Fanfic no. 1
Una shipp que no te guste.

Drabble 500 palabras

Quisiera saber

Seras aun tenía pesadillas sobre los últimos momentos de su humanidad.

Recordaba tan vívidamente el sudor helado, el temblor de su cuerpo, las caras deformadas de sus compañeros. Recordaba sostener con fuerza la pistola que en ese momento era muy pesada. Zumbido de avispas penetraba dolorosamente en sus oídos sin que ella pudiese soportar el dolor; En medio de aquella espantosa oscuridad, unos ojos vivos cual brasas, cual carbón prendido.

El zumbido desaparecía al sonido de las palabras "¿Eres virgen?".
Ella aun sentía los brazos dormidos y la luna que giraba a su alrededor. En el momento en el que su garganta se desgarrara dando una respuesta, unos segundos después, un filo ardiente le perforaba el pecho derecho. Entonces no recordaba nada más, solamente unos dientes que la engullían a una negrura espesa y tenebrosa.

Ella abrió los ojos temiendo ser tragada verdaderamente por ese galillo de perdición. Pero ahora, lo que veía era el techo de madera de su ataúd. Arrugó la frente al ser consciente de estar durmiendo en su propia caja.

Entonces decidió salir y estirarse un momento, pues suponía que la noche había llegado.

—emm… supongo que estoy viendo mi propia velación. —Rascó su cuello y sonrió al ver al espectro sentado en una silla cercana a la pared, él tenía los brazos cruzados y la cabeza gacha. —Aunque suponía que me traerían flores y eso… —musitó, ya saliendo con cuidado del féretro.

No se sorprendió de no obtener contestación de parte del sujeto. A veces pensaba que le asustaba más el hecho de que este le hablase. Sin embargo, en ese momento sentía una profunda necesidad de hablarle. Es que en momentos, la voz de ese hombre le picaba la piel y eso, francamente, se sentía bastante bien.

—eemm… —Seras se recostó en la pared a pocos metros del sujeto. Ambos dedos índice se picoteaban entre sí. Ella frunció los labios mientras su mente buscaba algún tema de conversación. —amm… y, maestro ¿Cuál es su tipo de sangre favorito?

Ammm…

—¿Qué? —Alucard levantó ligeramente la cabeza. Ella supo que no era buena pregunta desde el momento en el que pronunció las primeras palabras de la misma.

—¡Ah! Es que… yo solo quisiera saber… Es que…

Alucard suspiró a manera de silenciar a la nerviosa joven vampiro, y se re-acomodó en la silla de madera.

Apenas le veía el filo de la nariz, pero su complexión como su aura le resultaba completamente atrayente.
De pronto la mazmorra de piedra que simulaba una habitación era muy sofocante.

Susurró: —Yo solamente quería saber…

—Cualquier explicación que necesites, no te la daré. Siempre estarás mejor si no lo sabes…

—¿Saber qué cosa? —Se apresuró Seras.

El hombre de gabardina escarlata sonrió plenamente. Se levantó con pesadez.

Ciertamente no había necesidad de hacer preguntas que no llevaban a nada.
Seras, en su frente pálida sintió los fríos y sedosos labios del maestro que admiraba. Un chasquido dulce se produjo de ese encuentro.
Y esa era la explicación que ella esperaba.