A/N:
Nada de Castle me pertenece, es todo obra de Andrew Marlowe y su mente maravillosa, los derechos de la misma perteneces también a la cadena que la promulga, etc, etc, etc, siempre más de lo mismo...
De este fic me pertenece a mí, mi mente perversa para crear situaciones inverosímiles y dramáticas, así como la serie de personajes inventados que serán claves en varias partes de la historia, el personaje de Zoé esta basado en Gillian Anderson para que os hagáis una idea más real de la descripción física. Si sois fans intransigentes de Beckett (y en su derivada de Stana) os pido calma, en ningún momento trato de maltratar al personaje, solo darle una continuidad a la historia.
Pediría que no se colgará el fic en el foro de Castle sin mi permiso como se hizo con mi anterior fic, si queréis que lo cuelgue allí me lo decís que yo tengo cuenta y lo haré sin problemas.
Esta libre de spoilers o tiene spoilers según se mire quien no vaya al día con Castle, transcurre a partir de la quinta temporada, que no quiere decir que la acción se desarrolle en esa línea argumental de tiempo. Pequeño Spoiler o referencia al 5x12 (Death gone crazy)
Lo que está en cursiva, son pensamientos, tiempos pasados y conversaciones, siempre irán guardando el hilo de la historia.
La niña de sus ojos
Capitulo 1: My Little Girl
Un padre sería capaz de cualquier cosa por su hija, le perdonaría lo que fuera y sería capaz de dejar su vida a un lado solo por la felicidad de su hija. Eso era algo que Richard Castle sabía y que estaba dispuesto a asumir siempre, llevaba la paternidad muy dentro de él, desde el momento que el médico hubiese puesto a Alexis entre sus brazos y su vida hubiera dejado de ser suya para pertenecer a aquel pequeño ser que tenía entre sus brazos.
Ahora podía decir exactamente los mismo 19 años más tarde, miraba dormir a Amelia entre sus brazos, sintiendo como en cada suspiro, la niña apretaba su dedo contra su pequeño cuerpo, algo dentro de su pecho se llenaba. Era perfecta, una pequeña y perfecta conjunción de tres kilos y medios y 52 centímetros, era su nieta.
8 meses atrás
Miro la pantalla del ordenador y era incapaz de escribir, sus dedos reposaban en el teclado pero no se movían, creía que había perdido toda capacidad de escribir, todo aquello que antes fluía con naturalidad de entre sus dedos parecía que era imposible que volviera a salir de ellos. Suspiro y opto por cerrar la pantalla, la deslizo con cuidado y echo la cabeza hacia atrás mirando al techo de su loft. Sabía que no había perdido ese don natural que tenía, solo que su mente estaba plagada de la secuencias de los acontecimientos sucedidos unas horas atrás, ella lo había dejado, simplemente le había dicho que no podía continuar con aquello, que se estaba ahogando, que se sentía enclaustrada, que necesitaba respirar, él sabía que aquello no eran más que excusas, sabía que lo amaba, lo sentía en su mirada pero sus miedos habían hecho acto de presencia de nuevo, todas esas barreras que creía que habían sido tumbadas solamente habían sido una cortina de humo, ni siquiera el haber dado con el responsable de la muerte de su madre había hecho que ella bajará la guardia, simplemente estaba claro, siempre había estado muy claro y él había sido demasiado ciego como para verlo, ella aún tenía reservas, ella aún no confiaba del todo en él, no lo creía capaz de entregarse completamente a su relación. No se lo había dicho con palabras, pero no le hacían falta, había aprendido a leerla con el tiempo.
Sintió la rabia recorrer todo su cuerpo y golpeo la mesa con furia, esa furia que no había sido capaz de desatar delante de ella, se había marchado del piso de Kate, sin decir una sola palabra, se había quedado congelado, en estado completamente de shock, pensaba que si no decía nada, que si simplemente lo dejaba estar, ella se arrepentiría, aún en su fuero interno lo seguía pensando, pero para que mentirse, ella no daría marcha atrás y él estaba cansado, cansado de que se jugará con sus sentimientos, de que no fuera capaz de ver, que la amaba de verdad que daría su vida por ella las veces que hiciera falta.
Apoyo la cabeza un momento contra el portátil y se mordió el labio, sintió el regusto salado de las lágrimas deslizarse por sus labios, estaba llorando, cuándo había sido la última vez, unos pocos meses atrás, lo que había durado su relación, solo era capaz de llorar por ella ahora, mucho tiempo atrás se había jurado a sí mismo no llorar por nadie, que no fuese capaz de llorar por él y todas esas promesas habían quedado en saco roto por culpa de Katherine Beckett.
Levanto la vista un momento cuando vio a su hija parada enfrente delante del escritorio, su pelo caía a modo de cortina por su rostro, lo que impedía ver su cara, pero sabía perfectamente que estaba llorando, el leve movimiento pero a la vez inestable del cuerpo de Alexis se lo indicaba, se seco sus propias lágrimas y antes de ser descubierto y se levanto lo más rápido que pudo.
No tardo ni un segundo cuando su hija había enterrado su cabeza en su pecho, en esos momentos le recordaba a la niña frágil de antaño y se sentía terriblemente satisfecho de ser el gran apoyo de su hija. La separo un poco, solo lo justo para poder alzarle el mentón y que lo mirase
C: ¿qué pasa cariño?
La vio morderse el labio y estrujarse las manos, el punto preocupante llego cuando la vio girarse y darle la espalda
A: cuando te diga esto, vas a dejar de mirarme como lo haces, todo va a cambiar, todo será diferente
Frunció el ceño preocupado y giro a su hija confrontando ambas miradas azules-si no me lo dices nunca voy a saberlo- ladeo la cabeza y le sonrío con dulzura- nada va a hacer que deje de quererte como lo hago calabaza
A: estoy embarazada
Todo pareció darle vueltas cuando su hija pronuncio aquellas palabras, todo parecía ser un chiste mal contado, su pareja acaba de dejarle horas atrás, su hija adolescente le decía aquello, dio dos pasos atrás y se apoyo en el escritorio, simplemente nada de aquello podía ser real.
Todo debía de tratarse de algo ajeno a él, un mundo paralelo, un cataclismo, algo que evitara que cayese en aquella debacle, su pecho se hundía cada vez más y el dolor intenso se hacia cada vez mas palpable, se llevo la mano al pecho, queriendo apretárselo y arrancárselo y cuando quiso darse cuenta yacía desplomado en el suelo….
Lo que había pensado que había sido una mala pesadilla, se había convertido en una realidad, un amago de infarto le sobrevino, Alexis se culpaba por haberle roto el corazón a su padre y él mismo se culpaba por no haber hecho frente nunca a la absurda realidad. Dos semanas aislado en aquel hospital le pusieron en claro muchas ideas, mando a Alexis a Londres con Zoé la hermana de Meredith y él le dijo a Gina que en mes y medio tendría en su mesa el último libro de la saga de Nikki Head.
Tomo la decisión de matarla, si matar a su alter ego, eso le aliviaría un poco la frustración, el dolor, todo lo que sintió en aquel momento aunque realmente fue el vació mas inmenso lo que se alojo en su dañado corazón. Le pidió a Paula que no hiciera ningún tipo de rueda de prensa, ni presentaciones, nada simplemente que el libro se vendiera solo, sin él y se marcho a Londres, con su hija.
Y ahora mientras acunaba a Amelia en sus brazos, sabía que la decisión había sido la acertada que solo con mirarla, todo aquel dolor parecía mitigarse, Alexis descansaba en la cama del hospital custodiada por Martha que afligida por ser bisabuela leía una revista, sonrió negando y paso su nariz por la mejilla de su pequeña niña
C: ahora tu eres mi princesa
Sintió una mano recorrer su espalda y un leve escalofrío le recorrio de pies a cabeza, se giro y le sonrió a Zoé- no puede negar a quien se parece- la miro ofendido y chasqueo la lengua
C: es una Rodgers
Zoé rió nuevamente y acaricio la mejilla de la pequeña Amy- pelusa pelirroja, ojos azules, tez sonrosada, tiene poco de Rodgers Richard-, le saco la lengua y literalmente le quito la niña de los brazos- mi hermana me manda a decirte que esta en medio de un rodaje y no puede venir-
Se encogió de hombros, tampoco esperaba ver a su exmujer allí, estaba acostumbrado a que Meredith hiciera y deshiciera según su antojo, miro un momento a Zoé con la bebe en brazos y sonrió, ambas hermanas eran completamente diferentes, mientras que Meredith era impulsiva, alocada y extremadamente explosiva, Zoé era tranquila, astuta, inteligente y pausada, como la noche y el día, ambas pelirrojas, sexys y con unos inmensos ojos azules que podían traspasarte el alma y él se había fijado en la hermana equivocada, siempre lo tuvo claro pero nunca fue capaz de darse cuenta.
4 años más tarde
C: venga princesa sopla las velas
Amelia: no, no papi, tu conmigo
Asintió y cogió a su pequeña en brazos cogiendo una gran bocanada de aire para después apagar aquellas cuatro solitarias velas en una inmensa tarta, la niña chillo y aplaudió feliz y se bajo se los brazos de su "papi", como acostumbraba a llamarlo para correr en busca de Zoé, que se acercaba con los platos
Z: ya habéis soplado sin mí, eso no se hace
Puso gesto contrariado y se acerco a Castle dándole un pequeño golpe en el costado con el codo riendo- ahora te quedas sin postre- le guiño el ojo y rió al ver la cara que se le quedaba
Am: tarta, tarta
Z: ya, ya
Partió tres pequeñas porciones y cogió a la niña en sus brazos para sentarla en su regazo y comenzar a comer, miro a Rick, que la miraba y le sonrió amorosamente- Alexis ha llamado, dice que ya tiene listo el loft para mañana, que ella seguramente este en el hospital haciendo practicas pero espera reunirse con nosotros para la cena, al igual que tu madre-. Castle asintió y se giro dándole la espalda a las dos personas que lo acompañaban asomándose al gran ventanal del ático donde residían en la capital británica, le preocupaba la idea de volver a Nueva York, le preocupaba el cambio de vida que supondría para Amelia, le preocupaba sobretodo volver a verla a ella.
Dejo a la niña en la silla y se acerco a él, paso sus brazos alrededor de la cintura de Rick, apoyando su frente en aquella ancha espalda, sintió como sus dedos eran entrelazados con los otros mas varoniles, sabía que él estaba preocupado y esa preocupación era la que ella misma tenía albergada en su corazón- todo va a estar bien Rick, el tiempo pone todo en su lugar-
Se giro y la miro, azul contra azul, una mirada suave, sincera y tranquila, eso es lo que él necesitaba- y si no es así y si es llegar allí y que nada hubiera cambiado-, sintió los finos y largos dedos de Zoé recorrer su rostro hasta sus labios
Z: nada es igual Rick para bien o para mal, el tiempo ha pasado
Lo soltó y volvió a la mesa, girándose a medio camino- ven a comer la tarta, a nadie le amarga un dulce- le saco la lengua y se sentó esta vez al lado de la niña. Suspiro, echando una última mirada por la ventana del ático y decidió que lo mejor era dejar de pensar, cogió a su nieta, sentándola esta vez él en su regazo y le empezó a hacer cosquillas, la risa de la niña fue como un pequeño bálsamo, siempre era capaz de curar sus heridas mas profundas, esas que incluso aunque parecían haber sanado, no era del todo cierto.
Continuará…..
