THE DOLLHOUSE

[Hannibal]

Nota: los personajes de Hannibal no pertenecen, este fic es sin ánimo de lucro.

Luchemos contra el plagio entre más seamos, más se escucharán nuestras voces, no dejemos que personas inescrupulosas se lleven nuestro trabajo… propuesta liderada por Katrinna Le Fay y adoptada por Luna Shinigami.

Si el fic no es de tu agrado, no te gusto el final, el comienzo o las notas de autor, no te gustan los personajes, ni te agrada la autora, por favor, a riesgo de ser grosera, no comentes, pero si tienes una crítica constructiva decente, soy toda oídos.

Atentamente Luna Shinigami

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Hannibal Au DollHouse

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Hannibal era un coleccionista nato, siempre había encontrado el gusto por las cosas únicas y especiales, que iban desde los cuadros hasta la comida.

Hannibal era un hombre elegante, refinado, con un paladar único, un olfato aún más único y una vista completamente única para el arte único.

Se había descalzado en la puerta principal y caminado con propiedad y agilidad de depredador por su propia casa.

Su casa de arte.

Abrió despacio una de las habitaciones, con la llave que tenía pendiendo de su cuello y observo una de las piezas más sagrada de su colección, se veía pequeño e ingenuo, inocente, como alguna vez lo fue su hermana; en aquella cama que era, incluso con toda su fanfarria, un insulto a la belleza que estaba allí. Se acerco y acaricio sus cabellos, sus pequeños rizos, su cuerpo apenas abrazado por su pijama de astros. Su pequeño y hermoso astronauta. Podría decirse que su hermosa muñeca de vestir.

Hannibal no había visto algo más puro que Adam, con sus preciosos ojos y su inteligencia por encima de la media, sus preguntas sin filtro y su curiosidad innata.

-Hannibal- susurro el durmiente y este solo sonrió – Hannibal- susurro de nuevo tratando de abrir los ojos.

-Duerme Adam- le ordeno, como aquel que se sabe dueño y señor, viendo como cerraba sus ojos lentamente y obedecer al mandato, del maestro titiritero.

El mayor beso su frente y salió de allí, tomando la llave que reposaba en su cuello y cerrando aquella habitación a Cal y canto; Camino hasta bajar a su cocina, debía cocinar, esa noche la cacería había sido fructífera, había sido determinada para alimentar a su preciosa muñeca de vestido de astronauta, su niño inocente, aquel niño que ningunos ojos aparte de los suyos posarían su mirada.

Escucho pasos erráticos y se giró -Will- se acercó viéndole con las manos temblando y en pleno ataque, sonrió como un depredador, jugando con los risos más largos y desaliñados de su otra muñeca, se acercó y le beso, sintiendo relajar el cuerpo del Perfilador aun con el ataque- Shh Will. estas en casa, estas a salvo-

-Contigo nadie está seguro- dijo una voz suave y traicionera desde la nevera- Doctor Lecter- movió el vino en su mano y se acercó, era ver al espejo de Will, solo que mejor vestido, con una preciosa bufanda verde que no dejaba, con el olor fuerte a colonia y Vino y beso a Hannibal aun cuando este sostenía a Will- en tu casa de muñecas, ninguna está a salvo-

-Adam- mordió su labio, Adam era tan diferente a su dulce e inocente astronauta, todos hermanos por así decirlo, todos iguales, en diferentes edades, todas sus muñecas

-Aunque es mejor estar contigo que en tu contra- se alejó estirando su cuerpo felinamente contra la base del mármol de la cocina - por cierto, descubrí otro de nuestros pequeños clones, en Francia, es pintor, se llama Aiden, tiene 18 años, es el más pequeño que he visto- le sonrió viendo como las manos de Hannibal tomaban con más fuerza la cadera de un delirante Will y como su boca dentada y peligrosa, besaba la coronilla de sus cabellos.

Adam lo sabía, Hannibal amaba cada con cada uno de ellos, cada diferente muchacho con el mismo rostro, pero a quien amaba su podrido corazón era aquel que ahora a pesar de la fiebre y el delirio se encontraba contra Hannibal, contra su pecho escuchando los sonidos oscuros de un órgano que el mayor poco usaba.

Pero así también sabía que Hannibal no podía evitar tenerlos y amarlos a su manera, y sufrirlos a su manera, así que sabía que iría por Aiden, como en su época corrió por Lee y llego antes de su muerte prematura.

No pudo evitar mirar el jardín, donde Yacía una de las muñecas de Hannibal.

Lee

-Gracias Adam... por cierto espérame esta noche- Alzo a Will como quien alza a una virginal novia en su noche de bodas y Adam sonrió, tomando su copa, Hannibal le quería y eso era suficiente para su ególatra corazón.

¿Qué pensaría Jack Crawford de la pequeña colección de muñecas de Hannibal Lecter? río de manera estridente, desnudándose en el camino y lanzando la ropa por el pasillo, Hannibal se enojaría por lo grosero, pero valía la pena, el mayor lo devoraría de una manera más agradable que al resto de sus víctimas.

Además, de todas sus muñecas, Adam Towers era el que mas sabia quien era Hannibal Lecter o al menos se acercaba a su conocimiento y el conocimiento daba poder.

Llego a su cama y se estiro en las sabanas de Satén apretándolas entre sus manos, Hannibal le había salvado una vez de una sádica mujer, lo había salvado de morir asfixiado, aun puede sentir la correa en su cuello y la falta de aire.

Él siempre le seria fiel a Hannibal y dejaría que el sádico caníbal llenara de cadáveres el paso y el suelo por donde caminaban sus muñecas.

Estaba protegido, pensaba como un mantra, estaba protegido por un depredador mayor que los demás a su lado no tendría que temer de nuevo a las noches oscuras, pensando en el collar en el cuello.

Hannibal era el dueño de las muñecas y él era feliz siendo una de sus muñecas de colección bien amadas.

Continuara.

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¡Holas! Estoy prolífica, esta es una historia Au medio Harem, Hannibal posee todas las versiones de Will y los colecciona, :P, por cierto, los chapter que siguen es como conoció a sus muñecas y porque hay tantas versiones de Will...Los capítulos no serán muy largos.

Nos vemos

Matane!