Comenzando otro fic, ya veo a muchas de ustedes exigiendo mi cabeza en mi defensa esto es culpa de dos personas GC Moon y Raquel Taishō, cualquier reclamo y/o amenaza a ellas (?) Pero igual antes de que saquen la antorcha este fic no tendrá muchos capítulos, no tienen un gran desarrollo es sólo para sacar esta idea de mi mente antes de entrar en hiatus, espero les guste.
Discliamer: InuYasha no me pertenece ni ninguno de sus personajes.
Advertencias: AU. A pesar de los nombres que aparecer en VaP, esto no tiene ninguna relación.
Dedicatoria: A mi prometida RT y a mi stalker Moon, por ser las mejores.
After all
Una desconocida en la puerta
Sesshōmaru cerró la puerta de su departamento, el día le pareció aburrido y monótono, a sus 46 años había logrado llegar muy alto, pero todos los días vivía sin propósito, no más allá del ir a trabajar desde las siete de la mañana hasta que el dolor de cabeza, por estar mucho tiempo frente a una laptop, le hiciera retirarse a su vivienda, lo cual ocurría entre las diez u once de la noche.
Tiró las llaves de su automóvil en el tazón que había en la entrada, antes de mover sus hombros para intentar destensarlos, últimamente se encontraba tan rígido que empezaba a ser molesto el simple hecho de moverse, tal vez tendría que tomarse algunos días libres o pedir una cita para un masaje, y lo segundo era más viable, porque en realidad no sabría que hacer con días libre, lo único que le hacía levantarse de la cama era su trabajo.
Vida más miserable.
Pero era la única que tenía.
Dejo su maletín en el sofá para luego retirarse el saco y la corbata, ya había olvidado lo que era vestir sin trajes de marca, hasta sus ropas "informales" parecían de vestir, ¿hace cuanto no vestía nos simples jeans?
Suspiró y frotó sus sienes, parecía que el dolor de cabeza no se iría tan fácilmente, debería comer algo, sin embargo, su camino a la cocina fue interrumpido por sonido de la puerta, él frunció el ceño al mirar la hora en su reloj de muñeca, ya casi daban las doce, ¿quién estaría tocando a esas altas horas de la noche? Estaba seguro que su familia no era, ellos siempre avisaban y casi no habían tenido mucho contacto con ellos, así que dudaba mucho que fueran ellos y en realidad, tampoco tenía pareja, no desde hace mucho.
Ni siquiera se le pasó por la cabeza checar sobre la identidad antes de abrir la puerta, pues el edificio era uno de los más seguros, pero al parecer no lo era, no cuando la persona que se alzaba frente a él, y que a pesar de tener una sudadera con la capucha sobre su cabeza y unos lentes de sol -pese a la hora-, notó enseguida que era una mujer, una mujer desconocida, la forma en la que estaba parada revelaba además que era una modelo o actriz, se inclinaba más a la primera opción, lo que hacía más imposible que hubiera una en su puerta.
—¿Quién eres tú?
Ella alzó la vista, era alta, pero aún así él la superaba por mucho.
—Sayumi —él entrecerró los ojos intentando recordar ese nombre, pero nada le venía a la mente, no hasta después de escuchar lo demás—. Higurashi Sayumi.
Higurashi.
Hace años que no oía ese apellido, demasiado tiempo que ya casi había olvidado como sonaba en voz alta.
—Y supongo —la voz suave de Sayumi le sacó de sus memorias, para verla quitarse la capucha revelando unos cabellos azabaches que cayeron como suaves ondas alrededor de su rostro y tras retirarse esos lentes oscuros unos ojos ámbares brillaron con intensidad—, tú eres mi padre.
FiraLili
02/01/2018
