Antes de empezar con My friend's sacrifice, me gustaría advertiros unas cuantas cosas...

Primero: este fanfic está dedicado a Lilith Hastelin (espero que lo lea y que me deje algún review con su opinión) nOn. Segundo: a mí personalmente no me gusta la pareja que hacen Gaara e Ino (¡eso tiene que quedar bien claro!) xD. Tercero: esta historia sucede cuatro años después de que Sasuke abandone Konoha para irse con Orochimaru y debo aclarar que hay varias cosas en las cuales no he sido fiel a lo que sucede en el manga (por ejemplo: Deidara y Sasori son derrotados por Gaara y sus hermanos cuando intentan hacerse con el Shukaku, Yamato y Sai nunca han aparecido,...). Cuarto: todo el fanfic (exceptuando la parte en cursiva de este primer capítulo y la parte en cursiva que habrá en el último capítulo) está narrado bajo el punto de vista de Ino. Quinto: en este fanfic morirán dos de los personajes principales de Naruto (quedáis avisados xP).

Creo que eso es todo... Solamente me queda por decir que, pese a que en este capítulo no va a haber GaaIno (es el primer capítulo de la historia: todo tiene que llegar en su momento...), espero que le deis una oportunidad al fanfic y que me dejéis algún review con vuestras opiniones.

Disclaimer: Los personajes de este fanfic no me pertenecen, pues son originales del gran Masashi Kishimoto.

Envy

La Villa Oculta de la Arena se iba recuperando poco a poco del ataque que había sufrido hacía aproximadamente tres semanas por parte de Akatsuki. Todavía los habitantes de la villa en cuestión recordaban el apasionante combate en el que el Kazekage y varios Jounins entre los cuales se encontraban sus dos hermanos se habían enfrentado contra dos de los miembros de aquella poderosa organización. La batalla había sido dura y algunos ninjas de la arena habían perecido en ella; pero, al final, Deidara y Sasori, que eran los nombres de los dos individuos que habían atacado a la Villa Oculta de la Arena con la intención de llevarse a Gaara con ellos para así poder hacerse con el Shukaku, habían terminado perdiendo sus respectivas vidas gracias a los poderosos ataques de Kankurou, Temari y el Kazekage y al empeño que este último había puesto en proteger ante todo a su villa natal. Por desgracia, aquel enfrentamiento les había costado muy caro a los de la arena; puesto que, además de perder a algunos de los Jounins que tan valientemente habían luchado contra Deidara y Sasori, la villa había quedado destrozada y habían tenido que invertir mucho tiempo y dinero en reconstruir aceras, monumentos y edificios. Por suerte, parecía que la Villa Oculta de la Arena iba recobrando de nuevo la normalidad en sus calles. Eso sí, los de la arena sabían que no podían bajar la guardia en ningún instante; ya que en cualquier momento podían volver a recibir otra visita de algún miembro de Akatsuki.

A quien más había afectado toda aquella historia sin duda alguna había sido a Sabaku no Gaara, quien apenas había tenido tiempo suficiente como para recuperarse del enfrentamiento contra Deidara y Sasori; pues el chico enseguida había tenido que ocuparse de sus labores como Kazekage. Gaara era consciente de que su vida y las del resto de los habitantes de la Villa Oculta de la Arena corrían peligro mientras aquella organización llamada Akatsuki continuase dispuesta a apoderarse del monstruo que él llevaba en su interior. Aunque, según la información que habían recibido de Jiraiya (el cual se había dedicado durante muchos años a investigar a los miembros de Akatsuki), era posible que la organización en cuestión no volviese a atacar en mucho tiempo a los de la arena después del estrepitoso fracaso de Deidara y Sasori (según las palabras del mismísimo Jiraiya, a Akatsuki no le convenía perder a más miembros), el Kazekage no iba a escatimar en seguridad: no quería que otro ataque como el que habían sufrido tres semanas atrás volviera a pillarles desprevenidos.

"¿Me buscabas, Gaara?" Temari acababa de entrar en el interior del despacho del menor de sus hermanos.

"Sí, Temari. Quiero que contrates a un grupo de ninjas que estén capacitados para ejercer la función de guardaespaldas." contestó Gaara, quien se hallaba de pie detrás de su escritorio.

"¿Guardaespaldas? ¿Puedo saber para qué los necesitas?" daba la impresión de que a la rubia le había sorprendido aquella respuesta.

"Para que velen por mi seguridad día y noche." explicó el Kazekage.

"¡Pero ése es un trabajo del que ya nos ocupamos Kankurou y yo, Gaara! ¡Nosotros te acompañamos prácticamente a todas partes y veo innecesario contratar a...!"

"Acabo de enviar hace un rato a Kankurou y a otros Jounins a una misión que les va a obligar a estar varios días fuera de la villa, así que a él no lo cuentes." Gaara había interrumpido a su hermana con muchísima calma "Además, yo no lo considero algo innecesario, Temari. Me siento inseguro después de lo sucedido hace tres semanas y no puedo estar pendiente de protegerme a mí mismo y a la vez tener que ocuparme de los asuntos de la villa, con lo cual creo que es mejor contar con alguien que se encargue de, como ya he dicho antes, velar por mi seguridad."

"Sigo pensando que no hay por qué contratar a nadie: recuerda que Jiraiya, uno de los tres grandes Sannins, consideró que era improbable que Akatsuki volviera a..."

"Tú misma lo has dicho: Jiraiya consideró que era "improbable" que Akatsuki volviera a atacarnos pronto después de haber perdido a dos de los miembros de la organización. "Improbable" no es sinónimo de "imposible"... y yo prefiero estar preparado para cualquier tipo de sorpresa desagradable que nos puedan dar." una vez más, el Kazekage había interrumpido a Temari con sus palabras.

"Bien." aparentemente, la kunoichi se había tranquilizado "Supongamos que te hago caso y que me pongo a buscar a un grupo de ninjas para que hagan de guardaespaldas... ¿Me puedes explicar de dónde los saco si tenemos a casi todos los Chuunins y Jounins de la villa realizando misiones importantes o reconstruyendo las calles?"

"Es en estos casos cuando se agradece el contar con una villa aliada tan necesaria para nosotros como lo es Konoha." se limitó a responder Gaara.

Al escuchar la palabra "Konoha", en la mente de Temari apareció el rostro de Shikamaru. Fue entonces cuando la expresión de su cara cambió por completo.

"¿Estás sugiriendo que vaya a pedirle a Tsunade que me preste a algunos ninjas de Konoha para que desempeñen la función de guardaespaldas?"

"Eso mismo. ¿Tienes ya alguna idea de quiénes serán los ninjas a los que escogerás para que nos ayuden?" el Kazekage se había dado cuenta de que la cara de su hermana se había iluminado en cuanto él había pronunciado la palabra "Konoha".

"Creo que sí..." respondió la chica, dibujando en su rostro una pícara sonrisa.

"Perfecto. Puedes partir hacia Konoha ahora mismo. Cuanto antes los tengamos aquí, mejor."

No hizo falta que el pelirrojo repitiera aquellas palabras: antes de que el joven se hubiese dado cuenta de ello, Temari ya había desaparecido detrás de la puerta del despacho.

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Un elegante y distinguido vestido de novia cubría por completo el esbelto cuerpo de Sakura cuando ésta salió del cuarto de baño y se colocó delante de mí. Yo me hallaba sentada en la cama de su dormitorio, con aspecto despreocupado. Poco a poco, fui alzando la mirada hasta encontrarme con el radiante rostro de mi amiga. Aquel traje le sentaba tan espléndidamente bien como el resto de vestidos de novia que se había probado a lo largo de aquella última semana. Yo encontraba un tanto precipitado el empezar ya con los preparativos cuando aún faltaban dos meses para la boda, pero veía tan emocionada a Sakura que había preferido seguirle la corriente. Además, la chica había sido muy amable al escogerme al instante como una de sus dos damas de honor (la otra dama de honor todavía estaba por decidir). Aunque tampoco sé por qué me sorprendió tanto aquella decisión: después de todo, Sakura siempre me había considerado su mejor amiga por muy rivales que fuéramos.

"¿Qué te parece, Ino? ¿Cómo me queda?" la pelirrosa se había colocado delante del espejo que había colgado en la pared de su dormitorio y había empezado a posar como si de una cámara de fotos se hubiese tratado.

Sonreí. Ver a mi mejor amiga tan feliz después de lo mal que lo había estado pasando en los últimos cuatro años me alegraba muchísimo. Sin duda alguna, se merecía aquella felicidad tras tanta agonía. Todo había sucedido tan deprisa que la mayoría de las personas de la villa no habían tenido tiempo suficiente todavía como para asimilarlo. Aún se me venía a la mente de vez en cuando el recuerdo de un Sasuke mucho más atractivo de lo que yo creía recordar atravesando las puertas de Konoha cuatro años después de haberse marchado con Orochimaru para obtener su poder. Durante aquellos cuatro años en los que el Uchiha había permanecido fuera de la villa, Sakura, Naruto y Kakashi habían estado buscándolo por todas partes sin éxito. Cada vez que entre mis pensamientos aparecía la cara de mi amiga totalmente cubierta de lágrimas por culpa de lo mucho que echaba de menos a Sasuke, sentía que parecía imposible que aquella chica hundida y desesperada fuera la kunoichi alegre y vivaz que tenía delante en aquellos momentos. Era increíble lo mucho que había cambiado su semblante desde hacía apenas un par de semanas, que era cuando Sasuke había regresado a Konoha. Cuatro largos años de sufrimiento habían parecido merecer la pena, ya que lo primero que había hecho el Uchiha después de declarar ante el tribunal de justicia de nuestra villa que había destruido con sus propias manos la Villa Oculta del Sonido al completo (con Orochimaru incluido) había sido pedirle a Sakura que se casara con él. Con aquel simple hecho, Sasuke había convertido a mi amiga probablemente en la mujer más feliz del mundo.

"¿Cómo te va a quedar? ¡Pues bien!" exclamé yo, a modo de respuesta "¡Lo que no entiendo es por qué no te has decidido todavía por ningún vestido de novia! ¡Llevas prácticamente toda la semana probándote trajes y aún no has sido capaz de escoger ninguno!"

"¡¡Recuerda que estamos hablando del día de mi boda, Ino!! ¡¡¡No puedo ir vestida con cualquier trapito!!!" Sakura me miró con cara de reproche.

Noté que, a medida que iba observando a mi mejor amiga con más detenimiento, una terrible envidia se apoderaba de mí. Aquello me preocupaba seriamente, puesto que no era la primera vez que experimentaba aquel sentimiento hacia Sakura después de saber que Sasuke y ella se iban a casar. Por unos momentos, me sentí un ser tremendamente miserable: en vez de alegrarme por mi mejor amiga, la cual lo había estado pasando tan mal durante cuatro largos años, yo no hacía más que darle vueltas al hecho de que, mientras ella iba a poder estar viviendo dichosamente con su amado Sasuke, yo iba a estar más sola que la una. Soy consciente de que aquél era un modo de comportarme muy egoísta e infantil, mas lo cierto era que las cosas habían cambiado mucho en Konoha después de cuatro años y que aquella envidia desbocada tenía una razón de ser: yo era nada más y nada menos que la única de los ninjas de nuestra promoción que todavía no había logrado encontrar pareja. Shikamaru y Temari eran novios desde hacía ya un año y medio, Chouji había empezado a salir con Ayame (la hija de Ichiraku) hacía poco menos de un mes, Tenten y Rock Lee también estaban juntos, Neji tenía un extraño romance con Hanabi (la menor de sus primas) del cual nadie a parte de ellos dos estaba muy enterado, Kiba hacía ya tres meses que salía con Moegi, Shino era el novio de Hana (la hermana mayor de Kiba),... ¡¡incluso el pardillo de Naruto había hallado el amor en los brazos de Hinata!! Hasta hacía dos semanas, me había consolado pensando que, al menos, mi mejor amiga parecía tener la misma mala suerte que yo en lo que a noviazgos se refería; mas en aquellos instantes aquel consuelo ya no me servía: Sakura se iba a casar dentro de dos meses... y, además, no se iba a casar con un hombre cualquiera, sino que se iba a casar con el mismísimo Sasuke Uchiha, el muchacho por el cual nos habíamos estado peleando durante nuestra niñez. Daba la sensación de que los sueños de mi amiga de la infancia se iban cumpliendo mientras en mi mente solamente aparecían pensamientos similares a "¿¿Por qué yo?? ¿¿¿Qué se supone que he hecho mal??? ¡Siempre he creído ser una de las chicas con más sex-appealde Konoha y, sin embargo, soy la única que no encuentra novio! ¿En qué me he equivocado?".

"¿¿¿Me estás escuchando???" inquirió Sakura de pronto, sacándome así de mis pensamientos.

Alcé la cabeza hasta que mi mirada se cruzó con los ojos de color esmeralda de mi amiga. La chica aún llevaba el vestido de novia puesto y le estaba dando la espalda al espejo. Yo continuaba sentada en la cama, tratando de reprimir como podía aquella condenada envidia que se iba apoderando de todo mi ser.

"Te estaba preguntando si crees que deberíamos mirar de encontrar algún vestido con un escote más sugerente o..." en aquel preciso instante, Sakura se detuvo en seco "Ino..."

Pese a que yo había agachado la cabeza para impedir que no me viese llorando, la Haruno se había dado cuenta de que un par de lágrimas habían emergido de mis ojos. Poniendo cara de preocupación, la chica se acercó hacia mí y se sentó a mi lado al tiempo que me pasaba un brazo por la espalda.

"¿Qué te ocurre, Ino? ¿He dicho algo malo?"

Me sequé las lágrimas con mi mano derecha y dibujé en mi cara una sonrisa de lo más forzada. Por muy mal que me sintiese, tenía que disimular y procurar no fastidiarle a mi mejor amiga aquellos momentos de absoluta felicidad.

"Tranquila, Sakura... Son... Son lágrimas de felicidad..." mentí.

"Ino..." la pelirrosa no estaba demasiado convencida.

"Me siento muy emocionada al verte tan... Tan contenta y tan sonriente... Me alegro mucho por ti, Sakura... De verdad..."

"¡Oh, Ino! ¡Muchísimas gracias!" Sakura me abrazó con fuerza y no pude evitar que otras dos lágrimas descendiesen por mis mejillas "¡¡Vas a ser una dama de honor estupenda!!"

Fue después de que mi amiga terminase de abrazarme cuando recordé algo que me preocupaba bastante desde que Sasuke le había pedido que se casara con él. Ya hacía varios días que rondaba por mi cabeza la idea de hablar con Sakura sobre aquel asunto que tanto me inquietaba, mas no había logrado encontrar el momento adecuado para sacar el tema. En cualquier caso, no tenía sentido alargarlo más; así que me armé de valor y, mirando a la pelirrosa directamente a los ojos, le dije:

"De todos modos, Sakura, debes tener cuidado. Ya sabes que Sasuke..."

"Sasuke ha cambiado mucho desde que se fue con Orochimaru, Ino." me interrumpió Sakura "Si fuese alguien peligroso o si realmente debiéramos considerarle un traidor, Tsunade-sama y sus consejeros le hubieran condenado a ir a prisión. Sin embargo, optaron por perdonarle después de ver su arrepentimiento y de comprobar que él mismo había acabado con Orochimaru y sus esbirros."

"No me refiero a eso, Sakura. Me refiero a que sabes de sobras que Sasuke siempre ha estado cegado por la venganza. Para él, matar a su hermano es algo primordial. Además, ¿no te parece muy raro que, tras cuatro años sin haberte visto, lo primero que te diga en cuanto os encontráis es que quiere casarse contigo?"

Una amplia y reconfortante sonrisa se dibujó en el rostro de mi amiga.

"Naruto me dijo exactamente eso mismo hace ya una semana. Sé que puede resultar extraño, pero yo he estado hablando con Sasuke y sé que me quiere y que no es el mismo que cuando tenía doce años. Ahora le parece mucho más importante el casarse y formar una familia que la venganza. ¡¡Y no me vengas tú también con lo de que solamente me quiere utilizar para restaurar su clan!! ¡¡Ya tengo más que suficiente con el pesado de Naruto!! ¡¡A veces me arrepiento de haber decidido que él sea el padrino de la boda!! ¡¡¡Se lo toma demasiado en serio!!!"

Típico de Naruto el preocuparse tanto por Sakura. Aunque el rubio ya no estaba enamorado de la Haruno, la seguía queriendo muchísimo y se veía obligado a protegerla y a aconsejarla aun cuando ella no se lo pedía. Resultaba de lo más lógico que Sakura hubiese escogido a un buen amigo como lo era Naruto para que fuese el padrino de su boda, de la misma manera que era predecible que Tsunade fuera la madrina (al fin y al cabo, la Godaime se había convertido en una especie de segunda madre para la pelirrosa). Estaba claro que Sakura estaba muy ilusionada con la idea de la boda y era evidente que no iba a ser yo la que acabara con aquella ilusión: si mi mejor amiga estaba convencida de que debía contraer matrimonio con Sasuke, mi deber era apoyarla hasta el final.

"Está bien, Sakura. Espero que tengas razón y que Sasuke realmente haya recapacitado y se haya percatado de que asesinar a su hermano no le ayudará a resucitar a sus padres."

"¡¡Pues claro, Ino!!" de repente, los ojos de mi amiga se clavaron en el despertador que había encima de su mesita de noche "Por cierto, ¿no me habías dicho que a las cinco tenías que reunirte con tu equipo?"

Mi mirada también se fijó en el despertador en cuestión. Faltaban unos dos minutos para las cinco de la tarde.

"Ah, es cierto... Ya ni me acordaba..."

Antes de salir del dormitorio de Sakura, me despedí de ella y le dije que al día siguiente nos veríamos para ir a mirar más vestidos de novia juntas. Tras asomar la cabeza por la puerta de la sala de estar para comunicarles a los señores Haruno que ya me marchaba, me dirigí hacia el recibidor y atravesé la puerta por la que se salía de la acogedora casa en la que vivía Sakura.

Al cabo de un rato, llegué al lugar en el que había quedado con mi equipo. Pude ver que Shikamaru y Chouji ya se hallaban allí, esperando. Parecía que ninguno de los dos se había percatado aún de mi presencia, así que opté por observarlos durante unos instantes, sin terminar de acercarme hacia ellos. Sí, definitivamente todo había cambiado. ¿Cómo me iba a poder imaginar que aquellos dos iban a conseguir tener pareja antes de que yo me echara un novio? Siempre me había considerado muy superior a mis dos compañeros de equipo en lo que a temas amorosos se refería y, paradójicamente, ellos ya habían conseguido a sus respectivos romances mientras yo estaba soltera y sin compromiso. Lo de Shikamaru y Temari, en cierta manera, no me había sorprendido demasiado: era cierto que el Nara se había quejado muchas veces de que las mujeres somos muy problemáticas, mas yo sabía que entre la chica de la arena y él siempre había habido algo especial. Sin embargo, lo de Ayame y Chouji había sido algo totalmente inesperado; puesto que, dejando a un lado el hecho de que la hija de Ichiraku fuera mucho mayor que el Akimichi, yo nunca antes había visto que mi amigo le dirigiese la palabra a la joven aparte de para pedirle algún que otro tazón de ramen. Fue unos tres días después de que Ayame y Chouji hicieran pública su relación cuando Shikamaru me explicó que, en las últimas semanas, los dos habían tenido alguna que otra cita a escondidas en el local de Ichiraku cuando ya estaba cerrado. La cuestión era que, por muy increíble que resultase bajo mi punto de vista, Shikamaru y Chouji estaban de lo más felices con sus respectivas novias y yo aún no había hallado a mi príncipe azul particular. Tratando de ocultar aquella dichosa envidia que de nuevo amenazaba con exteriorizarse de un momento a otro, me acerqué hacia el lugar en el que se hallaban mis dos amigos hasta que ambos se hubieron dado cuenta de que estaba allí.

"Hola, chicos." saludé "¿Dónde está Asuma?"

"Ha venido hace un rato para decir que tenía que hacer una misión problemática y que no podía acompañarnos." contestó Shikamaru, poniendo aquella cara de aburrimiento tan propia de él.

"¡Genial!" aquella exclamación sarcástica salió de mi boca casi sin que me percatase de ello "¡Ahora nos deja tirados! ¡Y luego Sakura dice que Kakashi es un despreocupado!"

"Antes de marcharse, nos ha dicho que vayamos a las oficinas de la Godaime." informó Chouji "Parece ser que tiene que decirnos algo en persona."

Me pregunté mentalmente qué podía ser lo que quisiera decirnos Tsunade en persona. Sin perder más tiempo, nos pusimos a caminar en dirección hacia las oficinas en cuestión. No se encontraban muy lejos del lugar en el que habíamos quedado, así que no tardamos mucho en llegar a nuestro destino. Después de recorrer unos cuantos pasillos repletos de gente, pudimos entrar en el despacho de la Godaime, la cual se hallaba sentada en una butaca que estaba colocada detrás de su escritorio. La sorpresa fue que la Sannin no se encontraba sola en su despacho: una kunoichi que hizo que Shikamaru se sonrojara al instante estaba con ella. La chica se giró en cuanto nos oyó entrar. Su saludo fue un entusiasta pero a la vez simple "¡Hey!".

"Temari..." susurró Shikamaru.

"Acercaos." ordenó Tsunade "Quiero hablar con vosotros tres."

Chouji, Shikamaru y yo obedecimos la orden de la Sannin colocándonos de pie delante del escritorio, quedando así cara a cara con la Godaime y al lado de Temari, quien todavía no nos había dado ningún tipo de explicación sobre el motivo por el cual se hallaba allí.

"Como bien supongo que sabréis, hace unas tres semanas, la Villa Oculta de la Arena sufrió un terrible ataque por parte de Akatsuki. El objetivo de la organización era apoderarse del Shukaku que Sabaku no Gaara, el Kazekage, lleva en su interior. La cuestión es que, pese a que los dos miembros de Akatsuki fueron finalmente derrotados, las condiciones en las que quedó la villa no fueron precisamente buenas. Además, a todo esto se le suma el problema de que cabe la posibilidad de que otros miembros distintos de la organización traten de atacar de nuevo a la Villa Oculta de la Arena, con lo cual el Kazekage necesita más que nunca tomar todas las medidas de seguridad que estén a su alcance para proteger a los habitantes de la villa. En circunstancias como éstas, Konoha debe demostrar que es la villa aliada de los de la arena y que está dispuesta a prestarle su ayuda para superar las posibles adversidades que se presenten. Éste es precisamente el motivo por el cual la hermana mayor del Kazekage ha venido expresamente hasta aquí: necesita a un grupo de ninjas que velen por la seguridad de Sabaku no Gaara para prevenir otro ataque por parte de Akatsuki. Temari ha propuesto que seáis vosotros los que ejerzáis esta labor de guardaespaldas. Yo he insistido en que sois Chuunins y en que, teniendo en cuenta que estamos hablando de una organización tan peligrosa como lo es Akatsuki, lo más conveniente sería que se llevara a un grupo de Jounins; mas ella ha preferido que seáis vosotros los escogidos por motivos que desconozco." aunque pretendía hacer creer que no sabía nada al respecto, todos nosotros éramos conscientes de que la Godaime estaba al tanto del noviazgo entre Shikamaru y Temari "En fin, puesto que se trata una misión bastante urgente, os sugiero que partáis hoy hacia la Villa Oculta de la Arena. ¿Alguna duda?"

Un incómodo silencio se apoderó de la sala en cuestión de pocos segundos. Chouji, que estaba a mi lado, me dio un codazo disimuladamente. Estaba claro que yo no era la única a la que aquella súbita misión le había pillado por sorpresa. Puesto que tanto Tsunade como Temari parecían estar esperando alguna respuesta por nuestra parte, opté por ser yo misma la que contestase.

"Estooo... ¿A la Villa Oculta de la Arena?"

No se me había ocurrido ninguna respuesta mejor.

"Sí, a la Villa Oculta de la Arena." dijo la Sannin, cansinamente.

"Ya... Y... Hoy, ¿no?" empecé a sentirme un tanto estúpida.

"¿Es que estás sorda? ¡Ya ha dejado antes bien claro que sí!"

Siempre había tenido la sensación de que a Temari nunca le había caído demasiado bien y aquellas últimas palabras que había soltado solamente sirvieron para confirmarlo.

"Vamos a ver... ¿Acaso alguno de vosotros tiene algún problema que le impida realizar la misión?" daba la impresión de que a la Godaime ya empezaba a aburrirle aquel tema.

"¡No! ¡Desde luego que no, Tsunade-sama!" respondí apresuradamente, notando que Temari tenía su mirada clavada en mi rostro.

La mirada de la hermana del Kazekage se trasladó hacia la cara de su novio una vez yo hube contestado. Shikamaru se limitó a encogerse de hombros y a decir:

"Por mí, conforme."

Ya tan sólo quedaba Chouji. Todas las miradas se posaron en él hasta que se decidió a hablar.

"Supongo que no hay ningún inconveniente..." murmuró tristemente el Akimichi, quien estaba cabizbajo.

No hacía falta ser adivino para percatarse de que Chouji prácticamente se había sentido obligado a dar aquella respuesta. Era comprensible que no quisiera marcharse de Konoha: después de todo, su relación con Ayame iba viento en popa y, lógicamente, el Akimichi quería disfrutar de su chica todo el tiempo que le fuera posible. Nuestras respuestas parecieron dejar bastante satisfecha a Temari, quien se limitó a sonreír al tiempo que le guiñaba el ojo a Shikamaru, provocando así que éste volviese a sonrojarse levemente.

"Perfecto. Lo que me faltaba. Ahora tendré que aguantar que, durante toda la misión, estos dos estén continuamente haciéndose carantoñas. No entiendo qué pintamos Chouji y yo en este asunto..." pensé yo, sin apartar mi mirada de Shikamaru y de Temari.

"De acuerdo." Tsunade quería dar aquel tema por zanjado cuanto antes "Entonces, lo dicho: partiréis hoy mismo hacia la Villa Oculta de la Arena. Permaneceréis allí el tiempo que el Kazekage crea necesario, con lo cual quiero decir que procuréis llevar en vuestro equipaje todo lo que penséis que os va a hacer falta teniendo en cuenta que pasaréis varios días fuera de casa. Tened en mente que vais allí en representación de Konoha, así que espero que estéis a la altura y que procuréis ejercer correctamente el cargo que os ha sido asignado. Temari os acompañará hasta la Villa Oculta de la Arena: cualquier pregunta en referencia a la misión que os surja por el camino... se la formuláis a ella. Eso es todo. Buena suerte."

Cuando salimos del despacho de la Godaime, pude ver que Shikamaru y Temari se estaban dedicando mutuamente miradas llenas de complicidad. Dejé escapar un suspiro. No me molestaba el hecho de que aquel par de enamorados coqueteasen entre ellos, mas lo que no me gustaba era que lo hiciesen cuando Chouji y yo estábamos delante. Al salir de las oficinas de Tsunade, Temari nos anunció que nos estaría esperando a las siete en las puertas principales de Konoha, lo cual quería decir que íbamos a disponer de poco más de una hora para hacer nuestros respectivos equipajes y despedirnos de las personas de las que nos tuviéramos que despedir. En lo que a mí respectaba, solamente tenía intención de despedirme de mis padres y de Sakura, a la cual le aseguré que volvería lo suficientemente pronto como para ayudarla con los detalles de la boda.

"Mientras yo esté fuera, puedes ir aprovechando para decidirte por algún vestido de novia de una vez por todas." le sugerí cuando ya estaba a punto de marcharme de su casa.

"¡Pero yo quiero que tú estés aquí para ayudarme a escogerlo!" replicó ella.

"Que te ayude tu otra dama de honor, Sakura... ¡No voy a ser yo la que me encargue de todo!" bromeé.

"¡Es verdad! ¡Aún tengo que decidir quién será mi otra dama de honor!"

Tras los típicos "Cuídate." y los "No me eches de menos.", me marché de la casa de los Haruno y me puse a caminar en dirección hacia las puertas principales de la villa. Iba bastante bien de tiempo, puesto que aún debían faltar cinco minutos para las siete de la tarde. Me encontraba a más de quince metros de distancia de las puertas por las que se salía de Konoha cuando me di cuenta de que Shikamaru y Temari ya estaban allí. Por unos instantes, pensé que tal vez lo mejor era no acercarme: podían estar teniendo alguna conversación privada y, desde luego, yo no iba a hacer el papel de la joven aguafiestas que hunde los momentos íntimos de las parejas felices y enamoradas. Por suerte, a medida que me fui aproximando hacia ellos, me percaté de que simplemente estaban hablando sobre algo relacionado con la misión. Al cabo de unos cuantos minutos, llegó Chouji, el cual se excusó precipitadamente por su retraso: por lo visto, había empleado más de media hora en despedirse de Ayame. Temari, que parecía haberse asignado a sí misma el papel de líder del grupo, se puso en posición firme y, utilizando un tono de voz alto y claro, dijo:

"Estupendo. Ya estamos todos. Podemos partir ahora mismo."

Me ajusté bien la mochila que cargaba sobre la espalda antes de atravesar las puertas principales de Konoha. Era en viajes largos y duros como el que estábamos a punto de efectuar cuando me venían a la mente pensamientos parecidos a "¡Con lo bien que me sentaría a mí ahora hacer de dependienta en la floristería de mis padres en vez de estar cumpliendo estas malditas misiones! ¿Quién me mandaba a mí a querer ser una kunoichi?". Afortunadamente, aquellos pensamientos se desvanecían en cuanto recordaba los molestos gritos de mi madre ordenándome que limpiara la tienda si no quería que me castigara sin salir de casa durante un mes.

Es el primer capítulo, así que resulta normal que os sepa a poco (suele pasar con las introducciones u.u). De todos modos, espero algún que otro review: necesito motivación ToT. No sé cuánto tardaré en subir el siguiente capítulo, mas no creo que me lleve mucho tiempo...