Árbol de navidad
Reto publicado: 1 de diciembre de 2014
Ship: Jori


Escrito como parte del Victorious Christmas Challenge (VCC)

Disclamer: Victorious y sus personajes no me pertenecen.


—Hay un juego de mil luces en el desván, Tori.

—¿Estás segura? Porque es un árbol enorme y quiero que brille mucho.

—Compraré otro juego antes de llegar a casa.

—Gracias, beb...

—Mamamama-mamamama —la interrumpía su hijo de casi tres años, gritando desde la mitad de la sala.

—Adivina quien despertó hace unos minutos y esta como loco con los adornos.

—Voy enseguida —dijo Jade riendo desde el otro lado de la línea—. Dale un beso.

Veinte minutos después llegaba Jade con el encargo y apenas entro por la puerta, un monstruo enorme (de 72 centímetros), la sorprendió por detrás de ésta.

—¡Luc Vega! Me asustaste —dijo haciendo el rol de madre indignada. Dejo las cosas en el sillón y extendió sus brazos para abrazarlo, pero tal y como sucedía todos los días el pequeño, de cabello castaño claro, salió corriendo por la sala.

—¡Sin correr que hay muchas cosas en el piso! —grito Tori desde la cocina. Dos segundos después se escuchaba un golpe de manos en el piso. Ambas madres únicamente cerraron fuerte los ojos y no emitieron ningún sonido. Sabían que si su hijo detectaba un solo acto de atención comenzaría a llorar y no pararía hasta que se duerma un par de horas después, Luc era un niño "sensible".

—Me cayi —dijo el pequeño poniéndose de pie, mirando a Jade.

—Nos dimos cuenta bebé. Mamá dijo: sin correr. ¿No la escuchaste? —Luc asentía mientras le enseñaba sus manos golpeadas—. Aquí no ha pasado nada, sigues teniendo las mismas hermosas manos que heredaste de mamá. —Y tomándolas en las suyas las acercó a sus labios para darle unos cuantos besos que le sacaron unas carcajadas, para luego… salir corriendo otra vez.

—Acabemos esto pronto antes de que terminemos la noche en el hospital —dijo Tori acercándose a besar a su esposa—. ¿Trajiste las luces?

—Sí, y adivina que más encontré en la tienda de manualidades —dijo Jade emocionada, sacando un par de tijeras de niños especiales para cortar plastilina.

—¿Estás segura de que es una buena idea? —preguntó Tori todavía dudando acerca de lo beneficioso que sería que su hijo aprenda a usar aquel instrumento a tan corta edad.

—Te dije que lo hablé con su maestra de la guardería y ella confirmó que le ayudará mucho en el desarrollo de la motricidad fina —contestó acercándose a Tori con el empaque—. Además, mira, dice de tres años en adelante.

—Luc todavía no tiene tres años.

—Pero le faltan seis meses, no es nada.

—Está bien pero debes enseñarle a usarlas con prudencia, no quiero mi ropa hecha pedacitos en unas semanas.

—Tori, no exageres, son completamente de plástico y no tienen ni filo, ni punta. Más daño podría hacerte con el tenedor.

Tori rodó los ojos con gracia y juntas comenzaron la ardua labor de desenredar el set de luces del año pasado. Todavía tenían que probarlas y verificar que todas prendieran antes de colocarlas en el árbol.

—¿Lista? —preguntó Jade introduciendo el enchufe del cable a la pared.

—¿Ya lo conectaste?

—Sí.

—Están quemadas, no encendió.

—¡Pero yo hice una prueba antes de desenredarlas!

—Pues ya no sirven.

—Mamamama-mamamama —gritó el pequeño desde el otro lado de la habitación, continuaba jugando con sus masitas de colores y su nueva adición.

—Hijo-hijo-hijo-hijo —respondió Jade con la misma insistencia.

—¡Ayúuuudame!

—Déjame ayudar a mamá primero para poder colocar los adornos en el árbol. ¿Qué te parece?

—¡Sí!

—Hasta mientras, haz algunos animalitos.

Treinta minutos después volvían a probar las luces por cuarta vez.

—¡Encendió el centro!

—¡Genial!, trescientas de las mil luces —mencionó entre dientes Jade que ya estaba harta de sacar focos para probarlos—. Tori, pongamos únicamente el set nuevo y mañana compro otras.

—¡Nooo! Jade, por favor. Quiero adornar el árbol hoy, ya se lo prometí a Luc.

—A Luc no le importa nada más que hacer pedacitos la plastilina, ¡míralo!

—Vamos, no me dejes con las ganas, sabes lo mucho que amo armar el árbol y escuchar villancicos mientras colgamos los ornamentos… por favor.

—Tori, siempre que haces ese puchero… —suspiró vencida, porque no había escapatoria de ese gesto y esas dos personitas lo sabían—. Está bien… sigamos.

Veinte minutos más y tuvieron listas todas las luces. Empezaron a enroscarlas en el árbol pero cuando estaban a punto de terminar la última fila de arriba cuando Tori agachó la vista y se dio cuenta de que toda la parte inferior estaba apagada.

—¿Qué? ¡No! ¡No, no, no, no, no! Se apagaron otra vez.

—¡Aaaaj! ¡No puede ser! —se quejó su esposa confirmando que, en verdad, toda la pancita del árbol estaba a oscuras nuevamente.

Comenzaron otra vez con la pesada tarea de revisar luz por luz cuando, al mismo tiempo, las dos se percataron de que faltaban algunos focos y regresaron a ver a la linda personita que las veía con cara de yo no fui.

—Luc, ¿dónde están las luces? —preguntó tiernamente Jade acercándose al pequeño.

—Yo no scé.

—Bebé, necesitamos esos focos para poder adornar el árbol contigo, ¿dónde están?

—Yo no scé-e… Je, je, je —respondió riendo mientras caminaba de espaldas huyendo de su madre.

—Amor, no se te ocurra…

Jade no pudo ni terminar de hablar cuando el pequeño ya había pegado un grito con una carcajada y empezó a correr como loco.

—Luc, sin correr en la sala.

—Bebé, para…

Ambas quisieron alcanzarlo mientras veían casi en cámara lenta como el chiquillo pisaba uno de los adornos redondos y volaba hasta el filo de la mesa de centro.

Su llanto fue inmediato, también la desesperación de sus madres que llamaron inmediatamente a la operadora de emergencias. Ésta les aconsejó que vayan al hospital más cercano lo antes posible.

Su pequeña carita estaba llena de sangre, así como su camiseta y la de Tori que lo cargaba en brazos mientras Jade manejaba lo más rápido que podía, sin ponerlos en peligro.

Llegaron a la sala de emergencias y el bebe seguía llorando como si no hubiese un mañana, Tori ya no podía ver a dos centímetros al frente, de tantas lágrimas que tenía, y Jade estaba a punto de caer en un colapso de ver tanta sangre de su pequeño por todos lados.

La enfermera llegó para ayudar a Tori a tranquilizarse mientras el doctor de turno limpiaba la herida. Pronto, ya con la carita libre del derrame, pudieron darse cuenta que había sido un corte pequeño en la ceja que requeriría tres puntos de sutura.

Lo más difícil fue sostener al bebe para inyectar la anestesia, pero una vez que esa área de su rostro se adormeció, el doctor pudo coser sin problema la piel.

Jade y Tori, por otro lado, estaban con máscaras de oxígeno. Ambas, sin notarlo, se desmayaron al mismo tiempo al ver la aguja curva con la que realizarían la sutura. No era algo poco común en este tipo de casos, según les comentó el doctor de emergencias entre risas.

Dos horas después regresaban con un bebe exhausto en brazos, completamente dormido y con las dos todavía visiblemente afectadas por toda la situación y su primera visita grave al hospital.

Después de cambiarle la ropa y dejarlo en la cama, bajaron a tomar una taza de te de valeriana para relajarse un poco y hasta que el agua hirviera Tori continuó colocando los focos faltantes.

—Ya están todos pero no enciende.

—Revisa el cable amor, seguro se desconectó de la pared.

Tori se acercó al enchufe y empezó a reír sin razón aparente.

—¿Qué pasó? —preguntó Jade caminando hacia ella con ambas tazas en mano.

—Creo que seis meses es una diferencia abismal en un niño, Jade.

—¡Oh por Dios, mátame! —Se lamentó entregando el té a su esposa mientras observaba un par de tijeras de plástico a lado de un cable de luces navideñas completamente destrozado en el piso.

—Demos gracias a que las tijeras eran de plástico.

—Ni una palabra de esto a nadie o nos quitan a Luc por incompetentes —dijo Jade riendo a la par de Tori— Somos las peores madres del mundo.

—Lo que pasa es que tenemos un bebé que nos da diez vueltas a las dos juntas.

—Mañana compro otros sets de luces y arreglo el árbol antes de que Luc regrese de la guardería.

—¿Dormimos con él hoy? —preguntó Tori apagando la luz de la sala.

—Sí, por favor. Necesito escucharlo dormir.

—Vamos.

Ambas subieron las escaleras y se dirigieron a su habitación donde yacía plácidamente un pequeño diablillo disfrazado de ángel.


Nota de autor: Hola gente, empezamos el VCC. Suerte a todos los que decidan participar y a los que nos lean, sean bondadosos, nos sacaremos el aire para que tengan algo nuevo que leer. Déjennos una carita feliz por lo menos para aliviar nuestro esfuerzo.

Este fic está atado a uno que tengo planeado hacer a futuro. Es un long fic que ya estoy escribiendo y que empezaré a publicar el próximo año.

Me gustó la idea de incorporar estos momentos que, seguramente, no estarán presentes en el otro más que como referencias. Es como un bono extra :D.

Ya saben que si les gustó pueden tomarse no más de 3 segundos den mandarme una ":)" si no les gustó ":(" y si quieren hacerme alguna pregunta o reclamo son bienvenidos también.

Estos retos voy a subir uno cada 5 días para cumplir los 6 temas durante todo el mes.

Espero leerlos también. Estaré pendiente del archivo de Victorious aquí en FF y si quieren enviarme los enlaces de sus historias para que las lea, mándenme un PM con el enlace.

Saludos y buenas noches. ¡Adior!