Disclaimer:
Rurouni Kenshin no me pertenecen, si no al magnífico Nobuhiro Watsuki.
Esta historia es un Kenshin / Kaoru, y datara en tiempos actuales por lo que personajes tendrán una personalidad diferente. La historia contendrá escenas un poco violentas, algo de lenguaje fuerte y lemon, siendo no recomendable para personas menores de edad o sensibles ha dicho contenido.
*Vuelve amarme… Si no, déjame a mi amarte*
BY PEQUE DE HIMURA
Cap-1 Memorias.
Era de madrugada y la ciudad se encontraba completamente tranquila. La gente dormía plácidamente. Habiendo sus excepciones, la placidez y tranquilidad no eran para todos los habitantes de la ciudad de Tokyo.
Tal era el caso de Kenshin Himura; un hombre fuerte, de porte único, y distinción inusual. Una cicatriz dibujada en su mejilla izquierda en forma de cruz inclinada, acentuaba la frialdad de su rostro, además, de en marcar unos aterradores ojos ambarinos con destellos escalofriantes, ojos que al mirarlos mostraban la figura de la muerte. A partir de la tragedia que marco su vida, el color violeta con matices ámbar jamás volvió.
Era tiempo de recordar con más frenesí la mierda historia de su mierda vida, el 20 de junio llegaba nuevamente haciendo de las suyas, pasando los hechos que le marcaron la existencia. Justamente ese día su esposa cumplía 2 años de muerta, mismos que le recordaban que la soledad había sido… y seguiría siendo su única compañía.
Sus labios jamás volvieron a brindar una sonrisa sincera, se había convertido en un ser más frio, uno que prefería vivir encerrado en su mundo de desolación. Todos a su alrededor se daban cuenta de ello, pues fue un cambio demasiado drástico.
En el pasado él fue un hombre muy querido y reconocido por su buen corazón, pero al paso del tiempo todo reconocimiento fue evolucionando. Ahora le miraban con decoro y miedo a la vez, los que se cruzaban en su camino le ofrendaban un tímido saludo. Ya nadie era capaz de sostenerle una conversación amena como solían hacerlo antes, a diferencia de las mujeres con poco juicio moral que suspiraban y daban la vida por obtener un poco de su atención y una buena revolcada en su cama. Siempre que tenían oportuidad, se le declaraban importándoles muy poco las consecuencias, pero ninguna chica lograba tener éxito, no soportaba que quisieran aprovecharse de su viudez para conquistarlo, eso era algo que le hacia enardecer de rabia. Él era hombre de una sola mujer y aun consiente que su amada esposa ya no pertenecía a este plano terrenal, le guardaría fidelidad absoluta, eso sin contar que al rehacer su vida sería como firmar la sentencia de muerte para la persona que escogiera como compañera. Todo estaba más que claro, el peligro era ya parte esencial en su vida y el volverse a enamorar, era un riesgo que no estaba dispuesto afrontar.
Kenshin era un ex militar, líder de una organización importante asociada con las fuerzas armadas del Japón, que se dedicaba a la luchaban contra la delincuencia organizada. Existían varios grupos y lideres en diferentes ciudades. La tarea de Kenshin era Tokio y parte de sus al rededores. La ciudad ya estaba casi limpia, excepto por el blanco mas difícil de atrapar... "el lider del cártel Makoto" el bastardo infeliz culpable de su desgracia.
El maldito capo operaba desde un punto desconocido del Japón moviendo a su gente esparcida por todo el país y que a pesar del gran esfuerzo de aquellos que lideraban los grupos de la organización, no podían descubrir el escondite del Makoto.
En una ocasión Kenshin les logro confiscar un cargamento de droga, en la segunda casi atrapa a Makoto Shishio jefe del cartel, y de ahí en más, solo fueron intentos fallidos en los que tan solo lograba incautar la mercancía, causándole grandes pérdidas millonarias.
Tras el último operativo comenzó a recibir amenazas escritas con sangre, en las que le advertían que si seguía inmiscuyéndose en la captura del jefe, lo pagaría con lágrimas de sangre. Dichas amenazas le causaban gracia, un poco de presunción y seguridad eran las suficientes para ignorar las advertencias y lo siguió acechando. A pesar de no tomar tan apecho el contenido de aquellas escalofriantes amenazas, decidió informar a Katsura lo que estaba ocurriendo. El mayor de las fuerzas armadas le sugirió a Battosai doblar la vigilancia y el resguardo de la seguridad de su familia. Kenshin acepto el consejo y apoyo del mayor, era más que lógico que no podía cargar con Tomoe cada vez que tuviera que hacer alguna diligencia.
Al cabo de pocas horas, lo hombres altamente instruidos para el resguardo de su esposa y su media hermana Misao, llegaban a ponerse a su disposición.
Ya había transcurrido un mes desde que recibió por primera vez aquellas letras amenazantes empuñadas con sangre, tiempo exacto en el que Kenshin descubrió uno de los escondrijos de Makoto. Sin pensarlo dos veces, convoco a una junta y dio indicaciones a los miembros de la organización para realizar un nuevo operativo.
Al salir del lugar, punto de sus reuniones, fue a su casa a tomar sus pertenecías. Se despidió de su amada esposa y dio marcha al lugar donde un helicóptero de las fuerzas armadas lo espera. Al momento de abordar el transporte aéreo, hizo un repaso de los artículos que llevaba consigo. Se dio una patada mental al recordar que había olvidado lo más importante, un maletín sumamente indispensable. Finalmente decidió regresar a su casa, pues sin el no podría viajar ni realizar el operativo en contra de Makoto.
Su residencia contaba con dos entradas; el portón principal y el de la parte trasera. Tanta era su urgencia que intercepto a su casa por el segundo portón. Cruzo el enorme prado "mágico", fue así como bautizo su esposa Tomoe al bello jardín, pues todas las noches se juntaban varias luciérnagas que danzaban con ímpetu alrededor de los grandísimos árboles de sakura, dando una visión mágica y muy hermosa.
A mitad del camino le fue revelado un espantoso espectáculo que manchaba la belleza de aquel jardín. Lo que enseguida sus ojos presenciaron, le hizo helar la sangre por completo, los elementos encargados de proteger a su esposa estaban tirados y totalmente mutilados. El trabajo se había realizado con sables Japoneses, no cabía duda de que los ejecutores de Makoto eran los causantes de aquella masacre.
Con el alma casi apagada, apretó la empuñadura de su katana, mientras con la otra se preparaba para desenfundar la pistola que también llevaba consigo corrió rápidamente a su casa con desespero y pánico. Se temía lo peor…
Y así fue...
Al entrar se revelaron ante sus ojos, 10 hombres con caras grotescas y malditas, que reflejaban el deleite que les brindaba matar lenta y dolorosamente a sus victimas. Su vista se clavó al sujeto que aprisionaba el cuerpo de Tomoe y amenazaba con rebanarle el cuello. Al ver la angustia que hacia mella en Kenshin, el hombre rio de forma maquiavélica y de un rápido movimiento acerco mas el arma en el delicado y blanco cuello de la mujer, la hoja filosa era manipulada con un movimiento de adelante hacia atrás, dando la impresión de estar acariciando la piel de una manera enferma. Tomoe temblaba violentamente, el miedo que le invadía no la dejaba siquiera quejarse, las palabras se atascaron en su garganta.
El hombre excitado ya por todo el miedo que su olfato inhalaba, y sin darle tiempo a Battosai de reaccionar, decidió profundizar las "caricias" en el cuello femenino para asestar el golpe final. Con una nueva sonrisa siniestra enterró la hoja de la Katana y la deslizo con brutalidad... el cuello femenino fue casi separado del resto del cuerpo mientras Kenshin sentía que algo dentro de él se rompía violentamente, vio como su esposa se desplomaba al suelo lentamente, quedando empapada en un gran charco de sangre.
Sus ojos violetas, desaparecieron junto con su raciocinio…..
Con furia, desenvaino su sable iniciando una lucha contra los diez hombres. Ellos perfectamente sabían que sus vidas terminarían ahí, pues Kenshin era reconocido como el famosísimo ex militar y gran asesino Battousai el destajador, portador de verdadera sangre samurái y único heredero de la técnica Hiten Mitsurugi Ryu, bastante famosa por la velocidad y fuerza con la cual era aplicada y que no cualquiera podía ejecutarla.
No tardo más de 15 minutos en matar a todos los hombres, les dio la muerte más lenta y dolorosa que jamás le haya otorgado a nadie. Al terminar con el último, tiro su katana y corrió a abrazar el cuerpo de su amada esposa, Echo un grito de dolor al aire mientras pegaba a Tomoe en su pecho y la mecía con desesperación.
Después de haber desahogado un poco su dolor, se acerco y beso a su esposa en los inertes pero aun calidos labios. Con la mirada perdida y fija en ella, la cargo en sus brazos y camino hacia la recamara para depositarla en la cama. Maldita vida, malditos asesinos, mil veces maldito Makoto Shishio, ya no solo era su blanco para salvar a la humanidad de la droga y la muerte, ahora se convertía en algo mas personal. El muy bastardo le había arrebatado su más grande tesoro y algún día él le arrebataría su miserable vida. No descansaría hasta vengar la muerte de Tomoe…. su amada Tomoe.
Kenshin suspiro profundamente. Como odiaba las noches, al momento de cerrar sus ojos, las imágenes de lo acontecido se le venían una y otra vez a la mente en forma de pesadillas perturbándole siempre el sueño. Cansado ya de no poder conciliar el sueño nuevamente, impulso su cuerpo hacia delante quedando sentado sobre la cama. "Otro día más sin dormir" pensaba mientras se levantaba e iba por un vaso con agua a la cocina.
Al regresar a su cuarto inexplicablemente vinieron a su mente otras imágenes y voces que nada tenían que ver con la tragedia de hace dos años, pero si con una niña, una muy pequeña de casi 6 años….
Kenshin eres mi pelirrojo favorito
Sabes, eres muy bonito
Te quiero mucho, ¿quieres ser mi novio?
No estoy chiquita, soy muy grande
Tío, tío, Kenshin no quiere ser mi novio porque yo tengo 6 y él 16
Kenshin, te voy a extrañar mucho, mis papis dicen que no me puedo quedar. Pero algún día regresare muy grandota. Promete que me esperaras y ahora si vas a querer ser mi novio.
Esa vocecilla chillante y melodiosa palpitaban constantemente en su cabeza, y gracias a ella, se permitió por primera vez en dos años esbozar lo mas semejante a una sonrisa, una casi perceptible, por un momento se preguntó el destino de aquella chiquilla. Deposito el vaso en la mesa de centro y con ambas manos revolvió su larga cabellera carmín haciendo que cayera como cascada sobre su espalda y pecho mientras caminaba hacia el armario a tomar una toalla, necesitaba darse una ducha para refrescarse.
Ya era medio día y justamente en unas horas más tendría reunión con varios miembros de la organización, en la cual, se le informaría sobre el siguiente movimiento de Shishio. Salió de su casa y se montó en su motocicleta negra deportiva. Su frívola y ruda personalidad combinaba tan bien con ella, sumándole un atractivo exquisito. Era algo así como un jinete solitario, que a su paso, robaba suspiros de amor por parte de las chicas y temor eterno en hombres, mujeres adultas, ancianos y niños. Era tan patético el comportamiento de la gente que le daba flojera prestarles siquiera un poco de atención. Con arrogancia, doblo en la esquina para tomar el camino a su destino, recordando que antes tenía que ir con su Amigo Sanosuke, se maldijo por su falta de memoria y volvió a retornarse.
Sin perder mas tiempo bajo presuroso de la moto y toco la puerta. Solo esperaba que su amigo estuviera en casa y no en el hospital cubriendo agotadores turnos.
Un joven de piel blanca y cabello castaño abrió la puerta, su júbilo fue muy grande al ver a su amigo de la adolescencia.
— ¡Kenshin, amigo fe…. que milagro!— Sanosuke se mordió la lengua, ese día era el cumpleaños de Kenshin, y bien sabía que si de su boca salía felicitarlo era hombre muerto, retóricamente, ya que era una regla general exigida por su amigo que aplicaba para todos los que eran cercanos a él. Dicha petición no era precisamente por ser un tipo de grinch en la navidad, tenía grandes motivos de sobra para para pedir cierta consideración hacia su persona. Para que mortal era agradable cumplir años de vida el mismo día y mes que el ser amado cumplía años luctuosos?
—Pues si a esto le llamas milagro, el milagro se llama Misao— dijo con su típico frio tono de voz. Mientras aceptaba la invitación de Sanosuke a pasar y ponerse cómodo.
—Misao es una loquilla que nunca cambiara, me alegro que ese milagro sea ella— dijo Sanosuke con una pequeña sonrisa. Aunque el pelirrojo no lo quisiera reconocer su hermana era un punto que le iluminaba un poco el camino.
—Bien, pues el milagro esta aferrada en dar hoy una estúpida fiesta en mi honor, están invitados tu esposa y tú. Espero que puedan acompañarme— le extendió el sobre dónde venían los pormenores de aquella recepción.
Sanosuke no escondió su asombro, definitivamente Misao era mujer de respeto, enfrentarse al testarudo de Kenshin no era fácil y menos convencerle de aceptar una fiesta de cumpleaños —Por supuesto Kenshin!, eres como mi hermano y por nada del mundo me perderé esa fiesta— a pesar de la agradable noticia, guardo el típico "feliz cumpleaños, espero que te la pases bien."
De pronto Sanosuke recordó algo muy importante que requería atención, llegaría una visita importante y por ende no podía hacerle la grosería de salir a divertirse justamente ese día en que su invitada llegaría a Tokio.
—Kenshin, se me olvidaba un pequeño detalle, hoy llegara una persona muy querida, no me gustaría tener que dejarla sola, la fiesta requiere de alguna cortesía?— pregunto un poco apenado, no quería fallarle a su amigo pero tampoco a su ansiada visita.
—No, la presente no requiere cortesía, la fiesta será en la granja. Puedes llevar a tu visita sin problema alguno— algo parecido a la duda despertó en él. —Sanosuke, se puede saber quién es esa persona? — pregunto intrigado.
—Kaoru..—
Sus ojos destellaron un reflejo violeta y una calidez se instaló en su pecho, pero rápidamente desecho cualquier debilidad. —Supongo que tu hermana Hikaru y tu cuñado Kojiro Kamilla también la acompañan cierto?— pregunto mientras recordaba que en la madrugada inexplicablemente se le vino a la mente aquella vocecilla pequeña y melodiosa que confesaba su amor por él, y que al no ser correspondida lloro inconsolablemente haciéndole prometer que cuando creciera la haría su novia.
—No, viene sola— respondió Sanosuke. —Sabes aun recuerdo sus gracias, era una chiquilla adorable pero a la vez fastidiosa y llorona— dijo Sanosuke sonriendo. La verdad era simple, la adoraba. —Aun la recuerdas Kenshin? — pregunto sinceramente, desde que Kaoru se marchó al extranjero nunca volvieron a tocar el tema de la chiquilla en cuestión.
—Si — fue la seca respuesta del pelirrojo. —Siendo así, los espero a los tres. Me retiro, tengo algunos asuntos que tratar— se levantó de la silla y camino rápidamente a la salida
—Gracias amigo, allí estaremos—
—No hay de que— dijo el pelirrojo montándose nuevamente en su motocicleta. Sanosuke asintió y de un gesto despidió al hombre de mejilla marcada.
Una vez sabiéndose fuera del escrutinio de su amigo se permitió pensar en aquella chiquilla, era curioso que su voz repicara en su mente justo cuando el recordaba los sucesos de hace dos años. Era patético, hace 14 años él y Kaoru eran distintos, ella una niña y el un adolecente despreocupado y ahora estaba seguro que las cosas habrían cambiado, seguro ahora ella era una mujercita volada y descarada como las que acostumbraban a cruzarse en su camino.
Se lamentó haber pensado eso de ella, por muy enojado que estuviera con la vida no podía juzgar algo que él ya no conocía.
''BASTA DE PENSAR EN ESO'' se recrimino mentalmente, mientras se daba cuenta que ya había llegado a su reunión.
Entro a una casa que a simple vista parecía común y corriente, una casa cualquiera en la cual bien podría ser habitada por una pareja de recién casados.
Contaba con 4 recamaras, sala, comedor, cocina, y un gran patio. En uno de los cuartos estaba una entrada discreta que daba hacia un sótano en el que se ubicaba todo el equipamiento necesario, tales como los monitores que proyectaban las imágenes grabadas en las diferentes zonas que utilizaban las redes del narcotráfico para los desembarques.
Los tres principales elementos de confianza fueron los primeros en llegar. Al ver que su líder iba entrando, decidieron tomar asiento y comenzar a darle los nuevos informes de la investigación sobre el siguiente movimiento de Shishio.
—Y bien, que es lo que tienen para mi?— fueron las primeras palabras que menciono Battosai, estaba ansioso por saber sobre su blanco. Cada vez que tenía que tratar un tema sobre el cartel Makoto su adrenalina subía sin control alguno, alimentando sus esperanzas de atraparlo y matarlo con sus propias manos.
—Makoto planea descargar nuevamente, varias toneladas de cocaína, entre ellos más estupefacientes. Él no estará presente como lo ha venido manejando de un tiempo acá, seguirá exponiendo a su gente para evitar ser atrapado. El movimiento será realizado en dos semanas—
—En dos semanas… mm vaya descubrimiento...— Battosai chasqueo su lengua con burla. —QUIERO EL DÍA Y LUGAR EXACTO!— enfatizo con enojo.
—Aun no logramos saber con certeza— dijo Chozu con evidente nerviosismo.
—A eso le llamas informe Chozu? Maldita sea están aquí sin tener vida social por estar checando los condenados monitores, y ustedes— apunto a los presentes con un índice acusador. —Me salen con esa mierda de informe que no ayuda en nada— reprendió Battosai.
A Chozu no le gustaba contradecirlo, sabia perfectamente la furia que podría desatar en Battosai cuando algo no le salía bien, pero a pesar de eso tenía que defenderse.
—Battosai, te recuerdo que Makoto sabe que le estas pisando los talones es obvio que tenga más cuidado al planificar sus movimientos—
—Esa no es la justificación para tus bajas aptitudes de espionaje— recrimino duramente. —Vuelvo a repetirte lo de las cámaras y micrófonos ¿Dime, para que se colocaron? Para ver tan solo el paisaje, o para enterarnos de los planes del imbécil de Makoto?— sus palabras recriminatorias dieron paso al sarcasmo.
—Sus hombres tratan de ser lo mas discretos posibles, pero hare todo lo posible por obtener mas información, por lo pronto tenemos un indicio— Chozu agacho la cabeza, no entraría en discusión. Entendía las ansias de su líder por atrapara a Makoto y haría todo lo posible por obtener lo que Battosai quería.
—Eso espero— respiro profundo e intento relajarse. —Linzuka, Shogo, Chozu por hoy es suficiente, informen a los demás. Por lo pronto hoy en la noche mi hermana organizara una fiesta en mi honor, a la cual están todos invitados—
—Gracias jefe, ahí estaremos— respondieron asombrados los 3 hombres de confianza. Una fiesta en su honor y él permitiéndolo, si que era de admirarse. Battosai asintió y salió del lugar.
Ya rumbo a su casa recordó que su celular lo había dejado con Sanosuke y por andar de prisa no se percato de ello a tiempo. Desvió su camino y rápidamente dio marcha nuevamente para con su amigo Sanosuke. 'Cero y van dos estúpido'. Se corono con nuevas maldiciones.
—Sanosuke, olvide el celular en tu mesa— le dijo al pillarlo en la calle.
—Si me di cuenta, de hecho iba a tu casa a entregártelo— Le dio el móvil invitándolo nuevamente a pasar. Tenía tanto que no tomaba una buena copa de sake con él, que ese momento era el ideal, una precopa antes de la gran fiesta, además había algo que tenía que quería mostrarle.
Kenshin recordó que no tenia nada que hacer en toda la tarde más que desocuparse a tiempo para asistir a la fiesta dada en su honor. Accedió y entro a la casa, se sentó en el en la sala a esperar a su amigo con las bebidas. Estaba perdido en algún lugar de su mente cuando escucho unos pasos y una vocecilla que salía probablemente de alguna habitación.
—Tío— llamo la chica de cabellos azabaches, que al no obtener respuesta de este, soltó un grito más fuerte.
— ¡Sanosuke Sagara!— la chica seguía caminando hacia el comedor. El aludido volteo hacia ella y sonrió. Kenshin se giro automáticamente al escuchar el grito de esa misma voz.
—Lo gritona nunca se te quito Kaoru— Sanosuke regaño a forma de broma.
—Y a ti lo sordo— Kaoru sonreía, como extrañaba esos momentos de bulla con su tío. La chica paro en seco al ver que había un visitante.
—Buenas tardes— saludo cortésmente al invitado.
—Buenas tardes— Kenshin respondió de limitadamente, sus ojos nuevamente le jugaban una nueva mala pasada, a decir verdad sentía algo inexplicable al ver a esa chiquilla, a pesar de los años transcurridos no había perdido facciones seguía igualita pero más hermosa. Tenía ganas de ser un poco más cálido pero no podía, su nueva faceta le impedía ser expresivo o cariñoso como solía ser en el pasado aun y cuando alguna vez la quiso como se le quiere a una sobrina.
Kaoru resto importancia y una vez que saludo a la visita de su tío, dio media vuelta mostrando su larga cabellera azabache, Kenshin no pudo evitar observar el nuevo perfil que le era dado en bandeja de plata y se asombró por lo mucho que había crecido esa mocosa, sus piernas ya no eran pequeñas y regordetas, ahora eran una bellas y carnosas piernas bien formadas, se dio el lujo de subir un poco más y se encontró con un trasero respingado y caderas anchas y deliciosas. Era, era una diosa la muy maldita.
— ¿¡Solo eso!? ¿¡Buenas tardes!?— cuestiono Sanosuke al ver el poco interés de Kaoru por Kenshin y viceversa, él creyó que ella correría a abrazarlo, y que el mostraría un poco más de humanidad ¿Acaso así se saludaba a alguien que no se veía en muchos años?
Sanosuke intento ahondar en el pasado, molestando a Kaoru, al pelirrojo se lo reservo, pues apreciaba mucho su vida. — ¡Es así como saludas a tu primer amor después de tantos años sin verlo!— declaraba con burla y diversión.
Aquellas palabras sacaron a Kenshin de su detallado análisis al que sometía en secreto a la chiquilla —Sanosuke— intervino de mala gana.
Kaoru estaba rojísima, ¿qué había sido eso? ¡Su primer amor! De donde diablos sacaba eso, ella no recordaba al sujeto que estaba allí sentado con cara de pocos amigos, mucho menos recordaba que fuera su primer amor cómo decía su tío.
—No bromees conmigo, yo no recuerdo nada de eso, ni siquiera recuerdo haber visto alguna vez al señor— dijo indignada ante tal mentira y broma de su tío.
—Pues tú no lo recordaras, pero yo si. Es como si hubiese pasado ayer— Sanosuke suspiro profundamente. —Cómo olvidar cuando llegabas llorando porque Kenshin Himura no quería ser tu novio — Sanosuke reía al compás del relato. —Y qué decir de tu promesa pilluela, la has cumplido— finalizo entre risas burlescas.
—Sanosuke, basta ya— volvió a intervenir el pelirrojo advirtiendo con voz fría.
Kaoru estaba a punto de estallar, estaba hecha una furia, su tío la estaba avergonzando y eso no le causaba ninguna gracia. Pero aun así necesitaba saber a qué se refería con la promesa cumplida.
—Ay tío por Dios eso que fue? Dime cual PROMESA y ya déjame en paz— rolo los ojos con fastidio, su tío no cambiaba era el mismo hombre juguetón y carrilla de toda la vida.
—Pues tu regreso pillina, le prometiste a Kenshin que regresarías cuando fueras grandota— lo dijo con exageración y prosiguió. —Para que te hiciera su novia— esto último lo confeso con mucha diversión.
Que viniera Drácula y le bebiera la sangre hasta caer muerta, eso la salvaría de la vergüenza que estaba pasando a causa de las estupideces que decía su tío. La chica de cabellos negros solo se limitó a decir que no recordaba al sujeto que ocupaba un lugar en ese momento en la sala de su tío
—Kaoru no es para que te molestes, solo pide disculpas por haber sido tan empalagosa de mocosa— a pesar de las advertencias de Kenshin, Sanosuke seguía divirtiéndose a costillas de su sobrina.
—Ya... de acuerdo. Lo que haya sido Señor, le pido disculpas por los arrebatos de mi infancia— se disculpó Kaoru, tomando su bolso, le urgía largarse de ahí.
—No tienes por qué disculparte, Sanosuke es un idiota y eso que ha dicho no tiene ninguna relevancia, eras una simple chiquilla— su voz sonó seria restándole importancia. Sanosuke nuevamente quería decir algo con mofa, le divertía ver tan mortificada a su sobrina pero Kenshin volteo a verlo con ojos amenazantes sentenciándole que no quería escuchar ni una palabra más, al castaño solo le quedo el morderse la lengua para no soltar más comentarios al respecto.
—Me voy, necesito llevar los papeles a la universidad— finalmente Kaoru decidió comenzar sus planes del día.
—No tardes recuerda que tenemos un compromiso— añadió Sanosuke.
—No tardare. Hasta luego señor Himura— se despidió del pelirrojo recibiendo un asentimiento por parte de este, salió lentamente y antes de cerrar la puerta dirigió la vista nuevamente hacia él.
—Por cierto, feliz cumpleaños— le dijo al recordar que su tío le menciono algo de una fiesta de cumpleaños de su amigo Kenshin Himura.
Sanosuke trago en seco, olvido contarle los detalles a Kaoru, principalmente de la amargura de este. Al ver la cara de Kenshin no hacia falta imaginar lo que pensaba en ese momento. Su rostro decía todo. Cuando regresara la pondría al tanto.
La chica cerro la puerta sin darse cuenta que había dejado atrás a un muy molesto señor Himura…
Continuara...
Notas de autora.
Espero que les haya gustado. Por favor dejen reviews y háganme saber sus opiniones. También cabe mencionar que he vuelto a editar estos capítulos, los personajes necesitan un cambio en diálogos y personalidades, pues me aborace y la historia perdió la verdadera esencia.
Hasta la próxima ;)
