Los Nuevos Juegos del Hambre

-Iremos juntos—me dijo Peeta, nunca ha dejado de cuidarme, ¿qué hay de los chicos?

-Peeta, ¿y los chicos?

-No, no permitiré que vayas a los Juegos del Hambre sola. Pueden quedarse con Haymitch.

-Sí no se los toma para el final del día.

-¡Katniss!

-Perdón.

-Vayamos los tres, tú madre puede venir. Es hora de que la perdones y que ella pueda cuidar a los chicos. Le encantaría conocerlos, ¿no crees?

Los Nuevos Juegos del Hambre, fue un decreto especial, se jugaran una vez el día de la rebelión, para recordarle a la gente… ¿soy o ese es un discurso ya dicho?, que gracias a ellos pudimos cambiar, solo se celebran ese aniversario especial, en año bisiesto.

Los mentores irán, habrá una cosecha y solo un sobreviviente, a la gente que era del Capitolio aún le emociona.

-Está bien. Prim querría que la perdonara.

Salgo a caminar al jardín. Puedo ver a la gente, los días vuelven a ser como antes, cabezas bajas. Todos mirando el cielo, buscando la esperanza y la fe de que sus hijos no vuelvan a ser elegidos, es la primera vez que se celebran. Pienso en todo y la vergüenza que tengo para mirarlos a la cara, lucen como si nada hubiera cambiado, después de todo, sus hijos seguirán muriendo. "Pero es algo necesario, no queremos erradicar la esperanza, solo queremos que aprecien".

Ridículo pero tal vez ellos seguían pensando que era real y necesario. Siempre me disculpó.

Las noches pasaban, Peeta y yo nos despertábamos juntos a tomarnos de la mano, a calmar el miedo de ambos.

-Tú anúncialo Katniss.

-¡Basta, lo haré yo! –Sacó cualquier papel, recordé la gracia con la que Effy lo hacía.

-De los chicos… Gaio Jillard. Y la afortunada chica es Jilliny Marless. Lo lamento.

Una madre, hasta el fondo gritó. Cerré mis ojos y mi corazón se detuvo.

La chica que avanzó era pequeña pero no era delgaducha, para mí eso era una ventaja. Había unas cuantas reglas modificadas, ya no podías tener tu nombre más de una vez en la urna. Había comunicación directa con los mentores durante los juegos. El chico en cambio era alto, con ojos verdes y cabello rizado, rubio por supuesto. Prestando atención a los chicos, ella no parecía del distrito 12. Tenía el cabello rojo y ojos miel. Una piel blanca, como si nunca hubiera estado bajo el sol.

Les daban un día para despedirse aunque en las oficinas de la alcaldía.

Al terminar me despedí de mis queridos hijos. Le di un beso a ella. Y le hice cosquillas en la panza al pequeño.

-Cuídalos.

Mi madre me miraba con los ojos más brillantes que jamás le había visto, a pesar de eso, aún no puedo perdonarla. No pudo cuidar de Prim—Me haces muy feliz Katniss—y sonrió, se había puesto un poco arrugada pero casi no podías notarlo.

-Adiós—sonreí y Peeta les dio un abrazo a los tres.

Me senté en el sillón rojo que estaba afuera de los cuartos de los tributos. Peeta jugaba con la tela del sillón, ella salió primero. Los ojos le brillaban y tenía el contorno rojo e hinchado por tanto llorar. Se sentó a un lado mío.

-Por lo menos no estaré bajo Haymicht nada más.

-Tienes razón.

Antes de irnos corrí al podio barato en donde se paraban los tributos después de despedirse de todos.

-Haremos todo para que regresen.

El chico se sentó en el sillón. Peeta se sentó enfrente.

-¿Qué sabes hacer?

-No mucho… Sé algo de cuchillos pero nada más, nunca me entrene especialmente.

-Yo sí—dijo ella – Que oportuno, ¿no?

-¿Tú que puedes hacer?

-Lucha y tengo la mejor puntería con cuchillos, además soy muy buena con el fuego.

-Tenemos una semana para entrenar, entonces nos concentraremos en ti Gaio. –dije, ella me miró, desafiándome.

-¿Quiénes nos entrenaran?

-Los del campamento en la Capital y nosotros.

-¿Aún pueden correr? –dijo la pelirroja desde su asiento.

-Claro que sí. Te sorprenderá lo que ella aún puede hacer—Peeta le respondió tan ligero y relajado, incluso sonriéndole.

Haymicht entró a la habitación.

-Ya no podremos vender la idea de los amantes trágicos, ¿verdad?

-No lo creo—dijo Peeta sonriendo—pero hay que hacer que ambos sean agradables.

Solo uno regresa. ¡Solo uno! Nunca nadie volvería a hacer la excepción de Peeta y mía.

-Yo quiero regresar.

-También los otros veinticuatro querida.

Los modelos de Haymicht no cambiaban pero no dejaba de ser verdad.

Es la primera vez que escribo un fic de los Juegos del Hambres, aunque ya había leído los libros, nunca se me ocurrió. Hasta que después de ver la película pensé "jmm como habría sido Katniss como mentora, o Peeta?" Gracias por leer, besos y amor!