano?

-Helena quería ir de viaje pero aun no la estamos pensando ¿qué harás tu?- lo invito a pasar y el gustoso entro a la vivienda poniéndose cómodo

-iré a visitar a mi padre a Argentina- gesticulo con las manos, una cosa que le gustaba a Sakura- dice que me guiara por el buen camino con una argentina- bromeo riéndose.

-no estaría mal sabes- le dio un golpe amistoso- ¿algo que me recomiendes hacer?

-te diría que regresando de mi exhausto viaje podríamos ir los tres a Barcelona ¿qué te parece?

-¿cuánto piensas tardarte?

-unas cuantas semanas, de igual manera yo te avisaría y nos pondríamos de acuerdo con calma ¿qué dices?-le picoteo la pansa amistoso y sin perder la mirada atractiva que poseía.

-primero que nada deja de picotearme que no soy queso- le miro divertida tomando sus manos- y en segunda me encantaría- le saco la lengua.

Daniel era un chico de su misma edad que era mas que parecido a ella. Poseía un cabello oscuro y una piel bronceada clara que enmarcaban sus ojos azules como las profundas aguas del océano según Helena.

Tenia un carácter pacífico, alegre, espontáneo, divertido y positivo que cautivaba a cualquier chica. Tenia una madurez fina y segura que era lo que le irradiaba confianza. Sin contar el cuerpo atlético que enmarcaba mucho más con esa camisa larga blanca de vestir y ese chaleco a medio abrochar.

-bien, prepárate y no olvides esta ves por el amor de dios tus sujetadores- le guiño un ojo yéndose.

-¡Olvida ya eso!- no pudo evitar que su cara se tornara de un ligero rojo de vergüenza- ¡te voy a matar Dan!- le juro mientras escuchaba sus carcajadas claras en el pasillo.

Es una historia larga que prefirió omitir, fue una de las tantas veces que se ridiculizo ante el y no pudo hacer nada para evitarlo. Lo bueno es que el era un caballero y no comento nada del asunto.

Con una sonrisa ridícula fue a su habitación y tomo su laptop de la cama, lo malo de quedarse sola es que siempre estaba pensando y a veces no era bueno.

Solo le traería estrés, como por ejemplo estaba pensando en reponer los días de trabajo para pasar el verano con su amiga y posiblemente con Dan en Barcelona.

No era que Helena fuera su máxima mejor amiga, pero en ese lugar lo era o mas bien era lo mas cercano a ella.

Era en la persona que se apoyaba para salir adelante. No es que no quisiera volver a tener una pero se le hacia extraño, además que aprendió a valerse por si misma esos tres años.

La historia de cómo conoció a Daniel es algo normal, se conocieron en clases al iniciar el curso pero comenzaron hablar cuando otra ves Helena volvió a presentarle a nuevas amistades en un partido de fútbol.

Cuando cumplió un año viviendo en Sevilla, perdió el contacto con Itachi. Exacto. Se solían comunicar los domingos por la noche sin falta y compartían diferentes temas de conversación.

Cuando se cumplieron los cuatro meses el contacto fue siendo pospuesto dos veces al mes y ya hasta los últimos meses ya solo era de ves en cuando hasta que llego el año y se dio por muerto el asunto.

Y lo entendía. Itachi había sido como un Sasori, pero un poco mas delicado. Mentiría si dijera que el no le ayudo a salir adelante, lo hizo y era de esperarse pues Helena no sabia del asunto y tal ves fue lo mejor, pues sabia de sobra que si ella lo hubiera sabido no hubiera insistido tanto en salir y ser como una persona normal.

La verdad era algo que no le dolía demasiado, todo lo contrario. No era que ella después de a ver cumplido el año estuviera esperando contacto de el, no. Ella se olvido por completo hasta ese momento en que recordaba el tiempo que llevaba en España.

Y es que a veces lo extrañaba, extrañaba su forma adorable y amigable de hablar sin que una persona se sintiera incomoda o solo con su sonrisa y risa te transmitía seguridad. Fue su salvavidas cuando comenzó a superar todo.

Tomo su celular que en la pantalla reposaba su agenda de llamadas. Usualmente hizo dos carpetas. Cuando volvió a comenzar supo que debía eliminar todos los contactos y empezar con los nuevos, pero después de no tener la fuerza de voluntad suficiente termino haciendo una carpeta nueva.

Fue navegando entre todos los contactos viejos y se pregunto como estarían allá. Lo cierto es que ya no dolía ni un poco, solamente precia una pesadilla hecha realidad, pero ya no había resentimientos.

Ok. Admitía que cada año, tenia un momento para recordar y reírse de los viejos momentos, solo una ves al año que era cuando su cerebro solamente dejara de girar entorno al trabajo, exámenes y tareas y se quedara sola con la ventana abierta y con Skillet en muy bajo volumen. Solo entonces, cuando esos requisitos se juntaban viajaba a su pasado.

Además no tenia nada de malo, recordar no era ningún pecado para el ser humano.

Recordó a Naruto y se pregunto si seguiría obsesionado con el ramen instantáneo y con sus raras costumbres de decir Datebayo a todo, también pensó en Shikamaru y la imagen del problemático y flojo hombre se le vino a la mente mientras se mantenía ajeno a todo como Neji ¿seguiría trayendo su pelo largo o ya se lo abra cortado? ¿Gaara seguirá trayendo esas manías de pervertido y risueño en el ambiente o abría madurado? Y Sai ¿mantendría aun esas sonrisas falsas? Y como olvidar a esas chicas.

¿Temari seguirá viéndole el trasero a cada uno de los chicos que pasa en sus narices? ¿Ino seguirá obsesionada por las compras, sus uñas y esos juegos sin sentido? O que dicen de Tenten ¿seguirá siendo deportista? O ya sabia, Matsuri quizás fuera la misma madre maternal de todas y en cambio Hinata… Hinata… ¿seguirá con la cumpla clavada?

Debería dejar de pensar en esa cosas a esas alturas del partido. Prefería mil veces irse a Dubái o a china que quedarse ahí para volver a lo mismo de cada año.

Miro seria a la calle concurrida y su mirada se poso en el puente Triana y detrás de el, el atardecer comenzaba a florecer y pensar que pasaron tres años.

Su celular comenzó a sonar, pero sin mirar si quiera y suspirando cerro la ventana y contesto. Seguramente seria Helena avisándole algún improvisto. La sabia porque siempre pasaba lo mismo. Y si, al ver sus rodilleras en la mesa suspiro rendida.

-Sí, lo volviste a olvidar ¿cuántas veces te he dicho lo mismo? Revisa antes de irte joder- tomo las rodilleras- esta ves fueron las rodilleras ¿ya vas a pasar por ellas o otra ves voy a tener que irte a llevarlas?

-lo siento Saku- dijo despacio- pero no te preocupes, esta ves no las necesitare, solo quería asegurarme que estuvieran en casa y no se me hayan extraviado.

-vale ¿si llegaras tarde a casa?

-Sí- suspiro- será luego que cenemos juntas ¿va?- El timbre razono en la estancia. Miro el reloj y se volvió de nuevo a estresar.

Seguramente seria su amigo el plomero ya que la llave del fregador murió ayer por la noche causando una laguna en su casa.

-con cuidado- fue lo ultimo que dijo antes de colgar y dirigirse a la puerta. El timbre volvió a sonar y ella fue abrir.

En el año llevaban dos veces cambiando de llave debido a que ninguno parecía agradarle a "Lagunas" como le había nombrado Helena. Lo sabia, era ridículo pero ella ya le tomo el apodo y cariño a esa llave.

Cuando abrió la puerta, levanto la mirada encontrándose con un globo de un oso atado a una caja forrada. Era lo único. Nadie estaba al otro lado de la puerta. Miro a los pasillos donde caminando se encontraba una figura alejándose.

-¡oye!- llamo Sakura caminando detrás de el, pero la figura fue mas rápida perdiéndose entre los pasillos y el elevador.

Sakura regreso extrañada a la habitación y tomo la nota que descansaba arriba de ella y la leyó:

¿Me extrañaste?

Miro la nota con mas detenimiento y cuando volvió a levantar la mirada para llevarse el extraño paquete se encontró cara a cara con unos ojos arenosos donde su portador estaba apoyado en la puerta de enfrente mirándola con anhelo.

Y no lo podría creer.

Dejo el paquete de nuevo en el suelo y miro sorprendida a la figura enfrente de ella. Pronto los ojos se le llenaron de emoción y sin dudarlo se lanzo a sus brazos. Nunca creyó volver a verlo. Y la inexplicable sensación de emoción adornaron sus ojos sin poder creerlo aún.


¿Que tal? Intente que la ortografía no fuera tan frecuente y tal ves se me paso una por ahi, pero supongo que es mejor una que veinte.

¿Cuando volveré a publicar? seguramente mañana y si no pasado XD lo sé es un periodo de tiempo un poco largo pero tengo mas cosas por hacer, porque los amo tanto publique el primer capítulo XD

¡Nos vemos!