Tenía que darse ánimos, solo era una apuesta...
¡Pero no podía! Estaba delante de él y cada vez que apartaba la vista y lo volvía a mirar parecía más grande y peligroso...
No debía tener miedo! Después de todo solo era Hak, su viejo amigo de la infancia y un fiel sirviente de su difunto padre, el rey.
- Hime-sama... ¿pasa algo?- pregunto el joven
Y que podía contestarle...
Sabía que la idea de hacer un reto la había tentado hasta lo más profundo de sus ser, pero era mirarlo a los ojos y no poder hacerle eso...
"Esas cosas solo se hacen a quienes amas..."
Negó con la cabeza...
- es solo que...
El muchacho se inclino hacia ella esperando respuesta de porque le había llamado, de porque se habían alejado un poco del campamento improvisado y ahora, de porque la princesa no era capaz de decirle lo que pasaba por su cabeza...
Y pensar que todo había comenzado hacia poco...
Hak, Yoon y ella habían emprendido su viaje después de que el monje Ik-soo les dijera que tenían que buscar a los legendarios cuatro dragones.
Ya había pasado una semana y su relación con Yoon había mejorado bastante.
Podría decirse que ahora eran fieles compañeros!
Y eso alegraba a Yona
- Hime-sama!- llamo el pequeño muchacho
- dime Yoon-kun!
-¿te gustan las apuestas?
-¿apuestas?- pregunto ella
- bueno, no exactamente, es como un reto que debes superar...
-suena divertido!- exclamo
- entonces aceptas...
-¡por supuesto!
La pelirroja estaba demasiado contenta como para darse cuenta de la maquiavélica sonrisa del rubio
-¿cuál es la prueba?
- la prueba es... besar a Hak! Y no en la mejilla... un beso de verdad...
La cara de la chica se puso tan roja como su cabello
...Y esto nos lleva a la actualidad...
A Hak no es que le molestara tener a su alrededor a la princesa, es más, debía tenerla cerca para protegerla.
Pero el ambiente tan íntimo formado lo ponía nervioso, incluso lo hacía dudar de cómo debía comportarse.
También debía confesar que el solo estar cerca de esa pelirroja hacia sus nervios salir a flor de piel. Solo con ella se había sonrojado tanto y había sentido esos molestos latidos en su corazón.
El siempre había deseado su bien, incluso si era con otro hombre porque, desde muy pequeño había comenzado a quererla, y desde muy joven, había aprendido a ocultar sus sentimientos...
Y esos momentos a solas hacían que se diera cuenta de que no era capaz de ocultar esos sentimientos.
Yona también estaba nerviosa, tenía que besarlo, hoy, ahora, no podía hacerlo en otro momento.
Era ahora... o nunca y no pensaba perder la apuesta...
En un ataque desprevenido, agarro la túnica de Hak por el pecho, como la vez en la aldea de la tribu del viento cuando le pidió que viajara con ella, que se entregara a ella.
Solo era un beso después de todo. Según algunos de sus libros muchas princesas daban besos a sus caballeros en señal de agradecimiento.
Hak la miro sorprendido mientras ella cerraba los ojos acercándose a su cara.
La pelirroja junto sus labios torpemente y cuando lo hizo, noto como Hak sonreía
Este, la agarro por la cintura, bajo su cabeza e hizo presión con sus labios sobre la boca de la princesa que dejo reposar sus manos en el pecho del ojizarco
Después se separaron por falta de aire...
A Yona le había gustado, con las mejillas sonrojadas había notado algo en su interior pero, ¿que era?
Hak estaba asombrado, ¿qué había sido eso? ¿Cómo había sido capaz de besar a la princesa Yona?
Pero había algo que tenían en común sus pensamientos...
Querían sentir mas...
Y así, en la oscuridad de la noche, sus labios se volvieron a encontrar, una y otra y otra vez...
