Bueno, tenéis que perdonarme pero sinceramente es la primera vez que escribo de Naruto, llevo muy poco tiempo viendo la serie, menos tiempo xD unos... 4 o 5 días realmente, pero como siempre que me gusta una serie y me engancha acabo escribiendo un fics, pues para no variar he hecho uno de Naruto de la historia que me pareció bastante interesante pues se me ocurrió en uno de estos momentos de locura que todo el mundo tiene y yo los tengo demasiado a menudo y si no tengo capítulos preparados pues como que tardaré bastante en actualizar, eso claro si a alguien le gusta este fics, por cierto hay algunas incógnitas que aún no se de Naruto, por eso si tengo alguna falta en la historia me podéis decir si está bien o no, ya que en el anime no paso del cap 38 por los fan sub y del manga del tomo 21... así que por favor n.n aconsejadme si tengo algo más.
Oscuridad
En las solitarias calles de la aldea de la arena paseaba un niño, no más de cinco años podría tener sus ropajes estaban gastados y ensuciados, había corrido mucho ese día, y el agua caía por su rostro, la lluvia era su compañera en esos momentos. Miró al cielo y fijó sus ojos en las nubes grises que vaticinaban la lluvia, los cerró, alrededor de sus ojos una sombra oscura la cubría, el no conocer que era el sueño a tan temprana edad, no haber dormido en su vida, pues si dormía se desataría un poder sin igual que podría acabar fácilmente con la aldea en la que vivía, pero él no entendía por que él, siempre él, era odiado sin saber por que, todos le temían, le evitaban, y él se encontraba solo, una situación que ningún niño de cinco años debería vivir nunca.
Gaara había salido en un día tenebroso oscuro, todos los días acudía al mismo lugar cargando con su oso que en estos momentos llevaba en la espalda, miraba a los otros niños jugar desde el columpio, desde el mismo lugar siempre, silencioso. Él era una sombra, un monstruo, no un niño normal, estaba solo si se intentaba acercar al no controlar el poder que esa pequeña criatura no debería poseer hacía daño sin querer a lo demás, odiaba la soledad, odiaba no ser normal... no conocía el dolor, la arena siempre le protegía, le ayudaba pero... en esos momentos quería sentir el dolor, saber que era que la sangre recorriera por su piel, saber de alguna forma que no era un monstruo, que si se dañaba sangraría, quería ver su sangre, por unos momentos, por que significaría de alguna manera que no era lo que todos pensaban de él.
Sus cabellos estaban caídos por el agua, eran rojos, como la sangre... bajó la cabeza algo deprimido mientras apretaba fuertemente la mano de su pequeño oso, quería salir de ese lugar en el cual nadie le aceptaba, escapar... Pero aunque aún no entendía por que le odiaban, él no era un monstruo, no era lo que todos pensaban de él, solo Yashamaru le miraba como si fuera normal, solo él... aunque incluso a veces creía que para él también era un monstruo, el hermano de su madre la que no llego a conocer, para su tío era solo un niño normal, o no tanto. Suspiró débilmente, hoy por mucho que quisiera no iba a encontrar a ninguno de los niños que solía ver jugar, esa tarde era demasiado siniestra para que alguien saliera, si volvía a casa tal vez... tal vez podría hacerlo de una vez por todas. Llegó a su casa mientras miraba detenidamente a un punto fijo de la habitación, la única foto que había visto de su madre, una de las pocas cosas buenas y bellas que conocía, ya que su padre le odiaba, normal, era odiado por todos.
- Okka-san... ¿por qué soy tan diferente? – preguntó a la penumbra intentando responderse él mismo a la pregunta.
Apoyó la frente en la mesilla, en la cual sencillamente estaba la foto de su madre, un pequeño jarrón con agua y unas pocas flores frescas que recogía todos los días para colocarlas a su lado, blancas y amarillas, muy hermosas como su madre. Cerró los ojos y se puso a llorar en silencio así era él, silencioso, oscuro... o como todos los demás le llamaban un monstruo, si su madre estuviera viva ¿qué pensaría de él?. ¿Sería como el resto de las madres que quieren a sus hijos o también le odiaría?. Notaba un fuerte punzón en el pecho cada vez que lo pensaba... ¿eso era dolor?. Si lo era no le gustaba sentirlo, era vacío y agónico... él no debería pasar por eso, no se lo merecía, solo era un niño. Levantó la vista y volvió a ver la sonrisa de su madre haciéndolo casi sonreír, pero sus ojos se desviaron hacia un pequeño cuchillo que siempre mantenía cercano para intentar saber que era estar herido, que era el dolor corporal...
- ¿Gaara-sama? – escuchó una voz familiar que hizo girarse un poco - ¿se encuentra bien? – su tío estaba atrás suya con una cara extraña en su rostro.
- Yashamaru-san... ¿tú me odias? – musitó en voz baja, su tío era la única persona que le miraba con otros ojos, no quería que lo odiase.
- Claro que no te odio, eres el hijo de mi hermana – habló con voz queda mirando al niño que se limpiaba el rastro de lágrimas que corrían por su rostro – está empapado, no debería haber salido fuera hoy, esta lloviendo muy fuerte – acercándose a él.
- Tenía que traerle flores a Okka-san... – alzó la vista con una mueca – no tenía nada que hacer, así que no me pareció nada malo salir, como nunca me enfermo – giró su vista hacia la ventana.
- Pero podía haber sido la excepción y eso no es bueno, los niños no deberían salir con este tiempo a la calle – alzando la mano.
- Yo no soy un niño normal – susurró – soy un monstruo... – se miró las manos ¿por qué él?.¿por qué no era normal?.
- No es un monstruo... Gaara-sama... – bajó la cabeza – es especial, y tiene grandes poderes que otros temen, no significa que sea un monstruo, es un ser humano – sentándose en una de las sillas que había en la habitación.
- Los humanos sangran, yo ni siquiera lo hago – frunció el ceño, pudiera ser que tuviera cinco años, pero no era idiota, sabía que no era normal, que no le importaba y que en los ojos de la gente denotaba miedo al verle, pero... ¿por qué?.¿por qué?. Esa pregunta siempre le seguía – la arena me lo impide – cerrando los puños.
- Eso es por que... – el hombre empezó a hablar pero prefirió callar al ver la mirada del niño, no estaba exigiendo una explicación, ni era amenazante... sino más bien triste, mientras mantenía una débil sonrisa, como si supiera lo que iba a decir.
- No importa Yashamaru-san, mientras este contigo estoy bien – miró hacia el suelo con la misma sonrisa, estaba decidido – será mejor que te vayas a dormir, yo estaré bien, no me molesta que llueva por la noche – él no podía dormir a fin de cuentas le gustaba el sonido de la lluvia, ese era uno de los motivos por que salió – además él me hace compañía – señalando a su oso que continuaba en la espalda – estaré bien – alzando la cabeza y mirando a su tío decidido.
- Si usted lo dice – algo desconfiado con la confianza del chico, pero tranquilo de que estuviera animado, si se enfurecía nadie, ni siquiera él era capaz de saber que ocurriría.
El pequeño miró al cielo, estaba oscuro, la noche había caído ya, una noche sin estrellas, sin apenas visibilidad, sin siquiera los fuegos de las calles para advertir de la presencia de alguien, una noche demasiada perfecta para que fuera desperdiciada. Apretó los labios, seguramente Yashamaru se preocuparía de él pero estaba decidido, agarró su oso decidido, podría ser un niño, pero poseía una gran habilidad que le permitía hacer cosas que ni siquiera muchos adultos podían hacer, miró la foto de su madre detenidamente y si... la agarró fuertemente quería probar si... La arena se volvió a pegar a su cuerpo al chocar contra el cristal que empezó a romperse con demasiada facilidad dejando el marco destrozado por la presión, pero sin embargo con la foto intacta, ese sería su tesoro, la foto de su madre, la dobló cuidadosamente se la metió entre la ropa.
- Okka-san... – dijo mientras saltaba a la repisa y miraba hacia la habitación donde había vivido durante su corta existencia – no seré jamás un monstruo sino... simplemente... – fijó de nuevo su vista hacia fuera haciendo que en su infantil rostro cayeran pequeñas gotas mojando su pelo rojizo – Gaara – y como transportado por la arena desapareció de la ventana.
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En la aldea de la hoja un chico con unos preciosos ojos azules intentaba conseguir llamar la atención de los demás compañeros, fruncía el ceño, odiaba que le ignorasen siempre o le trataran como un idiota, pero sobre todo lo que más odiaba era la forma en que todos los adultos le miraban, de una forma tan distinta, con tanto rencor en ellas que incluso daba miedo, pero siempre las había recordado así, él solo quería jugar con los otros niños de una forma normal... ¿por qué le miraban de esa forma sino le hacía mal a nadie?. Se sentó en uno de los columpios, en ese parque había muchas madres con sus hijos y otros que jugaban entre sí, bajó la mirada y se fijó a su alrededor, no había ni siquiera una persona a cinco metros de donde se encontraba, le evitaban como si fuera una plaga, se mordió el labio hasta el punto de hacerse daño, creía que no los escuchaba, las madres de los niños estaban hablando de él, como siempre cuando le veían, siempre decían lo mismo.
- Ese niño... no deberían dejarlo ir libremente por ahí – como si fuera un peligro público o algo parecido.
- Sí, tienes razón, no se como pueden es un... – el joven Naruto frunció el ceño, se sabía la palabra de memoria.
- Monstruo... – acabó diciendo él a tan baja frecuencia que sino supiera que lo había dicho nunca se hubiera enterado.
Pero... ¿por qué monstruo?.¿por qué siempre lo escuchaba?.¿por qué esas miradas de odio en los adultos?.¿tantas cosas malas había echo?.¿tantas travesuras?. Solo quería un poco de atención ¿era eso mucho pedir?. Al parecer para él era demasiado, sin padres, no tenía a nadie en ese lugar, ni amigos, ni familia, ya que era huérfano desde que podía recordar, nunca había tenido seres queridos, aunque había estado a la vigilancia del viejo Hokage, el cual siempre intentaba inculcarle algo de sentido común cuando hacía travesuras, la verdad es que parecía ser la única persona que le importaba su vida, ya que se había preocupado de su darle el suficiente dinero o comida cuando no tenía, ya que comía demasiado, y la mayoría de las veces a base de ramen y leche, la verdura no entraba dentro de su dieta, aunque a más de una vez el viejo le había obligado a hacerlo, pero él siempre conseguía escaparse.
- Naruto-kun ¿qué haces aquí? – se giró levemente, ahí se encontraba un joven que llevaba la insignia de ninja en la frente haciendo que su pelo se recogiera, le conocía, muchas veces lo había visto con el viejo Hokage y a veces le mandaba a recogerle.
- Nada Iruka-san, solo quería jugar un poco, pero como siempre los demás no están dispuestos a jugar conmigo – mientras se balanceaba - ¿te manda Hokage-jiji? – el otro pareció sorprendido durante un momento.
- Deberías ser más respetuoso con Hokage-sama, Naruto-kun – con el ceño ligeramente fruncido – quiere que vayas a verle enseguida, tiene algo que decirte – miró a ese chico el cual tenía dentro al Kyuubi que acabó con su familia, sino fuera por ese maldito kitsune él aún tendría padres.
- Que querrá ahora... hace mucho que no le visito... – saltó bajando del columpio – últimamente no he hecho ninguna travesura, debe de estar extrañado... – pasándose la mano por el mentón – a lo mejor me invita a un plato de ramen... – parecía estar hablando solo.
- Ven conmigo, te llevaré donde se encuentra ahora – con un tono que no se debería utilizar con un niño de cinco años, pero claro, él no era normal a fin de cuentas.
- Sí, Iruka-san – asintiendo, estaba acostumbrado a que le hablaran de esa manera de todas formas.
Se pasó la mano por su rubio cabello, bastante corto por decirlo de alguna forma. La verdad es que se encontraba bastante aburrido, la mayoría de las veces cuando se aburría pintaba las caras de los antiguos Hokage o intentaba robar en una tienda, o espiar a las chicas, el cual era uno de sus pasatiempos favoritos, aunque la mayoría de las veces salía algo magullado por las carreras. Seguramente el viejo Hokage se estaba preguntado por que no estaba haciendo una de esas cosas últimamente, la verdad es que quería, pero algo le impedía hacerlo, no sabía que, pero se lo impedía. Pasó al lado de la tienda de pescado donde en este momento había bastante gente hablando, pero al pasar junto a ellos callaron y comentaron a murmurar, sobre él seguro, estaba completamente seguro de ello, los odiaba, odiaba a todos ellos, le menospreciaban y ni siquiera le conocían, hipócritas... algún día él llegaría a ser alguien importante, y todos ellos tendrían que tragarse sus palabras.
- Hokage-sama quiere hablar de tu formación como ninja – habló calmadamente intentando reprimir como realmente se sentía.
- ¿Mi formación? – parpadeó aparentemente sorprendido, tenía que ir a la escuela antes de ser un ninja para aprender y eso se hacía a partir de los cinco años que él ya había cumplido, pero al no tener padres ni tutores había creído que él no iba a ir a esa escuela.
- Todos los niños de más de cinco años de la aldea deben por obligación ir a la escuela, para su previa entrada a la academia de ninjas en la cual tienes que aprender los conocimientos básicos para ser un ninja – decía de forma automática sin cambiar el tono de voz.
- Entonces... ¿Hokage-jiji quiere que yo también vaya a la escuela?. – aún sorprendido – Creí que no teniendo tutores... no podría ir a la escuela... – con voz queda llena de emoción.
- Te lo explicará mejor Hokage-sama que yo – diciendo más fuerte el sama para que se enterase y por lo menos fuera respetuoso con la persona que permitía quedarse en la aldea.
Esta vez ignoró completamente el tono de voz de su acompañante mientras pensaba, ser un ninja... ser un ninja significaba ser reconocido, ser alguien de importancia, no ser considerado un monstruo o algo parecido, un inútil... Divisó una gran puerta blanca que había al final de un gran pasillo que llevaba mucho tiempo recorriendo ya, ahí debía de estar el viejo Hokage, sonrió débilmente, ya que claro el pocas veces lo hacía, cuando se sentía atendido la mayoría de las veces, pero en su casa, en la soledad se sentía tan triste, que muchas noches se dormía llorando, pensando el por que a él, por que solo él era considerado un monstruo por los demás, no lo entendía. Al ser demasiado pequeño la puerta la consideró enrome, se puso una mano en el pecho y apretó fuertemente, su corazón iba muy rápido haciendo que no escuchase el abrir de la puerta pero si ver el brillo que le obligó a entrecerrar los ojos hasta que se acostumbró a tanta luz.
- Hokage-sama se encuentra dentro, quiere que vayas solo – Naruto asintió mientras mantenía la mano en el pecho.
Efectivamente ahí se encontraba el viejo Hokage, sentando tranquilamente mirando el extenso balcón que tenía enfrente suya, al parecer aún no había notado su presencia, pero una leve inclinación de cabeza le indicó que sí había sido detectado, y bastante rápido al parecer. Estaba nervioso, por que era la primera vez que iba hacia él sin haber hecho ninguna travesura, sino para algo importante, realmente importante, por lo menos para él, estaba emocionado, escuela, profesores... y sobre el sentimiento de no sentirse ignorado los demás, a lo mejor... a lo mejor ahí... negó suavemente con la cabeza y suspiró.
- Naruto, me alegro de verte, adelante pasa – dándose la vuelta indicándole la silla que estaba a su lado.
- Me ha llamado, como para no venir Hokage-jiji – con algo de burla.
- Más respeto a tus mayores, y más si son tus superiores – haciendo una mueca mientras veía al niño sentarse a su lado – supongo que Iruka-kun te habrá dicho que es lo que haces aquí – el pequeño hizo un gesto que parecía decir que sí.
- Me ha dicho que voy a ir a la escuela para mi formación ninja, o algo así – intentando recordar bien las palabras.
- Bueno, la idea principal creo que la has captado – con una sonrisilla que hizo que el chico se enfadara – y sí, vas a ir a la escuela, ya tienes edad, y como no tienes padres yo me ocuparé de todo lo referente a tu ingreso – Naruto le miró extrañado - ¿no quieres ir a la escuela de ninjas? – la verdad es que el Hokage no sabía si el chico tenía iniciativa, pero sabía que su chakra, al ser el del Kyuubi, era enorme.
- No es eso, es que no se por que se toma tantas molestias en mí... – le miró – esta vez no hice nada malo y me hizo llamar, eso es raro... – giró la vista se fijó en que en el balcón había alguien más, no se había dado cuenta.
- No son molestias, es mi obligación, empezará en cuanto acabe el mes, sabes donde está la escuela y procura no hacer travesuras durante este tiempo – lanzó un gran suspiro y luego se dio cuenta de que no era precisamente que le estuviera atendiendo a él, sino a otra cosa, o mejor dicho, persona.
- Ese chico... no es de la aldea ¿cierto? – conocía a la perfección de rostro de todos los jóvenes de la aldea, y ese, precisamente, no le sonaba de nada.
- No, él viene de otra aldea pero va a estudiar también en esta, tiene tu misma edad, su nombre es Gaara – Naruto asintió, era curioso ese chico, sentía mucha curiosidad – si quieres puedes ir a saludarle, no creo que te coma.
Naruto frunció ceño ligeramente y saltó de la silla saliendo rápidamente hacia el balcón, tenía un presentimiento. El chico no tendría mucha mas edad que él, el pelo de color rojo como la sangre, unos ojos verde azulado... un verde azulado penetrante, una extraña capa negra alrededor de los ojos haciéndolo raro, pero no más de otras personas que hubiera visto. Al parecer notó su presencia rápidamente que hizo que se girara a verlo, con algo de miedo, pero no como lo veían los demás, no con ese odio y rencor sino por un miedo que él conocía, se estaba reflejando en esos ojos... Parpadeó momentáneamente para luego sonreír y acercarse hacia él con una seguridad que antes no hubiera tenido.
- Hola, soy Naruto – señalándose – tú eres Gaara ¿no?. Él viejo me lo ha dicho – continuó diciendo observando como el chico se sorprendía cada vez más.
- Sí, soy Gaara – observándolo con atención, no se parecía a los niños que había visto en su aldea, ni siquiera se les comparaba, sus ojos eran iguales que los suyos... mostraban, por un segundo, felicidad.
- Hokage-jiji me has dicho que eres de otra aldea, realmente lo pareces, no te he visto nunca – hizo como si meditara - ¿te gusta el ramen?. A mi me encanta sabes... – poniéndose las manos en el estómago.
- Nunca... nunca he probado ramen – se sentía tímido, nunca había conseguido hablar normalmente con alguien de su edad, y esbozó una sonrisa tímida – me gustaría probarlo.
- ¡Qué! – llevándose las manos a la cabeza como si no creyese que eso fuera posible - ¿nunca has probado ramen?. Eso es sacrilegio, ahora mismo le digo a Hokage-jiji que nos invite, cada vez que me llama me invita, no creo que invitarnos a los dos le cueste algo más... – rió al imaginarse la cara del viejo – vamos Gaara – extendiéndole la mano – juntos haremos que ese viejo nos de ramen gratis, seguro – con decisión.
Gaara se quedó un tanto indeciso, nunca un chico de su edad le había tendido la mano, nunca se habían acercado a él, nunca le habían hablado de libertad, siempre que intentaba acercarse huía y acababan dañados, pero en este momento... ese chico rubio le ofrecía su mano sin temor... no eso no era así, si temía, pero no a él, sino que no la sujetara. Alzó la vista y miró a Naruto, esa mirada la conocía, era la suya, deseoso de ser aceptado, de tener alguien en que apoyarse, de tener amigos... de no ser odiado y puede que... suspiró lentamente y agarró la mano del chico y esta vez sin dudarlo y tomando algo de confianza sonrió y habló.
- ¡Sí! – asintiendo mientras el otro lo llevaba corriendo a ver al viejo Hokage.
- Espero que no se haya ido... sino me va a tener que dar una ración doble la próxima vez, que será muy cercana – sonriendo con algo de malicia que hizo también reír al otro mientras buscaban al viejo que desde la puerta principal sonreía al verlos juntos.
- Al parecer las dos bestias internas pueden ser calmadas, y tranquilizarse la una a la otra – habló en casi un susurro – pero mientras tanto... – se fijó en el rubio que venía casi arrastrando al pelirrojo – dejaré que crezcan así, sí... – cerró los ojos – juntos...
Continuará...
Se lo que estáis pensando ¿qué coño hace Gaara en Konoha?. Pues veréis, si queréis saber como llega allí pues tendréis que esperar al flash back que habrá en el próximo capítulo u.u lo sé ¿raro a que sí?. Pero es que es una idea que nadie ha pensado o por lo menos no ha escrito, y como me gusta mucho estos personaje por que son iguales... pues ale los pongo de amigos de la infancia y ya veréis que les tengo pensando al Uzumaki y al Kazekage... Seguramente estaréis preguntado lo siguiente. ¿No encontrarán a Gaara en Konoha demasiado rápidamente?.¿No lo intentarán matar de nuevo?.¿Será odiado por los de la villa también?. Todas las preguntas serán contestadas a su debido tiempo y ejem, bueno dejando el termina dejadme vuestras opiniones que es mi primer fics de Naruto xD. Espero que os haya gustado y si eso dejadme review sobre todo alguien que se que le apasiona esto u.u.
Atte: Asumi - chan