Capitulo I
En lo más profundo del bosque y protegidos por una barrera antihumanos, vivían en armonía una tribu de zorros mágicos, aunque más que una tribu era una gran organización, controlada y dirigida por el clan Kise.
El clan Kise estaba constituido por el líder, su esposa, sus 3 hijas y el único primogénito, que a sus 17 años ya estaba comprometido con el único hijo del clan Akashi, cosa que no le agradó nada, pero tras largas charlas, de que solo con ellos… su especie y sangre podría subsistir, tuvo que aceptar resignado.
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Era una tarde tranquila para un zorro peli azul, había terminado sus deberes y solo tenía ganas de dormir, se había dirigido a su habitación solo con esa intensión; Se lanzó a su cama como intentando reconocer su olor en medio de las frazadas, para cuando ya estaba a punto de quedarse dormido, sus orejas se levantaron precipitadamente, "alguien se acerca" pensó chasqueando la lengua y se sentó en la cama, puesto que suponía de quien se trataba.
-¡Los odio ssu!
Un zorro rubio entró de golpe a su habitación, sin avisar y quejándose como podía, estaba acostumbrado a esa clase de visitas sorpresas del caprichoso primogénito, aun así, los chillidos del rubio lo desesperaban y le entraban unas enormes ganas de golpearlo, pero tenía que aguantar, después de todo no podía lastimar a su señor.
-¡Siempre tuve las chicas que quisiera y ahora les importa el clan, ¿por qué mis padres me hicieron esto ssu?!- Se seguía quejando el rubio a pesar de fingir al frente de sus padres que comprendía su situación
-Otra vez lo mismo…- pensó furioso el peli azul- ¿Podrías callarte?- Soltó casi en un gruñido, pero eso ni inmutó al chico que seguía quejándose
-¡Pero Aominecchi, ¿no te parece injusto que un ser hermoso y libre como yo sea atado a una persona que ni conozco ssu?!
-Sí, si- Dijo desinteresado recostándose nuevamente en la cama
-No me respondas con "si, si", ¿¡no me estás oyendo ssu!?
-Simplemente estoy cansado de escucharte- Respondió seco Aomine cerrando los ojos
-Oh, ya veo…- su mirada se oscureció- ¿Crees que tienes las agallas suficientes para desafiar a tu dueño, Daiki?- La voz del zorro rubio se escuchó seria, bastante seria comparado con sus quejas anteriores, el peli azul sintió un escalofrío y se sentó de inmediato en la cama, si bien sabía que era más fuerte que Kise, el muchacho ojidorado seguía siendo el siguiente sucesor del clan Kise y él un sirviente… el sirviente de ese chiquillo caprichoso y de personalidad cambiante.
-Vale- Suspiró resignado el ojiazul fingiendo interés en escuchar por milésima vez el discurso del chico
-¡Es que no me pueden hacer esto! ¿¡Qué pasa si una chica linda quiere salir conmigo y no podré porque estoy comprometido!?- golpeó la pared furioso, rompiendo parte de ella
-¡No destruyas mi habitación estúpido!- Gruñó Aomine golpeándole en la cabeza
-¿¡Por qué me hiciste eso Aominecchi!?- Chilló el rubio con una lagrimita cómica saliendo de su ojo izquierdo
-Porque estoy harto- se revolvió los cabellos un tanto frustrado, al final terminó por golpearlo- Si tanto te quejas de lo que te impusieron tus padres, ¿por qué no simplemente te vas?
-¿Y a donde me iría, genio?- Le miró serio el rubio mientras agitaba la cola de un lado a otro
-Al mundo humano- Respondió Aomine con una sonrisa perversa
-Eso está prohibido, ni yo soy tan tonto como para arriesgarme ssu- Dijo el rubio mirándole arrogante
-Solo era una idea- dio un suspiro y volvió a recostarse, ésta vez ganando sus brazos tras su cabeza y mirando el techo
Hubo un silencio incomodo, Aomine supuso que el rubio no se atrevería a tomar su idea, porque incluso hasta el más tonto de los zorros mágicos sabían que el mundo humano era cruel y despiadado con los seres de su especie, en resumen si querías cometer suicidio lo mejor era ir a ese mundo.
-Igual no es tan mala idea…- Pensó Kise en voz alta
-¿¡Qué!? ¡Espera un poco idiota, tú dijiste qué…!
-Lo tendré en cuenta- Le cortó Kise divertido- ¡Bien Aominecchi, puedes dormir!
-¡Oye idiota!- Gritó el moreno cuando el rubio ya se había ido corriendo- No creo que seas tan idiota… a quien engaño… lo hará
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Días pasaron desde esa pequeña charla en la habitación de Aomine, aunque el rubio no tocó más el tema, pero lo tenía presente, ya que al parecer era la única solución que hallaba para no ser atado a alguien.
El rubio ordenó a sus sirvientes –exceptuando a Aomine- que le trajeran libros, dibujos, relatos y cualquier cosa relacionada con los seres humanos, para ellos que llevaban años sirviendo al joven, les parecía extraño que de un momento a otro se interesase por esa raza inferior.
-Hijo- golpeó su madre la puerta de la habitación, al parecer tenía buenas noticias
-Entra- Dijo Kise sin despegar su vista del libro de mitología que le habían traído, su madre entró a la habitación y se sentó junto a él
-¿Qué haces?- Dijo con cierta curiosidad
-Leer…- Susurró, estaba bastante concentrado en su lectura y la voz de su madre se escuchaba algo distante
-Es raro que leas sobre ellos- Dijo la madre entre risas- Más raro aún es que leas
Eso hirió su orgullo, despegó su vista del libro y dirigió un ceño fruncido hacia su madre- ¿Tiene algo de malo que lea?- Sonó tosco, pero la mujer estaba tan distraída por las buenas noticias que le traía que pasó por alto ese comportamiento
-Ryouta… hijo…- cogió el libro que tenía el nombrado en sus manos y lo dejó de lado- Sé que no quieres casarte con alguien que no conoces, entiendo… por eso… hemos hablado con tu padre…
-¿Eso significa que no me casaré?- Dijo esperanzado el chico
-Mucho mejor, Akashi-kun se ofreció en vivir aquí hasta que se conocieran lo suficiente y que se casarían cuando estuvieras listo para aceptarlo- Dijo la mujer con una aura rosa que más que alegrar, asustó por completo al rubio- Akashi-kun es tan adorable, de seguro te enamorarás en cuánto lo veas
Kise solo se limitó a mirar a su madre, su rostro no tenía expresión alguna, genial ahora Akashi viviría ahí, ¿acaso él no podía tomar sus propias decisiones? Su vida apestaba, odiaba ser el siguiente sucesor…
-E-Eso es… una fabulosa noticia- Sonrió el rubio tan dulce que su madre lo abrazó de la emoción
-¡A que no te lo esperabas!- Dijo su madre alegremente
-No, no me lo esperaba- Dijo el rubio manteniendo esa sonrisa, forzosa pero que engañaba a la perfección a los demás
-Y adivina qué, Akashi-kun vendrá dentro de 2 días
-Dos días- Se repitió Kise en su mente, mientras veía a la mujer caminar hacia la puerta
-¡Así que prepárate mi bebé!- Sonó melosa su madre saliendo de la habitación
-Dos días…- apretó los puños mirando los libros que tenían esparcidos por toda la habitación- Dos días para preparar mis cosas e irme de aquí…
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No había necesidad en mencionar que los dos días habían pasado muy rápidos y ocupados para el rubio, vestimentas, habitaciones, modales y sirvientes nuevos para el nuevo integrante de la familia…, mientras eso le mantenía ocupado en el día… en la noche pensaba y planificaba diversas formas de escape, pero… por más que preguntara, ninguno de sus siervos conocía la verdadera forma para ir al mundo humano, aunque eso no le decepcionaba lo suficiente como para no intentarlo. Hasta que por fin, el día tan ansiado para el rubio se hizo presente…
-Buenas tardes- se inclinó ante los padres de su prometido- Soy Akashi Seijuurou, el prometido de Kise Ryouta- Se presentó un muchacho pelirrojo cortésmente, en eso, una horda de personas rodearon al chico haciéndole diversas preguntas
El rubio miraba la escena con una mirada tan fría, que Akashi notó su presencia de forma inmediata, sus miradas chocaron, pero ninguno la desvió, ambas transmitían diversos sentimientos, aunque sus sentimientos eran tan fríos como el ambiente que emanaban a su alrededor.
-Soy Kise Ryouta, un gusto- Se presentó con la misma actitud que emanaba
-El gusto es mío- Se limitó a sonreír, se decepcionó un poco, sus padres habían hablado maravillas de su hijo, que era muy alegre y dulce, pero no vio ninguna de esas actitudes- Soy Akashi Seijuurou, tu prometido
-Sí, ya me lo habían dicho ssu- Dijo cortante, recibió un codazo por parte de su fiel sirviente
-Disculpe a mi señor- buscó una excusa- Lo que sucede es que no ha dormido bien últimamente- Dijo Aomine mirando furiosamente al rubio, éste seguía mirando con desprecio al pelirrojo
-Deberíamos irnos Akashi-sama…- Apareció un muchacho de cabellos verdes con una mirada tan seria y analítica, que Aomine sintió como si un asesino lo estuviera observando para cazarlo, era un poco más bajo que el peli azul y en su muñeca llevaba algo como un cascabel, se encaminó hasta Akashi acomodando sus lentes- Insisto en que este chico no es digno de usted.
-Guarda silencio Shintarou- Dijo el pelirrojo con una sonrisa muy distinta a la cortés que había mostrado
-Sí, Akashi-sama- Asintió el peli verde un tanto molesto, odiaba que su amo cambiara de una personalidad a otra, aunque llevaba años junto a él, no podía acostumbrarse del todo
-Vaya forma de tratar a tu sirviente ssu- Arqueó una ceja el ojidorado
-Tú mismo lo has dicho Ryouta, solo son sirvientes y deben obedecerme, mi palabra es absoluta ante seres tan mediocres como ellos- Dijo Akashi mirando con una sonrisa fría a su prometido, éste por un segundo notó un ojo amarillento en el rostro ajeno, pero solo fue por un breve momento
-Me pregunto dónde te vio lo adorable mi madre ssu- sonrió alegre, situación que molestó al pelirrojo- Porque yo no lo veo por ningún lado
-¡Como te atreves a tratar así a…!- Alcanzó a gritar Shintarou, porque fue callado por una mirada del más bajito
-Interesante, veamos cuánto durará tu arrogancia Ryouta- Dijo el pelirrojo sonriendo
¡¿Ryouta?! Como se atrevía a llamarle por su nombre, si apenas llevaban unos cuantos minutos de conocerse, antes de que pudiera responderle algo, Aomine le cubrió la boca y por fin los padres del chico tomaron la palabra.
-Seas bienvenido a nuestro reino Akashi-kun, esperamos que nuestro hijo sea de su agrado- Dijo cordialmente la mujer con una dulce sonrisa
-Tsk, no es como si yo quisiera agradarle- Musitó el rubio cruzándose de brazos
-Creo que me divertiré mucho aquí- Mantuvo esa sonrisa arrogante en su rostro
Kise no pudo aguantar más la situación y se retiró de la sala caminando furiosamente a su habitación, Aomine lo seguía a lo lejos, tenía el presentimiento de que no vería al rubio en un largo tiempo y si así era… por lo menos quería despedirse.
-Maldito enano…- Masculló abriendo la puerta de su habitación de mala gana, azotando la puerta al cerrarla
-Oye, deberías ser más gentil con tus cosas- Dijo Aomine abriendo la puerta de la habitación y cerrándola normalmente
-¡Cállate Daiki, no quiero ver a nadie ssu!- Chilló Kise mientras guardaba pergaminos y otras cosas en una especie de bolso
-Oh- se apoyó en la puerta mirando al rubio- por lo que veo te irás de aquí…
-¡Si y no pienses en detenerme ssu!
-A mí me da igual lo que hagas, si te descubren, tú serás el del problema, no yo- Dijo serio Aomine
Kise seguía furioso, pero a medida que iba guardando sus cosas en el bolso, una leve presión se hacía más fuerte en su pecho y todo ese enfado fue disminuyendo gradualmente, también sentía la mirada penetrante de Aomine a quien decidió mirar de vuelta.
-¿Qué?- frunció el ceño
-¿Sabes siquiera a dónde vas a ir?- Preguntó Aomine rascándose la nuca
-No, pero un chico como yo no tendrá problemas ssu- Dijo con orgullo, produciendo un suspiro en el chico de cabello azul
-Como digas- desvió la mirada, sus orejas de zorro se agacharon- Si quieres puedo acompañarte… no es que me importes o algo así, pero…
-No- le cortó Kise viendo con orgullo el bolso que había preparado para su viaje- En unos meses más, seré mayor de edad ssu
¿Para qué seguir insistiendo si el rubio era terco? Solo asintió, sabía que intentar convencer al rubio era algo imposible, menos si ya tenía una idea metida en la cabeza, pero lo que más le preocupaba era que Kise iría al mundo humano y con lo torpe que podía llegar a ser, no sobreviviría por mucho.
No fue mucho el tiempo que pasó para que su madre se digiriera su habitación a darle una charla –sermón, para él- sobre su mal comportamiento hacia su prometido, Aomine antes de que comenzara, hizo una leve reverencia y salió, quedándose fuera en caso de que el rubio quisiera escaparse –como solía hacer en muchas ocasiones- de su madre.
-Sigo creyendo que es una mala idea- pensó Aomine percatándose de una presencia más a su alrededor, sacando las garras en señal de advertencia- ¿Quién anda ahí?...
Silencio.
-Esto no me gusta nada…- Chasqueó la lengua de mala gana- Estoy seguro que había alguien aquí…
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Entre tantas disculpas y reverencias por parte de su suegro, Akashi decidió dirigirse a la habitación que le había sido designada, se sentó en la cómoda cama de bellas y caras telas, esperando a su fiel sirviente que había desaparecido después de que su prometido abandonara la habitación.
Tenía un presentimiento bastante molesto sobre Ryouta, pero hizo caso omiso a las advertencias que su subconsciente le mandaba, una leve batalla interna entre "no confíes en él" y "solo es cuestión de tiempo para que caiga rendido ante ti, después de todo eres el primogénito del clan Akashi, un ser superior", si, ese pensamiento tenía bastante sentido para él.
-Shintarou, ¿A que fuiste?- Dijo sin siquiera mirar al de orbes verdes que había entrado a la habitación
-Akashi-sama, ese maldito zorro va a huir- Soltó seco el peli verde acomodando sus lentes
-¿Huir?- soltó una risa un tanto oscura- ¿Por qué huiría?- Recién dirigió su vista al recién llegado
-Claramente, él no tiene intenciones de casarse.
-¿Acaso dices que él no quiere casarse conmigo?- remarcó el conmigo, como si el solo hecho de ser él fuese un privilegio
-Tal y como lo oyó, Akashi-sama.
¿Él iba a ser dejado por un zorro de cuarta? No, claro que no. Se levantó de la cama dirigiéndose al enorme ventanal que daba directo hacia un balcón, notó como dos sombras corrían entre los arbustos y se dirigían a lo profundo del bosque. Si su familia se enterara, no, si el mundo se enterara que un descendiente directo del clan Akashi fue rechazado por un clan tan inferior como el Kise, sería el hazme reír, su reputación se iría por los suelos, simplemente sería denigrante.
-Es el zorro- lo sacó de sus pensamientos el ojiesmeralda, que se encontraba a su lado- ¿Qué hará Akashi-sama?
-¿No es obvio Shintarou?- sonrió malignamente, notándosele claramente como uno de sus ojos se volvía amarillo neón
Ahí estaba ese Akashi al cual aún no podía acostumbrarse, supuso que podría ser lo "obvio" pero si se arriesgaba a decirlo, sabía que ese Akashi, sería capaz de cortarle la lengua.
-¿Qué es lo obvio Akashi-sama?- Se limitó a decir, tenía que dejar que ese Akashi mostrara su faceta
-Tantos años a mi lado y, ¿aún no me conoces Shintarou? Me decepcionas- le dirigió una fría mirada, eso era lo único que no sorprendía al más alto- Como sea- su mirada nuevamente fue a parar al ventanal- Quiero que llames a esos perros que tienes de amigos y que castiguen a ese malnacido de Ryouta por su impertinencia
-¿Castigarlo? ¿De qué forma?
-Eso lo dejo a tu criterio, Shintarou- Una sonrisa endemoniada adornó su rostro, mientras observaba como el sirviente de su prometido entraba a la casona, eso era lo mejor que pudo haber pasado, estaba solo e indefenso, tendría que suplicarle perdón por haber huido de su compromiso
-Sí, Akashi-sama.
