PAELLA PARA DOS

¡Ding! Sonó cuando ya estaba listo.

España corrió rápido hacia la cocina, pues el temporizador había llegado a cero. Se apresuró en apagar el fuego y en la prisa casi se le olvida ponerse los guantes para cocinar, nada debe salir mal, no puede salir mal.

Cuando sacó la paella el candente vapor le dio en la cara, le ardió algo pero poco le importó: Olía delicioso. Al depósito le echó un poco de orégano y cilantro. Puso su platillo favorito en el centro de la mesa y le agregó un poco de pimienta al plato de salsa de tomate caliente que a "el" tanto le encantaba. Todo había salido bien. Solo esperaba poder satisfacer los difícilmente complacibles gustos de "el", después de todo esa había sido la razón por la que pasó 2 horas cocinando, una hora en el súper mercado comprando los ingredientes y media hora hablando con Italia del Norte buscando la receta de la salsa.

Lo llamó en voz alta para avisarle que la comida estaba lista. Esperó unos 2 minutos hasta que el muchacho más pequeño llegara y le extendió la silla como todo un caballero, el otro país se sentó. España observó como él veía la comida y estaba ansioso por lo que llegara a opinar. Lo miró expectante.

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ROMANO

Romano se sentó cuando España le extendió la silla, vio la comida y se veía exquisita. ¡Como odiaba que España le alardeara de que él y su hermano eran mejores!

-¿Qué planeas con esto, bastardo? ¿Solo quieres echarme en cara como tu cocina es mucho mejor que la de Italia del sur?

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ESPAÑA

A España le conmovió tanto lo adorable que se veía su pequeño ex-sirviente enojado por las tonterías que decía que olvidó decirle que eso no era cierto

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ROMANO

Vio como la cara de Antonio se volvía llena de ternura y solo le dio más coraje –¡Quita esa cara de imbécil que tienes!

Pero aún, había algo en esa cara que le gustaba, que sin importar los años que pasaran, el siempre iba a ser su España, que siempre lo iba a querer, que no sabía que hubiera sido de Italia sin él. ¿Pero porque simplemente no podía decirle esas cosas en su cara? España empezó esto, así que por seguro él sabía estas cosas. ¿Verdad?

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ESPAÑA

¿Imbécil? Eso dolió.

– Escucha jovencito ¿porqué mejor no pruebas la comida y me dices si te gusta? De todas formas la hice por ti.

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ROMANO

Lovino tomó lentamente un bocado de la comida ante él. ¡Sabía celestial! Como si los ángeles habían bajado de su hogar solamente para agraciar su paladar. Pero no permitiría que ese bastardo de España se diera cuenta, ante todo ¡lo más importante era la dignidad de un hombre!

Y que hombre quería llegar a ser él. Claro, exceptuando la noche que Antonio le había revelado lo que en realidad sentía y solo lo redujo a sollozos, sabiendo que por lo menos, por lo menos para el Español , él era mejor que Veneciano

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ESPAÑA

¡Lovino había probado la paella! Antonio se puso nervioso y al no ver respuesta verbal del pequeño país, solo su mirada de sorpresa, decidió preguntarle:

-Y bien ¿Qué te parece?

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ROMANO

-Esta…..bien….más o menos- Exacto, pensó, que al bastardo no se le suban los humos a la cabeza. –No es la mejor, pero no eres tan inútil para la comida.- Terminó diciendo sintiendo como su cara se ponía roja como su fruta favorita.

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ESPAÑA

No era la respuesta que esperaba o que sentía que merecía después de todo ese trabajo por hacerle algo especial, pero de todas formas, con ese italiano todo era así; Siempre diciendo insultos y cosas negativas, y cuando obtenía respuestas como "no tan mal" o "pudo ser peor", Antonio las apreciaba como si fueran las palabras más dulces del mundo. Quizás Romano le quiso decir algo como "¡es lo mejor que he probado!" pero no sabía cómo expresarlo.

Sí, eso tenía que ser, eso era lo que Lovino quería decir, España estaba seguro… O ¿Eso era simplemente lo que él quería pensar?

-Me alegra que te guste – fue todo lo que dijo con una sonrisa

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ROMANO

Él sintió como toda la sangre de su cuerpo recorría todas sus venas y fue a parar en su cara. ¿Cómo era posible que él, su ex-jefe, esa gran nación, se hubiera fijado en él? Vamos Romano, puedes ser más amable que eso se dijo a sí mismo….

- Si….Hasta se puede decir que esta más o menos…rica…-Terminó, sintiendo como la sangre volvía otra vez a su cara.

- ¿y p-porque me invitaste hoy España?

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ESPAÑA

El no esperaba que el italiano dijera la palabra "rica". Eso fue asombroso.

-¿En serio esta rica?- dijo con un tono emocionado – ¡Muchas gracias Romano!... En realidad solo quería cocinar para ti, quería que esta noche fuera como una cita para ambos. Ya sabes, como las parejas, como dos tortolitos enamorados- Se acercó al muchacho y se agachó un poco para estar a su altura, sus rostros muy cerca uno del otro; Y pudo verlo a los ojos fijamente

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ROMANO

-…- El cerebro del italiano estaba hecho un desastre. ¿¡Qué diablos creía España que estaba haciendo? ¿Tortolitos enamorados? ¿Qué era él, una especie de colegiala con su primer amor? ¡Había llegado extremadamente lejos esta vez!

Q-q-q…ummmm….t-t-t- Pero simplemente no encontraba las palabras en su mente.

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ESPAÑA

Escuchaba atentamente como Lovino tartamudeaba, era demasiado adorable; Si tan solo pudiera abrazarlo tan fuerte que se quedara sin respirar, claro no podía hacer eso, probablemente el italiano se enojaría y le diría cosas feas, como siempre.

Simplemente le colocó la mano debajo de la barbilla, le levanto la cara hasta quedar a su altura y le dio un pequeño beso en los labios, sonriéndole dulcemente después de que se alejara.

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ROMANO

Al sentir esos cálidos labios él no pudo tener ni un solo pensamiento coherente. Cuando sintió que España se alejaba no hizo más que seguirlo. Solo para encontrarse con la sorpresa de Antonio lejos de él.

¡NO PUEDO CREER LO QUE ESE IDIOTA ACABA DE HACER!

Cerró sus ojos fuerte mientras lanzaba un puño directo hacia la cara del español.

-¿¡Maldito, Porque fue eso?

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ESPAÑA

Bueno eso definitivamente demostró que Italia del Sur había adquirido cierta cantidad de fuerza, dolió un poco, pero España había estado en muchas guerras, en comparación un pequeño golpe no era nada, y en realidad no parecía que Lovino lo había hecho con el propósito de lastimarlo.

Se llevó la mano a la cara para calmar el dolor - ¿Por qué hiciste eso Romano?

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ROMANO

-¡E-E-eres un idiota España! Tú... tu - ¿tú qué? ¿Qué se suponía que debía decir? ¿Que no le había gustado? Apuesto que ambos sabrían que eso era una mentira. ¿Pero qué? ¿Qué excusa tenía Roma para justificar lo que acababa de hacer?

-No sé porque hice eso- dijo, sintiendo como aceptaba la derrota al oír las palabras de su boca.

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ESPAÑA

Esa era una pésima excusa, incluso para Romano. Como Antonio sabía que el pésimas-excusas no le iba a decir, lo analizó un poco. A ver, ¿Estaba enojado por el beso? Pero ya se habían besado antes, y nunca le había pegado.

-No entiendo, ¿te molestó que te besara?

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ROMANO

-¡No!, ¿Qué me crees, idiota?-Ahora estaba en aprietos, ¿Qué diablos pensaba España con tantas preguntas? Llegó a la conclusión que pensar solo le traía dolores de cabeza, así que solo dijo lo que en verdad tenía en la mente.

-¿Por qué te gusto Antonio?- Comenzó, atreviéndose a verlo a los ojos -No soy el más apuesto, mi cocina es mala, soy pésimo haciendo tareas, me han dicho que mi carácter es difícil, te grito, te golpeo. Y lo acepto: no le llego ni a los talones a Venecia; Entonces, ¿Porqué? ¿Por qué pierdes el tiempo conmigo?

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ESPAÑA

¿Romano había dicho eso? ¿Cómo podía ser tan inocente? ¿En serio pensaba que no tenía nada bueno?

Escuchar todas esas cosas que Lovino dijo de sí mismo, fue un shock; Ni siquiera podía creer que el pequeño pensara que era tan inferior. El problema con quedarse callado, es que nadie sabe lo que piensas hasta que lo dices, y España no dijo lo que pensaba.

Ni siquiera atreviéndose a responderle a Romano porque, por su humor en este momento, probablemente le gritaría, y él nunca lo ha hecho; Vio el plato de comida que había preparado para su adorado, y comentó algo que simplemente podía llegar a interpretarse como una evasión a lo que el país más pequeño había preguntado –No has comido nada, ya se enfrió. Deberías comerte lo que te preparé

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ROMANO

Él se había quedado en blanco, ¿Era posible? ¿España no le contestó? ¿Él... en verdad se lo pregunta? ¿De verdad se lo pregunta? Repetía el Italia como un mantra en su cabeza.

-Lo sabía. Solo me utilizas para llegar a mi...- Dejó la oración ahí porque sabía que si continuaba su voz se quebraría, y quería salvar lo poco de dignidad que le quedaba.

Sintió un extraño sentimiento en todo su cuerpo, era una especie de escalofrío, sentía un enorme nudo en la garganta incapaz de formular una palabra, sentía... un corazón roto.

Con ojos sombríos llenos de dolor, angustia y vergüenza, se puso de pie y sin dedicarle una mirada a España, empezó a correr. No tenía planeado algún lugar en específico adonde ir, pero simplemente no quería estar en presencia de Antonio.

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ESPAÑA

Veía el plato de comida todo ese tiempo, así que lo único que vio fue cuando Romano Salió corriendo. – ¡Romanooo! – gritó


G racias por leer espero que les haya gustado es un fic tipo RPG

Reviews son agradecidos